Cazar o ser cazado

Los trovadores de la región narran la historia de sus héroes. (Historias escritas por los jugadores)

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Erednor
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Cazar o ser cazado

Mensaje por Erednor »

* Los ojos se inyectaban en sangre mientras las pupilas cada vez se hacían mas grandes. El dolor era tal que no podía evitar gruñir del sufrimiento, incluso emitir leves chillidos incontrolables, mientras el cuerpo se deformaba y su nariz y su boca tomaban la forma de lobo, a la vez que el pelaje de todo su cuerpo se multiplicaba y la columna se iba acomodando a su nueva forma *

La luna se alzaba amarilla y llena en el cielo de Nevesmortas, ni una nube le hacía sombra a la misma y los olores empezaban a emerger de todas partes del bosque. Los sonidos eran cada vez mas perceptibles y hasta la vista se le agudizó en la fría noche. No tardaría en encontrar un grupo de osos, entre ellos uno terrible y dos pardos norteños, tal vez demasiado para un único lobo. La manada estaba rota desde la desaparición de la líder, las presas cada vez eran mas pequeñas y el hambre más grande. La tripa le sonaba y estaba cansado de comer venado, una presa fácil que no suponía ningún reto y una vergüenza para Malar. No se lo pensó demasiado y se agazapó entre los matojos, acercándose sigilosamente en su forma de gran lobo hacia el oso de mayor tamaño. Se percataron de su presencia pero era demasiado tarde, cuando se quisieron dar cuenta el lobo ya estaba en el aire dirección al cuello del oso terrible, del cual no supuso ninguna dificultad arrancar su gaznate de un bocado. Al ver la sangre y a su padre desangrándose los otros osos tomaron una actitud defensiva, aunque se les notaba el miedo y el corazón acelerado al ver la escena, el lobo estaba pletórico, el olor a sangre, el pulso acelerado de su presa, un mordisco limpio que había levantado el miedo entre el resto y la cuenta atrás para acabar con el resto, hacían que Dugol se sintiera en su máxima plenitud.

Los osos se defendieron con zarpazos y mordiscos al aire, casi todos esquivados por el lobo, de mayor agilidad y experiencia que ellos, aunque no sin antes recibir un par de golpes que desgarraron la piel del lobo, la cual se iba regenerando entre gruñidos y placajes del mismo. Finalmente acabó con los osos después de varios minutos de intercambios de zarpas y dientes... la cena estaba servida y Malar orgulloso de que el cachorro había podido vencer a semejantes rivales.

* Antes de empezar su cena se lamió las heridas para sanarlas del todo con la saliva. Tras eso devoró al oso terrible, de mayor carne y sabor, dejando los cuerpos de los otros dos osos para algún carroñero que pasara, o algún otro lobo hambriento*
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Las primeras claras del día aparecían, el cuerpo del lobo empezaba a encogerse y el pelo a desaparecer, el aullido de dolor pudo escucharse en todo el bosque de Nevesmortas. Tras adquirir la forma humana de nuevo, desnudo entre arbustos, Dugol dedicó unos minutos a recomponerse y recuperarse de su transformación, minutos en los que pudo recapacitar del actual estado de la manada, una manada separada, de lobos huyendo con el rabo entre las piernas tras la pérdida de su líder... ¿Cómo una raza superior y poderosa tiene que ocultarse para no ser cazada?. Perseguidos por toda la Marca y sin poder ejercer su dominio y poder en sus antiguos territorios, ocultando su identidad ante seres más débiles que ellos, pero más numerosos... Era necesario reagruparse, volver a ser lo que eran, temidos y peligrosos, no presas aisladas y atemorizadas... Era cuestión de unir a la manda y cazar, o de ser cazados...
Angela Benders. Suma Sacerdotisa de la Orden de Caballeros de Nevesmortas
Dugol. La noche le confunde
Erednor
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Re: Cazar o ser cazado

Mensaje por Erednor »

El sol se escondía y daba el relevo a la luna, cuyo brillo se deslucía por la presencia de las nubes que precipitaban lluvia sobre los caminos de la bifurcación. El barro y los charcos acompañaban al cazador, el sonido del chapoteo al pisar el fango, su pelo empapado y su hoja limpia de sangre anunciaba que llegaba la hora. El estómago le rugía, los sentidos comenzaron, como cada noche, a agudizarse mas y mas, pero esta vez... esta vez era diferente. Algo extraño pasabada ,y Dugol lo sabía, por lo que decidió esconderse en las profundidades del bosque para la transformación de ese día.

*Sus ojos se tornaron mas grandes que nunca y sus dientes mas afilados, al igual que sus garras no adoptaron forma de zarpa habitual, si no que era como un paso medio entre la forma natural del cazador y una bestia. Podía mantenerse a dos patas, el pelo siguió surgiendo y la mandíbula creció y adquirió una fuerza descomunal, incluso mas que la de un lobo terrible. La fuerza de la bestia aumentó muchísimo, al igual que su agilidad y velocidad, sus sentidos, especialmente su olfato, le abrían un nuevo abanico de posibilidades, desde la hierba mojada, hasta la herida de ese perro en la caravana tras cortarse con nuna rama mientras jugaba, todo era perceptible, pero lo que mas le sorprendió fue que era capaz de pensar transformado, algo que sin duda le daría la ventaja definitiva con su cuerpo perfecto de cazador híbrido*

La lluvia cesó unos instantes, los suficientes para que los gitanos supieran que algo iba mal. Al salir de la caravana no había ni un ruido en la zona, todo parecía en calma, como si animales, osgos y ogros hubieran huido o escondido. Se sentían observados, "los arboles no tienen ojos", decían atemorizados, mientras Canela no paraba de ladrar en la misma dirección. Antes de que pudieran parpadear el hombre lobo se abalanzó sobre ellos, acabando con sus miserables vidas en escasos segundos, un solo zarpazo bastó para acabar con cada uno de ellos y sus animales de carga. Canela intentó protegerlos, pero un aullido feroz del licántropo y su aspecto hicieron que corriera despavorida, aunque no por mucho tiempo, pues a usando brazos y piernas para correr, el lobo, pudo llegar a ella y de un mordisco partir por la mitad al animal.
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*Acto seguido Dugol fue a coger su cena mientras sentía cada gota de lluvia que volvía a caer sobre su pelaje, limpiando y dejando correr la sangre de sus presas. El olor a sangre era placentero, aun excitado por las pulsaciones aceleradas de los gitanos y sus gritos de dolor y pánico empezó a devorarlos, haciendo irreconocibles sus rostros y disfrutando de su merecida comida.*
Angela Benders. Suma Sacerdotisa de la Orden de Caballeros de Nevesmortas
Dugol. La noche le confunde
Erednor
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Re: Cazar o ser cazado

Mensaje por Erednor »

Su poder había crecido, su sed de sangre e instinto se habían fortificado y su nuevo cuerpo le permitía ser mas fuerte que muchas de las criaturas que encontraba. Tras varias noches sin encontrar presas dignas, y oliendo unicamente el miedo en ellas, era el momento de medirse con nuevos rivales y ofrecer sus corazones, aun palpitando, a Malar, como ofrenda y victoria, demostrando así su valía ante la pantera.

Rumbo al norte, cerca de su lugar de origen, Bosque Frío, la nieve empezaba a ser mas espesa, las temperaturas bajaban y la lluvia se convertía en copos. El pelaje y la piel del lobo le protegían mientras avanzaba a un ritmo acelerado por las montañas hasta llegar a las cercanías de Adbar, donde su olfato le llevó a un campamento de gnolls. Sus risas y sus pasos hicieron a Dugol hacerse una idea del número que residía en dicho campamento, algo que no fue relevante pues incluso superándole ampliamente estaba decidido a acabar con cada una de sus miserables vidas, considerándolos eslabones débiles en la cadena.

*Usando de nuevo sus cuatro extremidades empezó a correr mientras gruñía y la saliva le chorreaba, pensando en su próximo bocado. Corría por la nieve hasta que reunió fuerzas para saltar contra la muralla de madera que protegía el campamento, la cual superó haciendo uso de sus garras y saltando por encima de la misma.*

Los gnolls no esperaban dicho ataque, pero tampoco parecían tenerle miedo, era un simple rival contra 5 guerreros. Se armaron, aunque no sin antes sufrir la primera baja, pues no tardaría mucho en caer del salto sobre uno de ellos y arrancarle la cabeza de cuajo con un mordisco que mermó el valor de los gnolls. Su pulso se aceleraba y sus ojos se llenaban de satisfacción al ver que los gnolls empezaban a tener una respiración más rápida. La sangre empezó a teñir la nieve y el olor a óxido solo aumentaba las ganas de Dugol de destrozar a los humanoides que tenía en frente.

No sería un combate fácil, pues el número jugaba en su contra, pero el lobo ansiaba saciar su estómago y dar una ofrenda digna a su dios. Las hachas casi no dañaban al lobo, su piel gruesa y dura le protegían de los golpes y de las flechas, lo que hacía que los gnolls empezaran a sentir miedo de la bestia, pues poco podían hacerle. Uno a uno fueron cayendo a zarpazo y mordisco, las armaduras no eran impedimento para arrancarles la carne. Haciendo uso de los escudos o de los arboles como trampolines iba cambiando de objetivo cual perro rabioso, entusiasmado por el combate y dando arañazos que quebraban sus protecciones, mientras que ellos no podían apenas dañarle. Uno con el cuerpo completamente desgarrado, otro con el rostro arrancado, dos mas sin extremidades, la escena era maravillosa. La nieve se coloreaba de rojo chillón, mientras que las risas de los gnolls se apagaban y Dugol cenaba, dejando algunos cuerpos sin tocar para la pantera.
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Angela Benders. Suma Sacerdotisa de la Orden de Caballeros de Nevesmortas
Dugol. La noche le confunde
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Re: Cazar o ser cazado

Mensaje por Erednor »

La noche llegaba, la luna se alzaba y ocupaba el lugar del cansado astro rey, y la transformación era inminente. Dientes afilados como cuchillos y una mordida con una fuerza capaz de arrancar una extremidad sin dificultad alguna. La piel se endurecía y el pelaje emergía por su espalda, mientras sus ojos se agrandaban y sus orejas se afilaban, olor a río del oeste, olor a hierba mojada del este, y olor a carne del norte.

La legión acababa de pasar, el lobo lo sabía, no escuchaba ni sentía la presencia de nadie ajeno al granjero, Mard, y sus ponis.

*Entro los arboles se podía apreciar el brillo de los ojos del cazador, fijado en su presa y calculando la distancia de la carrera y el tiempo de reacción del granjero, no quería perder a suculenta presa, pues tras probar la carne humana comprendió que pocas cosas la superaban. Inmerso en su instinto, y su apetito, comenzó a correr a una velocidad alarmante, esquivando arbustos y troncos y rebotando en las diferentes piedras para alcanzar mayor velocidad mientras se relamía por alcanzar a su presa*

Los ponis notaron que algo se acercaba, se aceleraron al momento, pero ya era demasiado tarde, la carga del lobo estaba en marcha y Mard no pudo apenas reaccionar cuando vio al lobo aparecer sobre él.

*Cargando contra el granjero lo embistió y colocó sus brazos sobre sus hombros, clavando sus garras en los mismos mientras con ferocidad empezaba a comerse las tripas y las vísceras de Mard. No satisfecho devoró las piernas gruesas y bien alimentadas del granjero mientras escuchaba a los ponis armar un gran alboroto, el cual solucionó acabando con los animales con sus propias manos y sin dedicar demasiado esfuerzo*
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La sangre manchaba la pared y el suelo del exterior de la granja. Un hombre destrozado por dientes y uñas y 3 animales sin vida desangrándose en el suelo eran su ofrenda del día a la pantera.

No tardó en escuchar a viajeros y caravanas por los caminos, por lo que salió corriendo, al completar su cena, montaña arriba, donde aprovechó para beber en el río, refrescarse y dejar que la sangre corriera.

¿Se habrán enfadado?
Angela Benders. Suma Sacerdotisa de la Orden de Caballeros de Nevesmortas
Dugol. La noche le confunde
Erednor
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Re: Cazar o ser cazado

Mensaje por Erednor »

La luna se alzaba en la noche. Una luna enorme, que incluso se vislumbraba entre las nubes. La niebla a orillas del río lanza gélida se empezaba a formar, una niebla densa, que traía consigo esa sensación de humedad pesada y de misterio en cada arbusto y sombra que la recorría.

El apetito de Dugol era feroz, la barriga le sonaba, sus papilas gustativas segregaban saliva y sus ojos, inyectados en sangre, se volvían negros por completo, capturando todo rastro de luz posible y utilizando su olfato como brújula. El pelaje le protegía del frío y sus garras y dientes se preparaban para la cacería. La hora había llegado.

Para sorpresa del hombre lobo se alzó sobre él una figura alada, una figura que era familiar, aunque temida por el lobo. Atemorizado, el lobo, esperaba el momento para escapar, pero sin bajar la guardia por si esa cosa intentaba algo contra él, sabiendo que sus posibilidades eran bastante reducidas. No obstante, la criatura, no parecía hostil, y pensó que la mejor forma de salir bien parado de esa escena era estrechar una alianza. Para ello controló su cambio de forma y trató de dialogar con ella. Tras un rato llegaron a un pacto, un pacto de mutua salvaguarda en caso de ser necesario, una alianza que sirvió a Dugol para estar tranquilo en presencia de ese olor a azufre y esas alas que aterrarían a cualquiera.

Como paso para sellar la alianza decidieron salir de caza, buscando alguna presa por la orilla del río Lanzagélida, aunque sin demasiado éxito, poco mas que un anciano huesudo y algunos animales que no servían ni como aperitivo.

Alzando la mirada y su nariz recordó la tranquilidad habitual en el Descanso de los Páramos, un lugar perfecto y con muchos visitantes con los que alimentarse. Dugol es exigente con su comida, y desde que probó la carne humana siente una gran debilidad por ella, por lo que se puso rapidamente en camino, evitando otro tipo de presas, y llegando hasta la zona trasera de la taberna. Su compañera permanecía oculta, mientras él se impulsaba en el propio muro que rodeaba la posada y utilizaba el factor sorpresa para abalanzarse sobre humanos desprevenidos que cuidaban a los animales, o simplemente descansaban, sin dejar títere con cabeza en el interior del patio se dispuso a llenar su estómago, bajo la atenta mirada de su nueva amiga. La sangre se derramaba por sus garras y dientes, su pelaje quedaba completamente ensangrentado, disfrutaba al comer esa carne recién arrancada, bien bombeada de sangre ante el temor y los nervios de aquellas vidas inocentes que no se esperaban que esa noche fuera la última.
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Finalmente, antes de que dieran la alarma y lo rodearan, salió escopeteado por el muro, esta vez el delantero, y todos empezaron a correr ante su presencia. Su aullido se quedaba grabado a fuego en sus cabezas mientras huían atemorizados. La bifurcación amanecería ensangrentada y sin algunos de sus aventureros habituales.

Tras limpiar su cuerpo en el río se dispuso a volver a la villa, pues pronto amanecería. Con la barriga llena y saciado, solo le faltaba divertirse un poco y disfrutar de su forma antes de que naciera el nuevo día, tal vez alguna carrera o algún aventurero desprevenido que asustar. Como caído del cielo aparecieron Eowar e Idril por su camino, a los cuales pudo asustar solo con su presencia y un par de zarpazos. Sus corazones se acelerados, su respiración se volvió frenética, mientras que el lobo disfrutaba de su carrera, viendo como se refugiaban en el hospicio. La diversión acababa de empezar... pero el sol se alzaba, la diversión se acabó, pues la noche terminaba.

En una carrera a una velocidad increible, haciendo uso de todas sus extremidades y curvando la columna, para no ser alcanzado, llegó hasta un pequeño claro en el bosque, despejado, en el cual realizaría su cambio de forma y volvería a la villa.

Una noche mas, una nueva amistad, una cacería salvaje, estómago lleno y broche final atemorizando a dos elfos... ¿qué más podría pedir?
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Dugol. La noche le confunde
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Re: Cazar o ser cazado

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La madrugada empapaba la Marca con la niebla que empezaba a emerger, anunciando la pronta llegada de las claras primeras, y Dugol seguía sin encontrar carne jugosa y fresca, que desparramara sangre por sus comisuras y empapara su pelaje con el olor a terror y pánico recién arrancados del cuerpo de su víctima.

Cuando todo parecía perdido pudo detectar un característico olor, un olor poco común en la zona donde se encontraba, pues estaba caminando por el bosque del fuerte con olor a muerte y putrefacción junto a la bifurcación, ni mas ni menos que fuerte Ghorin, un olor a carne humana, tierna carne humana. No se lo pensó cuando se plantó en la entrada de la cueva, que era de donde llegaba ese olor tan apetecible.

Agazapado entre matojos, raíces y piedras repletas de verdina, con una mezcla de olor a muerte y a vida que pronto sería muerte, esperaba a su presa.

Inocente, Aris, salía de la cueva con la intención de volver a casa con tranquilidad, pero no esperaba encontrarse con semejante bestia esperándola.

Apretando las zarpas contra la tierra, haciéndola crujir, y preparándose para la carrera. Dugol, lanzó un aullido que resonó por todo el bosque e incluso la bifurcación, los pájaros despertaron aterrorizados y alzaron el vuelvo, hasta las ramas de los árboles parecieron estremecerse ante la despiadada escena que se aproximaba. El ansía de comer se adueñaba de él cuando, sin darle demasiada oportunidad a correr, se abalanzó sobre Aris.

Rápido, muy rápido, tan rápido que apenas pudo alcanzarla con un zarpazo en el hombro, que iba dirigido al cuello, cuando no pudo frenar la carrera tan acelerada que llevaba por su propia gula. Esto le hizo chocar con una roca que había justo al lado de la mujer, lo que le dio a esta un margen corto de tiempo para reaccionar y salir huyendo, herida y sangrando.

Cuando quiso darse cuenta y retomó la carrera era demasiado tarde, Aris ya estaba próxima a la bifurcación y parecía que la gente estaba alerta por el aullido que había sonado en el bosque, por lo que tuvo que dejarla ir y conformarse con el temor en su mirada, su pulso acelerado y el sabor de la sangre que quedaba en su zarpa tras el golpe.

Esta noche, no habría cacería, aunque... el olor de Aris quedaría grabado en su memoria, al igual que su sabor...
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