Adol Valhir

Los trovadores de la región narran la historia de sus héroes. (Historias escritas por los jugadores)

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Wolfen
Tejón Convocado
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Registrado: Mié Feb 15, 2023 8:00 am

Adol Valhir

Mensaje por Wolfen »

Soy un cruzado, uno nuevo en estas tierras. Adapté mi nombre para estas tierras, dejando atrás mi viejo título, mi viejo nombre, para crear mi destino bajo mis propias manos, a ojos de los dioses.

Desde que mi viaje empezó, llegando a una villa pequeña conocida como Nervermorta. Todo ha cambiado, mejorado. Empecé con cosas simples que hasta un perro podría hacer, como matar unas ratas para una señora mayor de la villa, cazar unos trasgos que estaban molestando a un granjero. Conocí a varias personas, espero quedarme con sus nombres. Izalith es una de esas personas que me ha estado ayudando, algo que puedo agradecer con gusto, pese que a veces no parece hacerlo con el completo agrado. También un mediano, Buppi Salta Charcos...O algo así. Es un buen compañero, incluso cuando te arrastra por lugares demasiados peligrosos para enseñarte un yunque enorme en una ciudad enana. A Buppi le pedí ayuda con una misión de la cripta. No ayuda con el nigromante que estaba practicando magia y reviviendo los muertos de la gente; sino con las trampas y las puertas que me impiden el acceso. Esto también aplica para izalith, seguidora devota de Hoar. Le pregunto por sus bendiciones para lanzarme en solitario contra cualquier cosa, a cambio de que sus muertes sean en nombre de dios. A mi dios, Bahamut, no le interesa que se le nombre para esas cosas, espero. Guardo el nombre de mi dios para cosas más importantes, como la seguridad y bienestar de aquellos que, en mi cruzada, deseo proteger como un muro infranqueable.

Me puse de propósito cazar todo lo que en el camino intente atacar o herir a las personas, matando tanto trasgos, como osgos, ogros, bandidos, osos, lobos salvajes o rabiosos. No he sido escogido ni contratado, soy casi voluntario para ir desde Nevermorta hasta Sundabar, llevando en casi todas las ocasiones una mula con recursos. Mi caballo es un fiel compañero, es una lástima que tantos hayan caído conmigo en mi labor de eliminar el mal. Los recordaré a todos.

Los días pasaron y algo ocurrió. En Nevermorta vi a varias personas reunidas alrededor de un mediano que no conocí. Se trataba de alguien que preguntaba por un rescate hacia un niño y una elfa, raptados por unos trasgos en una zona oculta el camino. Izalith, Buppi, Zilones y su hermano. Creo que alguien más se unió a esa expedición para rescatarlos. La misión fue un completo éxito, pero creo nadie esperaba que estuvieran orcos junto los trasgos. Izalith pudo usar su magia para poner a salvo a ambos prisioneros. Hubo heridos pero no bajas graves. Todos salió bien.

He estado repetidas veces patrullando, viajando. He recibido ayuda de otra persona; Kamil. Me dio varias pociones que pude usar para cumplir una misión, estoy agradecido y le pagaré por ello cuando pueda. Pero la misión se complicó más de lo que esperaba, se trataba de rescatar un anciano de unos trasgos en una cueva, en las Montañas Rauvin. Una fortaleza conocida como "Fuerte Vérluzh". Había trasgos y arañas, algunos montados en ellas que simplemente envenenaban a todo lo que acertaban. Un extraño caballero me lanzó unos conjuros beneficiosos para avanzar, y le estoy agradecido. Me dieron la herramientas para lanzarme de cara a dar muerte a los malignos y rescatar al anciano que tenían secuestrado.

De vez en cuando me vuelvo a topar con estas personas conocidas, sobre todo Izalith. ¿Por qué será? ¿Acaso los dioses tienen algo que decirnos? Espero encontrar algo en mis rezos. También con Buppi, es agradable escuchar alguna historia suya, además de que es excelente "cerrajero". Con estas ayudas puedo lanzarme en solitario a derrotar casi cualquier cosa. Entre caída y caída, me alzo de nuevo y aprendo entre guerreros más experimentados.

¿Lo olvidé mencionar? Cuándo acabé la misión del Fuerte Vérluzh me otorgaron una espada, una llameante cuyo fuego no daña a aquellos que no albergan maldad en sus corazones. Me gusta la idea con la que se forjó este arma, le daré buen uso. Mm....Tempus, me pregunto a veces cómo es ese dios. Tal vez termine preguntando sobre esta deidad.

En mis recorridos nocturnos me he terminado topando con criaturas que creía no existían. Que...curioso. ¿Qué son esas cosas de alas negras y cabeza de cabra? ¿Es de cabra? No lo sé, pero rezuma maldad y muerte le di. Así como otras criaturas que parece extraviadas...como hombres lobo.

Tiempo pasaría y llegaría hasta Sundabar, lugar donde encontré de nuevo a Izalith y Buppi hablando con un enano sobre un robo. No tuve demasiada información al respecto, simplemente me uní a ellos. Al parecer alguien había robado y debíamos recuperarlo sin causar demasiados estragos. La cosa no salía como se esperaba pues Izalith terminaría golpeando al objetivo delante de todos en la taberna. Vinieron los guardias y se terminaría por descubrir que estábamos equivocados; esa persona no había robado nada. El enano nos engañó y fuimos para saldar cuentas, de forma casi pacífica. Pero de forma repentina, de nuevo Izalith golpeó al enano delante de un caballero de la orden argéntea. Mala idea, sin duda. La cosa terminaría con el enano encerrado y nosotros con una queja por parte de las gentes de Sundabar. Supongo es un precio por hacer el bien sin que te importe demasiado el resto.

Otro día me encontré con Izalith cerca de Fuerte nuevo. Ella me enseñó un camino que no había visto, pero entonces, al pasar al otro lado. Un draco me atacó con ferocidad, hiriéndome e inyectando veneno. Lo pude neutralizar sin problemas, tanto el draco como el veneno. Me atreví a subir más y encontré más de estas criaturas, morando y cazando, matando. Fui donde su nido y aplasté todo al ver tantos cadáveres de personas. Merecido karma, dracos...

Empecé a dejar los caminos para explorar nuevas rutas, nuevos caminos. Ya no solo era desde Nevermorta hasta Sundabar; ahora también me moría por Adbar y Fedbarr. Fue entonces que me toparía con unos gnolls en un pequeño fuerte, agresivos y diestros. Me sorprendió, aunque no fueron rivales para alguien más diestro. Más allá me encontré con un fuerte aún más grande, lleno de gnolls. Me debía preparar para barrer esa zona, por tanto regresé para prepararme a ese día.

Un día cualquiera por Nevermorta. Izalith me comentó que el guardia de la villa necesitaba ayuda y fui a ver de qué se trataba. Unos orcos se habían apostado cerca y trajeron al hijo de un líder consigo. Tenía que darle fin a esta cercanía a la villa. De nuevo le pedí a Izalith sus bendiciones antes de partir en solitario para despachar este nuevo desafío. Todos resultaron ser diestros, no como los orcos torpes que me había estado topando. Sabían usar técnicas que no esperaba encontrar en ellos...me intrigó. Su líder resultó ser un desafío mayor de lo que pensaba, y hubiera muerto de no ser por una poción que me dio Izalith de forma previa. Es un orco salvaje, pero admito su espíritu de pelea. Recordaré esta batalla.

Si algo no me esperaba era que mis pasos terminaría encontrándome varias veces matando dracos. ¿Cómo se reproducen tan rápido? ¿O acaso hay otro nido que no haya visto? Escucho rugidos en la cima, me hiela la sangre más que la fría temperatura del clima. No sé qué habrá arriba, pero no estoy preparado para enfrentarme a unas bestias así. La retirada es otro tipo de estrategia. Al volver al camino me terminé topando con un grupo de aventureros que pensaban asaltar la fortaleza orca cerca de Febarr. Decidí acompañarlos, y descubrí que era más grande de lo que imaginaba. Esos orcos eran como los que acabé cerca de Nevermorta; diestros. La zona estaba llena de trampas, eso es algo que me puede llevar fácilmente a la muerte si me toma en el peor de los casos.

Más allá de esa fortaleza orca. Me aventuré en solitario y encontré una cripta cargada de esqueletos, de pura maldad. Más abajo...algo terrible parecía estar creciendo. Peor, me convertí en una piedra. Mi vida llegó a su fin, no podía morir en ese estado, no podía rezar de nuevo a los dioses. Entonces una persona me sacó de ese estado, no podía saber cuánto tiempo estuve petrificado, miraba incrédulo a esa persona. Creo era un mago al que ahora le debo la vida. ¿Precio a mi vida? Je. Ojala pudiera alguien ponerlo, yo no tengo idea de si vale algo.
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