Los robles crecían altos y fuertes, las aguas descendían frías de las colinas y la nieve batía sin cesar los caminos de la Marca Argéntea, mientras un elfo delgaducho avanzaba a duras penas de aquí para allá, al abrigo de sus pensamientos. A pesar de las vibrantes aventuras que de cuando en cuando sucedían, nada parecía funcionar para avanzar sobre esta misteriosa misiva.
Tras elucubrar durante dekhanas sobre el enigmático contenidos de la carta que llevaba consigo, Meldibar decidió que había llegado el momento de estudiarla abiertamente. Para bien o para mal, llevaban demasiado tiempo parados con el asunto de Voraghamanta y aquella era la única pista verdaderamente prometedora que conservaban.
Se celebraba el Marpenot-Fest, el tradicional festival anual de la cerveza de La Caduca, y cientos de aventureros se apretujaban en las posadas cercanas a los principales centros de producción, a fin de degustar la primera cerveza del año, tibia y recién fermentada. Así pues, aprovechando la gran concurrencia de la conocida Taberna del Dragón en la famosa ciudadela de Adbar, en la que por otro lado y felizmente (no exclusivamente debido a la cerveza barata) había coincidido una buena parte del grupo implicado en el asunto de La Muerte Negra, Meldibar expuso al fin la carta a sus compañeros, para compartir ideas e intuiciones sobre la misma.
Fue allí que un nuevo aliado se unió a la causa, y se trataba de un tal Alino, alguien que parecía tener unos modales refinados especialmente en comparación con los de los bárbaros presentes, quienes por cierto montaron una bronca digna de recuerdo en aquel mismo lugar. Téngase esto en consideración, pues nos encontrábamos en una de las más famosas tabernas enanas de la Frontera Salvaje, con todo lo que ello significa para los viajados aventureros de buen entender.
Pepe, el jovial e inquieto mediano siempre tan lleno de vida, poco antes de la esperada reunión había puesto en antecedentes a Meldibar sobre la remota posibilidad de disponer de cincuenta hombres pertrechados al servicio de lady Iruss Oira, para la causa de la que hacían gala ambos. La Orden de Caballeros de la Lanza Helada posiblemente se interesaría en estas cuestiones, reflexionaban. Sin embargo todo esto desapareció de la mediana mente al contemplar Pepe los jeroglíficos y el acertijo, ya que se abalanzó inmediatamente sobre la carta señalando hábilmente los detalles característicos de los cuatro símbolos que en ésta aparecían.
Mientras Nöj el bárbaro, Harmleif el bruto y Krönn el enano bebían ausentes cerveza tras cerveza en otra mesa, favorecidos por los bajos precios del Marpenot, el elfo puso en antecedentes a los más conscientes de los allí reunidos sobre las circunstancias en que fue encontrada la carta, siempre según le había narrado el encapuchado Daedelath. Tras repetir el momento del hallazgo con todo lujo de detalles y sin dejar lugar a la imaginación, el elfo se dio cuenta súbitamente de que el ahorcado, el sujeto que portaba la carta y en cuyo poder se encontró el supuesto pago de 20.000 piezas de oro, bien podría tratarse de un sirviente o alguien próximo al círculo más íntimo del Dragón. Además, todo parecía indicar que el mensaje cifrado y oculto había sido escrito a toda prisa, por alguna misteriosa razón.
Tras la larga introducción, y mientras los bárbaros llenaban el aire con su bravuconadas y excesos, Aku, Erand, Pepe, Alino, Lajato y el mago del Rauvin se dispusieron a examinar detenidamente la carta. Como bien puntualizó Alino, los cuatro jeroglíficos parecían ser:
- El primero, un ojo.
- El segundo, una garra.
- El tercero, una muralla.
- El cuarto, unas fauces.
Observando el ojo con detenimiento, el arcano elfo se dio cuenta de que éste parecía tener unos tentáculos alrededor, lo que posiblemente estuviese representando Contempladores, que según dedujo bien podrían estar liderando los comandos y ejércitos del Zhentarim -como cabía esperar y era bien conocido-, hipótesis que cobraba fuerza teniendo en cuenta que ya se habían topado con esta organización en la incursión que realizaron por el desierto del Anaurokh en búsqueda del mineral Titanio.
Por su parte, Aku precisó que la garra en actitud de ataque podría corresponder con las enseñas y tótems de la tribu con que había tropezado en las orillas del sur del Valle del Rauvin, algo así como la tribu de la Garra Oscura, originarios de los Páramos Eternos según creyó recordar el humano.
El señor mediano Pepe también realizó su aportación, al recordar y señalizar que las fauces del siguiente jeroglífico eran idénticas al símbolo que llevaban grabadas las armas de titanio que se habían encontrado en diversas aventuras a lo largo de la Frontera Salvaje. Todos sospechaban que se trataba del infausto Dragón negro.
Finalmente, el grupo discutió sobre los ladrillos del último jeroglífico, que bien podrían hacer referencia a alguna ciudad amurallada, o también para otros simbolizaban a la horda orca de la Runa Malvada.
Una vez hechas las apreciaciones iniciales, se detuvieron a analizar el total de cinco líneas escritas en lo que, al menos en un principio, resultaba un incomprensible galimatías.
- Línea 1: RY BVB UÑ PHZCYQB (escrita a la altura del ojo)
- Línea 2: YÑ TÑEEÑ BFPHEÑ RFGÑ ÑEZÑQÑ (escrita a la altura de la garra)
- Línea 3: RGREYHNQ PBYCEBYRGVQÑ (escrita a la altura de la muralla)
- Línea 4: ÑGÑDHR RN YHNÑ YYRNÑ
- Línea 5: IVRNR YÑ ZHREGR NRTEÑ (escrita a la altura de las fauces)
Tras devanarse los sesos tratando de discernir el significado, alguien citó el antiguo método del cifrado por desplazamiento, y tras breves cálculos el grupo llegó a la conclusión de que el mensaje que se escondía detrás de aquellas líneas, era el siguiente:
El ojo ha cumplido.
La garra oscura está armada.
Eternlund comprometida.
Ataque en luna llena.
Viene la muerte negra.
Tras descifrar los contenidos del escrito, el extremadamente preocupado grupo de aventureros acordó el subsiguiente plan de acción, de acuerdo a las propuestas de Aku y Lajato. Aunque originalmente se habían considerado dos opciones: recurrir al consejo de la casa Lanzagélida o bien elevar una petición de audiencia a la dama Alústriel en Argluna; Erand trató de incluir también en la ecuación a la Cofradía Gélida por si pudiese ser de ayuda. Esto, normalmente, le habría parecido una idea brillante a Meldibar, no obstante en esta ocasión no apoyó la propuesta, puesto que en aquellos momentos no era conocedor de la recuperación de Drum y pensó que, desprovista de su sombra e inmiscuida en una extraña y oscura trama personal, sería mejor que la cofradía permaneciese al margen hasta haber resuelto sus asuntos.
Mientras debatían, y casi inconscientemente, Meldibar realizó distraídamente unos movimientos con sus manos, conjurando luz sobre la cifrada carta. Para sorpresa de todos, un arpa pareció brillando dorada, como mágica marca de agua ocupando toda su superficie.
Apenas repuesto de la sorpresa inicial (malamente lo disimulaba) y hundido en sus propias cavilaciones, el mago decidió abstraerse de las decisiones del grupo, al cual en su fuero interno y lamentándolo mucho, no consideraba lo suficientemente apto como equipo tras el fracaso en el Anaurokh fruto de una actitud excesivamente temeraria. Sopesó con naturalidad la idea de separarse momentáneamente de ellos y pedir consejo a nivel personal a otros posibles aliados como su tutor Eves, Archimago de Nevesmortas, quien ya lo había iniciado en la Orden de Magos y cuya ayuda había resultado de inestimable valor para obtener información a partir del libro mágico encontrado en el cubil de Voraghamanta.
Mientras el elfo meditaba estas cuestiones, el grupo de aventureros se preparaba para una audiencia con la dama Arlheza de la Casa Lanzagélida de Nevesmortas. Muy cerca del lugar donde todos descansaban y reponían su equipo, salud y confianza, en los magníficos salones de madera noble de la norteña casa que dominaba el resto del villorrio, y protegido de la nevada por sólidos vidrios y el calor de varios hogares siempre encendidos, Norfin Edranor primero de la casa Silmarüre i Daeron de Eternöska perdía su mirada a través de las ventanas, sumido en oscuras cavilaciones.

Versión revisada y corregida por Málar