El fin del interludio
El artefacto se agitaba por última vez entre sus manos mientras los últimos restos de magia acumulada en su interior fluían lentamente entre sus dedos, hasta sus tatuajes, los cuales brillaban como nunca antes devorando con ansias la magia pura . Quien iba a pensar que los recientes acontecimientos en el bosque de Arn pudieran acelerar el objetivo del pequeño artefacto, pensaba ella con una sonrisa de satisfacción mientras notaba como su meta se cumplía al fin. La constante presión que había sentido durante años, desde aquel despertar en esa posada, empezaba a desvanecerse, las líneas anchas tatuadas en su piel empezaban a desdibujarse y desprenderse de ella lentamente, al fin había podido romper por completo ambos sellos.
El artefacto inerte cayó al suelo con un sonoro y seco ruido mientras ella se llevaba una mano a la cabeza, la sensación era extraña, como la de despertar de un sueño vivido aunque más intensa y profunda. Los iluminados tatuajes se resquebrajaban y se desprendían intentando aferrarse a su cuerpo de forma inútil, años de frustración y de espera eran liberados con un último destello de poder desde su interior acompañado con un movimiento brusco de sus brazos. Una pequeña onda expansiva de pura magia surgiendo de su cuerpo acelerando el proceso haciendo saltar por los aires los restos de los sellos que la constreñían, se acabó, al fin estaba libre.
Abrió los ojos para observar el bello paisaje de las montañas mientras respiraba profundamente. Sus mente estaba confusa, las memorias de los últimos años se arremolinaban mientras trataba de ordenarlos de la forma correcta, por suerte era una experta en este tema.
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Ha, qué vida tan fascinante has vivido joven ingenua Dijo acompañando de un suspiro de alivio
Una espesa sombra negra gélida se empezaba a formar a sus pies pero la familiar sensación de constricción de los sellos ya no estaba. En su lugar, había una pequeña sensación que no sabía explicar, ¿miedo tal vez? Decidió revisar sus pertenencias, para ayudar a poner orden a sus memorias. Algunas de ellas eran descartadas y devoradas por la sombra gélida del suelo que ahora la rodeaba.
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¿Por qué el miedo? No eres otra persona ahora, eres tú misma al fin. Se dijo a sí misma calmando la fugaz sensación
Tanto esfuerzo, para conseguir tan poco… Pero no te preocupes, desde ahora las cosas serán como deberían haber sido Decía para sí misma mientras una a una revisaba los objetos que contenía la bolsa mágica. Cada uno la ayudaba a poner un recuerdo en su lugar de forma más rápida.
Sus dedos sacaron una runa que contenía poder divino, el recuerdo del clérigo de Shóndakul no se hizo esperar en aparecer en su mente. Uno recuerdo llevó a otro y luego a otro y a otro…
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Comprendo. No todo ha sido tan fútil… Lastima que el se marchara, aunque me dejo un buen recuerdo, muy útil Guardó la runa en un lugar accesible pero oculto de su ropa
Oh, ni mucho menos fútil… Añadió al sacar un libro con sangre en la cubierta.
Un grimorio de magia de sangre, vaya vaya con los vampiros ancianos, tendré que volver a leerlo… De la forma adecuada Dijo con media sonrisa mientras lo volvía a guardar
Los recuerdos de una niña de pelo negro casi la abrumaron cuando encontró un pequeño talismán hecho a mano. Examinaba el talismán mientras recordaba el rostro de la pequeña y las conversaciones con ella. Se preguntó dónde estaría, deseando que pudiera ser libre al igual que ella misma lo era ahora. También acerca de la debilidad que había mostrado con los niños por el hecho de no poder tener uno. Nunca lo había deseado realmente, pero el hecho de no poder hacerlo ya que el tiempo no pasaba para su cuerpo… Debió de ser una forma de sobrellevarlo al no tener el conocimiento y entendimiento de lo que le ocurría durante el tiempo que sus recuerdos habían estado sellados. Guardo el amuleto con una sonrisa, pensando en que siempre podría localizarla usando ciertos métodos, tal vez en el futuro lo hiciera.
Sin prisa seguía revisando objeto tras objeto hasta que sacó una moneda roja. Su semblante se puso serio mientras la sujetaba entre dos dedos para examinarla. No tenía ningún valor, aunque sí un uso, pero eso no era lo que le interesaba si no lo que representaba. Recuerdos de varias personas vinieron a su mente, todas tenían algo en común, habían intentado usarla durante los últimos años como una herramienta para sus propios juegos, usarla como un escalón más en algún tipo de ascenso hacia sus objetivos. La moneda cayó al suelo, la sombra oscura de sus pies hizo un hueco para dejarla hundirse en la nieve, no merecía la pena malgastar energía de ningún tipo en ello, que se oxidara olvidada en aquel lugar.
El último objeto que sacó de la bolsa era un pequeño anillo de bodas, en él se podían leer los nombres de dos viejos aventureros de la región. Leyó la inscripción una vez más mientras recordaba el desenlace triste de esa unión. No estaba segura de por qué decidió guardar el anillo, tal vez para darle un uso en el futuro, tal vez como testimonio del paso del tiempo, algo propio de esa joven ingenua. Un destello precio a una corriente mágica que destruyó el anillo como si fuera papel.
Y al fin, su mente estaba clara y todos los recuerdos de este interludio en su vida estaban en su sitio. Tomó aire con una sonrisa mientras extendía los brazos, la sombra subía por sus piernas y su espalda formando lentamente unas alas grandes y negras en ella.
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¡Al fin, libre! Se acabaron las restricciones, se rompieron las cadenas. Vuelvo a ser yo. Dijo bien alto, dejando que sus palabras hicieran eco en las montañas
Las alas la impulsaron en el aire con más fuerza que nunca, alejándola del lugar, libre de cualquier atadura a ese lugar. Sus pensamientos se alejaban de ese sitio con cada aleteo y empezaban a centrarse en sus próximos pasos. Habían pasado muchos años desde que la sellaron, seria difícil encontrar a quien traicionó su confianza… Pero tenía paciencia, y sobre todo tenía tiempo. La venganza es un plato que se sirve frío de todas formas, y vaya que me vengare, pensó mientras el aire gélido golpeaba su rostro. ¿Qué eran para ella otros 100 o 200 años si con ello obtenía la merecida satisfacción de la venganza?. Atravesó una nube a toda velocidad, dejando un agujero en medio, hacía mucho tiempo que no se notaba tan ligera, tan decidida.
Encontraría a ese elfo y le haría lamentar el día que traicionó a Maelisara. Y después… Oh, después había tanto por hacer, tantas ideas que explorar… Y Maelisara rió, porque el mundo entero estaba, otra vez, a su alcance. Y esta vez nadie la detendría.
