El vertedero.

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TanisHAnderson
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Re: El vertedero.

Mensaje por TanisHAnderson »

// Como se acumula el curro y no voy a marear con 3 posts distintos… lo hago en dos (muajajaja :assassin: )


Tres gotas de zumo de hongo negro y jengibre raspado en láminas. Agitar mientras se cuece a fuego lento, sin apartar el vial de la llama.
Los movimientos de la elfa eran precisos y metódicos, nacidos de la práctica y el perfeccionamiento. Tan sumida estaba en su labor, en el tranquilo patio de la Flecha, que no percibió el primer tirón en su capa.
Continuó pendiente del líquido a la espera de los primeros indicios de hervor. Un nuevo tirón en su capa trato de reclamar su atención lográndolo en esta ocasión.
A sus pies un tejon se afanaba por mantener agarrada la capa y tirar de ella.
Las primeras burbujas aparecieron en el líquido y la druida dejo reposar el vial, a la par que se agachaba para acariciar el tejon.
- Un mensaje de Mok?- miró curiosa al tejon mientras este chillaba y fruncía el hocico.
Mientras el tejon comenzaba a transmitir el corto, aunque intrincado mensaje para el, una pantera hizo acto de presencia. Grácil, sigilosa… La pantera de Zeras.
Ambos mensajeros traían el mismo mensaje, provenientes de distintas personas.
La parquedad y escasez de términos en el idioma de gruñidos y gestos, dejaron claro los conceptos básicos: La buscaban dos personas para una… ¿junta?
Asintió a ambos y agradeció su labor, encomendándoles a ambos transmitir que habían transmitido su mensaje.

Horas después…

Meditaba recostada en el árbol, arropada por su capa y con el Cayado en su regazo. Mantenía los ojos cerrados y su respiración se acompasaba con el murmullo de la cercana agua y el crepitar de la hierba por el viento.
Poco a poco la tranquilidad fue rota por sonidos que parecían distantes pese a estar a escasos metros, no había aullido ni sintió la presencia de Sabre… fuese lo que fuese lo cercano, no parecía ser un peligro.
Dejó pasar unos instantes más antes de abrir los ojos. Frente a ella, una joven elfa permanecía sentada. Vildiara ladeó la cabeza curiosa mientras miraba alrededor. Un pequeño grupo se había reunido allí.
Heahcliff tomó asiento al lado de la joven elfa, tras ellos una conversación en altos susurros se mantenía.
La druida sonrió a ambos. Alassänte tomó la palabra presentándose y exponiendo la petición.
- Claro. No tengo ningún inconveniente en uniros ante el Gran roble, si estáis seguros de querer unir vuestras sendas. ¿Esta noche? ¿Tenéis algún sitio especial en mente?
Ambos pretendientes trocaron su cara de nerviosismo en agobio, luego en seguridad, nuevamente en nerviosismo… Vildiara sonrió recordando, quizás afortunadamente, ella no había tenido que pasar ese mal trago.
- ¿Esta noche? No,no. Me gustaría decírselo a mi padre, antes. Ya sabe como son. –dijo Alassänte con nerviosismo en su voz.
Por una fracción de segundo se imaginó una escena, no con ella misma como protagonista… si no con Naldina, un breve esbozó de sonrisa, por un tiempo futuro quizás por llegar, surgió en los labios de la druida.
- Claro. Cuando estéis listos para el enlace, contad conmigo.
Una ceremonia sencilla, tranquila… El lugar ideal se perfiló en la mente de Vildiara, aunque antes tendría que pedir permiso.

En escasos minutos, zanjado los pormenores del tema de la boda, el tema principal se volvió a uno que desde hacia ya unas dekhanas preocupaba a todos. El agua.
La corriente del Lanzagelida seguía siendo un caudal ponzoñoso. Varios habían tomado muestras del agua en diversos puntos, adentrándose en las nacientes de adbar, a lo largo del camino de la Bifurcación rumbo a Sundabar…
Vildiara había tomado sus muestras y en vano había buscado la cueva que Heathcliff le había mencionado, habría querido ve ella misma el artefacto que el arcano le describió, pero la fortuna no quiso que diese con la cueva submarina.
Varias voces se alzaron, nuevas voces llegaron. Acostumbrada a la quietud y calma de los bosques, el ruido de tantas voces hablando a la par, hacían que Vildiara tuviese que centrarse en poder oír y atender a casi todas, una laboriosa tarea para la elfa.
Miraba a unos y a otros, cuando distinguió un viajero que pasaba cerca del grupo, observaba a los reunidos, escuchaba lo que hablaban y luego tomaba asiento en una roca cercana, con cuidado de que los frascos azulados que pendían en su cinto no chocasen entre ellos.
- ¿También ha llegado aquí el agua contaminada? ¿Y la tomáis a broma? – las palabras del viajero cayeron con rudeza ante los presentes, levantando curiosidad en unos y ánimos de defensa en otros.
Voces, voces, voces… Bufó cual gato y se acercó al viajero.
- ¿También?
Los siguientes minutos el hombre narró detalles que alarmaron, enfadaron y desconcertaron.
Provenía de las inmediaciones de Felbarr, donde al parecer llevaban tiempo investigando las muestras que se habían llevado… y experimentando con ellas.
Si bien algunos de los habitantes de la villa habían cometido la osadía de experimentar con convocaciones… las palabras del viajero dejaron notar lo mucho que se desconocía de los efectos del agua.
- He visto trasgos mantener conversaciones fluidas como si fuesen grandes arcanos, orcos fabricar armas templadas como el mejor de los enanos. He visto a otros convertirse en monstruos, a aquellos que se llaman Caballeros – dijo mientras señalaba al Este, a la no muy lejana residencia de la Orden.- He visto una inmensa araña con alas capaz de devastar una villa.
Mientras hablaba destapó uno de los frascos y dejó que una gota cayese en el suelo…
- Este es el agua que he conseguido.- la druida preguntó como… la respuesta fue simple- La robé.
La gota tocó el suelo, un olor entre el afrutado del vino y un tinte amargo inundó la zona, en el suelo la hierba se estremeció y creció veloz.
- No sabemos que efecto podía tener en humanos, no? Solo que da dolor de estomagó.
Zaph, un heraldo nativo del plano de fuego avanzó ofreciéndose a probar el agua.
Una arcana dijo que había dado a probar el agua a una convocación celeste y que se había convertido en humano, otros negaron a zaph su proposición.
- Yo os he dicho lo que sabia – dijó el viajero- En vuestra mano queda creerme o no. – acto seguido descolgó uno de los frascos y lo bebió.
Un refulgente rayo tronó cayendo sobre el viajero, desvaneciéndolo.
- Ey, preparaos. ¿No dijo que se convertían en bestias quien bebía?
El suelo tembló como respuesta y enredaderas espinosas surgieron del suelo atacando. Una de ellas lanzó el tentáculo hacía la druida quien interpuso su Cayado, acto seguido lo clavó en la bullente tierra e invocó a las raíces que incesantemente lo recorrían.
Del Cayado brotaron nuevas enredaderas, finas pero resistentes, que se afanaron en cubrir al grupo del ataque.
Las pertenencias del viajero reposaban en el suelo, Vildiara se agachó a revisarlas y una garra entró en su visión.
Un gruñido y un chasquido… “En esto es en lo que me he convertido”
La figura tenia el tamaño de un gran lobo, una mandíbula cuadrada y espinas de diversos tamaños a lo largo de su cuerpo.
La druida gruñó sin apartar la mirada del transformado viajero. “Curable?”
El animal negó. Vildiara suspiró “Demasiado arriesgado”
Una de las piernas del viajero trastabilló, luego otra, heridas comenzaron a aparecer en su piel, mientras una sangre azul brotaba.
Las manos de la druida se posaron sobre la criatura, tratando de transferir la energía regeneradora necesaria.
” investigadme”. El último gruñido antes de que los ojos de la criatura se cerrasen y comenzase a descomponerse.
Y ocurrió… El mundo fluctuó. La esencia animal… las fuerzas elementales… la energía de la vida primigenia… todo de lo que era consciente Vildiara, se arremolinó en su interior con fuerza.
La sangre vertida por el animal, sus manos ensangrentadas con ese tinte azul, la esencia que lo conformaba… Todo aquello parecía querer hacerse un sitio en su interior.
Sangre y espíritu.
Se sintió mareada por unos segundos, luego abrió los ojos nuevamente.
Paz… Calma… Serenidad… La sensación refrescaba cada parte de su ser.
- ¿Quemamos su cuerpo?
La voz sonó aun muy lejana pero la druida alzó una mano y negó.
Se tomaban muestras, se hablaba nervioso en mil conversaciones… y sin mucho esfuerzo la druida captaba y entendía. Algo fluía en su interior… y aunque no sabía lo que era… la calmaba y enfocaba.
Percibía el latir de la vida, de los elementos… Y recordaba lo dicho por el viajero.
- Heathcliff.
El llamado fue atendido por unos segundos, sin mucho acierto. Todos parecían inquietos.
El elfico brotó suave de sus labios llamando a la joven Guardiana.
Apartadas del grupo, le contó a la joven Zeras lo sucedido. No sabia lo que le sucedía y no quería convertirse en un peligro imprevisto si algo se torcía.
- ¿Qué haremos?
- Estate atenta al cielo… Intentare hacer una reunión lo antes posible. – Acto seguido la druida se encaminó al Norte, sin dejar de echar una mirada recelosa al pasar por las cercanías de la Orden.


// Y hasta aquí esto. Darle las gracias a Tym por el entretenido rato! :dwarf:
Continuación en otro post, ya que abarca varios temas pendientes (pero es que ya hay MUCHOS)
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Re: El vertedero.

Mensaje por Tymora »

Uf uf uf, que bien lo has captado Tanis. Gracias.

Espero las historias de los demás para seguir avanzando.
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LARGA VIDA A MIS ENEMIGOS PARA QUE SUFRAN CON MIS VICTORIAS
Lady Starlight

Re: El vertedero.

Mensaje por Lady Starlight »

- ...¡Eh! ¡Que me mojo! -Serendil protesta tan pronto aparto el paraguas.
- Ya sé que te mojas. Lo he apartado para eso.

Qué puedo decir. Serendil me recuerda mucho a Relenar. Me gusta meterme con Relenar, y Relenar no está; así que me meto con Serendil. Decido portarme bien y coloco el paraguas entre ambos. Mientras hablamos, por la senda del sur se acerca un hijo del bosque, apoyado en su cayado. Todavía no he hablado con él, pero no hay que ser muy avispada para darse cuenta: es la versión masculina de Vildiara.
Pasa de largo, sin saludar, y se detiene justo ante una roca cercana a los muros. De su cinto penden algunos viales que llaman mi atención, y le observo.

- ¿También aquí ha llegado el agua envenenada? -Pregunta sin más.
- ¿Agua envenenada? Claro, ¡para dar y tomar! -De nuevo interviene Serendil.
- ¿Y os lo tomáis a broma?

Puedo notar un deje de rudeza en su tono, aunque, por lo general, el viajero habla con voz neutra y calmada, sin mostrar especial simpatía o ausencia de ella. Ante tales palabras, Zeras se adelanta unos pasos y luego se hace a un lado para abrirle camino a Vildiara, que se acerca hasta el viajero y se detiene ante él, apoyando el peso de su cuerpo en su cayado. La misma esencia en distintos cuerpos, como os decía.

- ¿A qué os referís con "también"? -Pregunta Vildiara, examinando al viajero con curiosidad. El otro hombre del bosque descuelga un vial de su cinto y lo muestra al grupo, mientras narra.
- Mis pasos me han traído desde Felbarr hasta aquí. Éstas muestras han sido robadas a unos Caballeros que llevan tiempo experimentando con ellas. Experimentando en humanos.

Se hace un silencio incómodo. Miro a mi alrededor, algunos comparten miradas entre ellos, otros mantienen la vista en el vial, pensativos. El hombre descorcha el que tiene en sus manos y deja caer un par de gotas en la hierba. Veo que la Señorita Alassänte, prometida del Señ... de Heathcliff, se acerca y olfatea moviendo la naricilla, justo antes de darme la vuelta para asentir a Zaph a modo de saludo. Segundos después, el suelo tiembla reaccionando ante el agua, revolviéndose en sus entrañas, y la hierba comienza a crecer con una velocidad antinatura.

- ¿Te enteras de algo, Lyn? -Susurra Serendil. Y yo no estoy segura. Así que me inclino levemente hacia él y comparto la profunda sabiduría de mi madre.
- Tú sonríe y asiente -Y así lo hace. Zaph se acerca a nosotros y pregunta qué ocurre, ante el evidente mogollón de personas congregadas.
- Hablan de un agua extraña. A mí me parece que es orina -Arrugo la nariz. Ciertamente, Serendil se parece Relenar. Aunque está más loco. Mucho más.

Devuelvo la vista al grupo. Mientras prestaba atención a Serendil y Zaph, de refilón, he escuchado a la Señorita Alassänte decir que, efectivamente, es el mismo olor del agua envenenada, tan peculiar; parecido al vino. Heathcliff se acerca al viajero y le pide prestado un vial para examinarlo. Cuando el hombre se lo cede, se aleja del grupo, dándonos la espalda. Alterno la mirada entre él y el viajero, que sigue hablando de algunas de las consecuencias de éste agua.

- He visto trasgos conversar entre ellos como ahora conversamos nosotros, he visto orcos fabricar armas dignas de la factura enana; a aquellos que llamáis Caballeros... -giro levemente la cabeza, mirando, un instante, en dirección este- ...les he visto convertirse en monstruos. Y por si los problemas que nos acosan fueran pocos, he visto terribles criaturas; una araña gigante portando grandes alas.

En mis labios se dibuja una mueca. Me da por pensar que lo próximo puede ser un tejón gigante volador: un arma terrible, letal y definitiva. Sacudo la cabeza. Heathcliff volvió al cabo de un rato, confirmando las sospechas. Acto seguido, Zaph, natural del plano del fuego, se ofrece a probar el agua. Me parece una locura. Shein, la maga, había dicho momentos antes que había estado experimentando con el agua en convocaciones planares y que todas ellas habían perdido sus propiedades, adoptando formas humanoides. Por suerte, Zaph cesa en su empeño. Mientras todo ésto se sucede, escucho al viajero volver a hablar.

- Todo cuanto sabía, os lo he contado; el resto, queda en vuestra mano -Dicho y hecho. El viajero actua antes de que nos de tiempo a reaccionar, e ingiere el contenido de uno de los viales.

El suelo tiembla de nuevo, con más intensidad. Antes de que pueda darme cuenta, unas enredaderas suben por mis piernas, inmovilizándome. Zeras y Serendil acuden en mi ayuda. Cuando me veo libre, doy un salto hacia atrás y desenvaino el estoque como Alba me ha enseñado, deslizando la vaina con suavidad y realizando un giro circular con la muñeca, de modo que el propio desenvaine se convierte en una ofensiva que acaba con otra de las enredaderas.

Cuando todo pasa, en el lugar donde se encontraba momentos antes el hombre del bosque, sólo quedan sus ropas. Vildiara se inclina para observar con detenimiento. Primero una garra, después un gruñido. Lo siguiente que recuerdo es un bestia deforme, similar a un lobo, pero con evidentes diferencias: su cuerpo entero estaba surcado por una especie de espinas.
Vildiara comienza a hablar con el animal, pero yo, evidentemente, no me entero. Así que pierdo el interés. Escucho un refunfuño y sonrío; sé que es Ardeil antes de darme la vuelta. Cuando lo hago, veo también a Strix, la joven cronista de la villa. Preguntan qué pasa, pero yo sigo confusa, sin haber asimilado aún bien toda la caótica información de la última hora. Serendil, raudo y veloz, les hace un resumen demencial.

- ¿El perrito se ha muerto? Qué pena, ¿no? -Miro a Serendil extrañada, y luego a Vildiara.

La veo agachada frente al cuerpo del "animal", con Zeras, y todo lleno de una especie de líquido azul que deduzco que es sangre. No sé qué hacen y, por más que intento descifrarlo, no lo consigo.

- ¿Quemamos su cuerpo? -Reconozco la voz de Zaph en la pregunta y luego, a Vildiara alzando una mano para negar como única respuesta.

Poco a poco, la congregación de gente va disolviéndose. Deduzco que no voy a enterarme de nada más, así que yo también me marcho, con Ardeil, a su campamento. Estoy cansada... y aunque gruñirá, seguro que me deja dormir un ratito entre sus pieles.


// Lamento si me dejo algo o si está muy mal escrito, pero más o menos así es como lo vivió Lyn. Muchas gracias por la escena, Tymora =)
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Re: El vertedero.

Mensaje por TanisHAnderson »

//retopicazo continuatorio//

La naturaleza crecía veloz en los alrededores, a lo lejos un murmullo incesante e inquietante. Sabre se acercó a su compañera al percibir los extraños movimientos del grupo.
Poco a poco la mente se iba enfocando, acarició el hocico de Sabre tranquilizándolo, avanzó un paso y notó la sensación de que algo tras de si se movía. Las hojas revoloteaban caprichosas a cada paso de la druida, alzándose hacia un cielo cada vez más verdoso, algo que inquietó a los reunidos.
Murmullos de temor y desaliento sonaron aquí y allá, hasta que...
- Eso parecen huellas.
Zeras observaba el juego de huellas con detenimiento, tratando de discernir qué y cuantos las habían dejado.
- Parecen de trasgos, varios, un par de lobos y quizás un gigante. – el suave elfico de Zeras informó a los reunidos.
- Gigantes! ¿Donde? Nos atacan! Hay que matarlos!
Vildiara suspiró y trato de llamar a la calma mientras se acercaba a la exploradora, tras de si, caprichosamente las hojas continuaban su revuelo.
- Se dirigen a las puertas de la villa, pero… no tiene sentido – Zeras alzó la vista a las puertas de la villa- El rastro acaba justo aquí. Se desvanece.
Heatcliff informó alarmado de la creciente de las aguas, del desborde de los ríos.
La situación se volvía cada vez más y más tensa… y algo atrajo la atención a las puertas.
El Cayado se apoyó en las puertas y empujó… un crujido, dos fuerzas enfrentadas. Y las puertas permanecieron cerradas.
- Uh…
Sabre, Ardeil, Heathcliff se acercaron y renovaron el esfuerzo del empuje.
Unos segundos que parecieron minutos dieron paso a la apertura de las puertas de la villa.
Como un dique abierto, el agua manó a raudales desde el interior. El agua chocó con fuerza con los reunidos, empapándolos, empujándolos… muchos perdieron el equilibrio ante el choque hundiéndose en las crecientes aguas. Vildiara encontró el apoyo necesario en el firme cuerpo de Sabre, quien la sujetó.
Agua… Agua de los ríos… Agua emponzoñada.
La druida miró hacia atrás, mientras algunos ascendían a rocas y árboles, otros se mantenían a flote mientras el agua poco a poco disminuía.
Muchos habían tragado agua seguramente y a los pocos instantes los primeros síntomas de la ponzoña se mostraron.
- ¿Quién te crees para jugar a ser una diosa?
Los ojos de todos se centraron en la puerta, donde un trasgo con restos vegetales a lo largo de su piel, acababa de emerger de las aguas.
- Yo no juego. Y menos a ser una deidad.
- Ah, no? Pues no puedes ir por ahí con eso en tu interior.
- ¿Eso? ¿En mi... interior?
El trasgo pareció resoplar e incluso mofarse ante la cara atónita de la druida.
- ¿Vamos, no lo sientes? Esta en ti. Tú eres eso a lo que tus compañeros llamarían “antídoto”. Tienes que venir conmigo. Si te quedas ellos morirán – El trasgo miró alrededor, la mayor parte del grupo tenía las manos en el vientre con al firme convicción de guardar lo que aun reposaba en sus estómagos.
- No juego a ser una deidad. Pero habéis causado demasiado desequilibrio en las últimas dekhanas. ¿A dónde he de ir contigo?
Sabre gruñó por encima de la elfa y a nado, Serendil se acercó a ambos protestando.
La druida clavó el Cayado en las aguas, en la tierra… y de esta nacieron las raíces que aferraron al bardo, alejándolo nuevamente de las puertas.
- No habrá más respuesta. Elige, antídoto. O vienes conmigo o ellos mueren. Mi Señor comienza a impacientarse por tu presencia.
- ¿Tu… Señor?- Vildiara exhaló el aire lentamente, cerrando los ojos y encomendó una plegaria de ayuda a Silvanus mentalmente. Los abrió y…- Iré contigo. Pero quiero hablar con tu Señor por le desequilibrio que esta causando en estas tierras.
De los múltiples murmullos que eran las voces que la rodeaban a duras penas las distinguía. Elfico, común, acento enano y luskano… todos se arremolinaban en un inconexo murmullo.
El trasgo se hundió en las aguas y comenzó a nadar, la druida se giró despacio y sonrió a Sabre, - Espérame- después se zambulló tras el trasgo dejando atrás a amigos y compañeros.

El agua giró sobre si misma, la zarandeó y arrastró, el cuerpo de la elfa fue transportado por una y otra corriente hasta que el aire volvió a recogerla.
Se incorporó empapada, sacudiendo la capa y mirando a su alrededor con algo de recelo.
Frente a ella el trasgo sostenía algo. Un vial.
- Ten. Bébelo.
Vildiara cogió el vial. El contenido blanquecino se asemejaba a una pasta a medio diluir.
- ¿Qué es?
- Hará que te cures y vuelvas a la normalidad. O bien puedes no tomarlo y quedarte aquí a ayudarnos. Vamos, bebe. No?
- ¿Me curara?
- No eres muy lista, antídoto. Bebe.
Vildiara guardó el vial junto con sus otras pociones.
- Quiero hablar con tu Señor. He dejado atrás a amigos y compañeros por su petición. Estoy sola y no representó ninguna amenaza. Quiero que me explique por que atenta al Equilibrio de semejante forma. Después beberé el vial. ¿Trato?
- Oh, ¿Laiman no podía haberse muerto delante de un enano? Maldita elfa y tu Equilibrio y palabrería. Está bien, está bien. Peo no me corresponde a mi ese trato. Espera aquí.
Y el trasgo salió a la carrera. A su alrededor trasgos montados sobre lobos, con el mismo aspecto que el viajero había adoptado, la observaban. Se escurrió el empapado pelo mientras aguardaba, un minuto, dos…
La figura que se aproximó a ella era alta, casi el doble que la menuda elfa. Rodeado de vapores nauseabundos se aproximó, haciendo que Vildiara arrugase la nariz.
- Ah, hola, Milagro. Desconozco tu nombre, pero es algo apropiado.
- Vildiara.
- Vildiara. Si, así podría llamarte si llegases a sobrevivir. – la gigante criatura la observaba.
- Tu eres el causante de la ponzoña, ¿cierto?
- ¿Te ha llevado tanto tiempo darte cuenta?
La druida avanzó un paso, enfrentándose al nauseabundo olor que rodeaba a al criatura.
- Retira la ponzoña de las aguas, dame el antídoto para curar a los infectados y vete de estas tierras. Permíteme restaurar el Equilibrio y no sufrirás ningún mal.
- ¿Qué te lo dé? Fluye por tus venas. Algo que no puedo tolerar. No puedo dejarte ir por ahí con esa sangre capaz de curar venenos y enfermedades. Bebe si quieres regresar junto a tus compañeros o quédate aquí conmigo si lo prefieres.
- Mi sangre es el antídoto. Entonces permíteme regresar, restablecer el Equilibrio en la ponzoña que has causado y después tomare el vial para eliminar ese Don de mí. A los ojos de Silvanus no debería quedármelo.
- No. Las opciones son tu muerte o las de tus compañeros, Milagro.
- Permíteme restaurar el Equilibrio, aléjate de estas tierras y no sufrirás ningún mal.
- No pienso discutir más, Milagro. Bebe o muere.
Los jinetes se movieron y comenzaron a cerrar un círculo alrededor de la druida, pese a todo, las monturas se movían lentas, a regañadientes.
Vildiara ladeó la cabeza.
- Entonces solo me resta una cosa por decir…
La palabra sonó carente de vocales, un idioma primigenio, secreto para muchos. La palabra resonó en aquel lugar, con fuerza. Las hojas bajo los pies de la druida se alejaron, los árboles se mecieron… y el Señor y varios de los jinetes expiraron su vida.

Luz. Ruido. El mundo giró veloz y el bosque se desvaneció mientras la druida hablaba a los jinetes que aun estaban sobre sus monturas… el bosque se desvaneció dando paso a piedra, a voces aun distantes, al calor de las antorchas.
La Atalaya del Alba.
- Vildiara! – varias voces la llamaron.
- Tía!
Avanzó pesadamente hacia el altar de lathander. Los infectados se encontraban atendidos, dispuestos en jergones.
- Sacerdote Ashnar. – Vildiara asintió a modo de saludo.
- Bienvenido sea Silvanus a esta casa.
- Se como remediarlo, no se si lo veréis bien, pero es la única manera. Necesitare ayuda.
- Mi hospital esta a vuestro servicio.
- Necesitare un cáliz y vino.
Los guardias de lathander dejaron sobre el altar el cáliz y la botella. La druida escanció el vino hasta llenar tres cuartas partes del cáliz.
- Daya.
La barda se acercó, Vildiara sonrió y le tendió un cuchillo
- No creo que yo sea capaz – mientras se arremangaba la parte de chaleco que cubría el brazo.
Daya tomó el cuchillo y cortó la carne. La sangre manó, vertió las gotas en el cáliz mientras la herida comenzaba a cerrarse por si sola.
- Un sorbo o dos a cada uno. No más.- la elfa se dejó caer al suelo, fatigada por las últimas horas.
- ¿Iréis a Felbarr?- preguntó Ashnar.
- Si. Y buscaremos nuevamente el artefacto bajo el Lanzagelida… (Después de eso cumpliré con lo pactado)
Mientras Daya iba dando de beber, Úrsula arropó a su tía…Aún quedaban cosas por solucionar, pero Vildiara cerró los ojos, necesitada de algo de descanso.



// Redivertido! en estos momentos yo maldigo el Equilibrio y la neutralidad autentica... mira que tener que deshacerme de ser una Mesias xDD
Nuevamente gracias a Tym por el buenisimo rato pasado. Disculparme por llevarla por un "si, voy" y nuevamente por esos fallos del directo.
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Re: El vertedero.

Mensaje por Wantu »

1450, 10 de Khes

Algo bueno, en mitad de todos los sucesos que azotan con crueldad a la Villa. Muchos supimos de la llegada de aquel elfo, de lo acontecido unas horas antes pero para sorpresa de esta cronista al salir por las puertas de Nevesmortas me encontré de sopetón con algunos cambios.

La vegetación había sufrido una increíble transformación, era bonito sí, pero antinatural. Allí estaba la dama Vildiara, mirando alrededor y sorprendentemente tranquila. Todos los presentes mostramos estupefacción cuando se nos hizo saber que había unas huellas que se aproximaban a las puertas, pero no las cruzaban ¿Qué treta era esta? ¿Los dioses nos hacen pagar nuestros desplantes?
De la misma manera, alguien avisó de la crecida de las aguas mientras una densa neblina verdosa lo rodeaba todo. Después empezaron los temblores. A duras penas, esta informadora, logró llegar al palenque y sujetarse a él, desde esa posición pude ver a una criatura. Entabló una conversación con Vildiara justo después de que los portones se abriesen dejando escapar agua por doquier. Muchos enfermaron de inmediato, otros afortunadamente, mantuvimos nuestra salud. Según parece, y por lo que su humilde cronista pudo escuchar, la clave estaba en Vildiara. Desapareció con la bajada de las aguas, yendo por supuesto a encontrar el remedio del que hablaba la criatura, ella según dijo, era el antídoto. ¿Sorprendente? Por supuesto que lo es vecinos de la Villa, cada día que pasa me pregunto que está sucediendo.

Los envenenados fueron tratados en la Atalaya, casualmente el bárbaro Ardeil hizo beber algo a ese arcano tan estrafalario. Para nuestra sorpresa el veneno se ralentizó dando tiempo a que la dama Vildiara diese señales de vida. Entre tremendos dolores de los enfermos conocí la procedencia de ese bebedizo, un juego de azar que pudo haber tenido funestas consecuencias o resultar como resultó. Estaba haciendo algunas preguntas para poder informar con seriedad a mis queridos conciudadanos cuando llegó Vildiara.

Pidió un cáliz, se le entregó, sacó una daga y me llamó. No se veía capaz de hacerse un corte y dejar su sangre manar. Yo no iba a flaquear así que me acerqué, tomé su brazo con la siniestra y con la diestra hice un corte limpio y con la profundidad precisa. Su sangre se vertía en el cáliz y mezclada con vino (vaya usted a saber la razón), fue preparada para que cada uno de los moribundos tomasen un sorbo, dos a lo sumo.

Recuperados poco a poco nos preparábamos para más misterios y más interrogantes de camino a Felbar.

Seguiremos dando debida cuenta a nuestros vecinos.


Daya Lovendil. 2ª Cronista de la Villa de Nevesmortas.


//La visión desde el punto de vista de la Bardo ^^. Gracias por el ratillo Tym!.

PD: Como es lo mismo, coloco aquí la crónica XD
La verdad triunfa por sí misma, la mentira necesita siempre complicidad.
Erthalion

Re: El vertedero.

Mensaje por Erthalion »

yo esta tarde no puedo estar, porque me voy al dentista (dichoso empaste xD)
asin que.... tengo que jodermeXD
Profesor323

Re: El vertedero.

Mensaje por Profesor323 »

//Dejo en claro que este es un sobre confidencial entre la orden de caballeros y la guardia de nevesmortas.
Lo posteo por amor a Tymora y para que esteis un poco enterados de lo que paso. asi que nada de metarroles luego, saludos :P

*este sobre es entregado a las oficinas de la Capitan de la Orden y Al despacho del Teniente Fachering en la Guardia
Caso de las Aguas envenenadas
Redactado por Siraj Abdel: Caballero y Escriba de la Orden Lanzagelida.

Capitan, las aguas que rodean nuestra villa vuelven a su color original y ya no se percibe ningún efecto ni malestar al probarlas, todo ha vuelto a la normalidad.
Nuestra ultima misión a la ciudadela Felbar fue un éxito y logramos dar con la fuente causante del veneno en las aguas, una extraña maquina gigante de manufactura arcana. En este emprendimiento Fuimos la Comandante Oira, La consejera Krown, La Archidruida Vildiara (la cual contaba con la cura del veneno en su sangre), Keila, una barda de Nevesmortas, Heatcliff, un Arcano junto con su prometida Alassante Meldon (los cuales recordara por su incidente con los drows) El aspirante William y Yo.

En Felbar nos encontramos con Sir Yándar Filastro, Capitán de la Legión Argéntea, y nuestros hermanos que habían sido voluntarios para probar la cura que habíamos desarrollado para el veneno, lamentablemente habían perdido ya sus mentes, y la transformación en criaturas había sido completa. Uno de ellos se había transformado en un pegaso, otro en una esfinge y asi continúa la lista de transformaciones de nuestros hermanos voluntarios. Fue una desgracia cuando se escaparon de sus jaulas, y no habiendo otra manera de controlarlos tuvimos que sacrificarlos, sus hazañas y logros serán siempre recordadas en nuestras crónicas y memorias.
En el ataque la Comandante Oira fue herida y contaminada por el veneno, rápidamente su cuerpo fue disolviéndose y convirtiéndose en agua dejando solo su uniforme en el suelo. El agua que una vez fue nuestra comandante se filtro por las grietas del suelo, perdiéndose en las cavernas inferiores y Sir Filastro nos condujo hacia una de esas entradas para seguirle, de esa manera podríamos encontrar la fuente del veneno y rescatar a la comandante.

Dentro de la caverna subterránea nos encontramos con innumerables criaturas apestosas, escarabajos gigantes, tiburones, criaturas pequeñas y aladas que no puedo describir. Luchamos para hacernos paso hasta “La maquina” y junto a ella estaba la Comandante, pero su mirada era otra y apenas no vio comenzó a atacarnos. Nuestros intentos iniciales por reducirla fueron en vanos, bien sabe ud que a pesar de su edad, es una excelente guerrera, solamente la intervención de Vildiara, transformada en un gran dragon rojo pudo lograr que la redujéramos aferrándola entre sus garras.

En ese momento, con la Comandante en nuestras manos, Sir Filastro nos expuso su opinon, Iruss estaba contaminada y la habíamos perdido, debíamos sacrificarla al igual que hicimos con nuestros compañeros arriba. Mientras discutía con el arcano Heathcliff, amenazándolo con enviarnos a todos al calabozo por violar las leyes de la marca por no cumplir con sus ordenes en ese momento, pude acercarme a la Comandante y ver en sus ojos que aun en el fondo seguía siendo ella. En ese momento, y antes de que Sir Filastro pudiese coger su espada, golpee en el rostro al capitán de la Legión Argéntea, dejándole inconsciente en el suelo.
La consejera Krown se apresuro a cogerle para que no se ahogue pues el piso de la caverna estaba inundado y una vez que Vildiara volvió a su forma humanoide, le administramos el antídoto a la Comandante, aunque esta no se recupero de inmediato, recupero parte del color en su rostro y los efectos del venero parecía haberse ido. Notamos también que Sir Filastro se encontraba bajo los mismos efectos del veneno, y si bien le administramos un antídoto, no estaba en condiciones de levantarte luego de la golpiza que le propine.

Ahora solo quedaba encargarnos de “La maquina”, Heathcliff decidió que el se quedaría atrás destruyéndola, lo único que pedia era que pongamos a la señorita Meldon a salvo. Mire a la consejera y esta me asintió, nuestras fuerzas menguaban y no estábamos en condición de quedarnos ahí abajo mucho tiempo con esa peste.

Nos dirigimos a la salida mas cercana que pudimos encontrar, y pronto estuvimos fuera de la cueva, en un prado, bajo la luz del sol y junto a un estanque, donde podían verse claramente los efectos de la maquina. Luego de unos instantes, y viendo unos burbuejos en el agua, nos dimos cuenta de que hago andaba mal, el arcano claramente no estaba teniendo éxito en su misión. La consejera Nerea y Vildiara volvieron a bajar y solo puedo hacer conjeturas ahora (espero que la consejera presente su propio informe al respecto de lo que paso). Solo que las aguas luego de un instante comenzaron a brotar claras nuevamente, y del pozo surgieron las tres figuras sanas y salvas. La maquina había sido destruida, la comandante se encuentra en su habitación en la Orden y le he dado instrucciones a la Sacerdotisa Patson de que se encargue de ella. Sir Filastro se ha recuperado y no se si recuerda los hechos claramente, realmente no me importa si los recuerda tampoco, si desea arrestarme puede intentarlo, no iba a permitir que maten a la Comandante asi de fácil.

Estoy realizando una copia para entregar a la guardia de Nevesmortas, que estén enterados de lo sucedido, Termino el informe a sabiendas de que hemos triunfado, no solo por haber enfretado al problema, sino que al mismo tiempo, hemos estrechado nuestros lazos con la ciudad gnómica, los cuales me han enseñado mucho, y me han dicho que siempre estarán para ayudarnos, sino que la guardia de Nevesmortas, en especial el ahora Teniente Sebastian Fachering, desea que en lo posible todos nuestros informes estén relaciones, para que jamás por falta de información, nuestras organizaciones no sepan como actuar. Concuerdo con su postura, pues confio plenamente en el como hombre, como amigo, y como hermano en la protección contra nuestros enemigos.
Sin mas que informar.
Abdel Siraj
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Tymora
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Re: El vertedero.

Mensaje por Tymora »

Día séptimo de Mirtul, año 1450
*El escrito parece encabezado por estilizadas lineas entrelazadas, formando un decorativo marco que realza aún más el pergamino.*

Una melodía alegre, un aliento, una canción, puede poner de pie a un guerrero caído. Puede hacer de su brazos del más duro metal. De su fuerza, la de una bestia incontrolable.
Una cuerda junto con otra pueden hacer más ruido que un alud, y una buena noticia, puede hacernos más mella que un montón de desalientos.

Las aguas de la villa de nuevo son puras y cristalinas. Al fin el equilibrio se ha restaablecido. Si se me permite trazar estas honestas palabras sobre el pergamino, es mi deber dar en nombre de todos, el sincero agradecimiento a aquellos aventureros que con temple y osadía, ayudaron a recuperar el agua y a restablecer al menos un poco la vida cotidiana.

La Orden de Caballeros ha tenido especial participación en esta gesta heroica, haciendo enormes sacrificios sin reconocimientos ni hurras, muy lejos de lo que nosotros podríamos enterarnos. Varios de sus hombres perdieron la vida, al proponerse a sí mismos como voluntarios de las experimentaciones que debían realizarse con el agua envenenada. No solo a riesgo de envenenarse, sus cuerpos perdieron su forma para transformarse en los de seres indomables. Quimeras y mantícoras... criaturas que debieron ser destruidas dado al efecto enloquecedor de ese veneno mágico.

La travesía bajo la ciudadela enana de Felbar ha tenido éxito al encontrar, según fuentes oficiales, un extraño aparato contaminante dentro de las cavernas subterráneas, que superaba en complejidad a las lejanas fronteras tecnológicas que ha alcanzado el conocimiento gnómico. Se desconoce aún el paradero de su autor, dicha maquina ha sido destruida sin que se revelase alguna pista que puediese acercarnos al delicuente.

Yo, como artista, he hilado finamente las palabras en este lienzo para que sea recibido por quien quiera oírme, y me siento feliz de haberlo hecho con una inspiración tan alegre. Los detalles de lo sucedido en aquella contienda, entonces, se los dejo a aquellos bardos que también populan la villa. Benditos serán de poder narrar por generaciones una historia tan abundante de héroes, criaturas e invenciones inimaginables. Invito a aquellos compañeros de cuerda a que hagan correr esta hazaña de boca en boca. Que se sepa, señores, quienes son los que defienden a estas tierras. Que se ilumine aquella penumbra de tristeza con un rayo de esperanza.

¡Que el paso de esta gente deje una estela de valerosos hombres que den su vida por Nevesmortas, lugar donde la nieve perpetua nunca podrá apagar el fuego de nuestro espíritu!

*debajo, la firma de Strix se ve precedida por la ƒ del violín*
Gracias a todos por vuestro tiempo y compresión.

*Os aplaude*
"Lanzadora profesional de bolas infernales"

LARGA VIDA A MIS ENEMIGOS PARA QUE SUFRAN CON MIS VICTORIAS
Cerrado