Antecedentes de Kamil, la barda.

Los trovadores de la región narran la historia de sus héroes. (Historias escritas por los jugadores)

Moderadores: DMs de tramas, DMs

Arick
Tejón Convocado
Tejón Convocado
Mensajes: 3
Registrado: Jue Mar 10, 2022 8:49 pm

Antecedentes de Kamil, la barda.

Mensaje por Arick »

Kamil despertó como cualquier día con ganas de ir a montar con su amiga Altair, séptima hija de Sir Alvar, miembro del Consejo de los Señores y leal protector de Hlammack. Como fiel paladín y defensor del reino, tenía sus establos repletos de hermosos corceles y caballos de batalla que solían entrenar a diario. Pero uno de ellos no tenía tanto brío y se lo regaló a su hija para su cumpleaños. La pequeña Altair y Kamil, hija de la comitiva de bardos y trovadores que entretenían las veladas festivas del castillo; se pasaban el día correteando por los establos, espiando a los soldados o simplemente comiendo galletas bajo el sol.
Nadie podría haber imaginado lo que ocurriría esa misma noche, se realizaría un festín para recibir a otro de los miembros del Consejo, y sus padres revisaban por última vez, sus instrumentos antes de unirse a los festejos.
Mientras transcurría el banquete, y los bardos amenizaban la cena, empezaron a caer uno a uno los invitados, sus rostros macilentos y sus espasmos descontrolados sobre el suelo, antes de último suspiro, manifestaban que habían sido envenenados.
Entonces, todo el salón se trasformó en una batalla campal, los soldados que estaban siendo agasajados, atacaban a los allí congregados. Caballeros, soldados y escuderos, que había llegado a conocer desde su llegada al castillo, se retorcían de dolor o yacían muertos. Sir Alvar pudo poner a salvo a sus hijas, antes de que su invitado le lanzara una daga a la garganta que acabó con su vida.
Altair, al igual que sus hermanas, huyó por los pasillos secretos, pero más tarde, Kamil sabría que solo una llegó a salir con vida de ellos y para su alivio inicial, creyó que era ella.
Pero, si lo sucedido no había sido lo suficientemente horrible, tras la matanza, el traidor Sir Brumm, aquel que había acabado con la vida de sus vecinos, protectores y amigos; decidió poner la segunda parte de su plan en marcha. Primero condenó como culpables a la compañía de juglares que se habían quedado estupefactos ante la escena. Todos aquellos soldados que no le prometiera lealtad, pasarían por el filo de su espada. Y como no, la mejor forma de hacer callar a los sirvientes, no era matarles, puesto que ellos no habrían podido ser envenenados por los bardos; así que, se les cortó la lengua, para que nunca pudieran contar lo sucedido aquella noche.
Sir Brumm, se acomodó en el castillo. Todo había salido como había planeado, solo quedaba zanjar un pequeño detalle. Encontrar a las mocosas y acabar con sus vidas, no debía ser muy difícil encontrar a unas damitas de alta cuna. Sobre todo, cuando su guardia personal regresó con los cadáveres inertes de seis de ellas. Entonces fueron a los calabozos para hacer un trato con la pequeña hija del trovador.
Kamil, por salvar a su padre de la horca, haría cualquier cosa; identificó a las niñas, con lágrimas en los ojos y después fue puesta en manos de una cuadrilla de ladronzuelos en la calles de Hlammack, con la intención de prepararla para encontrar a la heredera que escapó con vida; pues ella sería la única capaz de identificarla.
En las calles de Hlammack, malviviendo como una rata de alcantarilla, Kamil aprendió a defenderse, a entender la jerga de los de su calaña y a utilizar su encanto para algo más que cantar. Años después, solicitaron su presencia en el castillo, había llegado la hora, debía localizar a Altair, y traerla con vida…O sin ella. Lo importante era cerrarle la boca. Si era capaz de hacerlo, su padre se libraría por lo pronto de la horca y quien sabe, quizás lo liberara del todo.
Habían pasado mucho tiempo, pero Kamil confiaba en poder reconocer a Altair, solo debía encontrar su rastro. En su búsqueda, el dolor por lo sucedido, empezó a corroerla por dentro, y la alegre niña que un día fuera, se transformó en una joven atormentada por el pasado y el presente. Su sociabilidad se vio reducida a hablar consigo misma, creando una personalidad paralela a la que llamaba Shasa, y que tomaba el control cuando Kamil se veía superada por la pena.
La necesidad de hacer partícipes a los demás de su sufrimiento, la condujo por sendas que jamás había sospechado y poco a poco, empezó a utilizar su voz, no alegremente para animar veladas y ganarse el sustento, si no para manifestar su dolor y hacer a los oyentes partícipes de él, una vez lograda la intención de dominarlos, no fue difícil conseguir el rastro que buscaba.
El giro del destino, la llevó a Sundabar y desde allí, exploró los alrededores en busca de la dama. Pero no todo fue sencillo, el tiempo iba pasando y la desesperación se apoderaba de ella, tanto que llegó a establecer relaciones con siervos del mal, para conseguir que la ayudaran en su búsqueda, sin embargo su máximo aliado, desapareció de la noche a la mañana, y nada se volvió a saber de él.
Un día, explorando las tierras del este, junto a otro compañero, cayó bajo las oscuras magias de un hechicero. Cuando despertó, de su cabeza se habían desvanecido todos los recuerdos, todas las experiencias…En ese momento la invadió el pánico, y gracias a personas que la conocían pudo recobrar pequeños trazos de su identidad. Su pasado empezó a formarse en torno a imágenes fugaces que alguna vez apareciesen. Pero, actualmente, estas imágenes solo reflejan el pasado de su niñez, y Kamil, llega a un punto en el que no puede ver más allá, un muro bloquea su pasado más reciente.
Por lo pronto, ha localizado a Altair, y parece, que convertida en caballero, ha llevado a término su honorable cruzada encarcelando al usurpador con el apoyo de la reina. Pero Kamil aún tiene por delante una gran tarea, encontrar a su padre y asegurarse que está bien y recuperar todos los retazos de la vida que se han perdido, pues siente que necesita respuestas. Sin embargo, no descarta, retornar a Hlammack y dar rienda suelta a su deseo de venganza contra el usurpador, si este, con sus argucias y contactos llegara a quedar libre.
Responder