Al posar tu vista sobre éste humano notas su tez poco más clara de lo normal que supera por poco el metro noventa de estatura. Siempre lleva su larga melena rubia atada con una única y robusta trenza que llega hasta la mitad de su espalda.
Cuando se lo observa más detenidamente, puede verse que en la base de su cuello asoma un tatuaje que al parecer es de motivos tribales, el resto del mismo normalmente se encuentra cubierto por el peto de su armadura y sobre la misma siempre un colgante tallado en madera con la forma de lo que pareciese ser un león.
La expresión de sus ojos verdes te hace pensar que es una persona seria y de pocas palabras.
Normalmente viste con ropas holgadas y armaduras de cuero, donde lo más pesado parecen ser los pernos de metal del peto o la hebilla de su cinturón. Aunque en su cintura asoma el mango de lo que parece ser una espada larga acompañada de una pequeña hacha.
Tras haberlo analizado completamente, parece que éste humano no se preocupe mucho por su imagen la cual verdaderamente se asemeja más a la de un salvaje que a la de un hombre de ciudad.
Situada en el ancho valle que separa el Norte del Glaciar se encuentra la pequeña villa del pozo de Beorunna. La comunidad está compuesta principalmente por pequeñas cabañas, grandes casas de madera y unas pocas tiendas, todas las cuales se encuentran a prudente distancia del pozo que da nombre al lugar. Aquí, los complacientes Leones negros han olvidado sus leyendas y tradiciones y se han convertido en granjeros y pastores. Todavía hay cazadores entre sus filas, pero la tribu no depende de ellos en absoluto para su supervivencia. La agricultura les permite comerciar con otros pueblos para cubrir sus necesidades. Al olvidar sus bárbaras tradiciones, tienen casi olvidado a su tótem tribal. La mayor parte de este pueblo adora a los dioses de la Alianza de Tyr (Tyr, Torm, Ilmáter y Yelmo). El pozo de Beorunna es uno de los lugares más sagrados para los bárbaros Úzhgardt, pero los Leones negros sienten su naturaleza mágica y la temen más que la reverencian. Durante la reunión de las Runas son los miembros de la tribu Tigre rojo los que realizan los rituales apropiados, mientras los Leones negros evitan entrar en la zona.
Aunque no todos sus habitantes piensan de la misma forma, entre los pocos cazadores del pueblo se encontraba un joven Úzhgardt llamado Sven, quien reniega de las nuevas costumbres y estilo de vida adoptada por los suyos, aun así, nunca alzó la voz en contra de ellos, al menos hasta el equinoccio de otoño, donde nada volvería a ser como antes.
La tribu del Tigre Rojo llego al pozo para celebrar y comulgar con su espíritu totémico, como ya era costumbre. Los habitantes de la villa los observaban a lo lejos, hablando por lo bajo con desprecio, como si temieran a una represalia por parte de sus visitantes o quizás un castigo por parte de los dioses.
Mientras sus hermanos se dedicaban a hablar, cuchichear y temer a lo que antes era suyo y ahora decidieron darle la espalda, Sven decide formar parte de los rituales y celebraciones, agradecer a su espíritu totémico por la abundante Caza y las bendiciones recibidas durante todo el año, algo que hacía año tras año, aunque en esta ocasión sería distinto.
Mientras se dirigía rumbo a su tienda, donde resguardaba sus pocas posesiones, entre las cuales se encontraban sus ofrendas a los dioses, algo no estaba bien. Observo como todos aquellos a los que él llamaba hermanos le miraban fijamente con una sonrisa en su rostro, hablaban por lo bajo entre ellos y se reían, algunos incluso lo seguían lentamente a la distancia, como esperando ver algo.
Siguió avanzando hasta que sus ojos a la distancia revelaron lo que por dentro ya se temía. Su tienda estaba destruida, las pieles que funcionaban de pared y techo rasgadas por cuchillos, los palos que sostenían la estructura quebrados y su interior todo revuelto y desordenado. Las pieles que serían la ofrenda como agradecimiento destruidas y sus otras posesiones desaparecidas. Al salir de lo que restaba de su tienda, se encontró un grupo de personas riéndose en su cara, mofándose de lo que acababa de pasar.
Sintió como la furia se apoderaba de él, se acercó lentamente a quien tenía más cerca y se le quedó viendo fijamente a los ojos durante unos instantes para acabar lanzando un grito desaforado y un violento cabezazo en el rostro. El hombre cayó al suelo inconsciente por el impacto. Entonces el Joven Bárbaro volvió a mirar a todos los presentes, uno a uno los observaba, su respiración se hacía más y más pesada. Entonces se echó a andar entre la multitud corriendo cuerpos sin recibir mayor resistencia de la mayoría de ellos. Al traspasar al último hombre recibe un golpe a traición en su espalda que lo derriba. Su sangre hervía por la furia, sus puños se cierran arando la tierra con las manos, a su diestra ve una roca, que toma sin pensarlo dos veces y se pone de pie para enfrentar a aquel que lo golpeo por la espalda. El cobarde lo observaba sonriendo mientras Sven lo miraba desde el suelo, se incorpora lentamente, exhala fuertemente y sin mediar palabra, golpea al sujeto con el puño cerrado en el que traía la roca impactando sobre la sien, haciendo que caiga cual saco de papas al suelo con una herida bastante profunda causa del violento golpe. Observa al hombre caído fijamente y deja caer la piedra ensangrentada al suelo y alza la vista para quedarse viendo fijamente a la multitud, un momento de silencio sepulcral se adueña de la escena hasta que el joven humano acaba por escupir sobre el hombre que acaba de golpear, acabando por darle la espalda a todos y alejarse lentamente de aquel lugar.
Vago por diferentes pueblos y ciudades por mucho tiempo, siempre dirigiéndose al sur, más y más al sur, en busca de asentamiento y personas que compartiesen sus creencias y forma de vida, un lugar al que pudiese llamar hogar.
Por su cabeza no paso una vez, sino miles de veces la idea de intentar unirse a la tribu de los Tigres Rojos, pero su Lider, Adalwulf Colmillolargo tenía la fama de ser un cruel dictador y se sospechaba que no era más que una marioneta de su chaman Garinen el Hacedor. Pero siempre llego a la misma conclusión, no deseaba servir a un clan como ese, por lo que su viaje demoraría más de lo que a primeras vistas parecía.
***NOTA: El primer párrafo es un extracto de Frontera Salvaje. De los libros de campaña de RO para D&D***
CAPITULO 2: UN TRABAJO PARA ARGYLE (Mini Quest de Tymora)
El viaje de Sven lo llevo tan al sur como le fue posible, pasando por muchas ciudades y poblado, acabando en la villa de Nevesmortas. Las primeras semanas como era de esperarse no fueron sencillas, mundo nuevo, gente nueva, había conseguido trabajo vendiendo las pieles y carnes de su cacería para subsistir, así como los frutos de la pesca.
No tardó mucho en aparecer el primer revuelo, todo el mundo corría en las calles de la villa, un grupo de aventureros se apelmazo sobre la entrada norte hablando de un trabajo de rescate. Por la cabeza del joven Uzhgardt no dejaba de circular la idea que ganar dinero por rescatar a alguien sería más divertido que pasarse el día pescando y tratando con el cocinero del blasón, por lo que se acercó al grupo y comenzó a preguntar cuál era el problema.
Un hombre que vestía lo que a simple vista era una armadura bastante maltrecha le menciona que el gnomo Argyle estaba dando una enorme recompensa por encontrar a un sujeto al que le había dado una bolsa de oro para traerle un pescado, pero que nunca había regresado.
“Excelente” fue lo primero que se vino a la mente de Sven, una misión de rescate se había vuelto más entretenida aún, rastrear y perseguir a un ladrón era incluso mejor de lo que él había imaginado en un primero momento, por lo que decidió unirse al grupo y ayudarlos en esa empresa.
Las primeras pistas eran bastante confusas, pero aun así, llegaron donde el pescador que se suponía recibiría el pago y entregaría la mercancía para el gnomo. Para sorpresa de Sven el hombre si había entregado el dinero y se había ido con el pescado, pero nunca regresó al gnomo. El pescador, quién mientras hablaba con los aventureros quitaba las espinas a un salmón con una destreza pocas veces vista, menciono que el hombre estaba terriblemente ebrio y dijo que antes de entregar el recado debería salvar al mundo y se dirigió tambaleante al norte, también le escucho mencionar algo sobre la cueva de trasgos.
Ante la noticia el grupo se dirigió a toda velocidad a la cueva norte, donde sus habitantes más de una vez le han dado problemas al Granjero de las puertas de la villa robando su ganado y cosecha. ¿Un hombre en su estado en ése lugar? La cosa no podía acabar bien, o al menos así lo creía el Bárbaro.
Al llegar a la cueva y tras varios enfrentamientos, el grupo llega a la sala principal de la cueva, donde éste hombre se encontraba bebiendo sentado sobre unos cofres. Éste hombre, quien se hacía llamar “Pirata” menciono varias veces que debía salvar al mundo, que los tragos lo habían invitado a una fiesta y que había consumido una seta extraña en el camino. Todo acompañado de constantes cambios de ánimo, de tema de conversación e incoherencias. El grupo parecía bastante dispuesto a seguirle el juego al borracho, pero por desgracia, Sven no tiene tanta paciencia ni tanto tacto, estaba apurado por sacar a ese hombre de ahí antes que regresen las patrullas trasgas y enzarzarse en un nuevo combate donde quizás alguien saliese herido o peor, matasen al Pirata y él no recibiera su recompensa por un trabajo bien hecho.
Miro al Pirata fijamente y dio unos pasos hacia él, quien le extendió la botella y lo invito a brindar. El nórdico tomo la botella con una sonrisa, acto seguido le suelta un golpe con la intención de desmayarlo y de esa forma movilizarlo sería más sencillo, o al menos eso es lo que él suponía.
El golpe fue tan efectivo que el hombre se desplomo sobro unas piedras, que por desgracia acabaron hiriéndolo. Para fortuna de Sven, que de seguro si moría el borracho acabaría tras las rejas por asesino, en el grupo había un anciano muy experimentado en sanación y primeros auxilios, quien detuvo la hemorragia y estabilizo al hombre.
Ya de vuelta en la villa, el grupo deja al pirata al cuidado del pescador, quien también les entrego un nuevo paquete para Argyle ya que el anterior que había entregado al borracho, ahora inconciente, se había echado a perder y no deseaba manchar su reputación entregando mala mercancía. La miasma fue retribuida al gnomo quien gustoso pago la suma prometida por la misión.
No había sido la gran aventura que lo envestiría de gloria y fama que Sven esperaba, pero el día había sido distinto y para él eso ya bastaba. Quien sabe que otras bizarras aventuras y encuentros inesperados con otros viajeros le aguardaban al Joven León. Pero de algo estaba seguro, no podía esperar a ver que le deparaba su destino en éstas tierras.