Erase una vez un buey que quería conocer las estrellas. Todo el día las miraba desde su corral, con una sensación de melancolía que le atenazaba el corazón y ni siquiera mil kilos de heno podían calmarle. Llegaron entonces un día un cojo, un elfo, un putero y el ex-putero y aceptaron el encargo del dueño del buey. ¡Ah, pero no muy lejos llegaron! He aquí que el protagonista de nuestro cuento vio un árbol insunantemente inclinado a un lado del camino y , sin dudarlo dos veces, a él se subió hasta lo más alto, agarrándose como podía con sus cascos a los nudos del tronco.
¡Baja, baja maldito, que tenemos que hacer camino!- gritaron los cuatro, pero ni con puteros ni con elfos quería tener nada que ver, siguió subiendo sin dudarlo hasta a la copa llegar, y con el morro en alto mugió y mugió, y el mundo tuvo que rehacerse, rendido a su voluntad.
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Cuento vivido por Draco, Sevel, Vandal y pata-hierro por cometer la desfachatez de querer rolear la quest de los bueyes
