Charlas de tú a tú. Entrevistas II
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Charlas de tú a tú. Entrevistas II
Elenthyl Quart´Hadast (Primera parte)
Misterioso, esa es la descripción acertada bajo mi criterio. Todo lo que conocí antes de pedir amablemente una entrevista con él se reduce a un misterio tras otro. No conocía su nombre, le ví en la pequeña colina que da acceso al hospicio de Mazhamor, observando con el arco entre las manos. Criaturas no muertas se concentraban a los pies de la suave subida. No emitía casi palabras pero nos observaba desde un segundo plano.
Después de ese día, nuestro siguiente encuentro fue cerca de la posada de la Bifurcación, una joven e inexperta guerrera estaba en apuros, así que me uní a la pequeña escaramuza contra los asaltantes medianos. Pronto acabó todo e inquieto ante mi presencia inesperada me apuntaba con su arco mientras que preguntaba quién era yo. Como un resorte mis brazos tensaron el arco en su dirección preguntando lo mismo. Pareció dudar y fue entonces cuando volví a hacer el mismo comentario que junto al hospicio:” No vamos a convertirnos en un alfiletero, ¿verdad?” como respuesta una carcajada y la relajación. Le recordé mi nombre y sin pensarlo, le pedí una entrevista.
Fuimos hacia la posada y ante una jarra de vino comenzó a hablar. Hube de hacer pocas preguntas, para mi sorpresa fluían las palabras que contaban su historia.
Mi nombre es Elenthyl Quart´Hadast, nací en Menzro, capital de Kilt, hace seiscientos años, aunque en mi cuerpo pesan como ochocientos. Mi padre fue un explorador de una compañía mercenaria que operaba en la costa occidental Kultiana.
Mi madre era druida de Silvanus, y la hija del capitán de esa Orden.
Fui criado por mis abuelos en la capital, y recibí una buena formación académica aunque la selva siempre fue importante para mí. Mis padres desaparecieron en ella cuando aun era joven pasé un par de décadas buscándoles. Al no poder hallarlos me puse en manos del viento, a la temprana edad de 135 años embarqué en un carguero de Calimport, contratado como vigía, y supongo que eso responde a vuestra pregunta.
Daya: ¿Cómo llegasteis hasta aquí? ¿Por qué decidisteis quedaros?
Elenthyl: Esa es una larga historia, continuaré si así lo deseáis.
Bueno… al perder a mis padres sentí en mí la llamada del explorador, mi sangre bullía en mis entrañas. Deseaba conocer todo el mundo conocido así que, emprendí mi viaje.
Como os decía, llegué a Calimport. Allí aprendí a sobrevivir en otro tipo de selva desconocida por completo para mí: la selva urbana, con sus calles estrechas y sus asesinos agazapados. Calimport marcó mi primera juventud, allí aprendí a fabricar dispositivos y trampas de caza, pasé allí casi dos décadas fascinado por la urbe cosmopolita, recorriendo los arrabales del desierto en incursiones nocturnas.
Calimport fue divertido, pero no era mi lugar, si es que un elfo salvaje posee algo así. Viajé hacia el norte, donde tuve noticias de una comunidad de elfos salvajes en el bosque de Weldaz.
Daya: ¿Cuál fue la mejor vivencia de ese tiempo?
Lo mejor de Calimport el puerto, sin duda
Daya: Alguien como vos debe tener muchos instantes inolvidables buenos y no tan buenos… escoged uno de cada
De Calimport me quedo con las noches de luna llena, saltando de tejado en tejado con miles de buques flotando bajo mis pies, y el magnífico desierto a mis espaldas.
Elenthyl hace una pausa mientras que en su rostro impasible y casi pétreo a la par que surcado de cicatrices, se dibuja lo que parece una sonrisa. La mesa está totalmente repleta de hojas escritas por lo que la bebida de Elenthyl se ve relegada a un minúsculo espacio
Lo peor fue que allí tuve mi primer encuentro con los Umbras...
No parece querer hablar de ese tema, lo postergamos para mejor ocasión
Tenía una carta de recomendación de mi abuelo, al parecer uno de sus antepasados fue miembro de la guardia elfica del bosque sagrado. Allí pasé casi cien años, acogido por otros elfos salvajes…aprendí el arte de la carpintería y mejoré mi técnica con el arco.
En Weldaz, me convertí en carpintero y recuperé mi conexión con el bosque y la vida salvaje…
La verdad triunfa por sí misma, la mentira necesita siempre complicidad.
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Re: Charlas de tú a tú. Entrevistas II
-Malakai-
De todas las entrevistas que he pedido y realizado ninguna fue tan difícil como fue esta. Malakai es mi pareja desde hace unos años y por eso deduje que sería un juego de niños para mí. Los trovadores dejan su impronta en cada relato, en cada cuento, en cada verso…en cada canción, pero cuando de nosotros se trata nos parece una montaña nublada y nevada que nos cuesta escalar y a pesar de todo y a pesar de mí misma, intenté comportarme como una profesional y no dejarme arrastrar por lo que verdaderamente me apetecía hacer en algún instante de la entrevista.
Un trovador escribe sobre cosas que admira y que disfruta; yo escribo de lo relevante, de lo pequeño pero sin embargo enorme a la vez, de lo que me sacia la curiosidad y de las gentes que dieron el toque de heroicidad a nuestra villa, muchas veces usando mi descaro o mi persuasión personal para conseguirlo, en esta ocasión, ninguna de estas dotes fue necesaria pues sabía que bastaría una sola frase para obtener un sí.
Allí estaba él, imponente como siempre, rodeado de algunos conocidos. Me acerqué y con ese toque de caballerosidad que le sale a veces esperó a que saludase a mis compañeras, tras eso él, un fugaz beso y una sonrisa. Unos partían hacia el norte, pero quedamos Hazz, él y yo bajo la copa de uno de los árboles cercanos a las murallas de la villa. Hazzim quería conseguir algo en Felbar, Malakai se ofreció a ayudar y yo no dudé en acompañarles. En el camino le dije que quería entrevistarle, aceptó.
Estábamos en Felbar ya, esperando justo en el campamento enano que se levanta antes de los túneles, fue el propio Malakai quien me dio paso.
Malakai: Es buen momento para esa entrevista que querías, Daya
Daya: Sí, es un buen instante si estás preparado
Sonreí y saqué mis pertrechos de escritura, aun me las prometía fáciles, que ilusa.
Caí en la cuenta de lo complicado que sería cuando no supe como empezar la entrevista, parecía una principiante que acaba de descubrir el arte abriéndose paso por sus venas.
Daya: Ya sé que no recuerdas mucho de tu vida pasada pero ¿Qué edad crees que tienes?
Malakai: A decir verdad, Daya, no me acuerdo pero si llevo unos diez años por la Marca…
Malakai sonreía mientras hacía una mueca simpática
Daya: ¿Digamos que…tienes la edad justa?
Malakai: ¡Esa era muy fácil, nena!
Más complicado aun, él bromeaba a cada paso, quizá porque ya sabía que me costaba y porque siempre opta por hacerme las cosas sencillas en mitad de retos aunque yo, ni me de cuenta.
Daya: ¿Cómo fue que llegaste aquí? ¿Cómo fue tu primera toma de contacto con la gente de Neves?
Malakai: ¿Qué como llegué…? Déjame pensar… no es que recuerde mucho pero…
Daya: ¡Esa es fácil, nene! *añadí entre risas devolviéndole la misma frase que él me había dado antes*
Malakai: Recuerdo haberme encontrado con un grupo perteneciente a la Flecha y entrar en éste, antes de eso no recuerdo mucho.
Daya: ¿Y cuando te encontraste con esos compañeros cómo fue? ¿Cómo te sentiste?
Malakai: Bueno, pensé que por fin había encontrado amigos, porque estuve tiempo en un estado… llamémosle salvaje y solitario. Me encontraba muy muy solo.
Daya: De esos amigos ¿quien dirías que era el más querido por ti?
Malakai: Los más queridos eran Rael y Hart Agama. Ellos me aceptaron desde el principio tal como era.
Conocí hace bastante a Rael, fue su compañera y la primera persona que supo de mi relación con él. Ella había puesto fin a la suya con Malakai un tiempo antes pero como me dijo, siempre le querría como a un hermano. Ella tenía razón, Malak y yo nos complementaríamos a la perfección. Yo le haría gran bien y él a mí también, buen pronóstico el de Rael
Daya: ¿Les confiarías tu vida?
Malakai: En el pasado les confié mi vida a ambos, ahora hace tiempo que nada sé de ellos…
Daya: ¿Y ahora? ¿En quién depositarías tu vida, Malak?
Malakai: ¿Ahora? En Vildiara y en ti, Daya
Daya: Yo hace mucho que te confié la mía
Nos miramos los dos unos instantes, sin decir nada aunque tampoco era necesario hablar para saber cuánto nos estábamos diciendo en ese momento.
Daya: ¿Alguna vez has pensado en si te gustaría recordar lo que no recuerdas?
Malakai: Sí, me gustaría recordar a mi familia…aunque no es algo que piense en demasía, no me quita el sueño.
La entrevista sigue su curso,mis notas se van esparciendo hasta casi los pies de Malakai, sigue sin ser sencilla de realizar para mí. Continuo con las preguntas, reconozco que algo torpes.
Daya: Conozco el grado de lealtad que posees hacia los que te rodean, conozco tu entrega y tus ganas de ayudar siempre que sea algo equilibrado y justo… Si yo no te conociese ¿Por quién dirías que darías tu vida?
Malakai: Tú ya lo sabes, Daya
Una sonrisa y un guiño acompañan a su respuesta. Realmente lo sé porque la ha puesto en juego en más de una ocasión por mí.
Daya: Seguro que han sido muchas pero ¿Qué batalla te quedó grabada? Da igual que se ganase o perdiese
Malakai: La defensa de la puerta norte de Neves frente a los Zhentarim. Todos allí y yo transformado. El general de los caballeros de la Orden me saludó como a uno de los suyos, fue muy duro, había muchos magos y tuve que cambiar varias veces.
También Felbar, aunque mi participación allí fue menos…o aquella otra ocasión con aquella hechicera malvada, Nyx se llamaba, no se explicaba porqué sus magias no me causaban efecto.
Daya: Y de todos los momentos que has vivido ¿Cuál es el más significativo para ti?
Malakai: El momento, se llama “el impulso” ése es mi momento más emotivo.
Malakai hace una pausa aquí, me mira con intensidad sosteniendo su mirada en la mía, al escucharle casi dejo de respirar mientras que noto como se colorean mis mejillas.
Hazz, nuestro atareado acompañante sale de sus mapas y echa a andar anunciando que irá a echar un vistazo por los alrededores. En ese instante esta entrevistadora deja de lado su cometido para dar rienda suelta (momentáneamente) al sentir
Malakai:…También cuando conseguí la forma de dragón junto a Vildiara ¡y nos enseñó un gran Rojo!... Pero el más bonito sin duda, el impulso
Daya: Si, fue un momento muy especial…
Daya: Si pudieses ver el futuro ¿qué te gustaría que pasase en él?
Malakai: Pues no lo sé, realmente no espero nada, vivo el día a día pero supongo que no me gustaría ver grandes cambios
Daya: Gracias Malakai, por la entrevista y por todo lo demás
Malakai: ¿Ya se ha terminado? ¿No hay más preguntas?
Daya: Hay muchas más, pero sus respuestas solo las quiero para mí.
Entre risas y comentarios dejamos el lugar para ir al encuentro de Hazz, está tardando y quizá esté en algún embrollo
De todas las entrevistas que he pedido y realizado ninguna fue tan difícil como fue esta. Malakai es mi pareja desde hace unos años y por eso deduje que sería un juego de niños para mí. Los trovadores dejan su impronta en cada relato, en cada cuento, en cada verso…en cada canción, pero cuando de nosotros se trata nos parece una montaña nublada y nevada que nos cuesta escalar y a pesar de todo y a pesar de mí misma, intenté comportarme como una profesional y no dejarme arrastrar por lo que verdaderamente me apetecía hacer en algún instante de la entrevista.
Un trovador escribe sobre cosas que admira y que disfruta; yo escribo de lo relevante, de lo pequeño pero sin embargo enorme a la vez, de lo que me sacia la curiosidad y de las gentes que dieron el toque de heroicidad a nuestra villa, muchas veces usando mi descaro o mi persuasión personal para conseguirlo, en esta ocasión, ninguna de estas dotes fue necesaria pues sabía que bastaría una sola frase para obtener un sí.
Allí estaba él, imponente como siempre, rodeado de algunos conocidos. Me acerqué y con ese toque de caballerosidad que le sale a veces esperó a que saludase a mis compañeras, tras eso él, un fugaz beso y una sonrisa. Unos partían hacia el norte, pero quedamos Hazz, él y yo bajo la copa de uno de los árboles cercanos a las murallas de la villa. Hazzim quería conseguir algo en Felbar, Malakai se ofreció a ayudar y yo no dudé en acompañarles. En el camino le dije que quería entrevistarle, aceptó.
Estábamos en Felbar ya, esperando justo en el campamento enano que se levanta antes de los túneles, fue el propio Malakai quien me dio paso.
Malakai: Es buen momento para esa entrevista que querías, Daya
Daya: Sí, es un buen instante si estás preparado
Sonreí y saqué mis pertrechos de escritura, aun me las prometía fáciles, que ilusa.
Caí en la cuenta de lo complicado que sería cuando no supe como empezar la entrevista, parecía una principiante que acaba de descubrir el arte abriéndose paso por sus venas.
Daya: Ya sé que no recuerdas mucho de tu vida pasada pero ¿Qué edad crees que tienes?
Malakai: A decir verdad, Daya, no me acuerdo pero si llevo unos diez años por la Marca…
Malakai sonreía mientras hacía una mueca simpática
Daya: ¿Digamos que…tienes la edad justa?
Malakai: ¡Esa era muy fácil, nena!
Más complicado aun, él bromeaba a cada paso, quizá porque ya sabía que me costaba y porque siempre opta por hacerme las cosas sencillas en mitad de retos aunque yo, ni me de cuenta.
Daya: ¿Cómo fue que llegaste aquí? ¿Cómo fue tu primera toma de contacto con la gente de Neves?
Malakai: ¿Qué como llegué…? Déjame pensar… no es que recuerde mucho pero…
Daya: ¡Esa es fácil, nene! *añadí entre risas devolviéndole la misma frase que él me había dado antes*
Malakai: Recuerdo haberme encontrado con un grupo perteneciente a la Flecha y entrar en éste, antes de eso no recuerdo mucho.
Daya: ¿Y cuando te encontraste con esos compañeros cómo fue? ¿Cómo te sentiste?
Malakai: Bueno, pensé que por fin había encontrado amigos, porque estuve tiempo en un estado… llamémosle salvaje y solitario. Me encontraba muy muy solo.
Daya: De esos amigos ¿quien dirías que era el más querido por ti?
Malakai: Los más queridos eran Rael y Hart Agama. Ellos me aceptaron desde el principio tal como era.
Conocí hace bastante a Rael, fue su compañera y la primera persona que supo de mi relación con él. Ella había puesto fin a la suya con Malakai un tiempo antes pero como me dijo, siempre le querría como a un hermano. Ella tenía razón, Malak y yo nos complementaríamos a la perfección. Yo le haría gran bien y él a mí también, buen pronóstico el de Rael
Daya: ¿Les confiarías tu vida?
Malakai: En el pasado les confié mi vida a ambos, ahora hace tiempo que nada sé de ellos…
Daya: ¿Y ahora? ¿En quién depositarías tu vida, Malak?
Malakai: ¿Ahora? En Vildiara y en ti, Daya
Daya: Yo hace mucho que te confié la mía
Nos miramos los dos unos instantes, sin decir nada aunque tampoco era necesario hablar para saber cuánto nos estábamos diciendo en ese momento.
Daya: ¿Alguna vez has pensado en si te gustaría recordar lo que no recuerdas?
Malakai: Sí, me gustaría recordar a mi familia…aunque no es algo que piense en demasía, no me quita el sueño.
La entrevista sigue su curso,mis notas se van esparciendo hasta casi los pies de Malakai, sigue sin ser sencilla de realizar para mí. Continuo con las preguntas, reconozco que algo torpes.
Daya: Conozco el grado de lealtad que posees hacia los que te rodean, conozco tu entrega y tus ganas de ayudar siempre que sea algo equilibrado y justo… Si yo no te conociese ¿Por quién dirías que darías tu vida?
Malakai: Tú ya lo sabes, Daya
Una sonrisa y un guiño acompañan a su respuesta. Realmente lo sé porque la ha puesto en juego en más de una ocasión por mí.
Daya: Seguro que han sido muchas pero ¿Qué batalla te quedó grabada? Da igual que se ganase o perdiese
Malakai: La defensa de la puerta norte de Neves frente a los Zhentarim. Todos allí y yo transformado. El general de los caballeros de la Orden me saludó como a uno de los suyos, fue muy duro, había muchos magos y tuve que cambiar varias veces.
También Felbar, aunque mi participación allí fue menos…o aquella otra ocasión con aquella hechicera malvada, Nyx se llamaba, no se explicaba porqué sus magias no me causaban efecto.
Daya: Y de todos los momentos que has vivido ¿Cuál es el más significativo para ti?
Malakai: El momento, se llama “el impulso” ése es mi momento más emotivo.
Malakai hace una pausa aquí, me mira con intensidad sosteniendo su mirada en la mía, al escucharle casi dejo de respirar mientras que noto como se colorean mis mejillas.
Hazz, nuestro atareado acompañante sale de sus mapas y echa a andar anunciando que irá a echar un vistazo por los alrededores. En ese instante esta entrevistadora deja de lado su cometido para dar rienda suelta (momentáneamente) al sentir
Malakai:…También cuando conseguí la forma de dragón junto a Vildiara ¡y nos enseñó un gran Rojo!... Pero el más bonito sin duda, el impulso
Daya: Si, fue un momento muy especial…
Daya: Si pudieses ver el futuro ¿qué te gustaría que pasase en él?
Malakai: Pues no lo sé, realmente no espero nada, vivo el día a día pero supongo que no me gustaría ver grandes cambios
Daya: Gracias Malakai, por la entrevista y por todo lo demás
Malakai: ¿Ya se ha terminado? ¿No hay más preguntas?
Daya: Hay muchas más, pero sus respuestas solo las quiero para mí.
Entre risas y comentarios dejamos el lugar para ir al encuentro de Hazz, está tardando y quizá esté en algún embrollo
La verdad triunfa por sí misma, la mentira necesita siempre complicidad.
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Re: Charlas de tú a tú. Entrevistas II
-Claire Moore-
Cualquier arcano de Neves, ya sea innato o no, habrá oído hablar de la dama Claire Moore, yo apenas la habré visto unas pocas veces por la villa pero las suficientes para recordar quién es.
Por mera casualidad mientras me dirigía a casa de la dama Lanzagélida, la encontré. Llevaba dirección opuesta a la mía, a buen seguro regresaba a su retiro en Argluna, tuve el suficiente descaro para llamar su atención.
Iba envuelta en una capa larga de paño entrelazando éste con fina seda, apenas se veían sus zapatos y un mechón de cabello, claro como hilos de oro. Menuda, aunque a mi juicio pizpireta. Se detuvo justo a las puertas de la Villa, se giró interrogante mientras que yo exponía mi petición.
No se negó, de hecho pareció gustosa de que se llevase a cabo la entrevista. El lugar escogido, el Blasón, uno de sus salones apartados de bebedores y charlatanes.
Una vez resguardadas de la lluvia inclemente en el amplio y cálido salón del establecimiento, se deshizo de la capa desabrochando un camafeo de color fenalopa
Iba vestida por un vaporoso vestido- túnica ajustado al torso, elevado hasta el cuello por una cadena con engarces dorados, del mismo torso salía una especie de velo que cubría los brazos. En el otro extremo del vestido, la falda. Estaba confeccionada con varias capas de tejido, decreciendo su color en cada una de las capas dándole el volumen justo, estaba abierto por la parte delantera de las piernas aunque la superposición de las telas no dejaba ver más allá. Parece una mujer de carácter, de las que como yo, no se dejan apabullar ni mucho menos amedrentar, una mujer de armas tomar…
Daya: ¿Cuál es vuestro nombre completo?
Claire: Claire Moore
Daya: ¿De donde sois, dónde nacisteis?
Claire: ¿Dónde nací o dónde fui concebida?
Daya: Ambas cosas
Las primeras preguntas son comunes a todos o casi todos, son la forma de romper el escudo levantado ante una de las cronistas. En este caso, cabe destacar, que la entrevistada es la esposa de uno de mis antecesores, Damián Astarte
Claire: Bueno, fui concebida en Noyrven, Costa de la Espada… no es algo de lo que me guste hablar o recordar por el regusto amargo que deja. Nacer puedo deciros que lo hice en Sundabar… nacer, aprender a ser una misma… espero estar explicándome
Mis días como soldado eran…eran… ¡Ay madre, disculpadme…seguid, seguid!
Sonríe e incluso ríe, en muchas ocasiones durante nuestra charla, de forma pícara, quizá recordando algún instante que a otros haría ruborizar. A medida que avanzamos mi imaginación me traslada a una charla más “informal”, compartiendo unas bebidas, lo cual me dirige a querer hacer la entrevista a Claire e Iruss juntas y más de tú a tú que nunca.
Daya: ¿Cómo fue vuestra infancia?
Claire: Es algo de lo que no deseo hablar
Daya: Como gustéis, continuemos por vuestra llegada a la Villa ¿Cómo pasó?
Claire: Bueno, todo tiene un porqué… Era, soy aun una mujer bastante impulsiva
¿Alguna vez habéis tenido la sensación de estar atada a algo, y querer romper barreras y ataduras físicas y mentales?
Asentí en esto, precisamente huí de Amn, de la cómoda Esmeltaran rompiendo barreras mentales, físicas y del corazón
Bueno pues eso me pasó a mí, y llegué a uno de los lugares más inhóspitos que existen…curioso. Una chiquilla, pues solo contaba quince inviernos ¡Oh Mystra…quince! Y como muchacha inocente que era un día me partieron la cabeza, acabé sin nada sanando mis heridas en la Atalaya del Alba. Miento…sin nada no, aun seguía conservando a mi Claimore y una bonita armadura de placas llena de abolladuras y muescas. Fue el comienzo de mi verdadera vida.
Claire me explica lo que es claimore, no es otra cosa que un arma parecida a un espadón, afilado por las dos vertientes y con empuñadura de gran longitud, está hecha de tal forma que permite hacer maniobras sin demasiada dificultad, no es una bastarda o espadón.
Daya: Mostráis la misma devoción que yo por mi vieja flauta travesera
Claire: Bueno, digamos que soy una mujer de armas tomar, una de ellas de metal
Daya: Bueno, no somos tan frágiles como se pueda pensar
Claire: Por supuesto que no… la de recuerdos que me vienen a la mente…
Sin duda son recuerdos importantes, varios subidos de tono como deja entrever
Daya: Adelante, contádmelos
Claire: Uno de ellos fue la tercera vez que vi a mi marido, Damián Astarte. Le estampé contra la casa más cercana a los portones de Neves, parecía que iba a besarle y en realidad lo que hice fue arrancarle media oreja de un mordisco
Repite varias veces el nombre de su esposo entre susurros y suspiros, como bien dice ella, su historia es larga, muy larga y bella. Claire se muestra dispuesta a contarme sus confidencias amorosas
Claire: Damián quedó como una prenda deshilachada con su mano puesta sobre su oreja, perplejo
Daya: Puedo imaginar su cara en ese instante. Por otro lado vuestro Claimore habrá estado en mil batallas
Claire: Más de las que pueda recordar. La batalla del Colmillo Rojo. Un clan de Bosque Alto bajó a estas tierras, perseguidos por los Silvanos, ya podéis imaginaros, la guerra fue cruenta y numerosas las bajas. Aun recuerdo Sundabar en llamas…
Nos detenemos como en honor a todos cuantos cayeron en esa y en todas las innumerables contiendas que asolan este lugar.
Daya: ¿Cuál es vuestro recuerdo mas grato?
Claire: Podría deciros que cuando contraje matrimonio con Damián pero no, os diré que fue el día en el que me ascendieron a la Torre Arcana, formé parte del Consejo, Maestra del Consejo…y metí a Astarte en mis nuevos aposentos…
Volvemos a reír ante su naturalidad
Otro grato momento fue cuando acepté estar enamorada de Damián
Daya: Bueno, es grato darse cuenta de algo así cuando se ha negado tanto.Comparto lo mismo
Claire: Diez años en reconocerlo mientras el otro, Bardo encantador jugueteando…
Daya: ¿Quién consideráis mejor amigo, aquel por el que daríais la vida?
Claire: Damián
Daya: ¿Qué diríais que os queda por hacer?
Claire: Muchas cosas, a día de hoy sigo investigando, trabajando y buscando objetos mágicos
Daya: ¿Os podéis definir con una sola palabra?
Claire: Impulsiva, y al ser hechicera cuando me enfadaba era una verdadera calamidad
La entrevista llega a su fin, curiosamente es ella la que me invita a preguntar algo que nunca hago, la edad.
Claire: ¿No hay más preguntas?
Daya: Por ahora no
Claire: ¿No vais a preguntarme la edad?
Rompo a reír añadiendo que no todos están dispuestos sin mentir sobre la misma. Haciendo gala de un gran desparpajo termina por decir una cifra que hace que las dos acabemos a carcajadas. Al estar tan en contacto con la magia es difícil darle una edad
Claire: ¿Cuarenta? ¿Cuarenta y… pico? Me quedo con cuarenta y pico
Daya: ¡Que sean cuarenta!
Nos despedimos cordialmente entregándonos un presente cada una, y la sensación de haber pasado un gran rato añadiendo las risas y confidencias.
Cualquier arcano de Neves, ya sea innato o no, habrá oído hablar de la dama Claire Moore, yo apenas la habré visto unas pocas veces por la villa pero las suficientes para recordar quién es.
Por mera casualidad mientras me dirigía a casa de la dama Lanzagélida, la encontré. Llevaba dirección opuesta a la mía, a buen seguro regresaba a su retiro en Argluna, tuve el suficiente descaro para llamar su atención.
Iba envuelta en una capa larga de paño entrelazando éste con fina seda, apenas se veían sus zapatos y un mechón de cabello, claro como hilos de oro. Menuda, aunque a mi juicio pizpireta. Se detuvo justo a las puertas de la Villa, se giró interrogante mientras que yo exponía mi petición.
No se negó, de hecho pareció gustosa de que se llevase a cabo la entrevista. El lugar escogido, el Blasón, uno de sus salones apartados de bebedores y charlatanes.
Una vez resguardadas de la lluvia inclemente en el amplio y cálido salón del establecimiento, se deshizo de la capa desabrochando un camafeo de color fenalopa
Iba vestida por un vaporoso vestido- túnica ajustado al torso, elevado hasta el cuello por una cadena con engarces dorados, del mismo torso salía una especie de velo que cubría los brazos. En el otro extremo del vestido, la falda. Estaba confeccionada con varias capas de tejido, decreciendo su color en cada una de las capas dándole el volumen justo, estaba abierto por la parte delantera de las piernas aunque la superposición de las telas no dejaba ver más allá. Parece una mujer de carácter, de las que como yo, no se dejan apabullar ni mucho menos amedrentar, una mujer de armas tomar…
Daya: ¿Cuál es vuestro nombre completo?
Claire: Claire Moore
Daya: ¿De donde sois, dónde nacisteis?
Claire: ¿Dónde nací o dónde fui concebida?
Daya: Ambas cosas
Las primeras preguntas son comunes a todos o casi todos, son la forma de romper el escudo levantado ante una de las cronistas. En este caso, cabe destacar, que la entrevistada es la esposa de uno de mis antecesores, Damián Astarte
Claire: Bueno, fui concebida en Noyrven, Costa de la Espada… no es algo de lo que me guste hablar o recordar por el regusto amargo que deja. Nacer puedo deciros que lo hice en Sundabar… nacer, aprender a ser una misma… espero estar explicándome
Mis días como soldado eran…eran… ¡Ay madre, disculpadme…seguid, seguid!
Sonríe e incluso ríe, en muchas ocasiones durante nuestra charla, de forma pícara, quizá recordando algún instante que a otros haría ruborizar. A medida que avanzamos mi imaginación me traslada a una charla más “informal”, compartiendo unas bebidas, lo cual me dirige a querer hacer la entrevista a Claire e Iruss juntas y más de tú a tú que nunca.
Daya: ¿Cómo fue vuestra infancia?
Claire: Es algo de lo que no deseo hablar
Daya: Como gustéis, continuemos por vuestra llegada a la Villa ¿Cómo pasó?
Claire: Bueno, todo tiene un porqué… Era, soy aun una mujer bastante impulsiva
¿Alguna vez habéis tenido la sensación de estar atada a algo, y querer romper barreras y ataduras físicas y mentales?
Asentí en esto, precisamente huí de Amn, de la cómoda Esmeltaran rompiendo barreras mentales, físicas y del corazón
Bueno pues eso me pasó a mí, y llegué a uno de los lugares más inhóspitos que existen…curioso. Una chiquilla, pues solo contaba quince inviernos ¡Oh Mystra…quince! Y como muchacha inocente que era un día me partieron la cabeza, acabé sin nada sanando mis heridas en la Atalaya del Alba. Miento…sin nada no, aun seguía conservando a mi Claimore y una bonita armadura de placas llena de abolladuras y muescas. Fue el comienzo de mi verdadera vida.
Claire me explica lo que es claimore, no es otra cosa que un arma parecida a un espadón, afilado por las dos vertientes y con empuñadura de gran longitud, está hecha de tal forma que permite hacer maniobras sin demasiada dificultad, no es una bastarda o espadón.
Daya: Mostráis la misma devoción que yo por mi vieja flauta travesera
Claire: Bueno, digamos que soy una mujer de armas tomar, una de ellas de metal
Daya: Bueno, no somos tan frágiles como se pueda pensar
Claire: Por supuesto que no… la de recuerdos que me vienen a la mente…
Sin duda son recuerdos importantes, varios subidos de tono como deja entrever
Daya: Adelante, contádmelos
Claire: Uno de ellos fue la tercera vez que vi a mi marido, Damián Astarte. Le estampé contra la casa más cercana a los portones de Neves, parecía que iba a besarle y en realidad lo que hice fue arrancarle media oreja de un mordisco
Repite varias veces el nombre de su esposo entre susurros y suspiros, como bien dice ella, su historia es larga, muy larga y bella. Claire se muestra dispuesta a contarme sus confidencias amorosas
Claire: Damián quedó como una prenda deshilachada con su mano puesta sobre su oreja, perplejo
Daya: Puedo imaginar su cara en ese instante. Por otro lado vuestro Claimore habrá estado en mil batallas
Claire: Más de las que pueda recordar. La batalla del Colmillo Rojo. Un clan de Bosque Alto bajó a estas tierras, perseguidos por los Silvanos, ya podéis imaginaros, la guerra fue cruenta y numerosas las bajas. Aun recuerdo Sundabar en llamas…
Nos detenemos como en honor a todos cuantos cayeron en esa y en todas las innumerables contiendas que asolan este lugar.
Daya: ¿Cuál es vuestro recuerdo mas grato?
Claire: Podría deciros que cuando contraje matrimonio con Damián pero no, os diré que fue el día en el que me ascendieron a la Torre Arcana, formé parte del Consejo, Maestra del Consejo…y metí a Astarte en mis nuevos aposentos…
Volvemos a reír ante su naturalidad
Otro grato momento fue cuando acepté estar enamorada de Damián
Daya: Bueno, es grato darse cuenta de algo así cuando se ha negado tanto.Comparto lo mismo
Claire: Diez años en reconocerlo mientras el otro, Bardo encantador jugueteando…
Daya: ¿Quién consideráis mejor amigo, aquel por el que daríais la vida?
Claire: Damián
Daya: ¿Qué diríais que os queda por hacer?
Claire: Muchas cosas, a día de hoy sigo investigando, trabajando y buscando objetos mágicos
Daya: ¿Os podéis definir con una sola palabra?
Claire: Impulsiva, y al ser hechicera cuando me enfadaba era una verdadera calamidad
La entrevista llega a su fin, curiosamente es ella la que me invita a preguntar algo que nunca hago, la edad.
Claire: ¿No hay más preguntas?
Daya: Por ahora no
Claire: ¿No vais a preguntarme la edad?
Rompo a reír añadiendo que no todos están dispuestos sin mentir sobre la misma. Haciendo gala de un gran desparpajo termina por decir una cifra que hace que las dos acabemos a carcajadas. Al estar tan en contacto con la magia es difícil darle una edad
Claire: ¿Cuarenta? ¿Cuarenta y… pico? Me quedo con cuarenta y pico
Daya: ¡Que sean cuarenta!
Nos despedimos cordialmente entregándonos un presente cada una, y la sensación de haber pasado un gran rato añadiendo las risas y confidencias.
La verdad triunfa por sí misma, la mentira necesita siempre complicidad.
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- Sin vida social fuera del monitor.
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Re: Charlas de tú a tú. Entrevistas II
-Quarrel Alaonthus-
De aspecto tranquilo, aparentemente de unos cuarenta y tantos, dedicado al comercio desde su establecimiento en Fuerte Nuevo, y gracias a su estatus, cuasi mecenas de la Pluma Negra, es Quarrel Alaonthus.
Entre sus empleados de Fuerte Nuevo, se lleva a cabo de forma cordial esta entrevista con el fin de que se conozca algo más a este minucioso joyero.
Tras mi llegada a la tienda y encontrarle dando algunas indicaciones a la empleada del mostrador, paso directamente a hacer mi petición al entrevistado, se muestra algo sorprendido pero accede a ser entrevistado; como siempre comenzamos con el nombre
Daya: ¿Vuestro nombre completo?
Quarrel: Quarrel Alaonthus.
Lo dice mientras se mesa la canosa barba que viste su tez.
Daya: Sois afincado en Fuerte Nuevo pero ¿nacisteis aquí en la región?
Negando con gesto pausado procede a contestar mientras hace ya, recuento de aquellos momentos.
Q: Ni mucho menos cronista. Mi tierra natal está lejos, muy lejos. Más allá de la Columna del Mundo, mi llegada hasta aquí fue por medio de un incidente culpa de un hechicero.
Recuerdo entonces la entrevista al arcano Eves, sabiendo ya que fue uno de los que llegaron de la misma forma y por el mismo cauce.
D: ¿Cómo recordáis ese instante?
Pregunto mientras Quarrel se toma un instante, ordenando quizá los recuerdos.
Q: Desgarrador, puede decirse que la energía destrozó a los cuatro que llegamos a través de aquel portal inestable. Algunos tardamos apenas unos días en recuperarnos, otros tardaron bastante más…
D: ¿Fue en esa recuperación cuando decidisteis dedicaros a la joyería?
Q: No exactamente, conocí en aquel entonces a Eliae, al poco decidimos Ela y yo formar una sociedad dado lo parecidos que éramos. El tiempo y los fondos dieron oportunidad de construir este establecimiento. Buena parte del resultado fue gracias a su perseverancia.
D: Así que ¿podemos decir que La Piedra Verde es fruto de esa constancia?
El entrevistado asiente, aunque es fácil deducir que no todo fue fruto de esa constancia
D: ¿Diríais que es vuestra mejor obra?
Q: Supongo que sí, es una obra bien construida, un sueño cumplido que ha dado sus frutos para Fuerte Nuevo y otros
Puedo dar fe de eso, las gemas que engarza en las diversas armas el señor Quarrel pasan con nota cada control de calidad que supone enfrentarse con los terribles adversarios que pueblan el temible norte.
D: Por otra parte y siendo una casi constante en la gente de vuestra edad…¿Estuvisteis en la batalla por Felbar?
Q: En su reconquista, si.
Invito entonces al señor Quarrel a que me hable de tal hecho histórico, aunque no es demasiado lejano en el tiempo tienden a olvidarse con facilidad los hechos relativamente pasados.
Q: Participé en algunas de las contiendas, fueron jornadas muy duras en las que cada palmo de terreno recobrado fue tomado con sangre, lágrimas y muerte. Digamos que Los muchas Flechas son un clan a temer, lograron apropiarse de la ciudadela y costó mucho que la soltasen
D: ¿Qué os gustaría hacer o qué os queda por conseguir?
Q: ¡Vivir!
Algo simple sin duda pero por su simplicidad es algo increíblemente importante y difícil.
D: ¿Tenéis hijos señor Quarrel?
Q: Sí, tengo dos hijas.
Se me hace difícil imaginar a las hijas de Quarrel, por un instante estudio la figura de Quarrel y añado algún rasgo femenino, he de decir que sin suerte. Sigue hablando comentando donde se encuentra cada una de ellas.
Q: La mayor está con su tía Eliae en Suzail; la pequeña está buscando su camino.
D: ¿Teméis de alguna manera la creciente competencia de artesanos joyeros?
Q: No, no me preocupa porque además no hay tantos. La joyería es un arte que se aprende con los años, los nuevos artesanos bienvenidos sean.
D: Mirando vuestra vida ¿Cuál diríais que es el mejor momento de ella?
Mira al techo un instante para añadir que no podría elegir uno. Le pregunto a la inversa y otorga una sabia respuesta, ningún instante merece ser olvidado.
D: ¿Una palabra que os defina?
Q: Paciencia
D: Para concluir ¿Qué meta tenéis?
Q: Quizá reclutar gente interesante para este lugar
D: ¿Pensáis dejar el negocio en manos de otros?
Q: Mientras pueda llevarlo yo, no. Además buena parte sigue siendo una inversión de otros. Buena parte del capital proviene de Suzail.
Así, entre trabajo dejo al señor Quarrel, experimentando en formas y maneras de mejorar sus engarces, sin duda un próspero negocio.
De aspecto tranquilo, aparentemente de unos cuarenta y tantos, dedicado al comercio desde su establecimiento en Fuerte Nuevo, y gracias a su estatus, cuasi mecenas de la Pluma Negra, es Quarrel Alaonthus.
Entre sus empleados de Fuerte Nuevo, se lleva a cabo de forma cordial esta entrevista con el fin de que se conozca algo más a este minucioso joyero.
Tras mi llegada a la tienda y encontrarle dando algunas indicaciones a la empleada del mostrador, paso directamente a hacer mi petición al entrevistado, se muestra algo sorprendido pero accede a ser entrevistado; como siempre comenzamos con el nombre
Daya: ¿Vuestro nombre completo?
Quarrel: Quarrel Alaonthus.
Lo dice mientras se mesa la canosa barba que viste su tez.
Daya: Sois afincado en Fuerte Nuevo pero ¿nacisteis aquí en la región?
Negando con gesto pausado procede a contestar mientras hace ya, recuento de aquellos momentos.
Q: Ni mucho menos cronista. Mi tierra natal está lejos, muy lejos. Más allá de la Columna del Mundo, mi llegada hasta aquí fue por medio de un incidente culpa de un hechicero.
Recuerdo entonces la entrevista al arcano Eves, sabiendo ya que fue uno de los que llegaron de la misma forma y por el mismo cauce.
D: ¿Cómo recordáis ese instante?
Pregunto mientras Quarrel se toma un instante, ordenando quizá los recuerdos.
Q: Desgarrador, puede decirse que la energía destrozó a los cuatro que llegamos a través de aquel portal inestable. Algunos tardamos apenas unos días en recuperarnos, otros tardaron bastante más…
D: ¿Fue en esa recuperación cuando decidisteis dedicaros a la joyería?
Q: No exactamente, conocí en aquel entonces a Eliae, al poco decidimos Ela y yo formar una sociedad dado lo parecidos que éramos. El tiempo y los fondos dieron oportunidad de construir este establecimiento. Buena parte del resultado fue gracias a su perseverancia.
D: Así que ¿podemos decir que La Piedra Verde es fruto de esa constancia?
El entrevistado asiente, aunque es fácil deducir que no todo fue fruto de esa constancia
D: ¿Diríais que es vuestra mejor obra?
Q: Supongo que sí, es una obra bien construida, un sueño cumplido que ha dado sus frutos para Fuerte Nuevo y otros
Puedo dar fe de eso, las gemas que engarza en las diversas armas el señor Quarrel pasan con nota cada control de calidad que supone enfrentarse con los terribles adversarios que pueblan el temible norte.
D: Por otra parte y siendo una casi constante en la gente de vuestra edad…¿Estuvisteis en la batalla por Felbar?
Q: En su reconquista, si.
Invito entonces al señor Quarrel a que me hable de tal hecho histórico, aunque no es demasiado lejano en el tiempo tienden a olvidarse con facilidad los hechos relativamente pasados.
Q: Participé en algunas de las contiendas, fueron jornadas muy duras en las que cada palmo de terreno recobrado fue tomado con sangre, lágrimas y muerte. Digamos que Los muchas Flechas son un clan a temer, lograron apropiarse de la ciudadela y costó mucho que la soltasen
D: ¿Qué os gustaría hacer o qué os queda por conseguir?
Q: ¡Vivir!
Algo simple sin duda pero por su simplicidad es algo increíblemente importante y difícil.
D: ¿Tenéis hijos señor Quarrel?
Q: Sí, tengo dos hijas.
Se me hace difícil imaginar a las hijas de Quarrel, por un instante estudio la figura de Quarrel y añado algún rasgo femenino, he de decir que sin suerte. Sigue hablando comentando donde se encuentra cada una de ellas.
Q: La mayor está con su tía Eliae en Suzail; la pequeña está buscando su camino.
D: ¿Teméis de alguna manera la creciente competencia de artesanos joyeros?
Q: No, no me preocupa porque además no hay tantos. La joyería es un arte que se aprende con los años, los nuevos artesanos bienvenidos sean.
D: Mirando vuestra vida ¿Cuál diríais que es el mejor momento de ella?
Mira al techo un instante para añadir que no podría elegir uno. Le pregunto a la inversa y otorga una sabia respuesta, ningún instante merece ser olvidado.
D: ¿Una palabra que os defina?
Q: Paciencia
D: Para concluir ¿Qué meta tenéis?
Q: Quizá reclutar gente interesante para este lugar
D: ¿Pensáis dejar el negocio en manos de otros?
Q: Mientras pueda llevarlo yo, no. Además buena parte sigue siendo una inversión de otros. Buena parte del capital proviene de Suzail.
Así, entre trabajo dejo al señor Quarrel, experimentando en formas y maneras de mejorar sus engarces, sin duda un próspero negocio.
La verdad triunfa por sí misma, la mentira necesita siempre complicidad.
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Re: Charlas de tú a tú. Entrevistas II
-El sillón del Mercenario-
Desde que hace años cayese en mis manos un volumen acerca de la historia del que llaman Richard, jefe de una de las organizaciones mercenarias que han pasado por el norte, la curiosidad por desentrañar la vida de éste fue una tarea pendiente para mí. Como Cronista y antes como vecina de la Villa, muchas fueron las veces que sobre El Puño y la Rosa pregunté a los que conocía. No te acerques a ellos, desconfía siempre y mantente alejada de su vista… estas eran las respuestas amén de algún comentario acerca de asuntos demasiado turbios. Por eso, y tras medir las posibilidades, cotejar la falta de pruebas palpables sobre ellos y la admisión en la villa como vecino bien situado en la zona este de Neves acudí a la puerta de la morada de Richard.
Llamé con decisión a la puerta de la casa tras cruzar el pequeño jardín biencuidado de la morada esquinera , cerca de los ojos de los guardias que cuidan el muro de la zona residencial. Un somnoliento Richard abrió la puerta contrariado, o al menos eso parecía, preguntándose quién osaba interrumpir su siesta. Respondí y tras el saludo inicial me invitó a pasar con cierta buena educación.
La casa, amplia y lujosa daba paso desde la entrada a un largo pasillo, a la derecha con varios escalones una puerta que supongo llevaba a una bodega donde los caldos se acumularían al igual que otras cosas. Al frente de la entrada el pasillo que distribuye varias estancias a derecha e izquierda. Junto a la entrada en la zona siniestra el salón donde se llevó a cabo la charla.
La chimenea estaba prendida, en mitad de un salón con lujosos ornamentos, vidrieras de fino cristal adornaban las ventanas y dos sillones amplios se situaban frente al fuego.
Como mandan los cánones me invitó a sentarme y ofrecerme después algún refrigerio.
Una copa de vino estaría bien, dije escueta. Al poco y como si un resorte la moviese al alzado de mano del mercenario, la mediana entró con una bandeja entre las manos enguantadas. Yo ya estaba colocando sobre la mesita los enseres de escritura. Mi espléndida pluma de cisne negro, insignia inequívoca de las trovadoras de la compañía, ya se movía entre mis dedos esperando la primera respuesta que como siempre fue el nombre del entrevistado.
Daya: ¿Cuál es vuestro nombre completo?
El mercenario emitió un suspiro leve mientras se acomodaba en su magnífico sillón, las llamas se reflejaban en sus ojos a veces enmarcados por algún mechón de cabello blanco, muestra de su senectud mientras que los dedos de su derecha martilleaban en brazo del asiento, la izquierda reposaba sobre su rodilla
Richard: Richard, sin más
D: ¿Sois natural de Nevesmortas?
El mercenario negó lentamente a mi pregunta
R: Calimport, o al menos allí crecí hasta mi adolescencia
D: ¿Qué edad tenéis?
R: Ni yo mismo sabría decirla pero estad segura de que es más de la que imagináis.
Así, observándole no solo en esta ocasión sino en otras muchas, estoy en disposición de decir que ronda los setenta años.
D: ¿Cómo fue que acabasteis tan lejos de Calimport?
R: Como la gran mayoría que deja su tierra, lo hice para ganarme la vida y huir de la justicia
Es en ese momento cuando afirma que también fue perseguido en su ciudad natal. Hice una aseveración sobre los rumores que corrían acerca de él y sus actividades dando crédito pues, a todas ellas.
R: Dependiendo de a lo que queráis referiros…se han hablado tantas cosas sobre mí.
D: Alguien escribió una vez un libro sobre vos, os tildaba de cruel asesino que no dudaría en vender a su madre por oro pero contadme vos que hay de cierto en todo eso aunque bien es cierto que pueden ser rumores de posadas y mercados.
Sea como sea, y a pesar de lo que se dice y comenta, es cierto que goza de libertad en la villa, no hay grilletes en sus manos ni su cuerpo pende de una soga.
R: Vos misma os habéis respondido. Fuimos los mejores en nuestro trabajo
D: ¿Cómo empezó todo?
R: La organización ya existía cuando me uní a ella, apenas era un rebelde cuando logré ser uno de ellos
D: Sin embargo, acabasteis siendo su lider
R: Digamos que es más fácil hacer las cosas en grupo, un grupo que te respalde. Una persona sola puede conseguir las cosas pero es más sencillo que se acabe muerto y que nadie se preocupe por ello. El respaldo puede ser precedido por hombres o fama, yo conseguí ambas
El mercenario habla sin reparos, inmerso en su burbuja particular fuera del alcance de todos y todo
D: Estoy segura de que esos trabajos fueron recompensados ¿Cómo se encontraban u os llegaban esos trabajos?
R: Así es, hay recompensas que son mejores que el oro y eso hay gente que no lo sabe y cuando el oro es lo que te sobra, buscas otras metas
D: ¿Quizá buscar la desestabilización de los que mandan?
R: Antaño, los trabajos nos encontraban a nosotros, teníamos bastante renombre para que aquel que necesitase un trabajo bien hecho acudiese a nosotros.
D: ¿Es por eso que entrasteis en disputa con aquel otro grupo mercenario, El Puño de hierro?
R: Como sabéis, somos mercenarios que trabajan por una recompensa. ¿Disputa?
El mercenario no evita una sonrisa de satisfacción llegado este punto.
D: O al menos esa fue la impresión que hubo, aunque deduzco que no llegaron a suponer un problema para vuestra organización.
R: Para nada, de haberlo sido ya tenía todos los cabos atados para que dejasen de serlo
D: Marcharon hace tiempo y nada más se supo.
R: Me facilitaron así el trabajo.
D: Hablando de trabajo ¿Cuál es el que recordáis con más satisfacción?
R: El que más satisfacción nos dio no fue por joyas u oro, es conocido de todos. El rescate de Lady Iruss Oira así como el posterior agradecimiento y perdones de la Lanzagélida.
El mercenario vuelve a hacer una pausa, seguramente disfrutando de aquel triunfo sobre la dama.
D: ¿Cuál es el trabajo que os parece menos agradecido?
R: Digamos que la forja de armas. Aun siendo maestro fundidor nunca me gustó fabricar armas para otros
D: ¿Consideráis las armas como parte de vuestra familia?
R: Al menos estas, sí. Aunque ya no necesito desenvainar las armas en disputas insulsas.
Desenvaina entonces dos impresionantes hojas mortíferas, dejándolas reposar sobre sus piernas, en realidad, otros a su edad dejarían sobre sus piernas a algún nieto capaz de continuar su estirpe pero el mercenario no.
D: ¿Qué esperáis ahora que vuestro cabello se torna blanco?
R: Siempre quise morir en el campo de batalla aunque disfrutaría como un chiquillo si pudiese enfrentarme a un dios. Aunque quizá no haya nadie merecedor de darme muerte. Puede que me quite la vida antes que morir de anciano.
D: ¿No creéis que sea una muerte indigna? Aunque…que mejor que un mercenario muera a manos de otro mercenario, en este caso él mismo.
No evito media sonrisa ante lo enrevesado de mi aseveración.
D: Batallas hay muchas, suficientes para dos vidas, podríais elegir así como estoy segura de que habéis participado en muchas contiendas.
R: Así es, varias guerras, miles de batallas…
D: Para concluir, ¿con qué palabra os definís?
R: Quizá con ¿“Simpatía”?
El mercenario rompe a reír por su propia definición. Me despido de él tras varias horas de charla sacando mis propias conclusiones acerca de Richard, el mercenario del Puño y la Rosa.
//Ahora sí, terminado el volumen II de entrevistas ^^. Gracias por leer
Desde que hace años cayese en mis manos un volumen acerca de la historia del que llaman Richard, jefe de una de las organizaciones mercenarias que han pasado por el norte, la curiosidad por desentrañar la vida de éste fue una tarea pendiente para mí. Como Cronista y antes como vecina de la Villa, muchas fueron las veces que sobre El Puño y la Rosa pregunté a los que conocía. No te acerques a ellos, desconfía siempre y mantente alejada de su vista… estas eran las respuestas amén de algún comentario acerca de asuntos demasiado turbios. Por eso, y tras medir las posibilidades, cotejar la falta de pruebas palpables sobre ellos y la admisión en la villa como vecino bien situado en la zona este de Neves acudí a la puerta de la morada de Richard.
Llamé con decisión a la puerta de la casa tras cruzar el pequeño jardín biencuidado de la morada esquinera , cerca de los ojos de los guardias que cuidan el muro de la zona residencial. Un somnoliento Richard abrió la puerta contrariado, o al menos eso parecía, preguntándose quién osaba interrumpir su siesta. Respondí y tras el saludo inicial me invitó a pasar con cierta buena educación.
La casa, amplia y lujosa daba paso desde la entrada a un largo pasillo, a la derecha con varios escalones una puerta que supongo llevaba a una bodega donde los caldos se acumularían al igual que otras cosas. Al frente de la entrada el pasillo que distribuye varias estancias a derecha e izquierda. Junto a la entrada en la zona siniestra el salón donde se llevó a cabo la charla.
La chimenea estaba prendida, en mitad de un salón con lujosos ornamentos, vidrieras de fino cristal adornaban las ventanas y dos sillones amplios se situaban frente al fuego.
Como mandan los cánones me invitó a sentarme y ofrecerme después algún refrigerio.
Una copa de vino estaría bien, dije escueta. Al poco y como si un resorte la moviese al alzado de mano del mercenario, la mediana entró con una bandeja entre las manos enguantadas. Yo ya estaba colocando sobre la mesita los enseres de escritura. Mi espléndida pluma de cisne negro, insignia inequívoca de las trovadoras de la compañía, ya se movía entre mis dedos esperando la primera respuesta que como siempre fue el nombre del entrevistado.
Daya: ¿Cuál es vuestro nombre completo?
El mercenario emitió un suspiro leve mientras se acomodaba en su magnífico sillón, las llamas se reflejaban en sus ojos a veces enmarcados por algún mechón de cabello blanco, muestra de su senectud mientras que los dedos de su derecha martilleaban en brazo del asiento, la izquierda reposaba sobre su rodilla
Richard: Richard, sin más
D: ¿Sois natural de Nevesmortas?
El mercenario negó lentamente a mi pregunta
R: Calimport, o al menos allí crecí hasta mi adolescencia
D: ¿Qué edad tenéis?
R: Ni yo mismo sabría decirla pero estad segura de que es más de la que imagináis.
Así, observándole no solo en esta ocasión sino en otras muchas, estoy en disposición de decir que ronda los setenta años.
D: ¿Cómo fue que acabasteis tan lejos de Calimport?
R: Como la gran mayoría que deja su tierra, lo hice para ganarme la vida y huir de la justicia
Es en ese momento cuando afirma que también fue perseguido en su ciudad natal. Hice una aseveración sobre los rumores que corrían acerca de él y sus actividades dando crédito pues, a todas ellas.
R: Dependiendo de a lo que queráis referiros…se han hablado tantas cosas sobre mí.
D: Alguien escribió una vez un libro sobre vos, os tildaba de cruel asesino que no dudaría en vender a su madre por oro pero contadme vos que hay de cierto en todo eso aunque bien es cierto que pueden ser rumores de posadas y mercados.
Sea como sea, y a pesar de lo que se dice y comenta, es cierto que goza de libertad en la villa, no hay grilletes en sus manos ni su cuerpo pende de una soga.
R: Vos misma os habéis respondido. Fuimos los mejores en nuestro trabajo
D: ¿Cómo empezó todo?
R: La organización ya existía cuando me uní a ella, apenas era un rebelde cuando logré ser uno de ellos
D: Sin embargo, acabasteis siendo su lider
R: Digamos que es más fácil hacer las cosas en grupo, un grupo que te respalde. Una persona sola puede conseguir las cosas pero es más sencillo que se acabe muerto y que nadie se preocupe por ello. El respaldo puede ser precedido por hombres o fama, yo conseguí ambas
El mercenario habla sin reparos, inmerso en su burbuja particular fuera del alcance de todos y todo
D: Estoy segura de que esos trabajos fueron recompensados ¿Cómo se encontraban u os llegaban esos trabajos?
R: Así es, hay recompensas que son mejores que el oro y eso hay gente que no lo sabe y cuando el oro es lo que te sobra, buscas otras metas
D: ¿Quizá buscar la desestabilización de los que mandan?
R: Antaño, los trabajos nos encontraban a nosotros, teníamos bastante renombre para que aquel que necesitase un trabajo bien hecho acudiese a nosotros.
D: ¿Es por eso que entrasteis en disputa con aquel otro grupo mercenario, El Puño de hierro?
R: Como sabéis, somos mercenarios que trabajan por una recompensa. ¿Disputa?
El mercenario no evita una sonrisa de satisfacción llegado este punto.
D: O al menos esa fue la impresión que hubo, aunque deduzco que no llegaron a suponer un problema para vuestra organización.
R: Para nada, de haberlo sido ya tenía todos los cabos atados para que dejasen de serlo
D: Marcharon hace tiempo y nada más se supo.
R: Me facilitaron así el trabajo.
D: Hablando de trabajo ¿Cuál es el que recordáis con más satisfacción?
R: El que más satisfacción nos dio no fue por joyas u oro, es conocido de todos. El rescate de Lady Iruss Oira así como el posterior agradecimiento y perdones de la Lanzagélida.
El mercenario vuelve a hacer una pausa, seguramente disfrutando de aquel triunfo sobre la dama.
D: ¿Cuál es el trabajo que os parece menos agradecido?
R: Digamos que la forja de armas. Aun siendo maestro fundidor nunca me gustó fabricar armas para otros
D: ¿Consideráis las armas como parte de vuestra familia?
R: Al menos estas, sí. Aunque ya no necesito desenvainar las armas en disputas insulsas.
Desenvaina entonces dos impresionantes hojas mortíferas, dejándolas reposar sobre sus piernas, en realidad, otros a su edad dejarían sobre sus piernas a algún nieto capaz de continuar su estirpe pero el mercenario no.
D: ¿Qué esperáis ahora que vuestro cabello se torna blanco?
R: Siempre quise morir en el campo de batalla aunque disfrutaría como un chiquillo si pudiese enfrentarme a un dios. Aunque quizá no haya nadie merecedor de darme muerte. Puede que me quite la vida antes que morir de anciano.
D: ¿No creéis que sea una muerte indigna? Aunque…que mejor que un mercenario muera a manos de otro mercenario, en este caso él mismo.
No evito media sonrisa ante lo enrevesado de mi aseveración.
D: Batallas hay muchas, suficientes para dos vidas, podríais elegir así como estoy segura de que habéis participado en muchas contiendas.
R: Así es, varias guerras, miles de batallas…
D: Para concluir, ¿con qué palabra os definís?
R: Quizá con ¿“Simpatía”?
El mercenario rompe a reír por su propia definición. Me despido de él tras varias horas de charla sacando mis propias conclusiones acerca de Richard, el mercenario del Puño y la Rosa.
//Ahora sí, terminado el volumen II de entrevistas ^^. Gracias por leer
La verdad triunfa por sí misma, la mentira necesita siempre complicidad.
Re: Charlas de tú a tú. Entrevistas II
Aca falta el boton del facebook para poner "Me gusta"
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Re: Charlas de tú a tú. Entrevistas II
//Richard nunca diría "Lady" y menos, a Iruss. xD. Por lo demás aunque has suprimido alguna cosilla
, me gusta.

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Re: Charlas de tú a tú. Entrevistas II
(Que sosaina la entrevista, se ve que Richard se hace mayor y pierde facultades) (Pobrecillo)
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LARGA VIDA A MIS ENEMIGOS PARA QUE SUFRAN CON MIS VICTORIAS
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Re: Charlas de tú a tú. Entrevistas II
Sí, fíjate que estaba pensando en meterle a Caballero. 

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Re: Charlas de tú a tú. Entrevistas II
ZBorde, ZBooooorde... ZBorde , Richard no dirá Lady pero Daya sí, y como es la que hizo la entrevista y la transcripción...¡"Ta guantas"!
No hubo más remedio que suprimir , dos de las screnn no se me guardaron y tuve que hacerlo de memoria XD
Jejeje.., mira como la Maritym ha pillado el concepto
No hubo más remedio que suprimir , dos de las screnn no se me guardaron y tuve que hacerlo de memoria XD
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