Bombeando Palabras. - Lyn A.

Los trovadores de la región narran la historia de sus héroes. (Historias escritas por los jugadores)

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Wantu
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Re: Bombeando Palabras. - Lyn A.

Mensaje por Wantu »

¡Ole por ti Lyn, muy buena !
La verdad triunfa por sí misma, la mentira necesita siempre complicidad.
Gineu

Re: Bombeando Palabras. - Lyn A.

Mensaje por Gineu »

joder nena que caña de historia, brutal!!!! :D :D
McSwampling

Re: Bombeando Palabras. - Lyn A.

Mensaje por McSwampling »

Muy buena! :idea:
Lady Starlight

Re: Bombeando Palabras. - Lyn A.

Mensaje por Lady Starlight »

IX - Corre.

Me revuelvo. Giro el cuerpo hacia la derecha. Luego hacia la izquierda, y a la derecha otra vez. Frunzo el ceño, apretando aún más los ojos cerrados mientras hundo la cabeza bajo la almohada, agarrando ambos extremos de la misma. Es imposible, no consigo dormir. Echo una rápida mirada hacia mi derecha: en la cama de al lado, Norisse descansa plácidamente. Norisse... suspiro.
Ha pasado casi un mes de aquél encuentro con Shouzen... y la pesadilla sigue repitiéndose noche tras noche, una y otra y otra vez. Creo que me estoy volviendo loca. A veces, mientras camino, me parece ver la larga melena de Arda ondeando mientras corre entre los árboles del Bosque de Nevesmortas, buscando un escondite antes de que Norisse termine de contar, como cuando éramos pequeñas. Escucho su voz gritando enfurecida a los drows. La sangre que bañaba el campamento, del mismo color que los ojos de esas bestias malditas. Y siento en mi piel el calor abrasador del fuego que incineró toda mi vida. Me estoy volviendo loca.

En mi cabeza se entremezclan los sucesos más recientes y, a veces, me cuesta distinguir la realidad de la imaginación. La mano de Shouzen estrechándose en torno a mi brazo, dañándome. Las pesadillas. El concurso de adivinanzas. Selûne que me envía a una hermana que pensé que ya no tenía. La esfinge, la asfixiante sensación de ser y no estar, convertida en una estatua de piedra. Las insoportables canciones paladinescas de Daya. Ser, junto a ella, miembro de la compañía artística "La Pluma Negra". Y junto a Gwenn, y junto a mi Keila. Ausencias prolongadas, retornos inesperados y explicaciones nunca dadas. El corazón que se fragmenta. Una nueva vida que no sabe nada de una vida pasada. Una vida pasada que, por más que corra, siempre me alcanza. Más pesadillas. El alba que ahuyenta la madrugada y me pilla, otra vez, desprevenida y desvelada. Cansada, sí. Me siento muy cansada.

Y entonces, como una respuesta silenciosa a mis plegarias, de ningún punto en concreto una suave brisa me revuelve el cabello.
Cierro los ojos, muevo la leve punta de las orejas.
Sonrío.

En lo que nace un suspiro me levanto de la cama, y antes de que muera ya está escrito el pergamino. Lo dejo de cara a la cama de mi hermana, soplándolo un instante para que no se corra lo escrito. Me calzo las botas, cargo la mochila a la espalda y me escabullo sin hacer el menor ruido.

"El viento gime y marca un nuevo destino
y yo, con mis pies, hago el camino.

Espérame.
"




//Gracias por los comentarios anteriores =)
Lady Starlight

Re: Bombeando Palabras. - Lyn A.

Mensaje por Lady Starlight »

X - El Áspid Rojo.

Nevesmortas - La Rosa y El Martillo

- ¡Hola chicos! -Sonrío hacia el trío compuesto por mi hermana, Ethan y un hombre de ropajes oscuros que me es desconocido.
- ¡Hola cielo! -Norisse se acerca a mí, se cuelga de mi cuello y me besuquea la mejilla de forma insistente. Se llevó la rama empalagosa de la familia, aunque lo cierto es que, en el fondo, después de tantos años de soledad, no me disgusta. Ojalá pudiera expresarme de la misma manera.
- ¡Hola, Lyn! -Ethan me sonríe, siempre con esa naturalidad dulce e inocentona. Veo a Norisse subirse a la mesa.
- ¡Mira, Krimer! ¡Ella es Lyn, mi hermana! -Me giro hacia el desconocido y le dedico una sonrisa, inclinando la cabeza. Menudas pintas lleva. Me recuerda un poco a Zack.
- Trovadora y caminante del viento, un placer.

Los cuatro conversamos durante un rato en el que descubro que mi hermana, tal como dijo Keila, ha pasado demasiado tiempo con Katy durante mi ausencia y ésta, por mucho que yo la quiera, ha supuesto una influencia nefasta para ella y ha creado un monstruo. La veo besuqueando a unos y otros y, lo que es peor, lleva esas mismas botas horteras y, encima, ¡en verde moco! Un desastre.
También descubro que Krimer, el enigmático tipo vestido de negro, es algo así como un guía y espada de alquiler. Veo muchos como él últimamente.

- Así que Ethan... -me giro hacia él, con mi mejor tono de hermana responsable (porque alguna de las dos tiene que serlo)- ¿Qué intenciones tienes con mi hermana?

Se sonroja y me mira desconcertado, parpadeando con evidente confusión; tengo que hacer verdaderos esfuerzos por contener la risa que amenaza con escapárseme entre los labios. Cuando creo que no lo voy a conseguir, entre la mirada desaprobativa de Norisse y los balbuceos de Ethan, de pronto sucede algo inesperado.

Antes de que pueda ser realmente consciente de la situación, veo que Norisse se agazapa encima de la mesa y salta desde ésta a tal cercanía de mí que por un momento pienso que me va caer encima. Krimer desenfunda con rapidez e Ethan descuelga su guadaña con la misma presteza, pero yo tardo un poco reaccionar.
Más que nada, porque intento convencerme de que la cobra que estoy viendo a mis pies, reptando hacia mí, no es fruto de haber bebido demasiado licor de ese negro que encontré en la cueva trasga.

- ¿Estáis bien? -Ethan nos repasa con la mirada. Krimer chasquea la lengua, mirándose una mordedura en el muslo.
- ¿De dónde coño ha salido?
- ¿Qué es ésto, Lyn? -Pregunta Norisse, señalando a la cobra.
- Hombre, pues... como ser, a mí, así, a simple vista... me parece una serpiente -No sé si son los nervios, que yo no he entendido la pregunta o que Norisse se ha vuelto loca.

Krimer comienza a palidecer a causa del potente veneno de la cobra y Norisse, ni corta ni perezosa, se acerca a él, se arrodilla y se pone a succionar la mordedura para extraer el veneno. De ése momento, saco dos cosas en claro que, como hermana mayor, debo enseñarle cuando volvamos a tener un momento de tranquilidad:
1. - Nunca succiones NADA de un hombre. Menos de rodillas. Menos en medio de una posada. Pero mucho, mucho, mucho menos de un hombre cuya higiene es altamente cuestionable.
2. - Ayudar está bien, pero succionar el veneno de otra persona para tragártelo tú NO es inteligente.

De cualquier modo, Krimer parece mejorar ligeramente, mientras que Norisse se desploma en el suelo. Sin saber muy bien cómo reaccionar, hago lo primero que se me ocurre: zarandear a Krimer para que se ocupe de la situación.
En ese momento, procedente de las habitaciones, se acerca a nosotros Sebastian, teniente de la guardia. Compartimos el suceso con él y nos regala un vial de antídoto a cada uno de nosotros, despidiéndose después y marchando hacia el exterior.

Una vez me aseguro de que tanto Krimer como Norisse se han recuperado y todo vuelve a la calma, me encamino a las habitaciones.



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Nevesmortas - Ciudad

- Erurk saludar Pelirroja.
- ¿Hm? ¡Hola Erurk! ¡Y hola chicos!

Giro la cabeza hacia mi izquierda mientras con la diestra termino de cerrar la puerta de la posada. A un lado de la misma, distingo a Erurk junto a mi hermana e Ethan y, un poco más adelante, a Zeras que parece examinar el trabajo de Krimer, agachado delante de ella para rebuscar algo entre la tierra.
Me acerco hasta el semiorco.

- ¿Qué estáis haciendo?
- Voy a encontrar al gracioso que haya hecho ésto.
- ¿Ésto? -Tardo un instante en caer en que se refiere al asunto de la cobra- Ohhh... ya veo.
- Zeras, no consigo encontrar ningún rastro y de haberlo, la nieve lo cubrirá pronto. Ayúdame.
- Claro -Zeras, parca como siempre en palabras, se acerca y se agacha junto a él.

Con la ayuda de Zeras, descubren un rastro que avanza hacia la parte trasera de la posada. Les sigo algo alejada del camino que trazan las mismas, aunque Erurk no tiene la misma deferencia.

- ¿De verdad creéis que venían a por mí? -Pregunta Norisse. Arqueo una ceja.
- ¿Para qué demonios iban a venir a por ti? Además, soltar una cobra en una posada... no sé, había mucha más gente -Elijo cuidadosamente las palabras y las pronuncio con la mayor suavidad posible, sabedora de que Norisse tiene motivos más que de sobra para reaccionar de esa manera.

Avanzamos tras Krimer y Zeras hasta unas escaleras de subida pertenecientes a una casucha cercana a la posada, que accedían a una balconada de madera. Encontramos dos puertas, pero Krimer avanza directamente hacia la primera. Norisse se ocupa de las trabas que presenta la misma, hasta que la puerta termina por ceder sin mayor dificultad. Entramos con el mayor sigilo posible.

Zeras se inclina y pasa los dedos por el suelo de madera, comprobando así que está limpio de polvo: ha estado recientemente habitada. Krimer y Norisse se desplazan en un baile de movimientos serpentinos y silenciosos, comunicándose entre ellos por gestos que yo apenas consigo descifrar.
Unos desenfundan, otros descolgamos nuestros arcos, todos permanecemos en un silencio tenso, espectante.

Una nueva seña por parte de Krimer. Una respuesta rápida por parte de Norisse. Abren una puerta y, del otro lado, un montón de cobras, como la que nos atacó en la posada, se precipitan hacia el centro de la sala.
Ethan, Zeras y Norisse las combaten cuerpo a cuerpo, Krimer y yo elegimos el arco y el combate a distancia. Sin mayores problemas, acabamos con ellas... pero antes de que podamos celebrarlo, la otra puerta se abre, cogiéndonos desprevenidos.

- ¡Cuidado! -Advierto, pero demasiado tarde.

Una figura encapuchada y ataviada completamente de negro se abalanza hacia nosotros a una velocidad indescriptible. Apesar de que todos mis compañeros le enfrentan cuerpo a cuerpo y yo mantengo el combate a distancia, el enigmático ser les sortea con agilidad, lanzándose directamente contra mí.
Descargo la flecha que tengo cargada en el arco, pero apenas le roza el brazo. Comienzo, entonces, a retroceder sin llegar a darle la espalda en ningún momento hasta que Zeras acude en mi ayuda.
Me alejo lo suficiente como para tener tiempo de cruzar el arco a la espalda y desenfundar el estoque en un ágil giro de muñeca, pero nuevamente nuestro contrincante que empiezo a sospechar como sólo mío, ignora y evade a Zeras para cargar contra mí.

- ¡C-creo que deberíamos ser amigos!

Le chillo, encogiéndome ligeramente cuando veo venir sobre mí un golpe que sé que no podré esquivar. Cierro los ojos (sé que es absurdo, ¿podemos seguir con la historia?) con fuerza, pero nunca llega a impactar. Abro uno, desconcertada, y veo que entre Krimer, Ethan y Zeras han acabado con él.

- ¿Estáis todos bien? -De nuevo Ethan, siempre preocupándose por los demás.
- ¡Ha habido dos bajas, joder! ¡Claro que no estamos bien!

Las palabras resuenan de repente en mi cabeza. Dos bajas. Miro a mi alrededor. El desconcierto de la situación, de un enemigo afanado en mi persona sin encontrar en mi cabeza un por qué, no me había permitido darme cuenta de que Norisse y Erurk permanecían inconscientes, al borde de la muerte.

- ¿Lyn? -Miro a Krimer desde mi posición, arrodillada junto a mi hermana- ¿No piensas ayudarla?
- Es que me da miedo... -Admito- La última vez que quise ayudar a alguien terminé por rematarlo.

Resopla y carga con mi hermana, mientras Ethan levanta al semiorco como si fueran un par de recién casados. En ése momento Zeras sale de la habitación de donde nos asaltó la oscura figura, con un pergamino entre sus manos.

- Es todo lo que he encontrado... pero no entiendo nada.
- ¿Me lo dejas ver?

Extiendo la mano hacia ella y me lo cede sin rechistar, encogiéndose levemente de hombros.
De entre todo el galimatías de palabras, sólo acierto a comprender una:
Lyn.



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Nevesmortas - La Atalaya del Alba

- ¿Norisse...? -Pregunto con voz temblorosa- ¿Me ves, puedes oírme...? ¿¡Estás bien!?
- ¿Lyn...? -Y sonríe. Es increíble la capacidad que tiene de sobreponerse a las adversidades.

Ambos, Erurk y ella, se incorporan con lentitud hasta quedar sentados en el frío suelo de la Atalaya. En algún momento que no sabría concretar, Zeras ha seguido su camino. Le enseño a Krimer el pergamino, pero tampoco es capaz de descifrar el contenido. Ni Ethan, ni Erurk.

- Sigo sin entender por qué, sean quienes sean, van a por mí. Primero la cobra en la posada, luego ese asesino directo hacia mí, el pergamino con mi nombre... no lo entiendo.
- ¿Pergamino con tu nombre...? -Norisse frunce el ceño y caigo en la cuenta de que acababa de recuperar la consciencia, por lo que no sabía nada hasta el momento- ¿Te están buscando a ti? Déjame verlo.

Se lo tiendo y lo observa durante un largo rato, junto a Vargas, ese tipo taciturno y silencioso que suele estar con Dann y que ha llegado hace apenas un momento. Deduzco que ella sí consigue comprenderlo, porque su ceño va frunciéndose poco a poco hasta formar una sola línea, y luego alza sus profundos ojos verdes hasta los míos, con absoluta seriedad.

- Ésto es una descripción detallada sobre ti, Lyn. Tu nombre, tu forma de vestir, tus rasgos... todo. Pone algo sobre El Áspid Rojo.
- ¿El Áspid Rojo...? -Mi turno de fruncir el ceño. Humedezco mis labios con la punta de la lengua, pensativa, tratando de ordenar en mi cabeza mis conocimientos al respecto.
- ¿Qué ser Áspid Rojo? Erurk no entender.
- El Áspid Rojo es una asesina de Eternoska que trabaja en la frontera, y ha sido relacionada en alguna ocasión con los Zhentarim. Lo que no entiendo es por q... espera. Espeeera, espera, espera.

Miro a todos, uno a uno. Y todos me miran a mí como si me hubiera vuelto loca de repente.

- ¿Creen que yo soy El Áspid Rojo? ¿¡Me confunden con una asesina y quieren asesinarme a mí?! ¡SOY MUY JOVEN PARA MORIR!
- No vamos a dejar que mueras, Lyn, tranquilízate.

Norisse trata de calmarme, aparentando una tranquilidad que sus ojos dicen que no siente, pero a mí me da igual, ya me he sumido en un estado de histeria. Erurk sugiere que me tiña el pelo, Norisse elucubra sobre las diferentes posibilidades, añade nuevas y descarta absurdas. Vargas y Krimer permanecen en una indiferencia comprensible, dado que realmente no nos conocemos. Aún así, que el segundo bostece continuamente mientras yo vivo los que probablemente serán mis últimos minutos de vida, hace que le reste puntos como posible pretendiente de mi hermana.
Un rato después, entre plan y plan, llega Tali, esa mediana pelirroja que es siempre un poco... fría. Cuando le contamos lo ocurrido, rápidamente lo relaciona con un suceso que había vivido ella unas horas antes.

- Estaba yo camino de la posada cuando le descubrí. Una sombra entre las mismas sombras, manejando con extrema cautela algo frente a la ventana de la posada, mientras espiaba. Y de pronto, entre las sombras, una nueva figura, plateada ésta vez, que se abalanza contra la sombra sumergiéndose ambas en una danza de golpes y fintas, dando como resultado que lo que la figura de negro portaba saltara de sus manos y fuera directa hacia la ventana abierta, provocando la posterior huída del sujeto.

Cuando abandono la Atalaya para tomar un poco de aire y aclarar las ideas, dejando atrás al grupo, una serie de preguntas asalta mi mente.
¿Quién maneja a esas sombras? ¿Quién era la figura plateada? ¿Por qué buscan a esa tal Áspid Rojo? ¿Qué tienen que ver los Zhentarim en todo ésto?
Y, sobre todo...

¿Cómo voy a sobrevivir?
Lady Starlight

Re: Bombeando Palabras. - Lyn A.

Mensaje por Lady Starlight »

XI - Tres veces tres. ( Aullidos - I )

- ¿Qué te parece mi nuevo traje, Lyn?
- ¿Con absoluta sinceridad?
- -Norisse entrecierra los ojos, como intuyendo mi respuesta. Sin embargo, sólo llego a abrir los labios, y alguien se adelanta.
- ¡Te hace la pompa gorda! -Y se ríe, de forma algo desquiciada, como sólo un gnomo sabe hacer.
- ...Argyle tiene razón, Norisse. Además, ese verde moco que te has puesto... -Hago una mueca.
- ¡Bueno, prestadme atención! ¡Trabajo! ¡Tengo trabajo!
- Yo no pienso hacerte más encarguitos -Sentencia Cefira, que no sé por qué siempre que me presento a alguien me mira un poco mal.
- ¡No es un encarguito! ¡Es un trabajo serio! ¡SERIO! ¡Tengo trabajo SERIO! -Me giro hacia el gnomo tras las últimas palabras.
- ¿Qué tipo de trabajo es?
- ¡SERIO!
- Ya me he enterado de esa parte, Argyle... ¿pero en qué consiste?
- ¡Ah...! ¡Ah! ¡Pues veréis, Rosilda, mi prima, la que vive en Fuerte Nuevo, ha hecho un descubrimiento importantisisisísimo que ha llamado la atención de la Dama! Pero no puede venir ella sola desde allí, tal y como están los caminos. Se ofrece la cantidad de tres mil lunas por cabeza a quienes consigan traer a mi prima y su descubrimiento intactos antes de tres lunas.
- ¿Tres mil lunas? ¡Mi hermana y yo nos apuntamos!
- Bien, firmad aquí entonces... ya sabéis, por si ocurriera algún percance.
- ¿Qué pasaría de ser así?
- Ah, nada importante, sólo que irían a la cárcel. ¿Quién más se apunta entonces?

La última aclaración no ha dejado a ninguno indiferente, pero aún así, unos movidos por la necesidad de recompensa, otros por la curiosidad creciente hacia el misterioso descubrimiento y muchos otros por ambas cosas a la vez, abandono la villa con un extenso grupo formado por Ethan, mi paragüero real, Norisse, mi hermana, Erurk, el entrañable semiorco, Elric, un aprendiz de mago, Zaph, Hijo de Kossut, Cefira, Hija de Akadia, Dheray, un niño que... ¿por qué viene un niño con nosotros? Y Phillip, un tipo, cuanto menos, desagradable.

El viaje hacia el camino de la bifurcación se hace ameno y agradable, intercambiando conocimientos sobre los últimos sucesos y canciones sobre lo poco que nos pagan para lo mucho que sufrimos. A la altura del Hospicio, Zaph propone descansar y yo intento hacer que el grupo entre en razón, ya que se niegan en rotundo. Les hablas de dinero y ya les entra la prisa al cuerpo. Me doy cuenta de que la mayoría de ellos no saben ni están preparados para viajar en grupo, mirando únicamente por sí mismos. Mi hermana incluída. Suspiro.

Seguimos avanzando hasta dejar atrás el campamento gitano, y nos detenemos frente a la boca del bosque. Para entonces, dedico una rápida mirada al cielo y descubro que el atardecer se encuentra agonizante, desprendiendo los últimos tonos mezcla de naranja, ocre y violeta. Ethan toma la voz de mando.

- Ahora empieza la parte complicada. Creo que, siendo los que somos, deberíamos adoptar la siguiente formación... -Pero antes de que pueda terminar, Phillip le corta.
- Yo creo que deberíamos dejar de perder el tiempo y avanzar de una vez.
- Aquí hay gente que no es tan experimentada ni ávida como tú, así que siendo un grupo grande lo mejor es organizarnos.
- Está bien, ¿qué te parece esta organización? Dos grupos: los fuertes y los débiles; los fuertes van a Fuerte Nuevo y los débiles se vuelven a Nevesmortas.
- Eso implica que vos os quedéis, caballero -Interrumpo en tono cortante, bastante molesta.
- Creo que deberíamos avanzar, la noche se nos echa encima -Cefira pone el toque de sabiduría al grupo que conformamos.
- ...como decía, un guerrero fuerte delante, otro detrás, los arcanos en el centro y el resto cubriéndonos. ¿Todo claro?
- Tengo claro cuál es mi -Y enfatiza la palabra- trabajo -Aclara Norisse. De nuevo esa falta de compromiso con el grupo. Empatía, Lyn. Empatía.

Nos adentramos, pues, en la foresta siguiendo la formación que ha sugerido Ethan. La tarde se muere y abre paso a una noche que se cierne sobre nosotros majestuosa y amenazante, coronada por una luna llena y rebosante, hiptónica, que atrae un coro lejano de aullidos.
Ethan, de tanto en tanto, se gira para buscarme con la mirada y permanece siempre cerca de mí, cubriéndome con su cuerpo. Sonrío dulcemente. La verdad, después de todo lo que ha pasado, de todo lo que de hecho sigue pasando, me hace sentir mucho más tranquila.

Pero pronto redescubro el significado de la expresión la calma que precede a la tempestad, pues de la sombra que se extienden entre los árboles diviso lo que al principio defino como luciérnagas. Pero no son tan grandes, pienso; ni se mantienen tan quietas. Ese amarillo incandescente se clava sobre nosotros, y siento un frío intenso recorrerme toda la columna.
De pronto, un destello azulado rompe la quietud de la noche, iluminando por un instante la silueta del licántropo que conjura.
Ethan carga en dirección a esa luz y a mí, mientras descuelgo el arco y cargo una flecha con mano temblorosa, me asalta una certeza.

Tres veces tres.
Tres mil lunas.
Tres noches.

Tres pares de ojos que traen en su mirada augurios de muerte temprana.
Lady Starlight

Re: Bombeando Palabras. - Lyn A.

Mensaje por Lady Starlight »

XII - Los Ojos de La Bestia. ( Aullidos - y II )

- ¡Hay un caído! ¡Aquí! ¡Hay un caído!

Cojo aire, tratando de recuperar el curso normal de mi respiración. Distingo la voz de mi hermana en los gritos que se producen a mis espaldas, y me giro hacia ellos. Elric, el joven aprendiz de mago. Uno de los licántropos se ha llevado su vida de un solo mordisco en la yugular.
Por suerte y gracias a Selûne, entre todos hemos conseguido abatirlos antes de que causaran aún más daño.

- Dejadme paso, puedo hacerme cargo.

Zaph avanza con tranquilidad hacia él y se encomienda a su deidad para que el favor le sea concedido. La energía divina fluye de él con un resplandor rojizo, devolviendo a su cuerpo el alma de nuestro compañero. Sonrío, tensa aún así. Somos un grupo demasiado numeroso llamando demasiado la atención; por no mencionar que esas criaturas deben poder venir atraídas por el olor de la sangre de nuestras heridas a leguas de distancia.

- Será mejor que avancemos. Aún queda un buen trecho hasta Fuerte Nuevo.
- Sí, siendo noche cerrada lo mejor será que no hagamos ningún alto más en el camino. Ya descansaremos allí.

Por una vez todos estamos de acuerdo.
En nuestro camino se interponen lobos y osos de tamaño gargantuesco y aunque en nuestro interior comenzamos a albergar la esperanza de que el encuentro con esos licántropos haya sido algo aislado, lo cierto es que el viaje se ha convertido en un ritual tenso y silencioso, alerta. Norisse baila en sus manos las espadas cortas, Zaph y Cefira avanzan con semblante imperturbable, Ethan sigue lanzándome miradas nerviosas de tanto en tanto, sonriendo al comprobar que no hay ningún asesino a mis espaldas, supongo. Y yo, de forma inconsciente, acaricio la cuerda del arco produciendo un leve silbido.

Nuestros pasos nos llevan hasta el puente que cruza el arroyo del camino de la bifurcación. A punto estoy de sonreír, aliviada por la cercanía de nuestro destino, cuando nos envuelve de forma repentina un manto de oscuridad que mis ojos no consiguen penetrar para vislumbrar la luz.

- ¡Norisse! -Por absurdo que sea, mi instinto me lleva a advertirla, como si ella no fuera consciente de por sí.
- ¡Lyn! -Distingo en la llamada la voz angustiada de Ethan, y me doy cuenta de que no soy la única.

Rápidamente, cruzo el arco y desenfundo en el estoque, tanteando con él la oscuridad. Todo se vuelve caos y confusión. Escucho gritos, alaridos de dolor. Rugidos, aullidos graves, agudos, rasgados. El chocar del acero contra las garras de las criaturas. El desgradable sonido de la carne desgarrándose. Un ruido sordo. Alguien ha caído. Grito el nombre de mi hermana, el de Ethan. Grito. Escucho algo moverse tras de mí. Giro tan rápido como puedo. Lanzo una estocada que no impacta en ninguna parte, y algo me agarra por los hombros. Vuelvo a gritar.

- ¡Socorro! ¡Ethan!
- ¡Lyn, soy yo! -Reconozco en las palabras un timbre femenino.
- ¿¡Katy?!
- ¡Sí, pelirroja!
- ¡Mi hermana! ¡Está herida y tiene mucha fiebre!
- ¡La sacaremos de aquí! ¡Hay que salir de aquí!

Norisse había sido malherida en el ataque anterior. Cayó en la inconsciencia y Zaph, igual que a Elric, había conseguido salvarla. Mientras descansaba y oraba para poder seguir prestando su ayuda al grupo, un segundo grupo de licántropos se ha cernido sobre nosotros.
Katy se agacha y tira ligeramente de mi manga. Me agacho con ella y, presas del pánico y la prisa, tanteamos el suelo con celeridad, buscando el cuerpo de Norisse con sus quejidos en infracomún como única guía.
Nuestras manos por fin encuentran su objetivo. Agarra a Norisse de un brazo, yo del otro, y juntas aunamos esfuerzos para tirar de ella lejos de la oscuridad mágica.
El remedio se nos antoja peor que la enfermedad.

Cuando creemos que hemos conseguido ponernos a salvo, nos damos cuenta. Un círculo que se estrecha poco a poco, muy lentamente. Una figura inmensa que se acerca a nosotras con un bastón tribal entre sus garras. Toda una manada obediente que muestra amenazante una hilera de colmillos afilados que a mí se me asemeja a una sonrisa burlona de sabida superioridad, tanto física como numérica.
Coloco a mi hermana entre Katy y yo, y junto mi espalda con la de ella, apoyando la zurda en mi cadera para adoptar una posición defensiva: si quieren llevarse a mi hermana, lo harán por encima de mi cadáver. Claro que, probablemente se lleven los cadáveres de las tres sin mayor dificultad.

- Me quieren a mí -murmura Norisse- entregadme y marcháos, ponéos a salvo.
- Kaaatyyy... -digo, sin despegar los dientes y apenas mover los labios, sonriendo a los licántropos, por si atendieran a las buenas maneras- ¿Qué haceemooos?
- No teeeengo ni idea.
- Entregadme. Marcháos. Ponéos a salvo -Norisse insiste, pesadita. ¡No me deja concentrarme!
- Katy, ¿puedes darle con el boloncio en la cabeza a ver si deja de decir tonterías?
- Lo haría, pelirroja mía, pero es que ese chucho me está mirando mal -Y cabecea hacia uno de los licántropos.

Quiero añadir algo más, presionar a Katy para que piense un plan que nos salve la vida, ya que eso nunca ha sido lo mío... pero de pronto se desploma, sin más. ¿Qué ha pasado? ¿Son tan rápidos...? Examino su cuerpo en busca de heridas, de reojo, pero no veo ninguna. Y entonces lo escucho. Qué demonios, ¡¿acaba de roncar?! ¡SE HA QUEDADO DORMIDA!
Me gustaría tener tiempo de indignarme, pero el que parece ser el líder de la manada, el licántropo de pelaje blanquecino que porta el bastón, se acerca a mí, mientras el resto le venera con un coro de aullidos profundos y rasgados que bien podrían estar conformando mi propio réquiem.

Enarbolando mi estoque, con más estupidez que valentía, me pongo a la defensiva.

- ¡S-señor Licántropo! -Consigo articular- ¡Preferiría que fuésemos amigos, pero me está usted obligando a hacerle daño!

¿Qué pasa? Shouzen siempre dice que hay que intentar dialogar, ¡y yo estoy demasiado nerviosa para pensar en otra cosa! Además, atacar a una manada entera de licántropos... ¡Alba no me preparó contra ésto!
El licántropo, sin inmutarse, alza su bastón y me apunta con él. Norisse consigue arrastrarse hasta mí, pero me doy cuenta demasiado tarde. Mi estoque se pierde a medio camino cuando trata de impactar el bastón del licántropo para apartarlo de mí, pero de nuevo es tarde.

En mi mente se dibuja una imagen. Una mirada que se clava en mí con fría fijeza. Dos ojos rojos que parecen poder ver a través de mí, dentro de mi propia alma, estudiándome durante un instante que se me hace interminable. Luego un rugido, un rugido atronador que hace vibrar todo mi ser en un estremecimiento, dañándome los oídos de tal forma que siento como si algo dentro de mí se estuviera desgarrando.
Y toda yo me abandono a la inconsciencia, desplomándome contra la hierba.

Un nuevo juego de aullidos se alza hacia la noche inmarcesible.
El líder de la manada se abalanza sobre mí, desgarrando con sus fauces mi brazo derecho.
La sangre que abandona mis venas, los latidos que se apagan en mi corazón, la vida que se escapa de mi ser.

Y sin embargo, sumida como estoy en una pesadilla de la que parece que no puedo escapar, sólo alcanzo a ver una cosa:
Los Ojos de La Bestia.





// Pues nada, siento que hayan quedado un poco largos. Los he dividido en dos, aún así. Muchas gracias a Talos (y creo que a Shar) por el rato, y a los jugadores claro. Y ya de paso, gracias a Málar por la anterior. ¡Un saludo!
Lady Starlight

Re: Bombeando Palabras. - Lyn A.

Mensaje por Lady Starlight »

XIII - La Maldición de Botaférrea.

Ciudadela de Adbar - Torre de Botaférrea

- ¡No me puedo creer que no conozcas la historia de ésta torre! Así nadie va a creerse que perteneces al mejor linaje de artistas habido y por haber, ¡las mujeres Andune! Sí, porque los hombres nos salieron defectuosillos, pobres, más que cantar, rebuznan. ¡Bueno! ¿Te la cuento?
- ¡Claro! -Norisse sonríe, entrecerrando los ojillos.

Bueno, no es que estemos en el lugar más bonito de La Marca, Adbar no es más que un agujero en un montón de piedra húmeda y maloliente y, lo que es peor, está llena de enanos; pero me alegro de tener la oportunidad de viajar a solas con mi hermana, situación que apenas se ha dado desde que nos reencontramos. Ascendemos hacia lo alto de la torre, peldaño a peldaño, hasta uno de los pisos intermedios, donde vemos un montón de camitas diminutas con cofres a sus pies. Me da por reír.

- ¡Mira, se parece a ese cuento de los enanitos! -Norisse ríe también- Bueno, como te decía, la Torre Botaférrea es una trampa en sí misma. Sujeta como está a la ciudadela, harían falta lo menos veinte enanos para activarla, dejando caer así sobre el enemigo toneladas y toneladas de roca viva. Una vez estuvieron a punto de activarla, pero al final no fue necesario, pese a que el sargento Botaférrea se sacrificó para ello; por eso, en su honor, la torre recibe su nombre y... ¿Norisse?

Me giro hacia ella y parpadeo, incrédula, al verla inutilizar la trampa de uno de los cofres. ¿¡Es que se ha vuelto loca?! ¿¡Quiere que nos pasemos la vida en una cárcel?! ¡Peor! ¡En una cárcel de ENANOS!
Me mira muy sonriente, como si acabase de tener una idea brillante; casi puedo ver la lucecita encenderse encima de su cabeza. Niego con la mía, entornando los ojos, y miro alrededor.

- ¡Pero Lyn...! ¿No tienes curiosidad?
- ¡Sí! ¡Pero no tengo tanta por esa cárcel que hemos visto al pasar!
- Tienes razón... -Suspira, echando una última mirada al cofre.

Ciudadela de Adbar - Zona Central

- ...así que bueno, Shein me dijo que me vendría bien ese cinturón y que...
- ¿Eso es un cofre que vuela?
- ¿Eh? -Giro la cabeza y, en ese momento, el cofre volador en cuestión choca contra mi frente, bordeándome después- ¡Eh!

Le sigo con la mirada, frunciendo el ceño con un ligero tic en el ojo. ¡Menudo cofre más maleducado! Ni un perdón, siquiera. Le observo marchar hacia el interior de la Torre y tomo a mi hermana de la diestra, tirando de ella en la misma dirección.

Ciudadela de Adbar - Torre de Botaférrea

Cuando entramos en la planta baja, las sillas por el suelo, revueltas y las velas apagadas del candelabro esparcidas por la mesa.

- Explícamelo, Lyn. ¿Por qué estamos siguiendo a un cofre volador?
- ¡Para que se disculpe!
- ¿¡Cómo va a disculparse un cofre?!
- ¡También hablamos con el sombrero de Relenar!
- ...cierto.
- ¡Vamos a ver arriba!

Ascendemos una planta. Miro alrededor, y ni rastro del cofre del volador. Norisse sube al piso más alto, pero yo me quedo en el intermedio, por si acaso se ha escondido. Fijándome con atención, me doy cuenta de que el segundo cofre empezando desde mi derecha se mueve leeentamente. Justo en ese momento, mi hermana desciende, susurrando.

- Ni rastro arriba... ¿ve...
- ¡Sssh! ¡Mira...! -Cabeceo hacia el cofre rebelde- ¡Se mueve...!

De pronto, todos los cofres comienzan a moverse en una especie de ligero temblor. Con un chirrido oxidado, se abre primero uno, luego el otro... y así hasta sumar un total de cinco. De su interior, enormes bocas de dientes desproporcionadamente afilados, abriéndose y cerrándose sin control. Sin pensármelo dos veces, desenvaino a Manzanita.
Manzanita, por si no lo sabéis, es mi estoque nuevo, porque es verde, y ácido, como dijo Vargas. Gorrioncito tuvo que volar del nido, mamá necesitaba un hijito más mejor, pero siempre le querremos.

- ¡Corre, Lyn!
- ¡Ni hablar, ya has oído a Jean Nosequé de Tururú! ¡Un Maestro Espadachín se hace EN LA AVENTURA!

Mi seguridad empieza a desvanecerse poco a poco según veo a los cofres conjurar y hacer lucecitas rojas muy extrañas y malevólicamente horroríferas. ¡Pero no importa, hay que ser valiente y luchar! Así que les grito, enarbolando mi estoque heroicamente mientras Norisse tira de mi mano libre escaleras abajo.

- ¡A mí, venid a mí! ¡Norisse, suéltame, TYMORA SÓLO SONRÍE A QUIEN SE ARRIES...!
- ¡Pero Lyn, estás loc...!

Sendos gritos han comenzado al unísono, y sendos gritos mueren a un tiempo.
Abriéndose paso por el techo rocoso, una figura dracónica hecha de hueso y fuego desciende hacia nosotras. DIRECTAMENTE hacia nosotras.
Doy un salto y subo en brazos de mi hermana.

- ¡AAAAAAAAAAH! ¡CORRRRRRRRRREEEEE! -Grito, remarcando la erre.

Pero es demasiado tarde. La puerta de salida se cierra con un estruendo ensordecedor. Del piso superior percibimos un resplandor anaranjado. Cierro los ojos, esperando lo peor, y entonces...

Ciudadela de Adbar - Zona Central

...abro lentamente un ojo, para asegurarme de haber muerto. Ha debido ser rapidísimo, porque no me ha dolido nada. Pero la visión que me encuentro me desconcierta. Es básicamente Norisse, mirándome con la misma cara de noentiendoabsolutamentenada que debo tener yo.

- Norisse... -Ella me mira, parpadeando- ...creo que nos pusieron setas en el estofado, porque acabo de ver cofres voladores y...
- ...y bocas afiladas abriéndose y cerrándose.
- ¿Y si entramos a echar un vistazo? -Asiente, voy a añadir algo más, pero la puerta de la Torre se cierra de un portazo. Nos miramos.
- Puede que no quiera que entremos.

Como reafirmando nuestra idea, la puerta comienza a abrirse y cerrarse rápidamente, como si fuera una boca masticando. ÑACÑACÑACÑACÑAC.
Doy un respingo y, corriendo, me escondo detrás de Norisse, agarrándola de los hombros y asomándome por un lado de su cuerpo.

- Muy bien, Norisse... presta atención. Ahora, leeeentamente, vamos a retroceder SIN DARLE LA ESPALDA A LA TORRE para que no pueda atacarnos por sorpresa.
- No sé si es buena idea.
- ¿¡Por qué demonios no iba a serlo?!
- Porque quizá su agudeza visual se base en un sensor del movimiento -Calculo la posibilidad.
- ...eso es absurdo.
- Igual que un cofre volador con dientes.
- ...buen punto.
- Además, tengo un plan maestro. No puede fallar.
- Ajá, ajá, te creo.

Norisse tiene un plan, estamos jodidas. Selûne me perdone mi lengua sucia, pero...
Me pongo rígida, aún así; inmóvil como una estatua. Norisse hace lo mismo, pero veo su muñeca moverse ligeramente en un bolsillo.
Yo, por mi parte, sigo un ritual muy sencillo. Pasito atrás, observo la torre. Pasito atrás, observo la torre. Sigo viva, pasito atrás, observo la torre. Pasito atrás... CLONCK.

- ¡AH, MIERDA! ¡ME HE CHOCADO CON LA ROCA! -Frunzo el ceño con un gesto de dolor, frotándome la cabeza.
- ¡AHORA, CORRE! -Norisse tira una piedra hacia la derecha y ambas corremos a la izquierda.

¡JA! ¡Ese sí que ha sido un buen plan de distracción! No tenía mucha fe en ella, pero oye, tiene la inteligencia de los Andune.
Corremos por toda la ciudadela gritando que nos está atacando una puerta, pero los enanos nos miran mal y despotrican acerca de los de nuestra raza.
Cosa extraña, ya que no pertenecemos a la misma.
Sin embargo, uno de los enanos a los que pedimos ayuda para ser, por fin, un ser racional y nos escucha.

- ...ah... a mí me pasó lo mismo hace tiempo. Estaba yo aquí, con mi esposa, en éstas baldosas cuando de repente todas y cada una de ellas empezaron a hundirse, menos en la que estaba yo. ¡Maldecí! ¡Maldecí a los Dioses por haberme dejado solo y haber asesinado a mi esposa! Durante dos segundos, luego me di cuenta de que estaba mejor sin ella y ¡ALABÉ! ¡Alabé a los Dioses por su hazaña! Durante dos segundos, porque luego me desperté. Y las baldosas estaban en su sitio y, lo peor: mi mujer también. Qué manera de jugar con las ilusiones.
- ¿¡Y no piensan hacer nada?! -Le espeto.
- Brbrbrbr... ¿qué pretendes que haga?
- ¡Imagínate! ¡IMAGÍNATE! ¡Imagínate que vuestra Ciudadela está encantada! ¡Maldita! ¡POSEÍDA POR UN ELFO ARCANO CON TUTÚ!
- ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!
- ¿¡ES UNA IMAGEN TERRIBLE VERDAD?!
- ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH! ... ¿Qué es un tutú?
- ¡Una falda rosa! ¡FALDA! ¡ROSA!
- ¡CORTA, MUY CORTA! -Aclara Norisse.
- ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!

El enano cae sobre sus propias rodillas y vomita contra la roca. Meeenos mal que tengo buenos reflejos, si no me hubiera puesto perdida. Norisse y yo creemos que eso tiene hasta rocas, no os digo más.

- ¡APARTAD ESA IMAGEN DE MÍIIIIIIIII!

Y sale corriendo, por el mismo lugar por el que vino. Me quedo calibrando la situación. Una ciudadela maldita, cofres voladores con enormes fauces, un dracoliche... asiento, decidida y me giro hacia mi hermana.

- Norisse.
- Lyn.
- Está claro que éste es un trabajo para gente... ¡Inteligente!
- ¡Sí! -Sonríe.
- ¡Hermosa!
- ¡Ajá! -Hincha el pecho.
- ¡Y CON SABER ESTAR EN GENERAL!
- ¡ESO ES, VAMOS A...! -Alza el puño derecho.
- Lo que nos excluye. Hala, vámonos a casa.

Y me giro en dirección a La Puerta de las Caravanas, seguidas de una incrédula y perpleja hermana.
Tymora sonreirá a quien se arriesga, pero lo que es a mí, un dracoliche no me quema el pelo.
¡Vamos hombre!




//Muchas gracias a Shar por la escena, creo que hubo un momento en el que lloré de la risa xD
Última edición por Lady Starlight el Mié May 25, 2011 9:17 pm, editado 1 vez en total.
Norisse

Re: Bombeando Palabras. - Lyn A.

Mensaje por Norisse »

//tengo que decir que ole el relato... lo has plasmado muy bien n_n y que yo confirmo que lloré de la risa

gracias también Shar!! //
--Talos--
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Ubicación: Ojeando desde el cielo tormentoso

Re: Bombeando Palabras. - Lyn A.

Mensaje por --Talos-- »

Jean Noseque de Tururu.
Con eso, ya no puedo elegir otra parte del relato que me haya hecho sonreir más.

- Norisse.
- Lyn.
- Está claro que éste es un trabajo para gente... ¡Inteligente!
- ¡Sí! -Sonríe.
- ¡Hermosa!
- ¡Ajá! -Hincha el pecho.
- ¡Y CON SABER ESTAR EN GENERAL!
- ¡ESO ES, VAMOS A...! -Alza el puño derecho.
- Lo que nos excluye. Hala, vámonos a casa.

:lol: :lol: :lol: :lol:
Y de los cielos surgiran rayos que iluminaran hasta la más oscura sombra... y los truenos acallaran los gritos de panico y dolor.
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