Lazaford Puño de Plata

Los trovadores de la región narran la historia de sus héroes. (Historias escritas por los jugadores)

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Ryudo_Tenjin

Lazaford Puño de Plata

Mensaje por Ryudo_Tenjin »

// Bueno, en estas vacaciones voy a ponerme al día con todas mis asignaturas pendientes... Empecemos por Lazaford... Hay muchísimo que comentar de este personaje, puesto a que fue uno de los primeros que creé, asi que comencemos de a poco... Espero que les guste.

ACTO 1: LA CAÍDA. CUANDO LA FÉ SE CONVIERTE EN MIEDO, EL MIEDO EN TRAICIÓN, Y LA TRAICIÓN EN MUERTE:

Esa mañana todo parecía normal cuando me levanté… Los aprendices estaban combatiendo en la Sala de Entrenamientos. Saludé a Vermilion y Lazaford, dos de mis camaradas, y nos dirigimos hacia donde Gilbaless, nuestro tutor, nos esperaba.
Gilbaless Alma de Plata era uno de los paladines más sabios de la Antigua Orden de Plata. Su fuerza solo se comparaba con su bondad y compasión. Realmente fue una gran suerte que nos haya tocado como tutor.

Vermilion Corazón de Plata es el nieto del fundador de la Orden, Desfard Corazón de Plata, e hijo del líder, Gerald Corazón de Plata. A muy poca edad había dominado la espada y estaba entre los mejores de su grupo, siendo bueno no solo en combate, sino también en diplomacia y teología. No se podía esperar menos del hijo del líder.

Lazaford Puño de Plata es mi hermano mayor, y ha sido casi como mi figura paterna… Nuestros padres fueron paladines, y murieron sirviendo a la Antigua Orden de Plata. Lathander clamó por sus nombres antes de lo que preveíamos. Aun así, todo el mundo hablaba de ellos en la Orden. Lazaford siempre ha cuidado de mí y a pesar de ser muy estricto y serio, no podría pedir un mejor hermano.

Que quien soy yo? Mi nombre es Siegfried Puño de Plata, el segundo único sobreviviente de nuestra noble familia. Hermano menor de Lazaford. Aunque apenas soy un iniciado en la Orden y cometo muchos errores, mi hermano cree que tengo un corazón noble, y que algún día llegaré lejos… Solo deseo poder ser como él.
Pero no me gustaría aburriros con descripciones y vagos comentarios sobre mi vida… Pues no he venido a contaros sobre mí, sino sobre lo que ocurrió aquel día…


Acudimos al llamado de Gilbaless, que sonrió al vernos. “Habeis entrenado mucho hasta el día de hoy, pero ha llegado la hora de que os pongáis a prueba en combate” fueron sus palabras. Los tres nos miramos, y luego miramos a nuestro tutor, sorprendidos. Era nuestra hora, lo que tanto habíamos esperado… Pronto veríamos el fruto de nuestros esfuerzos. “Vamos, entrad”, nos dijo nuestro tutor.
Dentro de la sala, varios grupos con sus respectivos tutores estaban conversando entre ellos. Algunos parecían ser solo unos aprendices, mientras que otros tenían el semblante de quien haya combatido cien combates y salido victorioso en todos. A todos se nos asignaría una misión, y el triunfar en la misma sería señal de que estamos listos para partir en nuestra propia cruzada.
Las misiones fueron repartidas entre los grupos, quienes con la bendición del Dragón Argénteo Mulvan, consejero de la Antigua Orden de Plata, aquel dragón que había sido hechizado por un famoso archimago cientos de años atrás, y cuya pequeña estatuilla adornaba los yelmos ceremoniales de los nuestros.
Nuestra misión? Encargarnos de un gran grupo de trolls de hielo y yetis que habían estado atacando a diferentes pueblos por el Espinazo del Mundo.

Partimos hacia la aldea de Eastheaven, un pequeño pueblo pesquero perdido en la nada. Gilbaless se encargó de recolectar información en el templo de Tempus que allí se erigía, mientras que Vermilion preguntó en la taberna. Mi hermano y yo nos encargamos de buscar una posada.
Llegada la noche, solo teníamos que descansar… Ya sabíamos hacia donde se habían dirigido los trolls y cuantos de ellos eran, pero debíamos actuar rápido.
Los malditos se habían dividido en dos grupos, lo que dificultaría nuestro trabajo aún más. Gilbaless consideró que el mejor plan sería dividirnos en dos grupos, atacarlos e intentar juntarlos nuevamente en un solo grupo, para rodearlos y acabar con ellos.
Gilbaless iría con Lazaford, mientras que Vermilion sería el más apto para ir conmigo, dadas sus habilidades en sanación. Era de suponer que quizás yo saliera herido, por ser el mas inexperto del grupo.

Luego de repartir las provisiones, decidimos separarnos y partir. Al ver la sombra de mi hermano desvanecerse en el horizonte, pensé que nunca más volvería a verlo… Me preocupé.
La noche anterior sus palabras y su rostro me preocuparon… “Hermano, él me llama… Ha llamado mi nombre, y me ha prometido todo el honor y la gloria que nuestra familia merece… Pero hemos de sacrificar algo a cambio… Es así como “ellos” actúan…”, me dijo nervioso, entre susurros.
Le pregunté a qué se refería, pero solo me observó en silencio e hizo un gesto para que no hablara. Era mi hermano, podía confiar en él… Quizás solo era una pesadilla, un mal sueño… No podíamos dejar que algo como ello interfiriese en la misión… Ese fue mi peor error.
Había visto a mi hermano levantarse a altas horas de la noche y vagar por la casa tiempos atrás, pero nunca le presté atención… Tenía muchos extraños hábitos, y el levantarme de noche solo suponía ser reprendido por él… “Un guerrero debe dormir lo suficiente, o será ineficaz en combate”, solía decirme…


Luego de despedirnos de nuestro tutor y mi hermano, Vermilion y yo nos dirigimos hacia el río congelado, donde se habían avistado trolls. Efectivamente, allí estaban, un grupo de siete u ocho trolls de hielo. “Las armas comunes no funcionarán contra ellos”, me dijo Vermilion. “Tendremos que usar éstos”. Me mostró unos frascos de algo llamado Fuego de Alquimista. Parece que solo el fuego puede matar a un troll, y así funcionó.
Cargamos con todas nuestras fuerzas contra ellos, y los vencimos aún estando superados en número. “Bien, es hora de buscar al maestro y a tu hermano… Parece que nos hemos adelantado al plan. La idea era juntarlos en un solo grupo, pero hemos podido con ellos, asi que tendremos que reagruparnos con los demás”.

Partimos inmediatamente hasta la montaña donde se suponía se encontraba el otro grupo. El viaje fue difícil debido a la tormenta de nieve que azotó a la montaña ese día.
Al llegar, lo primero que vimos fue un rastro de cadáveres… Los trolls estaban muertos, despedazados. Acaso así de salvajes eran los superiores de la Antigua Orden de Plata? Una estocada en el corazón hubiese bastado para matarlos… Pero cortarles en pedazos no era demasiado?
Seguí contemplando los cadáveres hasta que la voz de Vermilion tajó el sonido del viento helado… “Esta muerto”, dijo. Al acercarme, el cadáver de nuestro tutor, el bondadoso Gilbaless Alma de Plata, yacía inmóvil entre la roja nieve que una vez fue blanca.
Donde estaba mi hermano? Estará con vida? Muchas dudas pasaban por mi cabeza, y la preocupación crecía… Inmerso en mis pensamientos, Vermilion volvió a llamarme la atención… “Esto no lo ha hecho un yeti, ni un troll… La hendidura que tiene en el pecho pertenece a una espada”.

La preocupación aumentó aun más, y todo lo que no quise creer se volvió realidad cuando, casi tapada por la nieve, se encontraba la espada de mi hermano, con el filo lleno de sangre humana. Que llevaría a mi hermano a cometer tal acto? Acaso algo acechaba su mente por las noches? Algo que no lo dejaba dormir? Cómo era posible que mi hermano, un guerrero tan noble, alguien tan fuerte, tan leal a nuestra causa, hubiese hecho tal acto de maldad?

Llenos de pesar, cubrimos con nieve a Gilbaless, el bondadoso, y clavamos su espada, marcando su sepultura. “Ha sido un gran hombre, fiel y leal a los nuestros. No existirá alguien tan bondadoso como él… Que Tyr lo tenga en la gloria”, fueron las palabras de Vermilion.
Solo pude decir “…Lathander guarde su alma”. Estaba shockeado, atónito… Traicionado… Triste…


Al volver a la Antigua Orden de Plata, informamos de lo sucedido. Entre la sorpresa y la incomprensión de todos, Gerald Corazón de Plata conversó con Mulvan, para luego darnos un mensaje a todos: “Lazaford Puño de Plata, antiguo miembro de nuestra Orden, asesino de Gilbaless Alma de Plata, será juzgado y ejecutado por alta traición, en nombre de Tyr y todo lo justo”

…El día en que perdí a mi hermano… El día en que perdí a mi tutor… El día en que toda la bondad mostrada hace años se convirtió en pena y desgracia, y tomó el nombre de mi hermano…
Juré que lo salvaría, que lo traería de vuelta… Debía actuar rápido, antes de que otro miembro de nuestra orden lo encontrase. Debía intentar traerlo de vuelta a como de lugar, traerlo de las tinieblas a la luz…

Ese día empuñé mi espada y partí a buscar a mi hermano, con el permiso de Gerald… Ya habíamos ganado suficiente experiencia en combate como para partir en una cruzada, y la misión había sido completa, por lo que no hubo razón para que se opusiesen a mi petición.

Que fue de Vermilion y los demás? Oí que Vermilion fue asignado como tutor, para reemplazar a Gilbaless, y comenzó a entrenar personalmente a un grupo de aprendices. Mi hermano? Lo he seguido durante dekhanas, meses, años… En la Orden algunos lo apodaron “Lazaford, el Fantasma”… Cada vez que logramos dar con su pista, desaparece sin dejar rastro antes de darnos tiempo a actuar. Yo? Yo sigo en su búsqueda… Estoy seguro que algún día lo encontraré, y lograré traerlo de vuelta…

Nevesmortas? Un pequeño pueblo en la llamada Marca Argéntea? Allí han visto a un hombre viajando en caravana, portando un espadón y una armadura oscura? Quizás sea él… Gracias por el dato, buen tabernero… Ahora he de partir… Lazaford… Te veré pronto, hermano…
Malar
Mas pesado que Rusillo con los Tejones.
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Re: Lazaford Puño de Plata

Mensaje por Malar »

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La Bestia (parda)
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