Sigue el sendero, sigue el sendero, sigue. Eáranë

Los trovadores de la región narran la historia de sus héroes. (Historias escritas por los jugadores)

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Wantu
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Sigue el sendero, sigue el sendero, sigue. Eáranë

Mensaje por Wantu »

*Carta desde algún punto del norte dirigida a Isildir, archimago en Aguasprofundas*

Estimado cliente, lamentamos profundamente no haber podido concluir el viaje con vuestra sobrina y ahijada hasta Argluna. La joven a la que procuramos mantener inconsciente durante todo el trayecto quedó en las inmediaciones de una posada sita entre los caminos de Abdar, Sundabar y Nevesmortas. Se hallaba bien de salud y plena de energías y manías, que como bien sabéis, hacen llegar al límite de la paciencia.

Adjuntamos el pago con esta nota y para vuestra tranquilidad se ha informado al destinatario de vuestra ahijada en Argluna; presto ha mandado a un joven guerrero elfo para su custodia.

Atentamente Ronualdo Nottian.




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Isildir no pudo hacer otra cosa que dejarse caer sobre el mullido sillón de sus aposentos, con la carta en mano y un repetitivo movimiento circular de sus anteojos. Recordó al mirar hacia a Tocch el incidente que le hizo tomar la decisión de enviar a su adorada ahijada hasta Argluna, el pobre perro aun conservaba las numerosas calvas en su, en otro tiempo, bello pelaje. Era un mastín de pelo largo, imponente, aunque ahora era lo más parecido a una rata gigante en época de muda. Isildir suspiró profundamente cerrando los ojos y repasando los 120 años que habían transcurrido desde que Eáranë había entrado a su milimetrada vida.

Isildir era el mayor de los dos hermanos, pertenecían a una estirpe de arcanos de renombre aunque para desgracia de sus mayores el menor de los dos, Golradir, mostraba cierta querencia por los placeres de la vida. Eran bien conocidas sus juergas interminables, las visitas a las alcobas de jóvenes y maduras féminas eran innumerables y aunque fuese un prometedor arcano gustaba de los placeres de Sharess en exceso. Isildir adoraba al menor de sus hermanos y no fueron pocas las ocasiones que hubo de ayudarle a escapar de esposos ultrajados.

Corrieron las estaciones y aunque habían logrado encontrar cierto término de equidad entre la devoción a Mystra y Sharess, Golradir nunca hacía ascos a un buen cuerpo femenino y mucho menos a un jugoso reto, fue así que se cruzó con Elemmírë

Elemmirë era una de las hijas de una casa noble menor, todos se preguntaban que gracias podría esconder la menuda elfa de cabello oscuro, aunque era conocida por su oposición frontal a todo lo que no fuesen libros. Golradir encontró un nuevo objetivo que conquistar.

Fue la gran obsesión del menor de los hermanos, hizo claudicar a la elfa aunque no se percató de que el único que fue cazado fue él. El escándalo fue intenso pero desde luego si algo caracteriza la vida en Aguasprofundas es la capacidad de cambiar un escándalo por otro, con el tiempo se suavizó. Golradir y Elemmirë convivieron bastantes años en un tira y afloja apasionante y apasionado. El arcano comprobó durante la convivencia el don que guardaba su pareja, era una innata con todas las consecuencias pero no tuvo tiempo de hacerlo saber a Isildir.

La vida de alcobas asaltadas aguardaba para cobrarse su pago, Golradir murió en un duelo “de honor”, algo bastante común desde luego. Elemmirë estaba encinta y a punto de dar a luz, lo hizo bien aunque perdió la vida en el alumbramiento ante la asustada mirada de Isildir.

Isildir se encontró pues con una pequeña elfa en brazos, sin saber qué hacer con ella. Todo su mundo giraba en torno a la urdimbre, vivía hasta ahora por y para la magia y su pequeña esfera de invulnerabilidad se acababa de romper dejando entrar a un ser berreante. Eáranë la llamó.

Habían transcurrido 120 años desde aquel instante, era hermosa, lista y despierta, algo que aterrorizaba a Isildir pues conocía de muchos otros que como su malogrado hermano esperaban agazapados a sus presas. Protegió a su ahijada de todo cuanto le era posible y le procuró una vida feliz nunca diferente a la de otros niños, no presentaba signos de magia en ella e Isildir casi lo prefería así.

Eáranë se crió entre arcanos, siempre estudiando como realzar y potenciar un conjuro, siempre hablando de magias... sin embargo aunque tenía abiertas las puertas al saber y a un mundo fascinante le faltaba algo, algo que la hizo caer en un trastorno del comportamiento para el que el tío Isildir no hallaba remedio alguno.

Era verdadera angustia cada día que pasaba la elfa, por un lado estaba la seguridad de que sus obsesiones eran un problema, por otro estaba la espantosa sensación de vértigo que la poseía si no cumplía cada uno de los rituales diarios. Era frustrante y aterrador para ella.

Con el avance del trastorno avanzaban los años y el más que probable fin de Eáranë, evitaba que la tocasen, evitaba tocar nada que no estuviese segura de haber limpiado de forma repetitiva, y esto solo hacía que los pocos que la conocían marchasen ahuyentados, estaba condenándose a un mundo de encierro y soledad sin que nadie supiese como evitarlo.

La única manera de evitar el contacto con algo sucio o manchado era estar en un sitio marcado y cerrado. Jamás se desviaba del sendero, si no quedaba más remedio que desviarse lo hacía con sufrimiento para ella, sabía de su mal y era conocedora de que a ojos del resto solo parecía una desquiciada con ínfulas de grandeza. A pesar de todo, su vida entre estudiosos le dio una lengua fluida, varios idiomas, y un conocimiento sobre lo arcano bastante infrecuente.

Isildir no podía hacer nada contra el mal que aquejaba a Eárenë salvo esperar pero en la espera, sucedió.

La joven había estado inquieta todo el día, estaba incluso irascible (esto último demasiado llamativo en alguien de buen carácter habitual) y la chispa saltó justo cuando el mastín de pelo largo lamió la mano de la elfa.

Atónito, Isildir vio como se desataba la magia en su ahijada, ahora sabía perfectamente qué debía contarle su hermano 120 años atrás, había descubierto los dones mágicos en su compañera, y ahora era Eáranë la que aparecía como hechicera de sangre y maga por estudio tal vez. En otras circunstancias se hubiese llenado de júbilo pero no en el caso de su ahijada y su particularidad, el pobre perro sólo fue la señal de alarma para algo que con seguridad iría a peor, por eso tomó la determinación de contratar a alguien que la condujese, con una carta de recomendación, hasta Argluna. En el norte, en la perla del norte sabrían como ayudar a su amada sobrina pero desde luego, pese al elevado pago por adelantado pocos podrían soportar a Eáranë despierta…













//Según la wikipedia:

El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es un síndrome psiquiátrico perteneciente al grupo de los desórdenes de ansiedad caracterizado por:
Obsesiones: son ideas, pensamientos, imágenes o impulsos recurrentes y persistentes que son egodistónicos, es decir, que no son experimentados como producidos voluntariamente, sino más bien como pensamientos que invaden la conciencia y que son vividos como repugnantes o sin sentido. El enfermo realiza intentos para ignorarlos o suprimirlos, a veces sin conseguirlo.
Compulsiones: son conductas repetitivas y aparentemente finalistas que se realizan según determinadas reglas de forma estereotipada. La conducta no es un fin en sí misma, sino que está diseñada para producir o evitar algún acontecimiento o situación futura, relacionados con la obsesión en cuestión, por lo que su realización reduce la ansiedad provocada por la última. Sin embargo, o bien la actividad no se halla conectada de forma realista con lo que se pretende impedir o provocar, o bien puede ser claramente excesiva. El acto se realiza con una sensación de compulsión subjetiva junto con un deseo de resistir a la compulsión, por lo menos inicialmente. Por lo general, el individuo reconoce la falta de sentido de la conducta (algo que no siempre ocurre en niños pequeños) y no obtiene placer en realizar esta actividad, aunque esta disminuye la ansiedad provocada por su obsesión. En las personas que sufren este tipo de desorden, el pensamiento aparece dominado por una idea intrusiva o secuencia de ideas, que buscan apagar con comportamientos rituales, casi siempre muy caprichosos. Son plenamente conscientes de su trastorno, que es vivido como un malestar y puede estar asociado a un sentimiento de culpa o de vergüenza.
Las obsesiones y las compulsiones: son una fuente significativa de malestar para el individuo o interfieren en su funcionamiento social.
No debe confundirse con los desórdenes fóbicos.//
La verdad triunfa por sí misma, la mentira necesita siempre complicidad.
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