Retorno
Sólo ante el mar en calma. El acantilado matutino es su refugio. Observa inmóvil el arrullo de la espuma quebrándose en la orilla, la quieta infinitud azul y verde, el horizonte blanquecino. Su mente calcula la velocidad de la suave brisa marina. La densidad del aire, el movimiento de la estrella de la mañana arrojando color sobre aquella remota región del mundo. Domina una vasta región desde el pico rocoso.
Su mano acaricia el proyectil de talla única. Única talla de aquel extraño material, similar a la madera en ciertos aspectos, mucho más duro, de brillo cromático. Coralyn lo llaman los escasos pescadores. Una flecha especial para un tiro difícil. Cinco fueron tallados, sólo éste aguarda su destino. Su vuelo eterno.
Destino último vibra bajo la primera luz, todo está preparado.
Crujidos en la arena, a su espalda, lejos. Acude presta al destino, se acerca por la playa inconsciente en su altivez. Su ego le precede. Su ego y catorce guardias fuertemente armados. Extremadamente peligroso, habían predicho los oráculos. Eliminarlo ahora, antes de que pudiera hacer daño, es fundamental para mantener el equilibrio. El último del quinteto. Había que acabar el trabajo, y regresar a casa.
A casa… ¿cuánto tiempo había pasado? Los bosques helados del Norte, sus buenos elfos… Ni siquiera Vcho sabía nada. Poco importa el tiempo pasado, reflexiona el tirador. Después de esto, olvidaré todo, no dejaré pista alguna, nadie sabrá quién fue el arquero. El conjuro borraría estos últimos meses (años…) despertaría en el bosque, recordaría haber vagado por tierras lejanas siguiendo un impulso salvaje, poseído por su naturaleza. Nadie sabría nada, nadie estaría en peligro. Tal como acordaron.
Se acercan a la posición indicada. La mirada precisa atraviesa la distancia, predice la trayectoria. La cresta se agita blanca en la brisa, la cuerda responde al canto de la orilla, allá abajo, casi mil metros en tiro directo. Algo más debido a la trayectoria parabólica de la flecha de pluma de gaviota.
La luz del sol cabalga sobre el mar, bañando la orilla. El farallón rocoso se mancha de su luz. Canta el arco. Diez, once, doce segundos. Cae el mago. Destino último prolonga su canto durante algunos instantes más. Expira lentamente el arquero.
Erguido sobre la roca contempla el éxito de su disparo. Lejos de la vista de cualquiera sonríe, se da media vuelta, empieza a caminar sin prisa.
El elfo salvaje vuelve a casa.
//Por cuestiones personales y el repentino e inesperado suicidio de mi pc, he estado ausente del servidor de un tiempo a esta parte. Bueno... cuento con un pc hasta, por lo menos, navidades, asíque me veréis por aquí de vez en cuando. Un saludo Marca Árgéntea!!!!
Elenthyl Quart´Hadast
Regreso
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