Ramnhein vivía con su familia en Felbarr, era la mediana de 3 hermanos y toda su familia vivía para la batalla. Toda su vida la pasó entrenando y combatiendo para erradicar a todo orco y gigante que pisase las montañas de su hogar.
Aunque no tenía la misma fuerza que sus hermanos, ella también daba todo combatiendo y aunque era fiera en la batalla, fuera de ella era amable y tenía mejores formas que otros enanos, ya que creía que esto favorecía las relaciones con otras razas. Porque aunque considerase que en batalla nada podía igualarse a un buen grupo enano, había individuos de otras razas los que se les podía considerar compañeros de armas.
Un día, durante una incursión por las montañas sufrieron una emboscada , y aunque salieron victoriosos el número de bajas fue elevado, y casi pierde a sus hermanos, lo que llevó a Ramnhein a replantearse su forma de hacer las cosas. Morir en batalla era un gran honor ¿Pero no sería más glorioso si todos los guerreros pudiesen reunirse con los dioses tras haber librado más batallas en su nombre y acumular más enemigos a sus pies? Si en vez de centrarse en únicamente combatir, mantuviese con vida a todos sus compañeros, alcanzaría mayores victorias.
Con esa idea en mente, decidió volver a emplear las tradiciones de su clan y partió rumbo a Adbar, donde residía su tío, quien en vez de desvivirse únicamente por la batalla, había seguido el arte de la grabación de runas y dedicaba su vida a los dioses.
Pasó mucho tiempo honrando a los dioses para ganar su favor y aunque no eran muy poderosas, había logrado grabar sus primeras runas.
Habiendo dado el primer paso, se embarcó en un viaje por la Marca, combatiendo y ganando el favor del Padre de la Batalla.
Pronto, donde ella estuviese, sus compañeros de armas podrían dejarse la piel en batalla sabiendo que ese día, los dioses estaban de su parte.
Ramnhein Forjarruna
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