Re: La Enfermedad de Talona.
Publicado: Vie Ago 28, 2009 10:07 pm
Desolación era el sentimiento que parecía reflejar el rostro de la seguidora de Torm cuando miraba a los cuerpos sin vida, envueltos en sabanas, perfectamente alineado delante de ella. A su alrededor estaban reunidos el resto de los miembros de la orden de Caballeros así como una numerosa representación de la aldea de Nevesmortas. Todos escuchaban en silencio a Ashnar el sacerdote del señor del alba rezar unas plegarias por el alma de quienes habían fallecido en la plaga que había asolado la villa. Junto al clérigo de Lathander, se encontraba Arlheza Lanzagelida así como el capitán mannock como representantes de las autoridades de la aldea. Los ojos de la paladina se desviaron hacia donde estaba presente Zod Portaescudo, el enano antiguo discípulo suyo, haciendo que recordara los acontecimientos que pasaron tal fatídico día.
Todo empezó cuando la paladina cruzo las puertas de Nevesmortas con la intención de comprar unas provisiones en la tienda de Jaskar para su próxima patrulla, cuando se encontró con Zod Portaescudo.
-“¿Que tal jefa?” le pregunto el enano.
Cuanto fue aspirante a la orden de caballeros el enano fue confiado a Jaina que se convirtió en su tutora y le enseño todo lo que necesitaba saber un futuro escudero, fue en esa época cuando el enano había tomado la costumbre de llamarla “jefa” y a pesar de los esfuerzo de la seguidora de Torm para que cesara de darle ese titulo resulto infructuoso, ahora que Zod había decidido seguir otra senda distinta a la que ofrecía la orden de Caballeros seguía llamando a Jaina “jefa” y ella había acabado por dar su brazo a torcer.
-“Bien, gracias.” Le contesto, de forma amable, la paladina.
-“¿Alguna nueva?” Pregunto de nuevo el enano.
-"Bueno esta el tema del extraño robo que se desarrollo en la tienda de Riam el otro día.” Contesto Jaina tras pensar un momento.
Tras ver como el rostro del enano mostraba interés por el suceso la paladina le relato lo ocurrido unos días atrás.
Ese día la paladina salía del edificio de la Orden para dirigirse a la Atalaya del Alba con la intención de realizar su donación al templo cuando se encontró con uno de los nuevos vecinos de la aldea, iba corriendo de un sitio a otro como buscando algo y al ver a Jaina se aproximo a ella gritando:
-“¡Han robado a Riam!, ¡Han robado a Riam!, un ladrón a entrado en su tienda y le ha sustraído una pócima.”
-“¡Por Torm!” exclamo la paladina, extrañada y confusa a la vez.
A continuación Jaina salio corriendo en dirección a la tienda de Riam donde no localizo al gnomo pero si pruebas de que hubo cierta lucha por el desorden que había en parte de la habitación quizás Riam intento impedir que le robaran pero fue rechazado por el ladrón. Pero claro todo eso eran conjeturas pensaba Jaina mientras se acariciaba la punta de la nariz con su dedo índice. La tienda no ofrecía ninguna pista mas así que la paladina volvió donde había dejado al hombre que había dado la voz de alarma.
Unos cuantos ciudadanos mas se habían reunido a su alrededor, muchos de ellos también vecinos nuevos en la aldea, solo conocidos de vista por la paladina. Estaban discutiendo hacia donde buscar al ladrón; algunos apuntaban al oeste hacia los bosques de Nevesmortas y otros al norte. Jaina se acerco a ellos y pregunto si entre ellos se encontraba un rastreador para que pudiese seguir la pista del ladrón de pócima. Sin embargo ninguno de ellos cumplía tal requisito.
-“Entonces tendremos que hacerlo nosotros.” Dijo la paladina a la vez que se agachaba y escudriñaba el camino. No iba a ser tarea fácil puesto que el camino que llevaba a Nevesmortas era muy transitado, sin embargo pareció que Tymora sonrío al grupo puesto que varios descubrieron que había unas pisadas bastante frescas, eran las pisadas de alguien pequeño; un niño, un gnomo o un mediano dedujeron, las huellas seguían hacia el norte y fue esa la dirección que tomo el grupo.
Mientras seguían el camino hacia el norte empezó a llover, varias maldiciones se oyeron por parte de algún componente del grupo, había que apresurar la búsqueda o se perdería el rastro.
El Hospicio de Mazhármor no estaba muy lejos cuando algo llamo la atención de la paladina “¡Mirar!” dijo a la vez que señalaba algo colgado de una rama baja, era un trozo de tela de color gris, “¿Será de nuestra presa?” pregunto alguien “Puede ser de cualquiera.” contesto otro. No había forma de saberlo en ese mismo momento así que Jaina recogió la pieza de tela en su mochila y apremio a sus compañeros para seguir hacia delante al estar cerca el hospicio podrían descansar y preguntar a los monjes allí presente si habían visto algo.
Cansada la tropa llego por fin, algunos fueron a reposar para reponer fuerzas y otros se presentaron ante la enana que estaba al mando del lugar de culto para preguntar si había visto pasar a un mediano o niño. Tymora pareció, de nuevo, sonreír al grupo puesto que algunos monjes habían visto pasar a un niño corriendo hacia el norte, su desgastada prenda era de color gris.
-“Es el.” Gritaron al unísono muchos.
Tras despedirse de los monjes agradeciendo su ayuda el pequeño grupo siguió su camino en dirección norte, durante el camino se unió al grupo Briddo Leore y jonas Faithsword, escudero sir Hayden y compañero de Jaina en la orden de caballeros.
Después de cruzar el río Lanzagelida los aventureros llegaron a la bifurcación, todos miraron a la derecha y a la izquierda sin saber hacia donde seguir, la lluvia hacia imposible rastrear ninguna huella a no ser que uno fuera un excelente explorador. Una familia de bohemios había establecido su campamento cerca de la bifurcación, lo lógico era preguntarle si habían visto algo. El grupo se aproximo y tras los correspondientes saludos pregunto por el niño, el grupo de paladines se había quedado atrás por temor que su presencia podría hacer que las preguntas quedaran sin respuestas. La estratagema pareció funcionar puesto que los bohemios se confiaron al resto del grupo; el hombre estaba furioso porque el niño había querido ocultarse en su carruaje y lo había echado a patadas, su mujer hablo de que el niño dijo algo de que buscaría refugio en una cueva al oeste. El grupo se reunió de nuevo siendo compartida la información adquirida con los paladines, para ellos la cueva era conocida, era un conocido lugar donde los bandidos se ocultaban tras asaltar a las caravanas en el camino de Nevesmortas a Sundabar.
Guiados por Jonas, los aventureros llegaron por fin a la cueva tras dejar de si a Fuerte nuevo, muchos corrieron hacia dentro sin esperar las recomendaciones de los que conocían el lugar. Dejado detrás de ellos la lluvia el grupo hizo una pausa en la entrada de la cueva, la luz del día iluminaba una parte de la misma pero lo demás estaba oscuro, se paso a encender unas antorchas y seguir los pasillos sinuosos de la gruta. Algunas trampas saltaron al aproximarse el grupo provocando algunos rasguños pronto curados, las precauciones se intensificaron después de eso. A medida que el grupo se infiltraba mas profundamente en la cueva, la sensación de peligro se hacia mas fuerte. Uno de los integrantes del grupo, la paladina no supo distinguir si era una mediana o una niña, propuso adelantarse aprovechando su facilidad para ocultarse. Desapareció mientras seguía el camino pegándose a la pared. Unos minutos trascurrieron hasta que volvió el improvisado explorador:
-“Delante solo he visto un niño, aparte de el, la cueva esta vacía.” Les comunico al resto del grupo.
A continuación los guío hasta donde se encontraba el único ocupante de la cueva, allí todos pudieron comprobar que efectivamente era un niño humano que en cuanto los vio les grito que se fueran amenazándolos con una daga mientras que en la otra mano sostenía un vial de cristal, las prendas del niño parecían cubiertas de sangres, ¿estaría herido? El grupo se desplegó formando un semicírculo alrededor del niño que seguía gritando, ordenándoles que se fueran. Era una situación extraña, jaina pensó que el hurto podría haber sido una travesura aunque ahora pensaba que tal vez era el rito de iniciación a un gremio de ladrones, pero todo eso iba mas allá de que aparentaba. Tanto ella como su compañero Jonas se habían quedado atrás mientras que el resto del grupo intentaba razonar con el niño. En vano fueron los esfuerzos de todos para que el niño devolviese el frasco incluso llego a amenazarles en tirarlo al suelo si no se accedía a sus peticiones. Por fin Briddo tomo la iniciativa y sin consultar a nadie se adelanto unos pasos rogándole al niño que le dejara curarle sus heridas.
Entonces es cuando todo fue un pandemónium, la voz del niño de repente pareció la de un anciano que les dijo “Talona os quiere a todos” a la vez que tiraba con fuerza el vial contra el suelo liberando un gas que lleno inmediatamente la cueva, Briddo fue a imponerle las manos para sanarlo para tal acción tuvo el efecto contrario a lo esperado y provoco la muerte del niño. Muchos empezaron a toser debido al gas y tapándose la boca y la nariz con lo que tenían a mano el grupo salio de la cueva lo mas rápidamente posible.
Una gota de lluvia cayo sobre el rostro de Jaina haciendo que volviese a la realidad seguía mirando a Zod, el enano tras percatarse que empezaba a llover estaba sacando de su mochila su paraguas al igual que otros ciudadanos. Tras haber recordado momentos pasados Jaina estaba de nuevo en el presente, en el funeral que se estaba celebrando en el cementerio de Nevesmortas. En ese momento se acordó de uno de los puntos del código de la orden. ”La Orden de Caballeros pretende velar por la seguridad y el bien estar de los ciudadanos de Nevesmortas, así como la paz y la placidez de los territorios próximos encomendados por sus supervisores; la legión Argentea.” Ante ella tenia la prueba de que había fallado al juramento que había hecho de seguir el código. Unos lloros interrumpieron su sentimiento de culpa que se adentraba más profundamente en su corazón y de nuevo con la vista hacia el horizonte los pensamientos de la paladina regresaron atrás en el tiempo.
Tras hablar con Zod se encamino hacia la tienda de Jaskar, cerca de la fuente se encontró con el escudero Jonas, al cual saludo y entablo una conversación mundana, cerca de ellos estaba también Briddo Leore. De repente y sin previo aviso los tres se llevaron las manos al pecho donde sintieron un fuerte dolor empezando a toser de forma convulsiva atrayendo las miradas del resto de los presentes. Jaina se sabia bendecida por Torm, no podía ser una enfermedad ¿entonces? La continua tos ronca hacia que le doliese la garganta, los demás paladines estaban igual de mal o peor que ella. Seguir cerca de la fuente no era solución quizás Ashnar podía hacer algo. Los “enfermos” se dirigieron hacia la Atalaya del Alba acompañados por algunos ciudadanos. Allí esos últimos explicaron al clérigo de Lathander la situación puesto que los paladines sentados en el suelo o apoyados contra los pilares no paraban de toser.

El rostro de Ashnar mostró preocupación antes los acontecimientos era obvio para el que todo eso no era natural. Poco a poco mas habitantes de Nevesmortas fueron traídos a la Atalaya ellos también parecían haber enfermados incluso Ashnar empezó a toser, pronto los clérigos de Lathander colocaron unos catres de fortuna para poder atender el flujo incesante de infectados. Mientras tanto a Jaina le empezó a doler la cabeza, tocándole la frente uno de los sacerdotes diagnostico fiebre, tras lo cual fue llevada a uno de los catres donde se la tumbo. Fue en ese momento cuando debió de perder consciencia. Días más tardes una cleriga que la atendió le comento a la paladina que durante su convalecencia su mano derecha sostuvo con fuerza su símbolo sagrado de Torm mientras deliraba; “Talona, Talona nos quiere a todos” fueron las palabras que había pronunciado por lo visto.

Mientras tanto en la Atalaya se traía continuamente más enfermos transformando el templo en un hospicio improvisado para contagiados. La orden de cerrar las puertas de la empalizada había sido dada, obligando a los aldeanos a estar en cuarentena, la mayoría de los sanos se enceraron en sus casas incluso se llego a rumorea que la casa de la dama Lanzagelida había sido infectada por la plaga también se llego a decir que la enfermedad estaba en el aire por la extraña niebla que cayo sobre la aldea hasta los animales se habían vuelto locos puesto que algunos lobos treparon por la empalizada y mordieron a algunos aldeanos. La escena era de lo más horroroso.
Todos esos sucesos era ajenos para Jaina, en su estado poco podía hacer salvo oír los lamentos y gemidos de los que ocupaban los catres vecinos. En cierto momento la seguidora de Torm creyó oír que alguien le susurra “Beber” y sentir el gusto del agua sobre sus labios.
Cuando Jaina abrió los ojos observo que se encontraba tendida en una cama de fortuna a su lado se encontraba el escudero Jonas Faithsword pero el espectáculo que vio a su alrededor le provoco una profundad inquietud, toda la Atalaya estaba llena de enfermos y solo se escuchas lloros y gemidos. La paladina se incorporo poco a poco ayudada por Jonas, se encontraba físicamente bien no sentía dolor en el pecho, ni tosía parecía estar como curada ¿Torm había oído sus plegarias? De repente su atención fue atraída hacia una muchedumbre reunida en torno a un hombre, se acerco a ver lo que pasaba “necesitamos el antídoto” decían algunas voces. De repente cuando estuvo cerca del elfo reconoció su descripción y recordó una Orden de detención de sir White “curso una orden de detención contra los señores Eowyl y Goyth , para que respondan ante la justicia. Cualquier caballero que se encuentre con ellos debe proceder a la detención y encarcelamiento de los mismos” al segundo ya había intentado detenerlo pero había huido ahora tenia al otro ante sus ojos, se adelanto para echarle el “guante”. El elfo esquivo con facilidad su intento de agarre ¿aun estaba débil? A continuación todo fue confusión; “el antídoto ha traído el antídoto”, “viene a salvarnos”, “Milady el antídoto se ha acabado debe de destilar mas” eso ultimo lo había dicho Briddo Leore que había agarrado a Jaina por la manga de su tunica y la llevaba hacia la salida. La paladina no entendía lo que estaba pasaba, su deber se había impuesto al reconocer al elfo pero la enfermedad o quizás maldición seguía haciendo estragos entre los aldeanos, los lamentos eran incesantes en el templo. Mientras era empujada hacia la puerta de entrada por Briddo casi sin oponerle resistencia, grito de forma instintiva.
-“detenerlo, esta buscado por la justicia.” Refiriéndose al elfo.
No hubo tiempo de averiguar si su orden era llevada a cabo, ya estaba fuera del templo Briddo se la llevaba a su casa, informándola de todo; eowyl había traído el antídoto, el cual le había suministrado unas gotas a los primeros enfermos entre los cuales se encontraba Briddo y la propia Jaina sin embargo se había agotado y había que destilar nuevas dosis para el resto de los afectados, el tiempo apremiaba. Ya en casa de Briddo este le entrego a la seguidora de Torm, un vial con unas pocas gotas de un líquido transparente. Jaina es una experta alquimista capaz de rivalizar con la misma Morwenna empezó su indagación olisqueando y catando el liquido a continuación realización varios pasos para separar los distintos ingredientes del elixir al final solo pudo comprobar que el antídoto estaba compuesto por agua y sal o algo parecido pero a sus ojos eso no tenia sentido. Expuso su descubrimiento a Briddo así como a otra mujer que había venido a ayudar. La mente de Jaina seguía buscando una solución a tal misterio, sabia que muchas veces para confeccionar un antídoto era necesario una muestra del propio veneno pero como se iba a conseguir en ese caso. Mientras la paladina reflexionaba, Briddo dijo en voz alta;
-“ ¿Agua y sal? ¿Cómo lagrimas?”
-“!Por torm!” Contesto Jaina “eso debe ser” y salio corriendo en dirección a la Atalaya. Al llegar al templo busco rápidamente entre los enfermos sus ojos se cruzaron con los de la elfa Walh´alla Nedried, estaba llorando en una esquina. La paladina se acerco a ella y aproximo un frasco al rostro de la elfa para recoger la lágrima que recorría su mejilla.
De vuelta a la casa de Briddo pudo extraer de la lagrima el componente que le faltaba para concebir el antídoto y tras destilarlo repartirlo entre los enfermos para salvarlos.
¿Salvarlos? Pensó Jaina mientras la lluvia caía con más intensidad y los primeros cuerpos eran depositados en las fosas cavadas, negó con la cabeza. Varias decenas de inocentes habían perecidos, el antídoto no había tenido efecto sobre ellos y sus vidas no habían podidos ser salvadas. Y ahora gran parte de la población se había reunido para rendirles un último homenaje. Talona había sido la culpable, era otra divinidad que junto a Auril y Luzhic parecía dispuesta a destruir la marca. El ultimo cuerpo estaba siendo enterrado y lady Oira Ordeno regresar a la Orden, mientras Jaina dejaba el cementerio su mirada fue atraída por un hoyo vacío. No pudo evitar preguntarse si no estaba destinado a ella.

Varios días tras la celebración de los funerales en el cementerio de Nevesmortas, la visita inesperada de Lady Sabath Nadai en la Orden se aprovecho para oficiar una intima ceremonia en homenaje a las almas de los caídos, asistiendo los caballeros Sir Zenhit Ironhan, Lady Jaina Saphirra, el escudero Jonas Faithsword y el Paladin Boippi Hojabrillante
Todo empezó cuando la paladina cruzo las puertas de Nevesmortas con la intención de comprar unas provisiones en la tienda de Jaskar para su próxima patrulla, cuando se encontró con Zod Portaescudo.
-“¿Que tal jefa?” le pregunto el enano.
Cuanto fue aspirante a la orden de caballeros el enano fue confiado a Jaina que se convirtió en su tutora y le enseño todo lo que necesitaba saber un futuro escudero, fue en esa época cuando el enano había tomado la costumbre de llamarla “jefa” y a pesar de los esfuerzo de la seguidora de Torm para que cesara de darle ese titulo resulto infructuoso, ahora que Zod había decidido seguir otra senda distinta a la que ofrecía la orden de Caballeros seguía llamando a Jaina “jefa” y ella había acabado por dar su brazo a torcer.
-“Bien, gracias.” Le contesto, de forma amable, la paladina.
-“¿Alguna nueva?” Pregunto de nuevo el enano.
-"Bueno esta el tema del extraño robo que se desarrollo en la tienda de Riam el otro día.” Contesto Jaina tras pensar un momento.
Tras ver como el rostro del enano mostraba interés por el suceso la paladina le relato lo ocurrido unos días atrás.
Ese día la paladina salía del edificio de la Orden para dirigirse a la Atalaya del Alba con la intención de realizar su donación al templo cuando se encontró con uno de los nuevos vecinos de la aldea, iba corriendo de un sitio a otro como buscando algo y al ver a Jaina se aproximo a ella gritando:
-“¡Han robado a Riam!, ¡Han robado a Riam!, un ladrón a entrado en su tienda y le ha sustraído una pócima.”
-“¡Por Torm!” exclamo la paladina, extrañada y confusa a la vez.
A continuación Jaina salio corriendo en dirección a la tienda de Riam donde no localizo al gnomo pero si pruebas de que hubo cierta lucha por el desorden que había en parte de la habitación quizás Riam intento impedir que le robaran pero fue rechazado por el ladrón. Pero claro todo eso eran conjeturas pensaba Jaina mientras se acariciaba la punta de la nariz con su dedo índice. La tienda no ofrecía ninguna pista mas así que la paladina volvió donde había dejado al hombre que había dado la voz de alarma.
Unos cuantos ciudadanos mas se habían reunido a su alrededor, muchos de ellos también vecinos nuevos en la aldea, solo conocidos de vista por la paladina. Estaban discutiendo hacia donde buscar al ladrón; algunos apuntaban al oeste hacia los bosques de Nevesmortas y otros al norte. Jaina se acerco a ellos y pregunto si entre ellos se encontraba un rastreador para que pudiese seguir la pista del ladrón de pócima. Sin embargo ninguno de ellos cumplía tal requisito.
-“Entonces tendremos que hacerlo nosotros.” Dijo la paladina a la vez que se agachaba y escudriñaba el camino. No iba a ser tarea fácil puesto que el camino que llevaba a Nevesmortas era muy transitado, sin embargo pareció que Tymora sonrío al grupo puesto que varios descubrieron que había unas pisadas bastante frescas, eran las pisadas de alguien pequeño; un niño, un gnomo o un mediano dedujeron, las huellas seguían hacia el norte y fue esa la dirección que tomo el grupo.
Mientras seguían el camino hacia el norte empezó a llover, varias maldiciones se oyeron por parte de algún componente del grupo, había que apresurar la búsqueda o se perdería el rastro.
El Hospicio de Mazhármor no estaba muy lejos cuando algo llamo la atención de la paladina “¡Mirar!” dijo a la vez que señalaba algo colgado de una rama baja, era un trozo de tela de color gris, “¿Será de nuestra presa?” pregunto alguien “Puede ser de cualquiera.” contesto otro. No había forma de saberlo en ese mismo momento así que Jaina recogió la pieza de tela en su mochila y apremio a sus compañeros para seguir hacia delante al estar cerca el hospicio podrían descansar y preguntar a los monjes allí presente si habían visto algo.
Cansada la tropa llego por fin, algunos fueron a reposar para reponer fuerzas y otros se presentaron ante la enana que estaba al mando del lugar de culto para preguntar si había visto pasar a un mediano o niño. Tymora pareció, de nuevo, sonreír al grupo puesto que algunos monjes habían visto pasar a un niño corriendo hacia el norte, su desgastada prenda era de color gris.
-“Es el.” Gritaron al unísono muchos.
Tras despedirse de los monjes agradeciendo su ayuda el pequeño grupo siguió su camino en dirección norte, durante el camino se unió al grupo Briddo Leore y jonas Faithsword, escudero sir Hayden y compañero de Jaina en la orden de caballeros.
Después de cruzar el río Lanzagelida los aventureros llegaron a la bifurcación, todos miraron a la derecha y a la izquierda sin saber hacia donde seguir, la lluvia hacia imposible rastrear ninguna huella a no ser que uno fuera un excelente explorador. Una familia de bohemios había establecido su campamento cerca de la bifurcación, lo lógico era preguntarle si habían visto algo. El grupo se aproximo y tras los correspondientes saludos pregunto por el niño, el grupo de paladines se había quedado atrás por temor que su presencia podría hacer que las preguntas quedaran sin respuestas. La estratagema pareció funcionar puesto que los bohemios se confiaron al resto del grupo; el hombre estaba furioso porque el niño había querido ocultarse en su carruaje y lo había echado a patadas, su mujer hablo de que el niño dijo algo de que buscaría refugio en una cueva al oeste. El grupo se reunió de nuevo siendo compartida la información adquirida con los paladines, para ellos la cueva era conocida, era un conocido lugar donde los bandidos se ocultaban tras asaltar a las caravanas en el camino de Nevesmortas a Sundabar.
Guiados por Jonas, los aventureros llegaron por fin a la cueva tras dejar de si a Fuerte nuevo, muchos corrieron hacia dentro sin esperar las recomendaciones de los que conocían el lugar. Dejado detrás de ellos la lluvia el grupo hizo una pausa en la entrada de la cueva, la luz del día iluminaba una parte de la misma pero lo demás estaba oscuro, se paso a encender unas antorchas y seguir los pasillos sinuosos de la gruta. Algunas trampas saltaron al aproximarse el grupo provocando algunos rasguños pronto curados, las precauciones se intensificaron después de eso. A medida que el grupo se infiltraba mas profundamente en la cueva, la sensación de peligro se hacia mas fuerte. Uno de los integrantes del grupo, la paladina no supo distinguir si era una mediana o una niña, propuso adelantarse aprovechando su facilidad para ocultarse. Desapareció mientras seguía el camino pegándose a la pared. Unos minutos trascurrieron hasta que volvió el improvisado explorador:
-“Delante solo he visto un niño, aparte de el, la cueva esta vacía.” Les comunico al resto del grupo.
A continuación los guío hasta donde se encontraba el único ocupante de la cueva, allí todos pudieron comprobar que efectivamente era un niño humano que en cuanto los vio les grito que se fueran amenazándolos con una daga mientras que en la otra mano sostenía un vial de cristal, las prendas del niño parecían cubiertas de sangres, ¿estaría herido? El grupo se desplegó formando un semicírculo alrededor del niño que seguía gritando, ordenándoles que se fueran. Era una situación extraña, jaina pensó que el hurto podría haber sido una travesura aunque ahora pensaba que tal vez era el rito de iniciación a un gremio de ladrones, pero todo eso iba mas allá de que aparentaba. Tanto ella como su compañero Jonas se habían quedado atrás mientras que el resto del grupo intentaba razonar con el niño. En vano fueron los esfuerzos de todos para que el niño devolviese el frasco incluso llego a amenazarles en tirarlo al suelo si no se accedía a sus peticiones. Por fin Briddo tomo la iniciativa y sin consultar a nadie se adelanto unos pasos rogándole al niño que le dejara curarle sus heridas.
Entonces es cuando todo fue un pandemónium, la voz del niño de repente pareció la de un anciano que les dijo “Talona os quiere a todos” a la vez que tiraba con fuerza el vial contra el suelo liberando un gas que lleno inmediatamente la cueva, Briddo fue a imponerle las manos para sanarlo para tal acción tuvo el efecto contrario a lo esperado y provoco la muerte del niño. Muchos empezaron a toser debido al gas y tapándose la boca y la nariz con lo que tenían a mano el grupo salio de la cueva lo mas rápidamente posible.
Una gota de lluvia cayo sobre el rostro de Jaina haciendo que volviese a la realidad seguía mirando a Zod, el enano tras percatarse que empezaba a llover estaba sacando de su mochila su paraguas al igual que otros ciudadanos. Tras haber recordado momentos pasados Jaina estaba de nuevo en el presente, en el funeral que se estaba celebrando en el cementerio de Nevesmortas. En ese momento se acordó de uno de los puntos del código de la orden. ”La Orden de Caballeros pretende velar por la seguridad y el bien estar de los ciudadanos de Nevesmortas, así como la paz y la placidez de los territorios próximos encomendados por sus supervisores; la legión Argentea.” Ante ella tenia la prueba de que había fallado al juramento que había hecho de seguir el código. Unos lloros interrumpieron su sentimiento de culpa que se adentraba más profundamente en su corazón y de nuevo con la vista hacia el horizonte los pensamientos de la paladina regresaron atrás en el tiempo.
Tras hablar con Zod se encamino hacia la tienda de Jaskar, cerca de la fuente se encontró con el escudero Jonas, al cual saludo y entablo una conversación mundana, cerca de ellos estaba también Briddo Leore. De repente y sin previo aviso los tres se llevaron las manos al pecho donde sintieron un fuerte dolor empezando a toser de forma convulsiva atrayendo las miradas del resto de los presentes. Jaina se sabia bendecida por Torm, no podía ser una enfermedad ¿entonces? La continua tos ronca hacia que le doliese la garganta, los demás paladines estaban igual de mal o peor que ella. Seguir cerca de la fuente no era solución quizás Ashnar podía hacer algo. Los “enfermos” se dirigieron hacia la Atalaya del Alba acompañados por algunos ciudadanos. Allí esos últimos explicaron al clérigo de Lathander la situación puesto que los paladines sentados en el suelo o apoyados contra los pilares no paraban de toser.

El rostro de Ashnar mostró preocupación antes los acontecimientos era obvio para el que todo eso no era natural. Poco a poco mas habitantes de Nevesmortas fueron traídos a la Atalaya ellos también parecían haber enfermados incluso Ashnar empezó a toser, pronto los clérigos de Lathander colocaron unos catres de fortuna para poder atender el flujo incesante de infectados. Mientras tanto a Jaina le empezó a doler la cabeza, tocándole la frente uno de los sacerdotes diagnostico fiebre, tras lo cual fue llevada a uno de los catres donde se la tumbo. Fue en ese momento cuando debió de perder consciencia. Días más tardes una cleriga que la atendió le comento a la paladina que durante su convalecencia su mano derecha sostuvo con fuerza su símbolo sagrado de Torm mientras deliraba; “Talona, Talona nos quiere a todos” fueron las palabras que había pronunciado por lo visto.

Mientras tanto en la Atalaya se traía continuamente más enfermos transformando el templo en un hospicio improvisado para contagiados. La orden de cerrar las puertas de la empalizada había sido dada, obligando a los aldeanos a estar en cuarentena, la mayoría de los sanos se enceraron en sus casas incluso se llego a rumorea que la casa de la dama Lanzagelida había sido infectada por la plaga también se llego a decir que la enfermedad estaba en el aire por la extraña niebla que cayo sobre la aldea hasta los animales se habían vuelto locos puesto que algunos lobos treparon por la empalizada y mordieron a algunos aldeanos. La escena era de lo más horroroso.
Todos esos sucesos era ajenos para Jaina, en su estado poco podía hacer salvo oír los lamentos y gemidos de los que ocupaban los catres vecinos. En cierto momento la seguidora de Torm creyó oír que alguien le susurra “Beber” y sentir el gusto del agua sobre sus labios.
Cuando Jaina abrió los ojos observo que se encontraba tendida en una cama de fortuna a su lado se encontraba el escudero Jonas Faithsword pero el espectáculo que vio a su alrededor le provoco una profundad inquietud, toda la Atalaya estaba llena de enfermos y solo se escuchas lloros y gemidos. La paladina se incorporo poco a poco ayudada por Jonas, se encontraba físicamente bien no sentía dolor en el pecho, ni tosía parecía estar como curada ¿Torm había oído sus plegarias? De repente su atención fue atraída hacia una muchedumbre reunida en torno a un hombre, se acerco a ver lo que pasaba “necesitamos el antídoto” decían algunas voces. De repente cuando estuvo cerca del elfo reconoció su descripción y recordó una Orden de detención de sir White “curso una orden de detención contra los señores Eowyl y Goyth , para que respondan ante la justicia. Cualquier caballero que se encuentre con ellos debe proceder a la detención y encarcelamiento de los mismos” al segundo ya había intentado detenerlo pero había huido ahora tenia al otro ante sus ojos, se adelanto para echarle el “guante”. El elfo esquivo con facilidad su intento de agarre ¿aun estaba débil? A continuación todo fue confusión; “el antídoto ha traído el antídoto”, “viene a salvarnos”, “Milady el antídoto se ha acabado debe de destilar mas” eso ultimo lo había dicho Briddo Leore que había agarrado a Jaina por la manga de su tunica y la llevaba hacia la salida. La paladina no entendía lo que estaba pasaba, su deber se había impuesto al reconocer al elfo pero la enfermedad o quizás maldición seguía haciendo estragos entre los aldeanos, los lamentos eran incesantes en el templo. Mientras era empujada hacia la puerta de entrada por Briddo casi sin oponerle resistencia, grito de forma instintiva.
-“detenerlo, esta buscado por la justicia.” Refiriéndose al elfo.
No hubo tiempo de averiguar si su orden era llevada a cabo, ya estaba fuera del templo Briddo se la llevaba a su casa, informándola de todo; eowyl había traído el antídoto, el cual le había suministrado unas gotas a los primeros enfermos entre los cuales se encontraba Briddo y la propia Jaina sin embargo se había agotado y había que destilar nuevas dosis para el resto de los afectados, el tiempo apremiaba. Ya en casa de Briddo este le entrego a la seguidora de Torm, un vial con unas pocas gotas de un líquido transparente. Jaina es una experta alquimista capaz de rivalizar con la misma Morwenna empezó su indagación olisqueando y catando el liquido a continuación realización varios pasos para separar los distintos ingredientes del elixir al final solo pudo comprobar que el antídoto estaba compuesto por agua y sal o algo parecido pero a sus ojos eso no tenia sentido. Expuso su descubrimiento a Briddo así como a otra mujer que había venido a ayudar. La mente de Jaina seguía buscando una solución a tal misterio, sabia que muchas veces para confeccionar un antídoto era necesario una muestra del propio veneno pero como se iba a conseguir en ese caso. Mientras la paladina reflexionaba, Briddo dijo en voz alta;
-“ ¿Agua y sal? ¿Cómo lagrimas?”
-“!Por torm!” Contesto Jaina “eso debe ser” y salio corriendo en dirección a la Atalaya. Al llegar al templo busco rápidamente entre los enfermos sus ojos se cruzaron con los de la elfa Walh´alla Nedried, estaba llorando en una esquina. La paladina se acerco a ella y aproximo un frasco al rostro de la elfa para recoger la lágrima que recorría su mejilla.
De vuelta a la casa de Briddo pudo extraer de la lagrima el componente que le faltaba para concebir el antídoto y tras destilarlo repartirlo entre los enfermos para salvarlos.
¿Salvarlos? Pensó Jaina mientras la lluvia caía con más intensidad y los primeros cuerpos eran depositados en las fosas cavadas, negó con la cabeza. Varias decenas de inocentes habían perecidos, el antídoto no había tenido efecto sobre ellos y sus vidas no habían podidos ser salvadas. Y ahora gran parte de la población se había reunido para rendirles un último homenaje. Talona había sido la culpable, era otra divinidad que junto a Auril y Luzhic parecía dispuesta a destruir la marca. El ultimo cuerpo estaba siendo enterrado y lady Oira Ordeno regresar a la Orden, mientras Jaina dejaba el cementerio su mirada fue atraída por un hoyo vacío. No pudo evitar preguntarse si no estaba destinado a ella.

Varios días tras la celebración de los funerales en el cementerio de Nevesmortas, la visita inesperada de Lady Sabath Nadai en la Orden se aprovecho para oficiar una intima ceremonia en homenaje a las almas de los caídos, asistiendo los caballeros Sir Zenhit Ironhan, Lady Jaina Saphirra, el escudero Jonas Faithsword y el Paladin Boippi Hojabrillante