Desaliento
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Desaliento
El Sol se alza sobre el cielo grisáceo. La nieve no cesa. Los pájaros ya no cantan, el viento ya no sopla como antaño.
En lo más alto de los pináculos, una pequeña figura da la bienvenida al nuevo día. Su rojizo cabello está cubierto por una fina capa blanquecina, obra de los cuantiosos copos que caen sobre ella.
El frío no le importa. No lo siente. Su cuerpo ha sido invadido por la tristeza y la amargura. Desearía volver atrás en el tiempo y no volver a errar en su camino, su senda.
Inmóvil, su mirada está puesta en el bosque, aquello por lo que tanto ha luchado. ¿Para qué? La mediana trata de encontrar una respuesta. No la halla. Vashard tiene razón. No vale la pena continuar.
¿Qué la ata a ese lugar?
Su mente no deja de dar vueltas a la pregunta que le hizo el explorador. Elenna ya ha crecido, incluso tiene marido. No tiene sentido seguir cuidando de ella. No es el bebé que 22 años atrás reposaba sobre los brazos de la mediana. Además, teniendo a Lara cerca estará a salvo.
A todo eso se mezcla la pésima noticia de la marcha de su principal valedor, Vashard. Aún no sabe exactamente qué siente por él. ¿Amor? ¿Compasión? ¿Tristeza? Son dos almas solitarias que no han encontrado su verdadero camino.
El explorador conoce todos los caminos... menos el suyo propio.
La frase del explorador no deja de repetirse en su mente. Aquella escena, el lago, Krine...
Vashard no es fuerte... su corazón sufre en silencio.
Las palabras del gran lobo resuenan como un eco dentro de su cabeza. ¿Porqué esa sensación de lástima? ¿Acaso es ella capaz de amar? No lo sabe con certeza. Ella quiere compartir de algún modo el dolor del explorador, o quizá también una parte de su corazón.
¿Quién más queda en la villa?
Phandaal...
Un amigo fiel, sin duda, pero desaparecido. Desde que entró de nuevo como maestro en la Orden de Magos, su relación de amistad se fue distanciando, pues el archimago andaba siempre ocupado. Sin él, jamás habría conseguido un hogar decente en Nevesmortas. Ojalá nunca se hubiese separado de Amara.
Leonard y Nymiel...
Qué hubiese sido de mi si no hubiera llegado a conocer a esta pareja. Seguramente habría muerto por intoxicación de amanitas. Muchas veces estuve hospedada en su casa, y más aún con el estómago hecho trizas.
Claudia, Eorlin y Aranel...
¿Quién lo iba a decir eh, Eorlin? Pasar de ser unos vulgares ladronzuelos a dos fieles guardabosques. ¿El cambio ha valido la pena? Creo que sí... al menos ha servido para amistar con gente como la simpática Aranel. Vuestra marcha me dolió, pero ahora comprendo vuestros motivos. En cuanto a ti, Claudia, no he podido agradecerte aún que me salvaras la vida en Felbarr. Desapareciste sin más tras la batalla. Prefiero pensar que siguen habiendo un par de ojos acechando en todo momento, vigilando por mi.
Eliaë y Quarrel...
Nunca he sabido con certeza cual es vuestro objetivo en la Marca. Misteriosos y poco habladores, siempre me habéis hecho tener un ojo encima vuestro. Pero... después de todo, creo que no somos tan diferentes. Es más, quizá sois lo más parecido a mi... pero ha faltado cruzar más palabras.
Ariel, Sabath, Rick y Terence...
Esperaba más de vosotros. Vuestra conducta hacia la Garra me hace revolver el estómago. Ellos al igual que yo hemos intentado mantener un equilibrio de la naturaleza en la zona. ¿Así nos lo agradecéis? Antaño te consideré como una hermana, Ariel. Deberíais dejar el orgullo de lado algún día y centraros en lo que os rodea. El único por el que muestro algo de simpatía y quizá por eso haya cumplido con su último encargo es Terence, que al fin y al cabo, se planteó abandonar la Orden de Caballeros, viendo que no andaba bien.
¿Los caballeros tienen la autoridad en el bosque?
Una leve sonrisa se esboza en el rostro de la mediana. Lamentarán haber actuado así. Un detalle como ese es capaz de dar un giro inesperado en la vida.
La mediana dirige ahora su mirada hacia su manita izquierda. Acto seguido se palpa con la derecha el cuello. Las marcas siguen ahí.
A veces hay cosas que es mejor no desenterrarlas del pasado...
El recuerdo de las imágenes vistas en el estanque junto con Corina hacía estremecer a la pequeña. ¿Qué eran aquellos seres? ¿Realmente eran vampiros? ¿Le habían robado su alma, como la brujita le explicó? De ser así, ¿Porqué no ha oído hablar nunca de esos malditos engendros?
Demasiadas veces han jugado con la mente de la mediana para que no recuerde algo con claridad, pese a ser una de las personas que más guerra les ha dado.
Finalizada la reflexión, Kristine se sube la capucha y sonríe al nuevo día.
¿Qué la ata a ese lugar?
Definitivamente ha hallado una respuesta: nada.
En lo más alto de los pináculos, una pequeña figura da la bienvenida al nuevo día. Su rojizo cabello está cubierto por una fina capa blanquecina, obra de los cuantiosos copos que caen sobre ella.
El frío no le importa. No lo siente. Su cuerpo ha sido invadido por la tristeza y la amargura. Desearía volver atrás en el tiempo y no volver a errar en su camino, su senda.
Inmóvil, su mirada está puesta en el bosque, aquello por lo que tanto ha luchado. ¿Para qué? La mediana trata de encontrar una respuesta. No la halla. Vashard tiene razón. No vale la pena continuar.
¿Qué la ata a ese lugar?
Su mente no deja de dar vueltas a la pregunta que le hizo el explorador. Elenna ya ha crecido, incluso tiene marido. No tiene sentido seguir cuidando de ella. No es el bebé que 22 años atrás reposaba sobre los brazos de la mediana. Además, teniendo a Lara cerca estará a salvo.
A todo eso se mezcla la pésima noticia de la marcha de su principal valedor, Vashard. Aún no sabe exactamente qué siente por él. ¿Amor? ¿Compasión? ¿Tristeza? Son dos almas solitarias que no han encontrado su verdadero camino.
El explorador conoce todos los caminos... menos el suyo propio.
La frase del explorador no deja de repetirse en su mente. Aquella escena, el lago, Krine...
Vashard no es fuerte... su corazón sufre en silencio.
Las palabras del gran lobo resuenan como un eco dentro de su cabeza. ¿Porqué esa sensación de lástima? ¿Acaso es ella capaz de amar? No lo sabe con certeza. Ella quiere compartir de algún modo el dolor del explorador, o quizá también una parte de su corazón.
¿Quién más queda en la villa?
Phandaal...
Un amigo fiel, sin duda, pero desaparecido. Desde que entró de nuevo como maestro en la Orden de Magos, su relación de amistad se fue distanciando, pues el archimago andaba siempre ocupado. Sin él, jamás habría conseguido un hogar decente en Nevesmortas. Ojalá nunca se hubiese separado de Amara.
Leonard y Nymiel...
Qué hubiese sido de mi si no hubiera llegado a conocer a esta pareja. Seguramente habría muerto por intoxicación de amanitas. Muchas veces estuve hospedada en su casa, y más aún con el estómago hecho trizas.
Claudia, Eorlin y Aranel...
¿Quién lo iba a decir eh, Eorlin? Pasar de ser unos vulgares ladronzuelos a dos fieles guardabosques. ¿El cambio ha valido la pena? Creo que sí... al menos ha servido para amistar con gente como la simpática Aranel. Vuestra marcha me dolió, pero ahora comprendo vuestros motivos. En cuanto a ti, Claudia, no he podido agradecerte aún que me salvaras la vida en Felbarr. Desapareciste sin más tras la batalla. Prefiero pensar que siguen habiendo un par de ojos acechando en todo momento, vigilando por mi.
Eliaë y Quarrel...
Nunca he sabido con certeza cual es vuestro objetivo en la Marca. Misteriosos y poco habladores, siempre me habéis hecho tener un ojo encima vuestro. Pero... después de todo, creo que no somos tan diferentes. Es más, quizá sois lo más parecido a mi... pero ha faltado cruzar más palabras.
Ariel, Sabath, Rick y Terence...
Esperaba más de vosotros. Vuestra conducta hacia la Garra me hace revolver el estómago. Ellos al igual que yo hemos intentado mantener un equilibrio de la naturaleza en la zona. ¿Así nos lo agradecéis? Antaño te consideré como una hermana, Ariel. Deberíais dejar el orgullo de lado algún día y centraros en lo que os rodea. El único por el que muestro algo de simpatía y quizá por eso haya cumplido con su último encargo es Terence, que al fin y al cabo, se planteó abandonar la Orden de Caballeros, viendo que no andaba bien.
¿Los caballeros tienen la autoridad en el bosque?
Una leve sonrisa se esboza en el rostro de la mediana. Lamentarán haber actuado así. Un detalle como ese es capaz de dar un giro inesperado en la vida.
La mediana dirige ahora su mirada hacia su manita izquierda. Acto seguido se palpa con la derecha el cuello. Las marcas siguen ahí.
A veces hay cosas que es mejor no desenterrarlas del pasado...
El recuerdo de las imágenes vistas en el estanque junto con Corina hacía estremecer a la pequeña. ¿Qué eran aquellos seres? ¿Realmente eran vampiros? ¿Le habían robado su alma, como la brujita le explicó? De ser así, ¿Porqué no ha oído hablar nunca de esos malditos engendros?
Demasiadas veces han jugado con la mente de la mediana para que no recuerde algo con claridad, pese a ser una de las personas que más guerra les ha dado.
Finalizada la reflexión, Kristine se sube la capucha y sonríe al nuevo día.
¿Qué la ata a ese lugar?
Definitivamente ha hallado una respuesta: nada.
- TanisHAnderson
- Mas pesado que Rusillo con los Tejones.
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