Dada su capacidad innata para la magia, por su condición de hombre, al cumplir la mayoría de edad se le presentaron dos opciones, exiliarse o unirse al servicio de la hermandad de los Vremyonni para la construcción de objetos mágicos para el Wychlaran (las brujas que gobiernan Rashemen). Pese a que el exilio era una opción difícil, ya que tenía que renunciar a todo cuanto había conocido, quería ver mundo y aprender más sobre su magia y como poder utilizarla para proteger a los demás como hace una Hathran (miembro del Wychlaran).
Ashart no dudó y emprendió el viaje hacía el exilio. Cuando llegó a la Marca Argéntea, se enteró de la existencia de una escuela de magia, de naturaleza muy distinta a la escuela de los magos rojos de Thay, decidió que era un buen lugar para establecerse e intentar ingresar en la escuela para así ampliar sus conocimientos y el control sobre su magia.
Ashart Iltazyara, el hechicero de Rashemen
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