
...La Druida del Pantano, la que reclama el territorio sin oposición, la Matriarca de todos aquellos bajo su protección, la ley de la Naturaleza la ampara... ¿la ampara?. Es posible que El Círculo druídico no lo vea igual. Quizás debería hablar con ella, intercambiar opiniones, comprender su razonamiento. Porque... de todas formas... ¿No queremos todos lo mismo?.
Mantener el equilibrio
Proteger la Naturaleza
Salvaguardar a los Espíritus
Defender la vida
Proteger la Naturaleza
Salvaguardar a los Espíritus
Defender la vida
Zalcor, me hizo saber, como uno de los Guardianes de los bosques, que hay reglas que rigen, que hay que cumplir, el desconocimiento de la Ley del Círculo Druídico no exime de su cumplimiento. ¿Pero la Naturaleza no tiene su propia Ley?, ¿Es la misma que la del Círculo Druídico?, ¿Todos los Druidas piensan de la misma forma?. Pero que va a saber, yo, un apenas Iniciado, aún tengo mucho que aprender, pero me siento incapaz de quedarme de brazos cruzados, ver desde la distancia, desde la lejanía, toda acción evitable, siempre hay tiempo para la diplomacia, o... ¿no?, los grandes osos... ¿no hacen alarde de su fuerza, a fin de doblegar a sus adversarios? ¿No es es una manera de comunicación a fin de evitar la Fuerza Bruta?, es lo que nos diferencia de los animales, pensamos y después actuamos.
¿Todo por un título?
¿Ha de demostrar ser digna?
¿Por un territorio?
¿Debe ganarse a la fuerza?
¿Ha de demostrar ser digna?
¿Por un territorio?
¿Debe ganarse a la fuerza?
Vildiara dijo que hablaría con ella, ¿que he de hacer?, ¿esperar?, al menos debería entender cada postura, ¿Es otra prueba de Mielikki?, ¿Debo ser paciente y esperar?, ¿Debo actuar e intentar comprender?, vuelvo a necesitar de Lunae, mi espíritu, mi protector, ¿que sería de mí sin él?, lleva este mensaje a Melenis, hazla saber que deseo hablar con ella, ve allí donde la luz debe abrirse paso entre las hojas, donde la tenue claridad es reflejada por el agua, donde la vida fluye, ve allí donde esté su espíritu libre, donde ella mora, ve y regresa, pues sin tí, Lunae, no tengo razón de existir.