
Y sin mas dilación... empezamos! Luces, camara y... acción! CLAC! *sonido de plaqueta*
Desde el primer pie puesto sobre el barco se encamino a la popa y se sentó allí para grabar en su memoria hasta el último minuto su querida Siempre Unidos.
Cuando la isla se perdió en el horizonte se dirigió a los camarotes, quedaba un largo camino hasta llegar al continente.
Ni mucho menos el barco que la llevaba era como los de la flota de Siempre Unidos. Era un barco mas modesto, mas normal.. no un buque insignia, pero debia de bastar para infundir temor a posibles asaltantes marinos, o asi deberia de haver sido....
Con el dia a punto de morir para dejar paso al nacimiento de la noche Wen se sobresaltó cuando una fuerte explosion fue acompañada de todo el ajetreo del barco. Se dirigió corriendo a la cubierta superiór y vió a un barco pirata, provisto de un mago el cual no paraba de conjurar contra el barco. Les habian pillado por sorpresa y apenas habian empezado a contraatacar.
Una brecha enorme se habia hecho en el casquillo del barco y la salada agua del mar entraba por doquier inundando la embarcacion por segundos. Se sujetó a la barandilla pues el barco no cesaba de moverse con fiereza a los lados, fijó su mirada en el barco pirata y pudo ver como el mago conjuraba una gran bola de fuego que iva directamente hacia donde ella estaba.
En cuanto impactó con el casquillo del barco hubo una gran explosión y Wen salió volando por los aire, con heridas graves y quemaduras por su cuerpo lo último que vió antes de caer con fuerza al agua y perder el sentido fueron las costas del continente a lo lejos, en el horizonte.
La corriente arrastró varios cuerpos a las playas de Las Costas de La Espada, la mayoria cadaveres y pasto ahora de los animales. Entre todos ellos se encontraba el cuerpo de una elfa plateada, con la ropa hecha trizas y multiples heridas por todo el cuerpo, su plateado cabello estaba enmarañado en algas y arena, y su piel que solia tener un ligero toque azulado ahora estaba palida.
Adoamros Huntinghawk habia visto el humo negro ascender los cielos, se dirijió hacia las costa para ver que pasaba. Al llegar se encontró una escena desoladora, cadaveres por todas partes, muchos de ellos mutilados o carbonizados y los carroñeros no habian tardado en venir a darse un festin.
Adoamros no podia quedarse de brazos cruzados, su deber era darles El Pasaje a esos pobres desgraciados, debia ayudarles a ir hasta Kelemvor y avisar a este de su llegada. Uno a uno hizo los rituales pertinentes y les daba a sus cuerpos el honor que merecian enterrandolos con arena.
Cuando se acercó al cuerpo de Wen no pudo lamentar la pérdida de la joven elfa, le dió la vuelta y se percató que habia sido y aún era, hermosa.
Desde lo que a ella le parecia muy muy lejos, oía la voz del hombre salmodiar. Intentaba oírla con mas claridad pero le costaba mucho, una gran parte de ella tan sólo queria dejarse llevar y partir. Poco a poco la voz se iva haciendo mas clara, cuando al fin podia oirla a su lado, notaba el liquido en los pulmones y por instinto empezó a toser sacandola toda. Adoamros se interrumpió con un sobresalto y poniendo de lado a la chica para que el agua saliera sola. Cuando paró de toser le puso un brazo por detras de los hombros y la incorporo apoyandola en su pecho y sujetandole la cara con la otra mano.
-Eh!! EH!! *le daba pequeños golpecitos en la mejilla*
Adoamros se quitó la capa negra con tonos verdosos y cubrió a Wen con ella, arropandola. Wen abrió los ojos y miró al hombre, veia doble y los estrechaba para juntar las imagenes y cuando por fin lo logró pudo ver a un elfo, algo mayor que ella, mirandola y esbozando una ligera sonrisa al verla abrir los ojos.
-Bienvenida... *Le dijo en élfico y con voz suave* Y Wen se desmayó.
Tras los siguientes dias permanecio convaleciente en casa del elfo. La cuido, la alimentó y supo aliviar el dolor de su corazon por las perdidas que habia sufrido. Cuando estuvo lista para seguir su camino no lo hizo, y decidió quedarse con Adoamros y seguir la misma senda que habia escogido él, la senda del monje. Adoamros era un monje errante, que ademas era clérigo de Kelemvor.
Tras el mucho insistir de Wen, él finalmente aceptó tenerla como su pupila y enseñarle todo sobre el clero de Kelemvor y la senda del monje.