...Condenadamente hermosa ella era, incluso a los cinco años ya poseía encanto. Como si de un haz de luz entrando en la habitación de una matrona se tratase, entré yo en la Casa Vaink´trull. Nada había sido tan difícil en mi vida. Llegar a Menzoberranzan, entrar en el Estemyr, encontrarme a aquella criatura, tal y como se describía en mis sueños, y poner en práctica todas mis habilidades.
El Estemyr es el lugar de maquinación drow por excelencia de Menzo. Allí viven los mercaderes menores, plebeyos y una gran parte de mercenarios. Un barrio que ya conocía de mi persona aunque hacía más de 35 años que no me veían, aún había legado Vaahrst por parte mía y de mi hermano allí. Según me contaron mis antiguos contactos, Kelnozz había pasado por allí hacía no más de 10 años, pero había marchado de la ciudad tres dekhanas atrás.
Una serie de establecimientos comerciales se situaban a ambos lados de la Casa de Elkantar´Szor, antiguo miembro de mi grupo de mercenarios que complementábamos mi hermano y yo. Aún seguía vivo, y lo que era más importante para mi reingreso en Menzo, Elk seguía activo en el negocio.
Comprarle información era menester, así lo hice, y a pesar que mi paso por el Ammarindar me hizo perder la noción del tiempo, por secuelas de aquella celda infernal y caótica-temporal, gracias a la información de Elk en las siguientes tres dekhanas pude hacerme una idea de en que época estábamos y qué estaba al orden del ciclo en la gran urbe.
Recopilando información y realizando trabajos menores para Elk me topé con Xune Vaink´trull, madre de Jin´Xesh, la cual portaba en brazos. A su lado dos varones que enfundadas llevaban dos bastardas a la espalda.
La hembra entrada ya en años me miró con un semblante de altivez abrumador, en sus ojos reflejaba la codicia, en su sonrisa, crueldad, en su voz...auténtica frialdad.
- "Ten varón, quiero una muerte rápida y dolorosa para el individuo que ahí se menciona" - .Señalaba la carta que me pasaba discretamente mientras en las sombras de El Azote, una taberna poco frecuentada por extraños, nos sentábamos.
No pregunté más, no era necesario, mejor decir que en este tipo de trabajos cuanto menos sepas, más y mejor vives.
El individuo era una hembra de la casa superior a la Vaink´trull, Casa Varhal´ein, una guardia oscura, o guardia negra como se dice aquí en Bel´aragh, protectora de una Yathrin importante, e ingeniosa fue Xune al no mencionar nada del varón magistrado que siempre acompañaba a la sacerdotisa.
"Tres por el precio de uno". Sin duda la madre de quien me había traído desde Sshamazh, había sabido jugar sus cartas, a ver quien era el "listo" que le iba con excusas a una hembra drow que había pagado por un asesinato. !Dioses...como odio la enrevesada inteligencia de nuestras hembras!
Y ahí estaba yo, con un, sin duda, "Señor encargo". Recapitulé sobre mis objetivos, los analicé; con respecto a quien sería el primer blanco no había duda alguna, el magistrado drow. Un varón que poseía una extraña enfermedad, gigantismo, era enorme, llegaba a medir 1,80 de estatura. De enormes y musculosos brazos. Un espadón portaba a su espalda y encima sabía usar la magia. ¡Odio a estos magistrados seguidores de Selvetarm!
El porque de mi elección como primer blanco no tiene cavidad aquí, pero para aquellos que algún día lean esta historia y no lo sepan, os lo explico; si un drow muere como es debido, letal y rápidamente, pasa al olvido, pero es que si encima es varón, se le olvida más rápidamente.
El segundo blanco pasábase a discutir, ya que tras el análisis de la psique de la guardaespaldas y de su perfil de movimientos, la catalogué como de fácil corrupción. De ahí que la Yathrin mantuviese cerca a un varón que muchas veces es más leal que una hembra que desea tu puesto, y si encima es uno de esos locos masoquistas de Selvetarm, que se unen a la diosa por voluntad propia y con regodeos, pues mejor que mejor.
Pensé en su momento que la guardia oscura podría sobornarse con un suculento plan de destrucción de la susodicha protegida, pero sinceramente, la persuasión y la labia con las mujeres nunca han sido mi fuerte, así pues ella pasaría a ser el siguiente blanco, paso por paso, metódicamente, con elegancia pero efectividad.
Por último había que trazar un plan para eliminar a los tres individuos de forma simultánea. Un esquema pasó por mi mente fugazmente; Veneno-veneno-espada.
Dediqué todo el esfuerzo en hacer acopio de todos los venenos que me quedasen, y desde luego, alguien estaba de mi parte, pues a pesar de mis largos viajes disponía aun de un bote de Belbol d´Elghinn, y otro de Velkyn Ogglin, hemotoxina y neurotoxina respectivamente.
El Belbol es más rápido que el Velkyn y retirar a la principal fuerza de combate de en medio era providencial. Tras una dekhana analizando patrón de movimientos del enorme magistrado, realicé una pequeña visita de cortesía a la entrada externa de sus aposentos en el piso alto. Grandioso fue el inventor de estos broches de levitación artificiales, pues solo tuve que esperar en el balcón a su llegada, desde luego ese varón no pasaba desapercibido y una inyección letal en la carótida hizo que en cuestión de segundos su corazón estallara en el interior de su pecho. El Belbol es un vaso-dilatador, en las dosis adecuadas hace que te ahogues en tu propia sangre, es...poesía.
La guardia oscura debía encontrarse con el magistrado en sus aposentos en media hora, todo estaba previsto, sabía cual era el momento de actuar.
Arrastré el enorme cuerpo del varón hasta la mitad de la habitación orientado hacia el balcón y clavé una flecha en su costado, no había rastro de sangre por lo que mi plan iba sobre ruedas.
Una vez tocaba la guardiana en la puerta de los aposentos tiré un jarrón al centro de la sala, al lado del varón, el sonido fue estruendoso, y la guardiana no dudó en entrar en la habitación, al entrar se encontró el balcón abierto y el cuerpo del magistrado en el suelo con la flecha en un costado, un jarrón roto a su lado al igual que el mueble que lo sostenía. Si yo fuese la hembra lo primero que haría sería asegurar el balcón, y así fue, corrió fugazmente hacia el balcón y una vez asomó la cabeza mis manos tapaban su boca mientras la gruesa aguja que acompañaba el frasco de Velkyn se clavaba en su columna, con fuerza, llegándole a la médula. Instantáneamente comenzó a notar los efectos paralizantes boca hacia abajo del veneno, sus músculos se estiraban tanto que se partían sus fibras, el dolor es inimaginable, sin embargo sus cuerdas vocales están totalmente colapsadas por la parálisis, apenas un hilo de aire entra en sus pulmones, se arqueaba su columna hacia detrás tan bruscamente que algunas cervicales se le partían, provocándole numerosas hernias mientras los ojos de la hembra denotaban el horrible dolor por el que estaba pasando, lágrimas caían de sus ojos mientras me situaba delante de ella colocando sutilmente mis manos en su espalda arqueada, y la movía hacia un lado y a otro realizando el ritual baile de muerte, mi sonrisa cínica denotaba mi satisfacción, mientras lengua recorría su ombligo hasta sus pechos mirándola fijamente. Su cuello se partía en silencio un minuto más tarde.
Veneno-veneno-espada. Había retirado a los estorbos de en medio, no por ello la situación se convertía a mi favor, hablábamos de asesinar a una sacerdotisa de la diosa, cosa que jamás se me pasaría por la cabeza si no fuese absolutamente necesario, sin embargo el trabajo es el trabajo y esto estaba al orden del día.
Coloqué el cuerpo de la guardiana sobre el del magistrado, ¡Qué escena! y que buen trabajo había realizado. Me encaminé hacia los aposentos de la Yathrin ahora que la vigilancia era mínima ya que sus dos consortes de protección se encontraban en el mismo sector. Algo que no había calculado, al parecer la guardiana había dejado la puerta de la habitación de la sacerdotisa entreabierta, y desconocía el porque, cosa que detestaba en una misión que estaba calculada al milímetro.
Abrí la puerta lentamente y observé en su interior, no había nadie. La bañera soltaba espuma propia de algún producto de limpieza de las sacerdotisas, parecía que fuese a darse un baño, pero...¿dónde estaba?
En ese momento escuché un movimiento a mis espaldas y una daga de doble filo se avalanzaba sobre mí mientras la hermosa sierva de Lolth sonreía sádicamente.
Usando la que posteriormente sería una técnica de mi reconocida escuela de combate, el Kaoh Houi´sh, un movimiento tan sutil y rápido que permite al que lo domina evadir cualquier ataque trasero con eficacia, orientando tu propio cuerpo al contraataque. Solo un movimiento, la Yatrhin no tuvo tiempo para pedir ayuda a la diosa, demasiado lenta, y por tu insolencia ahora lo pagarás con la vida. Murió con la estocada en el vientre de mi espada.
Trabajo concluido, debía marcharme, pero mi orgullo y en parte insolencia me condujeron por otro camino, el camino de la soberbia. Arrastré el cuerpo de la sacerdotisa hasta la habitación del magistrado y lo coloqué encima de los otros dos, apilados los tres. Soberbio.
...Una sonrisa pícara mezclada con un aire de satisfacción me ofrecía Xune, la madre de Jin´Xesh y heredera de la casa Vaink´trull.
-"Te seré franca varón; no esperaba que lo consiguieses, por ello te pedí a ti, alguien que acababa de llegar a la ciudad el trabajo, alguien que no sabía quien le había mandado el trabajo, alguien que sufriría en caso de fallar en su cometido, y yo y mi casa saldrían impunes de tu error...Sin embargo, veo que vales demasiado como para hacerte sufrir pequeñomacho..." -.Volvía a sonreirme de la misma manera, observándome de arriba abajo mientras mordía uno de sus carnosos labios.
La verdad es que no hay nada, ni habrá nada escrito sobre los impulsos sexuales de nuestra raza. Algunos, pecadores, se dejan llevar por la lujuria, adictos al goze y al deseo, las hembras ceden sus sentimientos, se rebajan a la misma altura que los varones, incluso algunos dicen amarse. Da la casualidad de que la gran mayoría de estos individuos, han tenido una crianza relacionada con la cultura darthiir, fantasean con el amor propio de nuestros primos de la superficie.
Cierto es que la mayoría de los integrantes de nuestra sociedad odian a muerte a los darthiir, en mi caso, odio más a aquellos que me han hecho dificil mi existencia, tales como quitinosos, duérgars, ilícidos y sobre todo...infernales y demonios.
Dicen que nuestro odio proviene del odio que nació de Lolth para con el panteón élfico antaño, del odio a Corellón, la verdad es que me desentiendo de ello, no lo necesito para sobrevivir, no me interesa.
No, aquí abajo no existe amor, nuestro afecto por otro es denominado afinidad. Como toda sociedad, convivimos en un mismo lugar, nos relacionamos unos con otros, y aunque existe un dogma, y una sociedad feminista donde la palabra de una mujer es ley, también hay lugar para la afinidad entre drows. Gracias a la afinidad existen integrantes que se rebelan contra el estatus-quo y avanzan hacia la superficie, adoran a Eilistrae. Pero ellos son débiles, confunden la afinidad con el sentimiento y el amor, la afinidad drow se controla, un varón es conocedor de su lugar, en caso de afinidad con una mujer este se rinde a sus pies, pues el control que se tiene sobre tal situación es absoluto.
Nada de desenfreno, una relación afín no se interpone jamás en los intereses de la diosa. No existe lugar para los celos dentro de la afinidad, una mujer hace lo que le place, nosotros si realizamos alguna acción sin duda no es movida por los celos sino por la supervivencia, pues dos varones no pueden vivir mucho tiempo si ambos mantienen una afinidad conjunta con una hembra, tarde o temprano acabarán destruyéndose a si mismos. Es cuestión de orgullo, no de celos.
Esto sucede al margen del ya sabido y común estado del varón en nuestra sociedad dentro de las Casas. Si perteneces a una casa no hay lugar para este tipo de impulsos, no hay lugar para el sexo a no ser que la matrona así lo quiera, eligiendo a un semental, (normalmente el más fuerte e inteligente) para procrear.
Solo algunos llegan a tener tal prestigio, aquellos que saben cual es su lugar, somos féminas herramientas.
Tal vez despertase la afinidad en Xune, pues en nada pidió a su madre la Ilharess Vaink´trull mi ingreso en la casa tras mi hazaña. Con una política de procreación masiva, la Casa Vaink´trull me colocó en breve como semental, cinco hembras deberían ser fecundadas en menos de tres dekhanas...tal vez por ello me sonreía Xune.
Placentera aunque agotadora tarea sin duda, solo nosotros sabemos como realizar este tipo de actos de forma sublime, o eso o nos mutilan.
No obstante mi papel dentro de la Vaink resultó ser más militar, a mi agredecer he de decir, pues verme envuelto en disputas de mi cuerpo por parte de las hembras no era algo que me llamase mucho la atención.
-"Protector, defensor y escolta personal de mi persona y de mi hija Jin´Xesh tu serás Raknalein".- Decía solemnemente la heredera.
Pero la casa fue destruida y pasó al olvido en Menzoberranzan. Pocos salieron con vida del ataque de una de las casas rivales. De entre los supervivientes salíamos Jin´Xesh y yo, una hembra que solo tenía 15 años, pero que no necesitaba crianza, pues poseía un don, el don de la videncia, de la premonición, un don que nos salvó en incontables ocasiones.
Ambos nos dedicamos al oficio de mercenarios, era lo que mejor se me daba y teniendo al lado a una hembra hermosa que era capaz de saber dónde había clientela, pues la cosa no nos fue tan mal. Así vivimos durante 90 años, hasta que nuestros pasos nos condujeron a Bel´aragh. La fortaleza.
Estas son mis memorias, aquellas en las que narro fugazmente mis pasos lentos, espero que os hagais una idea de quien soy, dónde he estado y cuál es mi visión para con la vida...todas aquellas situaciones que merecen ser narradas, lo serán, pero todo en su momento.
Comienzan Las Crónicas Veldruk...
Última edición por TheMarres el Jue Sep 13, 2007 6:51 pm, editado 1 vez en total.
Bel´aragh. Un fuerte que poco a poco fue adquiriendo la condición de ciudad bajo la tutela de Menzoberranzan. Unos kilómetros al este, situada en la supraoscuridad, puesto fronterizo con los rivvil de Nevesmortas.
Nada más llegar, Jin´Xesh y yo fuimos a la posada. "El Estoque afilado" con Legebril como propietario. Veníamos buscando un futuro, el cuál ella había contemplado en una de sus visiones, la casa Neyz´rul era nuestro objetivo.
Más sin embargo las cosas se torcieron por desgracia. Jin´Xesh empezaba a alcanzar la madurez, y con ella sus instintos carnales, en 90 años jamás me había pedido placer, disfrute o goce. Ahora sí lo hacía.
Y con ella se vio envuelta Evanthé... una hembra drow liberal que trataba a los varones como "grandes" en nuestra sociedad, con cariño, amor y ternura.
Por aquel entonces, me pareció curioso y anduve con ella unos meses, me pareció mística su forma de ver las cosas. No obstante Jin´Xesh movida por los celos poco tardó en delatar a Evanthé a la matrona Neyz´rul. Fue castigada por encariñarse conmigo. Y poco después desapareció para siempre.
Las demás casas de Bel´aragh comenzaron a interesarse por nosotros dos, pero por aquel entonces mi señora Jin´Xesh no terminaba por decidirse... y nunca lo hizo.
Tuve otro encuentro con Kéinyr Vhok, cerca de Menzoberranzan. Estuve varias dekhanas encerrado en el angosto paso sombrío tres kilómetros dirección nor/noreste de la metrópolis, haciéndole frente a las continuas mareas de tanarukks yo sólo, analizando el terreno y jugando mis pocas cartas a mi favor, pude escapar en un descuido una vez más de los demonios, con secuelas psicológicas nuevamente, ese maldito demonio me destrozaba la mente. Cuando logré regresar a la Bel´aragh, Jin´Xesh ya no estaba.
Y fue entonces cuando Ev´aine me descubrió, la heredera de la casa Veldruk. Ambiciosa hembra, cría aún, virgen e inmaculada su entrepierna, caprichosa y malcriada su actitud.
Sin recursos, sin señora y nuevamente sólo en la Antípoda, no tuve más remedio que aceptar ante mi reclutamiento para la Veldruk.
Así comenzó mi estancia en La casa de las Sombras, la Casa Veldruk, una estancia movida, progresiva, dura, incluso... amorosa.