Kilian

Los trovadores de la región narran la historia de sus héroes. (Historias escritas por los jugadores)

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Antanis
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Kilian

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KILIAN

La llegada de Kilian a Nevesmortas (junto a su amigo Reinhardt) estuvo manchada de infortunios. Llegó incluso a plantearse si había sido una buena decisión partir dirección a la Marca. Pero no nos adelantemos, vayamos al inicio de todo, y de por qué decidieron abandonar su tierra natal.

Su nacimiento… Fue un tormento para su madre, pues decidió venir a este plano antes de lo previsto… Y hubiese muerto si no fuese porque recibió la atención y cuidados de los sanadores de la villa, que le mantuvieron con vida hasta que lograron estabilizarlo y todos felices, un nuevo ser humano venía a este mundo… Pero todas las historias felices tienen un trasfondo que no se cuenta, las consecuencias.

Al haber nacido antes de tiempo no desarrolló por completo su sistema inmune, así que solía acabar constipado con frecuencia. “Si es que su hijo enferma siempre porque no lo sacan de casa” eran las habladurías de esa villa de agricultores y pastores de las bajas tierras abiertas, a unas millas de Aguas Profundas. Pero como contrapartida el chaval era extremadamente inteligente.

Su padre decidió dar carpetazo a las habladurías y se lo llevó al campo, a hacer un duro y arduo trabajo como era labrar los campos y pastorear algunos animales. Lo que no logró que dejara de constipar a menudo pero que hizo su cuerpo, a pesar de la delgadez, extremadamente fuerte.

Un día acompañó a su padre y otros habitantes de la villa al bosque. El señor Wilkins se había internado en él, como era habitual, a recoger setas con las que preparaba algunos ungüentos y soluciones curativas, pero no había regresado. Y es ahí cuando comenzó todo. Lo encontraron rápido, alguna alimaña lo había cazado y destripado, dejando todas las tripas por fuera, abierto en canal, y parcialmente devorado. La imagen fue dantesca para él y le marcó de por vida. Además, un entrañable cuervo se alimentaba de los restos, y esa sería la apariencia que tomaría el espíritu de su familiar.

Seguía fortaleciendo sus músculos… Y seguía constipándose. Incluso probaron sobre él el famoso colgante de Natnea Chesh, otorgado por Kelemvor a la heroína, pero no surtió efecto… Así que su padre se dio por vencido y, advertido de la singular inteligencia de su primogénito, decidió enviarlo a estudiar magia (idea la cual entusiasmaba a Kilian, emocionado con la idea de que la magia lograría fortalecer su cuerpo y no enfermar más, y además podría fastidiar un poco a su único amigo, Reinhardt, que no desarrollaría su innato poder hasta unos años más tarde).
Antanis
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Re: Kilian

Mensaje por Antanis »

La Energía Negativa


Uno de esos monótonos días en los que su mentor de la escuela de magia le ordenaba que limpiase su despacho (como odiaba que alguien le diese órdenes, primero su padre, y ahora ese mago estúpido, que en vez de mandar a los novatos mandaba a antiguos como él), encontró un peculiar libro, que su dueño había olvidado esconder y/o proteger, o quizá colocado sutilmente aposta, quien sabe…
De tapa negra, de algún cuero carbonizado, se encontraba el símbolo de una calavera de ojos rojos llameantes, con una corona. Con cuidado ojeó el contenido echando un vistazo rápido y vio como el libro explicaba formas de obtener un macabro poder, además de ser inmune a venenos… y a la enfermedad. No hicieron falta más motivaciones, cogió el libro sin pensarlo dos veces y lo guardó dentro de su túnica. Tenía que estudiarlo… Aprender, practicar… Salió de aquella estancia y con el paso del tiempo abandonó la escuela.
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Tenía que ver a Reinhardt y enseñarle lo que había aprendido con ese libro. Él no era de leer, pero igual que Kilian, sentía esa innegable atracción por la nigromancia, por esa dominación sobre la vida y la muerte.

Una noche fría de invierno, dentro del bosque, ya junto a su amigo probaron a reanimar una rata previamente asesinada por Reinhardt, la cual se quedó tal como estaba, es decir, muerta. Costaba mantener el enlace… Además, ya probarían a reanimar en otros momentos, había un sortilegio muy interesante que llevaba tiempo descifrando. Había algunas cosas que no había conseguido descifrar, pero no parecía tener mucha importancia. Grave error.
Hubo un estallido de energía negativa y algo extrañó sucedió en lo más interior de su cuerpo. Fue expulsado a unos metros de distancia y cayó desmayado. Reinhardt, que aguantó consciente, enterró el libro cerca de lo que antes del estallido era el tronco de un árbol, al que hizo una señal, mientras el fuego de las antorchas de la gente de la villa que vio el suceso se acercaba…

La explicación de lo sucedido, un tanto improvisada, fue que un malvado encapuchado quiso secuestrarlos y al no poder hacerlo, les atacó... No era muy creíble, pero más increíble les parecería la realidad de los acontecimientos.

Fueron los sanadores los que detectaron que la energía positiva le dañaba, le producía quemaduras en la piel, tanto a él como a su amigo. Les hicieron mil pruebas, contraconjuros, plegarias a los dioses, nada funcionó… La energía negativa se había integrado en ellos… pero seguían vivos…
Ya no era seguro seguir practicando allí, ni leer el libro. Es más, la gente los miraba mal, había murmullos acerca “de vampirismo” y otras sandeces del estilo. Por lo que decidieron partir lejos de allí, para poder estudiar con tranquilidad y en un lugar nuevo, la Marca Argéntea, dónde nadie conociese su afinidad a ese tipo de energía, tratándose de aprendices de la nigromancia no era conveniente que la gente lo supiese… Y por supuesto, además de ser anónimos, podría beneficiarse de los famosos asentamientos relacionados con la magia y, quien sabe, si en un futuro lograrían tener su propia base de operaciones donde estudiar e investigar con tranquilidad, lejos de miradas ajenas, sus perturbadas aficiones. “Nunca entenderé qué ven de malo en la práctica de este estilo, la nigromancia no significad maldad, son unos ignorantes” comentaba Kilian a su amigo antes de partir.

Algún día… Algún día… Lograría superar la barrera entre la vida y la muerte, no enfermaría más, la presión en su pecho desaparecería, esa era su mayor deseo, aparte del estudio de la nigromancia, quería saberlo todo, más que nadie…
Antanis
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Nigromancia

Mensaje por Antanis »

El Saber Oculto de la Nigromancia [PARTE 1]

La llegada a Nevesmortas fue tranquilita y sin incidentes… (hasta dentro de pocos días que su suerte daría un giro de 180 grados). Y qué mejor que celebrarlo entrando en la primera taberna que encontrasen y beber un buen vino reconfortante. Entraron a El Blasón, se acercaron a la barra y Reinhardt pidió su vino aguado preferido mientras que Kilian solicitó un vino cualquiera (pero que por favor no estuviese aguado, y de preferencia élfica). Después de tener una pequeña charla acerca de la ciudad, Reinhardt tomó la decisión de acercarse a una moza de muy buen ver, que se hallaba sola, sosteniendo en su mano algún tipo de bebida. Apoyó el codo en la barra mientras giraba un poco su cuerpo para a observar la escena cuando entre el barullo típico de la taberna logró distinguir “Nigromante…. Cementerio”.

Giró la cabeza tan rápido que le crujió el cuello, y, con una mano en el mismo a causa del repentino dolor, buscó el grupo de personas que estaban hablando del tema. Al parecer, por lo que pudo escuchar, había un nigromante oculto en el cementerio de la ciudad, y a la guardia le había sido imposible localizarlo, por lo que habían ofrecido una cuantiosa recompensa. Esa era una gran noticia, puesto que podrían buscarle e intentar entablar algún tipo de alianza o colaboración. Y si no quería dialogar… Su cabeza valía oro.

Pagó su vino a medias y se levantó rápidamente (así comprobaba si sus cualidades físicas aún no habían sido mermadas por ese jugoso líquido celestial que le habían servido) y se dirigió hacia donde se encontraba su compañero, que seguía hablando con la moza. Al pasar a su lado le hizo un gesto con la cabeza indicando la puerta de salida, hacia la que le dirigían sus pasos.

Una vez fuera, bajo el amparo de la medianoche, y con el ruido de fondo de la taberna, las primeras palabras que dirigió a su compañero fueron que ya tendría tiempo de yacer en el lecho de su mozita, que ahora les surgían otros asuntos más importantes. Le contó lo que escuchó, y los dos se dirigieron hacia el cementerio.

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Ya en la zona de los difuntos, y después de estrujarse el coco con un extraño idioma grabado en una lápida, decidieron adentrarse en la única que cripta que había. No sin antes grabar en su memoria el cementerio… Podría haberse enterrado en alguna supuesta tumba, que en realidad fuese su mórbido taller…

Rodeada de dura roca, aquella entrada de leños en láminas, otrora cálidos y vivos, aunque hoy día desgastados y podridos, hacía de la cripta que se alzaba ante ellos una mole oscura, preparada para engullirlos. La oscuridad de la misma se tragó al dúo a medida que se adentraba. Toda la pared y suelos de piedra desgasta y sucia, de una rugosidad semejante a la lengua minina, parecían predecir lo que se albergaba en su interior…
Antanis
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Nigromancia

Mensaje por Antanis »

El Saber Oculto de la Nigromancia [PARTE 2]


En cuestión de segundos se desvaneció cualquier duda al respecto… El hedor a muerte en la cripta era inconfundible. No tardaron mucho en encontrarse al primer no muerto… Y después de que el dúo descargara sus poderes sobre él y le recordasen que ya estaba muerto, se miraron, y sonrieron. Aún no sabían reanimar nada, pero podrían convocar a sus aliados no muertos, que no se diferenciarían de los demás habitantes del lugar.

Al final el nigromante resultó ser un loco homicida, y en cuanto les vio se dispuso, presto y sin demora, a dar caza, carente de diálogo, y con una perturbada mirada inyectada en sangre, a aquellas figuras de color hueso encapuchadas, que parecían futuros sirvientes a su voluntad. Grave error.

No sin dificultades lograron acabar con el Nigromante y su séquito de ratas, además de su poderoso aliado vampiro. Obviamente no consiguieron sacarle ni una palabra al ahora difunto nigromante. Al menos, podrían cobrar la recompensa y ganarse una pequeña fama que no los relacionase con la práctica de esas artes que los ignorantes detestaban. Pero no sólo obtendrían la recompensa. Registrando su cuerpo, Kilian encontró un pequeño cuaderno con su tapa desgastada y adornadas con lo que parecían manchas de sangre ya oxidada con algunas notas y sortilegios en su interior. Ya lo ojearía con tranquilidad.

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Después de un par de días en cama, aquejado de un catarro, sacó el cuaderno del pequeño altillo sellado donde guardaba sus pertenecías y le echó una ojeada. Se hallaban escritos en dracónico diferentes sortilegios para convocar aliados no muertos, y un extraño ritual que ese estúpido había estado investigando.

Había un supuesto conocimiento oculto acerca de la nigromancia. “El saber de la lividez” lo llamaba el anterior dueño del cuaderno. No había una gran extensión sobre la información de ésta, pero por lo que llegó a entender ese oculto poder te otorgaba un poderoso dominio sobre los muertos. El mencionado ritual no sólo te otorgaba poder sobre la muerte viviente, sino que adquiría diferentes inmunidades que la no muerte otorgaba. Entre muchas otras, la enfermedad. Le recordaba mucho a la información aún menos detallada que encontró en aquel libro que tomó para sí mismo de la habitación privada de su antiguo mentor, que hablaba sobre Velsarún.

~Aún no tengo especificado el tiempo exacto para conectar con ese mundo y canalizar su energía negativa, pero he de estar encerrado en una tumba con numerosos muertos vivientes, he de seguir investigando los procedimientos exactos del ritual~ Leyó Kilian en un susurro. Esbozó una leve sonrisa y contestó a la escritura: ~Ya acabaré yo el trabajo por ti~.

Debía encontrar cualquier tipo de información que le diese alguna pista de por dónde continuar. En esas dekhanas siguientes se sentría bastante perdido, pero un desafortunado incidente en Nevesmortas que provocó su compañero Reinhardt (y que le llevaría a estar preso) atraería, como si los dioses así lo hubiesen dictado, la ansiosa pista en forma de humano que había estado buscando.
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