Procedencia:
Una pequeña granja a las afueras de Tezhyr.
Descripción física: Es una joven paladín de pelo castaño casi rubio, ojos verdes y de constitución parecida a la de una guerrera aunque menos corpulenta. Es una joven agraciada (Carisma base +15) y de procedencia humilde.
Historia:
Criada en una granja, la procedencia de Mara es humilde, sus padres pronto se dieron cuenta de que los dioses le otorgaban ciertos dones, y fué puesta bajo la tutela de un clérigo sirviente de Tyr.
Mara fué instruida en los conceptos básicos de la fé de la triada, y empezó entrenar el manejo de armas y a montar a caballo. Pocos años después a la edad de 14 su padre le compró con sus ahorros una espada, un escudo grande y una cota de mallas de segunda mano. Para que Mara pudiese emprender su camino en la senda del Paladín sirviendo a la causa de los dioses de la Triada en nombre del Justo.
Dos años más tarde llegaría a la Marca Argéntea a Nevesmortas, después de errar por los caminos de Toril, aprendiendo y forjándose como combatiente y como Paladin, fué tomando misiones y ayudando a los necesitados que encontraba a su paso, siempre sirviendo con humildad y devoción, viviendo básicamente de la caridad de los buenos samaritanos y hospedándose en lugares modestos, sino durmiendo bajo las estrellas. Siempre acompañada de su hermosa yegua blanca, regalo de los dioses.
Tras algunas semanas viviendo en la Marca, Mara empezó a conocer a algunos aventureros y se hizo compañera de aventuras sobre todo de dos de ellos. Lucian y Nöj, el primero era un elfo de tez pálida y largo pelo negro cono el azabache, tenía predisposición artística y resultó ser un bardo, al que le gustaba tocar el laúd. El segundo era un joven hombre que siempre iba vestido con demasiada poca ropa, y normalmente portaba una enorme espada de dos manos.
Tras preguntar a algunos vecinos de Nevesmortas, en una posada conocida como el Blasón, Mara fué avisada de que en las criptas del cementerio de la aldea residía un nigromante, que con su magia oscura se jactaba de crear terror entre las gentes que se acercaban al cementerio.
Tras comentarle a Lucian su preocupación por el asunto y de que estaba decidida a ir a la caza de ese Nigromante, el bardo decidió tambien acompañarla en su búsqueda y juntos bajaron al cementerio.
Juntos avanzaron por el interior de la cripta, acabando con extrañas criaturas y animales que allí habitaban, hasta que llegaron a una serie de puertas cerradas a cal y canto y con extraños artilugios que el hábil elfo pudo desactivar. En una de las salas, en la antesala a donde estaba el Nigromante se encontraron con una de sus sacrílegas creaciones un Condenado muerto viviente. Gracias a la magia divina y la bendición sagrada en la espada de Mara, y a las certeras flechas del Bardo, pudieron acabar con ese engendro del mal.
Un poco más adelante se encontrarían también con el Nigromante Grandrie, tras usar algunos impíos conjuros sobre ellos pudieron dar buena cuenta del arcano, y lograron finalmente llevar un poco de paz a esas criptas y al pueblo de Nevesmortas.
"...Cerró los ojos y meditó como de costumbre en sus oraciones a los dioses de la tríada y a el Justo, en ese momento de comunión y tranquilidad sintió algo que le agitaba y le llamaba a salir de la ciudad, un imán que parecía atraer cada fibra del cuerpo de la paladín. Tras terminar algo inquieta sus oraciones se encaminó a las afueras de Nevesmortas rumbo a la Orden de Caballeros. A la entrada se encontró con un humano algo alterado...
-¿Vienes del interior?-Preguntó Mara sonriendo de forma cálida al hombre.
-Así es, y hablar con la Comandante cansa bastante, sobre todo si sudas como yo por los nervios...-Dijo Cafar el Pagano, se le notaba algo preocupado.
-Hombre...no será para tan terrible....parece una buena mujer. ¿Qué os ha preocupado tanto si puedo preguntar?- La joven paladín esbozó una leve sonrisa.
-He venido a informarme sobre cómo entrar a la orden, pero ver a esa mujer impone bastante respeto- Aseguró Cafar.
-¿Alguna recomendación? yo también vengo para ese cometido.- Preguntó la joven humana y se presentó diciendo su nombre.
-Mi recomendación...yo le diría que...No vaya diciendo que es fuerte, ni que la fuerza es la mejor opción, yo pensaba que eso sería una buena idea y para entrar a la orden no se necesita ser fuerte.- El hombre explicó a Mara sus conclusiones y se despidió, parecía necesitar meditar lo sucedido y poner sus ideas en orden tal vez.
Mara se encaminó hacia el interior de la Orden, y tras llegar al despacho de la Comandante Iruss avisó al centinela de que deseaba tener una audiencia. Le recibió Gavis Stern, un humano agradable que le invitó de forma cortés al interior del despacho de la paladín. Paso a paso Mara se acercaba sintiéndose ligera, como una pluma que se mece y avanza por la voluntad del viento, o en este caso por el designio de los dioses...Casi no percibía la sala, tan sólo sentía el momento, notaba la atmósfera y el sacrosanto lugar de la orden más cercano que nunca, no sentía miedo ni temor, pero si una tremenda congoja que le ahogaba la garganta, sintiéndose dentro de una burbuja, como si esa reunión fuese un momento y un recuerdo ya inolvidable para ella.
-Bien, retomemos pues vuestra entrevista. Os preguntaba que conociais de la orden aparte de lo que vuestra hermana os haya contado.-Dijo Iruss Oira.
-Se que es una orden de caballería entregada a la defensa de Nevesmortas y sus alrededores, aunque como os contaba no son muchos los caballeros que se pueden ver como para saber más. Dijo Amian Fieldwhite sonriendo.-Aunque estoy dispuesto a aprender.- Dijo convencido.
-Bueno, he decir que no sólo servimos a Nevesmortas. Confío en que sabréis que nuestra juripurichuli...prusción..?-La Comandante empezó a desvariar un poco ante el palabro y al final sonrió.- Vamos nuestro ámbito....
Los dos aspirantes fueron entrecerrando los ojos ante el trabalenguas de la Comandante, héroe de infinidad de cruzadas, adalid de los dioses guía y referente, pero a la vez tan cercana y capaz de enredarse con algún que otro palabro peculiar. (Tendríamos que quererla igual) Iruss Oira habló durante un rato con Amian Fieldwhite y lo aceptó como aspirante de la Orden de Caballeros, poniéndolo bajo su tutela.
-Soy Mara Fryar, paladín de Tyr mi buena señora.- Mara se presentó cuando la mirada de la Comandante se quedó un rato examinándola sabedora de que una persona como ella de buen seguro no se acordaría de ella, le explicó de nuevo su procedencia y un poco de su pasado.
-Decidme...como persona, ¿Cuales son vuestras principales motivaciones para uniros a nuestra orden?.-La Comandante fue a por un par de vasos de agua.
-Llevo un tiempo viviendo en la Marca, aunque tengo la sensación de necesitar una guía.- Explicó con sinceridad aunque con decisión. Más que motivación personal busco...Hm...No sé como expresarlo, servir a los valores de los dioses de la triada.
-Me recordáis mucho a alguien que antaño fue caballero de la orden, una de las mejores.-Oira asintió con satisfacción a las palabras de la joven Mara.
-Alguna vez vi a caballeros montados en briosos corceles....- Mara describió a los paladines de Argluna, sus caballeros.- La verdad es que siempre me he hecho ilusión verme así, de ese modo. Como alguien que lleva paz y tranquilidad a este mundo tan...injusto a veces.
-Vuestra visión sobre como queremos ver la Marca en un futuro, esa paz y tranquilidad de la que hablais.- La Comandante asintió complacida por las palabras de Mara.- Incluso la palabra ilusión que a veces puede sonar como un mero capricho...Ganas, ilusión, tesón, coraje, humildad, valentía, ¡honor!.- Recalcó mucho esa última palabra.- Es nuestra vida. Pero os digo lo mismo que le dije a él, no quiero que perdais esa ilusión, ni ese ímpetu, ni esas ganas por decirlo de alguna manera de comeros el mundo y abrirle las puertas de la esperanza a quienes no son capaces de hacerlo por si mismos.- hizo una breve pausa y miró a Mara con firmeza, como una madre mira a su hija, tambien miraba de esa manera al Aasimar...- Os voy a tutelar yo también, pues. Quiero que paseis las pruebas de aspirante juntos. Veo algo grande en ambos, veo al futuro de la orden.
Las palabras de la extraordinaria paladín aún se quedaron durante un rato resonando sobre sus oídos, casi ni se dio cuenta cuando el entregaron las llaves ni los uniformes...Su sueño su destino empezaba a hacerse realidad..."
Última edición por Origen el Mar Jul 10, 2018 6:45 pm, editado 1 vez en total.
"El día señalado por fin había llegado, honor y lealtad. Respeto y devoción a unos valores dictaminados por los dioses de la triada. Mara y Terinnen aguardaban en la capilla de la Orden con nerviosismo, habían sido llamadas para presentarse ante Lady Oira, Comandante de la Orden de caballeros de Nevesmortas....
Mara se sentía como en una burbuja flotando como en un sueño. Las palabras de Iruss la hicieron bajar a la realiadad:
-Es vuestro turno Lady Fryar, arrodillaos.- la Comandante desenvainó la Vengadora Sagrada y la alzó sobre la cabeza de Mara deslizándola hasta el hombro de la paladín de Tyr, hasta su hombro derecho. (La capilla de la Orden se iluminó por un momento con el destello divino de la sacrosanta arma que portaba la Comandante)
Mara inclinó la cabeza y miró a los pies de Iruss, sentía un tremendo orgullo por estar allí junto a Terinnen recibiendo tal reconocimiento y honor. Sentía como el pecho le iba a explotar de orgullo y de agradecimiento cuando escuchó las palabras de la Comandante, grabando cada palabra, cada letra en su ser, como si fuese un etho, un mantra para ella, algo que recordar.
-En nombre de la Orden de Caballeros de Nevesmortas, y en el mío propio. Yo Iruss Oira, Comandante de la misma os nombro a vos...-Alzó la espada para ponerla sobre el hombro izquierdo de Mara.- Mara Fryar Caballero de la Orden de Nevesmortas con todos los honores.
Así pues...¿Jurais honor y lealtad a la orden y vuestros superiores, de la misma forma que jurais protección a la villa de Nevesmortas?-Dijo Iruss.
Levantó la mirada con profundo respeto y devoción.- ¡Lo juro mi Comandante, por mi mida y mi honor!.-Dijo Mara.
Lady Iruss asintió y alzó la espada otrogándole la bendición de la triada.- ¡Mi honor es mi vida!.- Exclamó Iruss.
¡Mi honor es mi vida, mi lealtar es mi Orden y vos!.- Exclamó en respuesta Mara con devoción. Tomó sus nueva armadura y se prometió a sí misma ser mejor, para Lady Iruss, para Nevesmortas, para sus compañeros....Sabía que era una gran responsabilidad.
"Era una mañana como otra cualquiera en la Villa, Lady Fryar...qué raro se le hacía aún que la llamasen así. Aunque con el cargo de Caballero de la Orden tenía aún si cabe mas responsabilidades y tareas que hacer. Los días eran normalmente rutinarios con sus tareas de Caballero, esta mañana le tocaba en particular patrullar los caminos. Tras pertrecharse empezó su ronda por las inmediaciones de la orden velando por la seguridad de los transeúntes y caravanas. Todo resultaba normal, pero de pronto cerca de una caverna donde suelen esconderse esos molestos trasgos notó algo...Una extraña niebla se alzaba delante de ella, era muy raro porque la mañana era particularmente clara y no tenía mucho sentido aquella extraña niebla...
Escuchó unos aullidos y vio unas criaturas bípedas mitad hombre mitad lobo, que aullaban con rabia mientras miraban a la joven Mara. Entonó unas plegarias a Tyr pidiendo su favor y protección. Las criaturas le atacaron, salían del bosque y de esa niebla...aullando y intentando desgarrar la carne de la Paladín y de su corcel de guerra. Por suerte las gruesas placas y las bendiciones del Justo protegieron a ambas de daños mayores. Después de la primera andanada escuchó algo...una voz masculina muy perturbadora.
-Cabellos de fuego Tatyana.- Susurró la voz, parecía provenir cerca de Mara.
-¡Qué es esa voz!.- Mara elevó la voz.- Apartaos de los caminos criaturas.
-Tan bella como mi Tatyana...casi perfecta, pero ayudarías a que ella fuese perfecta. Queda tan poco...podrás ayudarme a que al fin nuestro amor lo cambie todo...-La voz resonaba en la mente de la paladín.
Otra andanada de criaturas la atacó y fue entonces cuando Mara se percató de que dentro de la niebla los árboles y las rocas tenían un extraño aspecto decrépito, árboles torcidos un musgo que estaba en las piedras que apestaba...y al fondo disipó la silueta de un...¿Castillo? qué era eso...una especie de ilusión...Mara terminó con la última andanada y vió una silueta al fondo un enorme lobo de ojos rojos que la miraba fijamente. La figura se alejó cuando Mara se intentó acercar a ella y escuchó de nuevo esa voz en su cabeza, justo después la niebla y la ilusión se disiparon.
-Tatyana...queda poco para que estemos juntos eternamente.- Dijo esa extraña voz con tono triste y todo volvió a la normalidad."
