La muralla había caído hace poco mas de una hora, y una horda de curtidos guerreros embutidos en enormes armaduras y cubiertos con pieles de osos y lobos se enfrentaban ahora al desprevenido ejercito custodio de la fortaleza.
El ejercito invasor era sumamente superior y contaba con el factor sorpresa, a su cabeza, el famoso “Dragón de Tyr” originario de Noivern y famoso por sus acciones en puerta de Baldur, este seria un duro golpe para los adoradores del dios muerto, este seria un duro día para Baal.
Una mágica bola de fuego ilumino fugazmente la noche, tiempo suficiente para que los mas rápidos pudieran vislumbrar en lo alto de las almenas la enorme figura del señor de la fortaleza con su capa ondeando al viento y empuñando su famoso mandoble, como desafiando al enemigo a llegar hasta las almenas para combatir contra el.
Era cuestión de horas que llegará el fin de esta confrontación, El dragón se enfrentaría al campeón de Baal, y solo uno de los sobreviviría en la batalla de La Fortaleza Negra, librada en El Gran Glaciar.
Pero por cada historia que acaban, muchas empiezan...la que vamos a relatar da comienzo durante el asedio, la historia de Alatariel Vardamir, familia de sangre del señor de la fortaleza, y prometedora consejera en aprendizaje...
Alatariel, o mas bien Alariel como se hace llamar, nunca había sido una mujer de acción, si bien es cierto que era una persona sumamente carismática e inteligente con un futuro prometedor por delante, una mente fría, calculadora y enigmática, amante enfebrecida de la muerte y el sufrimiento, ha logrado desarrollar y dar forma a algunos poderes innatos y se siente cercana en mentalidad a Loviatar, La doncella del dolor.
Y allí estaba ella...todos sus sueños rotos en una noche, con la gente corriendo de un lado a otro en el interior de la fortaleza, el caos se adueñaba de la situación, a paso apresurado abandonó la zona de las estancias personales y se dirigió hacia el ala oeste con la esperanza de abandonar la fortaleza por la salida secundaria, las fuerzas invasoras aun no habían penetrado y el camino debería transcurrir con relativa seguridad, aun así aligero mas el paso si cabe.
Y de pronto, al torcer un pasillo...
¡Espero que os esté gustando


Un saludiño!