
solo quiero aclarar que es solo el proologo de la historia de mi personaje, no estoy muy ambientado en lo que a Faerun se refiere, pero a medida que vaya viviendo experiencias en el juego, la historia va a ir creciendo poco a poco.
basta de excusas
Abres los ojos, solo ves una luz brillante y una figura borrosa que te dice cosas que no parecen tener ningún sentido. Tratas de reincorporarte, pero estás demasiado débil, tu cuerpo no responde, haces un esfuerzo por continuar despierto pero no hay caso, vuelves a desfallecer.
Recuperas la conciencia pasado un tiempo, un segundo en tu mente, sintiéndote mejor te concentras para aclarar tu cabeza, al fin la figura toma forma, es un hombre vestido con una tunica dorada sosteniendo una botella.
-“Veo que al fin estas mejorando, tus pupilas se están contrayendo, eso es buena señal, toma un poco de agua”- te dice el hombre barbudo, no es imponente, pero te causa una sensación de respeto.
-“Si… Ya est… estoy mejor. ¿Donde me encuentro?”- respondes luego de tomar un poco de liquido, haciendo un esfuerzo por hablar.
-“Estas en la Atalaya del Alba, en Nevesmortas. Mi nombre es Àshnar, unos viajeros te encontraron agonizando en el bosque y te trajeron aquí, parece que tenían prisa. ¿Tu como te llamas?”-
-“Mi nombre es… mi nombre es…”- No recuerdas nada, ni siquiera tu nombre –“No lo se…”- dices mientras te agarras la cabeza con las dos manos.
-“Que extraño, traías esta mochila de viaje contigo”- te dice mientras te tiende la mochila.
La abres y empiezas a revisar, encuentras provisiones como para un largo viaje, unas monedas de oro y un diario que solo tiene escrito “Propiedad de Alud Kcosh”. Tratas de escribir algo en el para comparar la caligrafía con la firma de propiedad y te das cuenta que no solo es tu letra sino que también eres ambidiestro
-“Bien, parece que me llamo Alud, tiene algún espejo?”-
-“El agua, es cristalina y refleja bien”- Te dice Àshnar mientras señala una especie de pila bautismal.
Miras tu reflejo, eres ya un hombre de entre 18 y 20 años, con una cabellera larga y rojiza y una barba lo suficientemente abundante como para causar una sombra en tu cara, sin embargo esto no te trae ningún recuerdo, es como ver a un desconocido.
-“Te agradezco todo lo que has hecho por mi, Àshnar. ¿No llevaba nada mas conmigo?”-
El clérigo te señala un estoque y una daga que están sobre una armadura de cuero que parece mucho más flexible que resistente
-“Eso te pertenece también, te advierto que en Nevesmortas no esta permitido llevar armas desenvainadas de ningún tipo”-
Te vistes con tu armadura, te cuelgas la daga y el estoque a la cintura, te despides del Clérigo, abres la puerta del templo y te preparas para un mundo nuevo.