Nymiël Silvermoon

Los trovadores de la región narran la historia de sus héroes. (Historias escritas por los jugadores)

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Nymiël Silvermoon

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Mensaje por Nymiël Silvermoon »

Era un hermoso y cálido día primaveral. Las hojas danzaban delicadamente al son de una suave brisa y las aguas del arroyo corrían raudas y alegres colina abajo. Todo estaba en calma y el bosque colindante al Lago de los Sueños ya de por sí hermoso e imponente ofrecía aquel día un aspecto de una belleza sobrecogedora al filtrase los rayos del sol por entre los árboles y ofrecer un espectáculo de color dignos de la paleta del más delicado pintor.

Dentro de tanta paz y harmonía estaba Nymiël Silvermoon. Con los pálidos pies desnudos y el vestido de seda azul arrebujado hasta las rodillas, el agua solo le bañaba hasta las mismas. Quieta como una estatua y enarbolando sobre su cabeza una hermosa y fina lanza élfica, la lanzó con un seco y rápido movimiento hacia el agua acompañándola con su brazo. Al sacarla del lago, la lanza tenía clavada en su punta una hermosa carpa de escamas plateadas que refulgían bajo la brillante luz del sol. Contenta, la elfa metió el pescado dentro de un cesto en que el que debía haber unos diez más.
- Por hoy es suficiente – pensó.
Así contenta y sonriente salió corriendo todavía con los pies desnudos hacia su casa portando con ella la lanza y el cesto con la pesca conseguida.

Al llegar a casa su querida abuela la esperaba sentada en el banco del jardín. Athel Silvermoon, imponente y magnífica a pesar de sus 645 años de edad. Alta y delgada con un largo cabello que si bien en su día había sido de un negro azabache con el paso del tiempo había ido tornándose de un brillante color plateado que no hacía sino dar un aspecto de sabiduría en su delicado rostro. Nada más que su cabello y su mirada mostraba la longevidad de la anciana Athel.
Nym (que así la llamaban de forma cariñosa), siempre había profesado un profundo respeto y admiración hacia aquella mujer que la había criado desde que sus padres murieron en un enfrentamiento contra los despiadados humanos de Amn y admiraba sobremanera las aptitudes arcanas que ella no había adquirido.
No en vano, Nym heredó otras muchas cualidades.
De su madre Aryah heredó un físico de apariencia delicado pero sin duda fuerte y ágil. De cabello oscuro, tez pálida y ojos azules con hebras plateadas que a menudo hacían recordar a los demás a la malograda Ariah aunque lo que más delataba su indiscutible procedencia, era un gesto involuntario que caracterizaba a todas las elfas de su familia...Cuando Nym se enojaba si te fijabas bien, podías ver como sus orejitas puntiagudas comenzaban a temblar hasta que el enojo cesaba. Algo graciosamente encantador según muchos.
De su padre Elohar Silvermoon heredó una tozudez exasperante acompañada de un espíritu aventurero que a menudo la hacía desaparecer de su casa durante días enteros para desesperación de sus familiares y una increíble destreza en el arte de la lucha con espada en la que fue instruida desde bien temprana edad (cosa extraña ya que la mayoría de elfos de su comunidad eran arqueros) por el semielfo Nahir Picket gran guerrero y amigo de los elfos pues se había criado entre ellos por otras razones que no vienen a cuento en esta historia.
Nym se pasaba horas interminables practicando sin cesar tanto a pie como a caballo, lloviendo o nevando. Si caía se volvía a levantar una y otra vez y si se hacía daño, nunca lloraba.

Su abuela la observaba desde lejos y pronto comprendió que aquel no era lugar para su querida nieta ya que su espíritu inquieto así lo demostraba. Necesitaba salir de allí, conocer mundo y poder descargar esa energía que parecía que de un momento a otro iba a estallar.
Por eso, aquel hermoso día primaveral Athel decidió esperarla en el jardín. Contemplaba las enredaderas y las flores que semanas atrás habían comenzado a abrirse para beber rayos de sol y dejar atrás el crudo invierno que las había hecho encogerse de frío cuando la vio aparecer. La miró detenidamente sin dejar de fijarse en su nuevo vestido azul, ahora hecho trizas y mojado. Nym se paró en seco al verla y enseguida supo que algo iba a ocurrir.
- Ven, siéntate junta a tu abuela- le hizo un gesto a su nieta para que se sentara junto a ella.
- ¿Ocurre algo abuelita?- Le dijo mientras tomaba asiento lentamente.
Athel la miró a los ojos durante un buen rato.
- Debes partir Nym, ya eres toda una mujer y este no es sitio para ti.
Nym la miraba sin decir nada. ¿Qué quería decir su abuela?, Ese era su hogar!
- Has vivido aquí conmigo prácticamente desde que naciste y me honra que seas mi nieta pero...Las aptitudes que tu posees jamás las podrás poner a prueba en este lugar de remanso y paz. Tú has nacido para la guerra.
Ante tales afirmaciones a Nym se le hizo un nudo en el estómago.
- ¿Pa...para la guerra?- Dijo con un hilo de voz. - Pero si yo no...no soy capaz de hacer daño a nadie abuela y además, este es mi hogar!
Athel alzó la mano reclamando silencio.
- No se trata de hacer daño a nadie Nymiël (siempre la llamaba así cuando trataban asuntos serios), sino de defender causas justas, de ayudar a quien lo necesite, de liberar a los pueblos de la tiranía y tu mi querida nieta...- Le cogió de la mano- Tienes las aptitudes necesarias para ello. Tus padres así lo habrían querido.
A Nym se le ensombreció el rostro al recordar las historias que le habían contado a cerca de sus padres. Habían muerto luchando contra lo que ellos pensaban que era justo y ahora su abuela le pedía que hiciera lo mismo.
- Está bien - Dijo al fin- si eso es lo que hubieran deseado mis padres y es lo que deseas tú, partiré.

Al día siguiente al despuntar el alba todos esperaban a Nymiël en el porche de la casa familiar. De entre todos ellos destacaba su hermano Elrohir que le entregó las riendas de su poderoso Darkgalad y como no, Athel.
Se adelantó unos pasos hacia ella y vio que la anciana portaba en sus manos una hermosa vaina con una extraña inscripción en un lenguaje desconocido para ella y con un solemne gesto se la entregó a Nym.
Todos callaron cuando Nym desenvainó lentamente la espada. De su filo comenzaron a emanar unas finas lenguas de fuego que hacían refulgir el arma con fiereza. No podía salir de su asombro al contemplar aquella increíble obra de arte hecha sin duda, para matar.
- Esa mi querida nieta, es la espada de Tempus. Perteneció a tu padre quien lo sirvió con fervor pues siempre decía que era un Dios justo y valeroso. Tu deberás seguir sus designios como buena guerrera en la que te has convertido.- Se acercó a su nieta y le besó la frente- Que la llama de Tempus y los rayos de la Luna te guíen en tu noble cometido!

Así, después de despedirse en silencio de todos los presentes allí congregados, Nymiël partió hacia el puerto de Taltempa donde debería coger un barco en dirección al Gran Continente. Cuando el navío se alejaba de la costa y apenas se vislumbraba una pequeña silueta de lo que hasta ahora había sido su hogar Nymiël se permitió derramar una única lágrima plateada. Acto seguido, miró hacia el nuevo horizonte y se dejó acariciar por la brisa y no dejó de mirar hasta que por fin la vio (después de días, semanas y meses), la tierra que de ahora en adelante sería su casa.
Al desembarcar, montó encima de su caballo y en élfico le susurró:
- Vamos Darkgalad, nuestra aventura no ha hecho mas que empezar.
Última edición por Nymiël Silvermoon el Lun Abr 16, 2007 12:32 pm, editado 1 vez en total.
Mitacys

Mensaje por Mitacys »

*coros élficos al mas puro estilo enya+el señor de los anillos acompañan a la nave que transporta a Nymiël a su nueva vida de peligros y aventuras. ¡Temblad bichos del mal, que Nymiél ha desembarcado!!!!*

//vayavayavaya, muy muy bonita recreación del hogar de Nym. Me gusta, si
Leonard

Mensaje por Leonard »

*aplausos* me ha gustado mucho,a ver cuando cuentas alguna aventura ya en tierras de La Marca.
Nymiël Silvermoon

Mensaje por Nymiël Silvermoon »

Muchas gracias, me alegra que os guste :)
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