EL RENACER -Quest de Tymora-

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Rasechimba
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Re: EL RENACER -Quest de Tymora-

Mensaje por Rasechimba »

Poco a poco iban progresando. Tras el afortunado encuentro en Adbar, en el cual se enteraron de donde estaba la asesina y por qué, por fin llegó el día de ponerla cara y nombre.
Con el permiso de Filastro, el grupo de aventureros podía estar presente en el interrogatorio. El explorador no tardó en separarse un poco del grupo, siendo consciente de lo que iba a pasar con gente tan dispar colaborando. Con toda la calma del mundo, tras preparar su pipa, fumo y observó como se iba gestando la primera discusión. Sólo dos personas podrían intervenir en el interrogatorio de la asesina. Para su sorpresa, no se discutió tanto, muchos estaban de acuerdo en que fuese el mismo el que interviniese.
Tras mencionar Filastro que fuesen Korissa y Zalcor los interrogadores todo se preparó. El círculo de verdad, y el nutrido público, nutrido por el gran numero de aventureros presentes y los guardias. El interrogatorio fue bastante lento. Entorpecido por numerosas discusiones e intervenciones de algunos de los presentes. Con paciencia, los interrogadores fueron haciendo preguntas a la asesina. Algo de información obtuvieron, aunque lo más importante se lo reservaba hasta que pusiésemos a su hermana a salvo. Dentro esa información que obtuvieron, una pequeña parte llamó la atención del joven mestizo. Sabían del elixir de la vida, pero estaban equivocados en algunas cosas.
Tras dar por finalizado el interrogatorio el grupo partió hacia cumbre, en busca de la hermana tabernera. El viaje fue accidentado, con problemas con dragoncitos azules a parte de los típicos orcos del paso de la luna. Pero allí consiguieron información aún mas preocupante gracias a que Juliette habló con un dragón. La enfermedad no se contagiaba sólo por contacto, también por la respiración, ellos podían extenderla. En el paso se encontraron con que la enfermedad había llegado a algunos guardias en el punto fronterizo que custodiaban, al parecer por respiración, y un ultimo contagiado por contacto. Aún a pesar de las advertencias y consejos de los guardias, decidieron continuar hasta cumbre. Una vez allí, dieron con la hermana, y tras un momento de tensión...
Tymora
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Re: EL RENACER -Quest de Tymora-

Mensaje por Tymora »

Fin de escena.
Participantes: Korissa, Daan, Zalcor, Kriem, Annie, Alley, Mongor y Eregul. (Si me dejo alguien que que me lo diga)

Próxima cita: Miércoles 20 de marzo a las 22:00. Punto de encuentro Nevesmortas para poner sobre la mesa toda la información obtenida.

Resultado escena: Salvo Zalcor, todos han sido infectados por el aliento del dragón pero sus efectos no son mortales y se curan pasados unos días. No contagioso.
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LARGA VIDA A MIS ENEMIGOS PARA QUE SUFRAN CON MIS VICTORIAS
QM-Lathander
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Re: EL RENACER -Quest de Tymora-

Mensaje por QM-Lathander »

Daan y Korissa tampoco estan infectadas, se quedaron haciendo el interrogatorio.
//Luego edito con historia, que acabo de llegar de la demo para el cliente.
Tymora
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Re: EL RENACER -Quest de Tymora-

Mensaje por Tymora »

Cierto es. Muchas gracias.
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Rasechimba
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Re: EL RENACER -Quest de Tymora-

Mensaje por Rasechimba »

Unos grandes reflejos de Korissa nos salvaron la vida a todos. Usando la magia para noquear a la hermana de la asesina, lanzándose a por el vial de veneno antes de que cayese al suelo, solventó la situación. Con la hermana atada, junto con el tabernero quien también seguía la misma asquerosa fe, y tras la aparición de un enorme dragón azul, usando los dones divinos de Mongor fueron a Nevesmortas.
Todo parecía ir correctamente, sólo quedaba volver a adbar, pero algo inquietaba a Zalcor, juntos antes de desaparecer de Cumbre había visto un grupo de pequeños dragones moviéndose en dirección a adbar. Como no había una carreta que fuese a salir rápidamente, Zalcor dejo al grupo para viajar mediante las raíces, adelantarse y dar la voz de alarma en la ciudad enana. Se quedó en el exterior vigilando, para corroborar lo que había visto. Allí le encontró Eregul que acababa de llegar de a saber donde. Tras ponerle al día le dijo que probablemente los demás estuvieran ya dentro. Le pidió que les dijese a los demás que no saliesen, que él trataría de ganar tiempo para que cerrasen los mejor posible la ciudad. Al poco tiempo, Eregul salió de la ciudad junto con Annie, Alley, Mongor y la granjera, así que dentro deberían quedar Daan y Korissa, y probablemente se hicieran cargo del final del interrogatorio ya con la hermana a salvo. Tras discutir con ellos sobre que si se quedaban iban a morir, todos decidieron quedar, con Zalcor frustrado al no poder convencerlos. Tenía un plan, pero sólo el podía ejecutarlo, era el único que podía luchar sin respirar y volar. Vencido por la tenacidad de sus compañeros, elaboraron otro plan para hacer descender a los dragones y luchar con sus vidas contra ellos una vez se posasen en tierra. Dos miembros de la cofradía, dos caballeros, una granjera y un iluso. Todos juntos contra los dragones.
Los dragones se acercaba. El grupo se preparaba, muchos enanos defendían también las murallas. Los 6 miembros asumieron que era su final, pero que lo iban a dar todo para dar una oportunidad a los demás. Cuando por fin los dragones pisaron la tierra, Zalcor se transformó en un alzado, y el grupo se lanzó a por ellos.
En el primer asalto ninguno fue herido, pero la granjera cayó al suelo contagiada, solo habían sido unos pequeños dragoncitos. En los siguientes dos asaltos, con dragones mas fuertes y corpulentos cayeron también presa del contagio los caballeros y mongor. Zalcor transformado a duras penas fue capaz de luchar con ese cuerpo contra los dragones. Ya solo quedaban Eregul y él. El mestizo estaba paralizado, veía lo que se acercaba, un dragón enorme, y no conseguía reaccionar. Veía el final demasiado cerca como para pensar con claridad. Fue entonces cuando Eregul le llamó.
- Eregul: Zalcor! Zalcor! Estas conmigo?
*Entonces el montaraz reaccionó, sabía que así no tendrían ninguna posibilidad, así que disipó la energía natural que lo protegía volviendo así a su verdadera forma*
-Zalcor: hasta la muerte! *y desenvainó sus espadas*
Entonces comenzó la última batalla. Ambos se lanzaron contra el gran dragón. Zalcor, con sus rápidos movimientos, evitaba en la medida de lo posible los ataques del dragón, con ayuda de pociones para mantenerse vivo. Mientras, Eregul golpeaba con una fuerza terrorífica las escamas. El combate fue largo y duró, pero al final el dragón mordió el polvo, y junto a él Eregul también cayó contagiado. Ordenó a los enanos que quedaban vivos que no tocasen a ningún caido, que el mismo pondría en cuarentena a los que siguiesen vivos. Y fue entonces, cuando vio que los síntomas no eran los mismo. Estaban enfermos sí, pero no era esa enfermedad letal. Sintió un gran alivió en su corazón al saber que sus compañeros seguirían vivos un tiempo más.

Tras lo acontecido, con el grupo mermado por la enfermedad, volvieron a Nevesmortas, a la espera de que se recuperasen. Él, por supuesto, se centró en cuidar a los caballeros, poniendo principal atención a Annie.
Tymora
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Re: EL RENACER -Quest de Tymora-

Mensaje por Tymora »

Fin de escena del 20-03-2019
Pnjs nuevos:
Therl
Carld
Dush

Pertenecientes a la hermandad de los talonitas, os informan que están en Sundabar organizándose para volver a intentar infectar a la ciudad. Con la colaboración de Martín se descubre que Piripi y compañia tienen un vial que contiene dicha enfermedad y se busca al mejor alquimista para que pueda revertir sus efectos investigando el vial.

La intoxicación causada por los dragones en Adbar, ha remitido y todos están ya en plenas facultades y condiciones de continuar con la investigación.
Se dice que Seralth, alias "Don muerte" ronda la zona de villanieve.
Martín también informa que los tres talonitas de Sundabar poseen una de las últimas páginas del libro de las visiones.

Participantes de hoy: Daan, Korissa, Kriem, Juliette, Zalcor, Vildiara, Annie, Mongor y Eregul

Próxima dia de escena: 21-03-2019 a las 22.00
Punto de encuentro: Nevesmortas
Zonas a visitar: Villanieve y Sundabar.
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LARGA VIDA A MIS ENEMIGOS PARA QUE SUFRAN CON MIS VICTORIAS
Poru

Re: EL RENACER -Quest de Tymora-

Mensaje por Poru »

Odio a los putos talonitas. Mucho! Son todos unos malditos locos psicópatas. Después de apresar a Ariel, la hermana de... Lejia o como se llame, y al que parecía ser su jefe en la taberna de cumbre, los llevamos a Adbar, donde Korissa y Daan la estuvieron interrogando. Mientras Zalcor, los hermanos Montero, Eregul, Kriem y yo, nos zurramos con los dragones portasarna del averno defendiendo Adbar. Y venga dragones! Y a cada cual con mas veneno, y más... lepra de esa que gastan. Estuvimos peleando con dragones de todos los tamaños, hasta que acabamos todos fuera de combate, y solo quedó Zalcor para asestar el ultimo golpe al último dragón después de que cayese también Eregul. Todos envenenados no sabemos ni muy bien que clase de veneno era. Tres días vomitando y cagándonos como los mirlos! Que horror. Y que mierda de cuidador es Zalcor! Ni "pa" arroparme un poquito, ni quitarme los tropezones de la barba tras vomitar... Se pasaba de vez en cuando y con ver que respirábamos ya le valía. Luego dirá que se desvivió por nosotros. Vaya...

En fin. Después de tres días de sufrimiento. Fuimos a la Orden de caballeros, donde nos recibió nuestro amigo Fiasco. Allí estuvimos intentando sacar en claro cual sería nuestro próximo paso. Lo primero que decidimos es que había que ir a Villanieve a buscar al tal "Don Muerte". Hablamos también de el intento fallido de infección en Sundabar, que por lo visto un tal Piripi el jefe del piojo de Martin, fue quien frustró el intento. Korisa consiguió hacer venir al put... a Martín, y después de una hora de intentar convencerlo, y tras mancillar mi honra enana demostrando que le da igual la carne o el "pescao" al maldito pigmeo pervertido &%@&$#...
Acabo enredando a Daan para otra de sus mierdas planarias en la que seguro que ha vuelto a apostar con alguien a que ella palma. Al menos conseguimos enterarnos de que Piripi tiene un vial que porta la enfermedad, y que en la casa Balconlimpio hay afincados talonitas y con mas veneno de ese. Con lo cual el segundo objetivo queda claro: ir a Balconlimpio, limpiarlo de talonitas, conseguir el veneno y hacérselo tragar a Martín. Me cagoen su &%&$@#...
Forigirl
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Re: EL RENACER -Quest de Tymora-

Mensaje por Forigirl »

- Pues interrogamos Daan y yo a las hermanitas, y las exprimimos lo que pudimos. Tanta tontería de asesinos y tanto veneno y son unas pardillas. El resto prefirió irse fuera a hacerse el héroe, o el capullo, según como quieras verlo y fueron corriendo a dar espadazos a unos dragones que pretendían rociar la enfermedad. Ahora da asco acercarse a ellos, vomitando y cagándose todo el rato y encima se supone que me tiene que dar pena.

- Si es que son unos idiotas, pena que no murieran o les pasara algo peor para que dejen de hacer esas gilipolleces. Vamos a verles así nos reímos un poco de ellos - sonrió a la humana y ambas pusieron rumbo a la Atalaya.

Efectivamente ahí estaban todos con un aspecto lamentable y con un gran hedor que inundaba la habitación. Como no, ahí estaba Zalcor cuidándoles y brindándoles apoyo para que se recuperaran lo antes posible, pues cada hora que estaban ahí era tiempo perdido y muy valioso para la causa.

- Mira que sois idiotas - Ese fue el saludo que les brindó mientras que no podía borrar de su cara esa enorme sonrisa mirando uno a uno.

Esas palabras no gustaron mucho a Eregul y empezaron una disputa verbal, pues para ellos habían salvado la ciudad de los enanos de convertirse en cenizas. Lo que obviaban en sus argumentos es que Zalcor tenía un plan para ganar tiempo y por culpa de su necesidad de demostrar que valen para algo se lo chafaron.

- Señorita Montero, Filastro quiere que vayáis con suma urgencia a la Orden para que le informéis de todo lo acontecido.

- ¿Pero que va a informar ella? ¿De cuantas veces es capaz de vomitar por día? - se reía encontrando la mirada cómplice de Korissa.

Cuando iban a ir todos hacia la Orden hizo acto de aparición Vildiara y todo fueron elogios y buenas palabras hacia ella, parecía que habían olvidado todos los males y lo que estaba ocurriendo, sobretodo Zalcor que se puso más nervioso de lo normal

- ¿Y esta quien es? - susurraba al oído de Korissa sin perder de vista a Vildiara

- La amante de Zalcor - mientras se le escapaba una pequeña risa

- ¿Y Annie lo sabe?

Mientras ellas dos iban susurrándose cosas el mestizo empezó a insistir en llevarse a Vildiara a un lugar apartado para poder hablar y contarle todo, pues ella era uno de los supuestos blancos. Aunque rápidamente Daan actuó:


- Estamos arriesgando nuestras vidas por ayudar y para que todo esto no vaya a más, así que lo que tengas que decirlo lo dices aquí porque nos afecta a todos. - se la notaba seria y con pocas ganas de que la dejaran al margen después de todo.

Entonces empezaron a hablar de que si elixires, curas, más elixires, otras curas... Era tan caótica la explicación que estaba dando Zalcor que llegó un momento que Juliette dejó de escuchar y se centró en el nerviosismo del mestizo y la tranquilidad de Annie ante la presencia de Vildiara, algo no cuadraba ahí. Tras estar un buen rato hablando y discutiendo decidieron al fin ponerse camino a la Orden.

Una vez ahí otra vez lo mismo, todos como tontos saludando a Vildiara. ¿Pero que tenía esa mujer para ser tan querida y respetada por todos?

Rápidamente pasaron al despacho de Filastro y todos empezaron a apoyarse que si en una columna, en la pared... o incluso sentarse en el suelo cuando había allí sillas para sentarse, así que ni corta ni perezosa se sentó en una de ellas junto a Mongor que hizo lo mismo. Korissa se quedó de pie detrás de ella y como era la que más sabía y la que más estaba hablando Juliette la cogió del brazo y tiró de ella para que se sentara y así Filastro la viera mejor.

Les contó que el tal Don Muerte había escapado, miraron por todos los rincones pero no encontraron ni una mísera prueba de él. Lo mejor sería ir a Villanieve a preguntar e intentar sacar algo en claro sobre su paradero, aunque no podrían ir gente de la Orden pues ahí no son muy bien recibidos y seguro que no les contarían nada si lo supieran.

Necesitaban ponerse en contacto con un tal Piripi que al parecer estuvo cuando el que portaba el veneno a Sundabar se auto inmoló, así que quería Filastro hablar con él para saber exactamente que era lo que había pasado. Pero Korissa tenía la solución, como casi siempre, así que sin pensárselo dos veces se levantó de la silla y salió corriendo ante el asombro de todos. AL rato volvió con un paraguas horrendo en sus manos.

- Puedo hacer que venga Martin ya que se que trabaja para él y seguramente nos pueda decir donde encontrarle.

Desenroscó la parte de abajo del paraguas y sacó de ahí un silbato, al soplar emitió un sonido horroroso y molesto para los ahí presentes que no tardaron en llevarse las manos a los oídos para no escucharlo.

- ¿Pero que haces? PARA YA!

Y de la nada apareció Martín, era diminuto aunque con una labia y desparpajo que abrumaba. Le pidieron que les llevase hasta Piripi pero en cuanto le comentaron para qué le querían les dijo rápidamente que él había estado ahí presente, así que mejor, así podrían tener toda la información que querían sin tener que hacer nada.

- Claro, yo os lo puedo contar, pero quiero algo a cambio! No he llegado a ser el que soy haciendo favores a la gente sin llevarme nada a cambio! - se llevó el índice a sus labios y miró a Korissa fijamente - Dame un beso y os diré todo lo que queráis.

Korissa empezó a removerse en la silla nerviosa mirando a un lado y a otro y empezando a señalar a unos y otros para que fueran ellos los que le dieran el ansiado beso. Pero ninguno era el candidato perfecto para Martin el Martinico, tenía que ser Korissa. La cara de Juliette iba cambiando y su semblante era serio, la sangre empezaba a hervirle y se levantó poniéndose al lado de Kori y amenazando al pequeñajo.

- O nos cuentas todo lo que sabes o no sales de aquí con vida así que tu verás si sigues insistiendo en esa tontería o si hablas. - su tono era de todo menos amigable.

Mongor haciendo uso de su fuerza cogió a Martín y lo volteó hacia él mostrándole los labios.

- Dámelo a mi si tanto quieres!

Martín sin dudarlo le dio un beso al enano que no tardó en girarse y empezar a escupir y se limpió la boca una y otra vez con la manga, con la capa y con todo lo que encontraba ahí cerca suya. Viendo que estaban en un impás y que hasta Filastro se estaba cansando de tanta tontería Daan decidió hablar.

- Yo te voy a ayudar en tu siguiente trabajo sin cobrarte nada a cambio - no lo decía ni muy confiada ni con muchas ganas.

La cara de Martín se iluminó y se fue corriendo hacia ella escupiéndose en la mano y tendiéndosela.

- Trato hecho!

Pero las caras de los demás ahí presentes eran un poema. Era como si acabara de firmar su sentencia de muerte.

- No sabes lo que acabas de hacer...

Con Martín contento con el trato, se dirigió felizmente hacia la mesa y se subió en ella para empezar a relatar. Al parecer tras el incidente de Sundabar y estando en la posada pobre de dicha ciudad encontraron a unos hombres un tanto sospechosos y con los mismos ropajes que el que se había matado con el veneno así que les distrajeron y consiguieron robarles de una de las maletas un frasco idéntico al que contenía esa enfermedad, así que necesitaban a alguien con altos conocimientos de alquimia para poder investigar los componentes e intentar revertir los efectos. Y no solo eso, vieron que tenían una página de un libro también ahí guardada pero se percataron de que estaban hurgándoles y fueron incapaces de robársela.

Así que estaba claro, tenían que ir a Villanieve a intentar encontrar a ese Don Muerte y no solo eso, luego ir a Sundabar a ver si ellos eran capaces de encontrar a esos tres talonitas y robarles esa misteriosa página, sería fácil, al parecer sería fácil, les gustaba mucho beber y en eso nadie gana a Mongor. Podían hacer una competición de beber y mientras están entretenidos y borrachos aprovechar para quitarles hasta la ropa interior.
kurwen
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Re: EL RENACER -Quest de Tymora-

Mensaje por kurwen »

Gregor se quedó fuera de la posada a merced de los fríos vientos de las calles de Sundabar. No le quitó ojo a la puerta, apoyado en la esquina de un callejón, junto a unas cajas. No estaba escondido, pues una farola lo iluminaba, pero tampoco lo pretendía. Las horas pasaron y el frío nocturno arreció, el mercenario se arrebujaba en su capa para no desfallecer. Cuando parecía que no iba a pasar nada el rumor sordo que provenía del interior de la posada de Balconlimbo se interrumpió con el crujir de su puerta y un tipo salió trastabillando y maldiciendo de su interior.

Gregor no necesitó más indicaciones para saber lo que tenía que hacer y saltó a la carga tras él con la intención de encajarle el codo entre los omoplatos... pero el hombre se tropezó consigo mismo y cayó de bruces al suelo. Daan y Zalcor salieron de golpe de la taberna y se encontraron con la narrada escena, la muchacha le lanzó hábilmente una cuerda de cáñamo al mercenario y éste ató al tipo que todavía sangraba en el suelo por el trompazo.

Gregor lo levantó y zarandeó un poco para intimidarlo, el tipo iba tan borracho que no se inmutó demasiado. No tardó en soltar la lengua cuando Zalcor se cruzó de brazos frente a él.

-¡Acabaremos con Falcor!- Aguantó una arcada y sonrió de nuevo- ¡Con ese Falcor, Vildiara y todo el círculo!

-No se llama Falcor- exclamó Zalcor irritado.

-Falcor! ese Falcor...- El borracho reía.

Gregor comenzó a ver como a Zalcor se le tensaban los músculos del cuello.

-Zalcor... tranquilo- agitó las palmas de las manos boca abajo en señal de calma.

El guardián suspiró. -Estoy bien, Gregor, estoy bien...

Daan, que intentaba calmar a Zalcor también y pensaba que la mejor forma era callando al tipejo, sacaba de la mochila una calza sucia y la había hecho un rebullo. Sonreía maliciosamente mirando al borracho.

Gregor levantó la cabeza hacia los cielos y en el nublado firmamento distinguió un hipogrifo al vuelo con un séquito de crías de dragón azul. Preocupado, pues sabía que los dragones azules contagiaban la plaga de Talona, miró a Zalcor y compartieron lo avistado. El guardián añadió que había visto un dragón azul enorme observaba la ciudad en la lejanía. Zalcor sacó una varita de su morral y apuntándola al suelo un hipogrifo no tardó en venir volando desde el bosque, el guardián saltó encima del animal y éste saltó con júbilo.

Mientras tanto Daan, con sonrisa de cocodrilo, le metió la calza en la boca al tipo y lo terminó de amordazar. Se lo llevó arrastrando por las ataduras de las muñecas mientras canturreaba.

El mercenario miró a Zalcor con la cabeza ladeada. El guardián, que sabía de la verdadera naturaleza de Gregor, apretó la mandíbula y una mueca de determinación se dibujó en su rostro. -Vamos, nosotros moriremos pero le daremos una oportunidad a ésta ciudad.

Gregor levantó las cejas. -Yo no pretendía...- "ser un mártir" pensó para sí interrumpiéndose. -... De todas formas ya da igual -concluyó el cambiante.

El hipogrifo de Zalcor levantó el vuelo y detrás Gregor lo siguió con piel de mantícora. Ascendían con rapidez hacia el cielo inhóspito de la Marca, mientras el suelo se alejaba vieron salir a los aventureros de la posada. A Gregor le dolían las alas -no las había usado mucho hasta el momento- y con gran esfuerzo ascendía torpemente. Sabía que no iba a ser un buen rival en vuelo, pero ya no había marcha atrás.

Cuando alcanzaban una altura media tres aventureros más se unieron con sus respectivos hipogrifos: Korissa, Eregul y el viejo Quarrel.

Poco después se vieron envueltos por un huracán de crías de dragón. Los aventureros maniobraron en el cielo lo mejor que su habilidad les permitió. Zalcor pasaba entre las crías cortando con un instinto suicida y un arrojo animal. Aún con todos sus esfuerzos todos los aventureros menos el guardián fueron derribados de sus monturas y Gregor perdió el control del vuelo, por suerte éste último cambió a la piel de una gárgola en el último momento y no se hizo daño en la caída; La peor parte se la llevó Eregul, quien se partió una pierna, pero por suerte a sus gritos de dolor acudieron el resto de aventureros -que habían salido de la ciudad- encabezados por la clériga del Dios del Alba: Terinnen. Ésta curó la herida de Eregul con la ayuda divina de Lathandar y Gregor colaboró con un poco de medicina convencional y pociones alquímicas.

No dió mucho tiempo a recuperarse, pues los dragones azules comenzaron a tomar tierra y a lanzarse sobre los aventureros. Algunos hacían barridas con su aliento contaminado desde el cielo, otros se enredaban en la melé. Annie luchó con fiereza pero en algún momento el miedo la quebró y Esel, más impactado que ella por las tremendas criaturas, volvió a entrar en la ciudad para ayudar a Daan a interrogar al pobre infeliz borracho con el que había comenzado la noche.

Llegaron más dragones, se contaron por decenas, y Zalcor de nuevo, con sus ojos inquisitivos, divisó un reflejo plateado acercarse volando desde el horizonte. Era el Dragón Argénteo que llegaba a ayudar a los aventureros, se lanzó al cuello del tremebundo dragón azul que vigilaba el ataque a Sundabar y se trabaron en un violento combate. Con un hábil movimiento de cuello el dragón plateado mordió a su adversario en la cerviz y ambos cayeron con un estruendo enorme derribados al suelo. Los aventureros no dudaron ni un segundo en lanzarse sobre el portador de la plaga, Juliette y su lanza la primera, seguida bien de cerca por Korissa y el resto de aventureros hasta que con gran esfuerzo el dragon azul se desplomó inerte.

El Dragón Argénteo habló en la lengua de los suyos con Juliette, quien tradujo algunas frases haciéndole saber al grupo que siempre habría quién los cuidara. En un acto de increíble bondad éste absorbió el veneno que emponzoñaba Sundabar y a los aventureros, se despidió de éstos y voló de vuelta a su guarida.

Un día más, una aventura más… y Gregor se preguntaba si alguien le pagaría algo por todo ésto….
PJs:

Gregor (Serpenthelm) - Mercenario.
Cañamo (en común) - Druida elfo del bosque.
Yerilian - Miembro de la Compañía de la Flor Olvidada
Daan
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Re: EL RENACER -Quest de Tymora-

Mensaje por Daan »

Daan apoyó la espalda en la pared de madera y cruzó los brazos sin soltar la cachiporra, con un ojo puesto en los dos matones atados y amordazados que habían llevado a un rincón apartado de Balconlimbo, donde se habían retirado para no alarmar a los clientes. Arriba, sus compañeros peleaban a sangre y fuego contra dragones para proteger la ciudad de la infección, y abajo, Tsivo y ella vigilaban a estos dos pazguatos que no les habían dado muchos problemas para su captura, pero que todavía podían ser fuente de información.

La chica miró a Tsivo mientras le intentaba poner al corriente de todo, y al mismo tiempo ordenaba sus ideas.

Lo cierto es que había pasado bastante tiempo desde aquella conversación de taberna con Korissa y, tras tomar las precauciones adecuadas con lo que había encontrado en los bolsillos del tipo aquel, Daan había permanecido ajena a los movimientos recientes de la Orden con otras preocupaciones en la cabeza, que tenían que ver, principalmente, con mantener su culo a salvo, como siempre. Así que tenía partes todavía poco claras de lo que estaba pasando.

Encontrarse a Korissa, Juliette y Annie en la Fuente cuando se dirigían a Adbar a interrogar a la prisionera, sanada finalmente gracias a los brebajes de Gregor y Vadania, fue así un golpe de suerte que decidió aprovechar, a pesar de lo incómodo que le resultaba acudir a las cárceles de Adbar aunque fuera de visita, y es que todavía recordaba las costillas doloridas de la última vez que estuvo allí dentro.

Sin embargo, allí estaba la información con la prisionera que por lo visto se llamaba Leah y estaba siendo custodiada o algo así por un mago extraño al que todos trataban con muchísimo respeto -la pomposidad de los caballeros era otra cosa que le repateaba- para garantizar con sus conjuros que la asesina no mentía. Zalcor y Korissa llevaron la voz cantante por decisión popular, no fuera que a la muchacha le diera un agobio con tanta gente preguntando, y Filastro aguardaba con los peces gordos, contemplando la situación.

Alrededor del círculo mágico esperaba el resto, con Juliette soltando improperios, Mongor deseoso de romper cabezas a martillazos, y los demás intentando averiguar algo interesante. Daan se mordía las uñas exasperada, porque era la primera vez que veía un interrogatorio con tantas cortesías y dudaba que pudieran realmente apretarle las tuercas.

Daan suspiró apartando los recuerdos y continuó contándole a su compañero de vigilancia entre susurros.

“El asunto es que la chica, que uno hubiera pensado que tras ser envenenada por su jefe y abandonada como cabeza de turco estaría más abierta a darle a la sin hueso, contó apenas cuatro cosas que ya sabíamos, algo confuso sobre elixires que interesaba especialmente a Zalcor y apenas cuatro detalles sobre dos infectados más. Uno, que ya sabíamos que había aparecido en Fuerte Nuevo, y otro, que obviamente parecía destinado a Sundabar siguiendo la progresión, aunque la tipa, que era bastante borde y no parecía para nada arrepentida, se negó a hablar hasta que recuperáramos a su hermana. Una tal Arlet, conocida como Cuervo, que trabajaba como camarera en el Caldero Burbujeante de Cumbre.”

"Así, nos fuimos para allá y por el camino descubrimos algo bastante preocupante, y es que los dragones azules podían esparcir la plaga a través del aire. Brrrr... ¿te lo imaginas? Si ya lo del contacto sonaba mal, por aire ¡da escalofríos pensarlo! Y luego uno de ellos, un bicharraco enorme, se nos plantó delante y Juliette habló con él, confirmando la situación, aunque parece que lo que le dijo no le hizo mucha gracia y a la chica volvió a hinchársele la vena de la frente".

Daan calló un momento, recordando la presencia del dragón que casi le hizo perder el control y la desagradable situación cuando comenzó a desvanecerse entre las sombras sin poder evitarlo. Sacudiendo la cabeza para apartar el mal recuerdo, continuó hacia su interlocutor.

“Arlet, efectivamente, estaba en Cumbre, y aunque uno pudiera pensar en una víctima inocente, rehén de los talonitas para controlar a su hermana, lo cierto es que era una mala zorra, talonita al igual que su jefe y su pariente. Creo que pillaron nuestra tapadera cuando el tipo mencionó a una tal Filo Oscuro, porque fue entonces cuando intentaron la maniobra de evasión. Que, todo sea dicho, fue un poco patética porque Korissa ya estaba vigilando las posibles salidas, Zalcor descubrió la puerta oculta hacia el exterior en un armario y yo me encargué de convertir al jefe en un salchichón humano listo para enviar con la otra”.

"Al salir al exterior encontramos a Korissa casi rodando de la risa, porque por lo visto la chica al salir había tropezado y se había caído a un barril, donde se encontraba todavía. Mongor quería empaquetar el barril y llevarlo tal cual, pero Alley quería que viniera por su propia voluntad. Korissa quería reventarle la cara a bofetadas y Juliette sólo quería quemarlo todo, pero vamos... como siempre. Fue entonces cuando todo se precipitó”.

"La chica, maldita imbécil, estaba a punto de arrojarse por encima un vial con la enfermedad mientras el resto intentaban convencerla. ¡Que era una talonita! ¡Que están todos locos! Menos mal que Korissa la atontó con magia y consiguió recoger el vial antes de que cayera al suelo... o estaríamos todos convertidos en carboncillo."

Daan volvió a hacer otra pausa, recordando el hechizo de Korissa y cómo le había parecido un efecto casi familiar, pero volvió a centrarse en su relato.

“Pero como te decía, había oído también voces y aleteos, y hubiéramos muerto todos otra vez si Mongor no nos hubiera teleportado a Nevesmortas antes de que el aliento de un dragón con su jinete nos alcanzara. ¡Ja! Menudo viajecito. Y aún quedaba lo peor, porque Zalcor había visto antes de desaparecer dragones azules camino de Adbar”.

"Así que vuelta a correr, a intentar conseguir un portal para viajar mientras Zalcor precedía por las Raíces, y llegamos justo a tiempo de que se desatara una bacanal de fuego y destrucción, como la de ahora aquí arriba. No te puedo decir cómo fue, porque Korissa y yo nos encargamos del interrogatorio y después nos echamos unas cervezas. Alguien se tiene que encargar de obtener la información urgente, ¿verdad?” ­–dijo mientras sonreía a Tsivo mirando a los dos paquetes.

“Pues bien, no hizo falta presionar demasiado, porque las dos hermanas llevaban un rollo muy extraño en el que no quedaba claro si una se preocupaba por la otra, peleaban por ver quién era más talonita de las dos, se odiaban a muerte… en fin… cosas de hermanas. Picándose entre ellas nos enteramos que Leah era la esposa de Sheralt, alias Don Muerte, que había estado infiltrado en la Orden y se había encargado de extender la enfermedad entre los caballeros”.

“El objetivo, sin embargo, era una tal Vildiara, la archidruida por lo visto, porque ella al parecer sabía no sé qué de un elixir que se hace con un ingrediente secreto que se esconde en una ciudad del desierto custodiada que sólo se puede encontrar con una gema que concede deseos que tiene Korissa y un libro cuyas hojas estamos buscando”.

Daan tomó aliento después de soltarlo todo de carrerilla y miró a Tsivo.

“¿Tú lo entiendes? Pues yo poco más, pero Korissa y Zalcor parece que sí. Además, la pareja nos contó que el suicida enviado a Sundabar murió de camino, asaltado por unos tales Piripi y Martín. Que Korissa también conocía, por suerte para nosotros”.

Daan resopló recordando al puñetero martinico.

“Y así llegamos aquí. Dejando a las hermanas juntas para que se torturaran mutuamente, Korissa convocó al tal Martín a la Orden, que es un martinico. ¿Que qué es un martinico? Dicen que son una mezcla entre mediano y pixie, y no me preguntes que eso cómo se logra, porque no tengo tanta imaginación. El tipo tiene genio, figura y caradura, y estuvo a punto de sacar de quicio a Korissa y a Juliette porque no ayudaba desinteresadamente. Le pedía un beso a Kori. ¡Un puñetero beso! Ya ves, qué gran maldad. Pero Korissa, que parece muy lanzada pero debe ser algo cortada con esas cosas, no se lo quería dar. Mongor sí que lo hizo, pero creo que no fue satisfactorio para ninguna de las partes, porque el martinico siguió pidiendo el de Korissa y Mongor casi vomita.”

Daan suspiró.

“Entonces, Filastro tuvo que ponerse bravucón y la cosa parecía que se ponía tensa. Tuve que salir yo a arreglar el asunto pactando con el martinico unos negocios futuros… y no sé si eso fue una buena idea.”

Daan suspiró de nuevo frustrada, no tanto por el pacto sino porque no sabía exactamente por qué había hecho eso. Bueno, sí que lo sabía: porque no le gustaban los tipos como Filastro, y menos cuando se imponían sobre otro por la fuerza institucional. Quizás también porque el martinico le había caído en gracia por impertinente, aunque no lo reconocería jamás. Y, sin duda, finalmente, porque tenía la mala costumbre de hablar antes de pensar.
“El caso, Tsivo, que por eso estamos hoy aquí. Martín nos contó que su grupo se había encontrado con estos pringados y se habían enterado de sus planes de talonita. Uno de los tres hermanos tiene una hoja del libro que buscamos y el que nos falta por capturar es su alquimista. Lo encontramos en Villanieve y nos tomó bien el pelo, pero menos mal que captamos las referencias a Sundabar para seguir a su jefe hasta aquí. Así que ahora toca exprimir bien a estos… y averiguar dónde está el hermano de marras.”

Daan sopesó la cachiporra en una mano y sonrió.

“¿Cuánto tiempo crees que tenemos antes de que vuelvan los caballeros?”
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//Perdón por el tocho de texto... es la actualización de las tres últimas partidas :oops:
Daan - Perista profesional y lianta ocasional en paradero desconocido
Seda - Brujipícara y juerguista en paradero conocido (cualquier taberna)
Troy - Metomentodo a sueldo de pelo verde
Nin - El ki al servicio de Selûne
Talhoffer - Tan sólo una espada
Cerrado