La Marca Argéntea

yo me haré presente con mi elfa de evereska... el domingo por mi estaría bien pero no muy tarde (horario español)

Esta tarde a partir de las 19.30-20h se roleará el Festejo de la Luna. Durará hasta las 22h, más o menos. Para los que os podais pasar, el lugar os será comunicado a través del ensueño...

La lluvia amainó, como si el momento convenido así lo mereciera. El verde mojado parecía despuntar con los rayos de Luna hasta el punto de cegar, y la estampa de la capilla improvisada en lo alto de la copa del gran árbol estaba a la altura de las más bellas pinturas, a la altura de las más aclamadas esculturas.

La sacerdotisa de Sehanine Lunârco aguardaba frente al altar y de espaldas a los humildes bancos, quien con un gentil movimiento instó a Cyrohn y Vildiara a tomar asiento. El joven elfo decidió rápido, situándose lo más cerca del altar que pudo, y a pesar de que la druida buscó un asiento más cómodo para ella en una tosca roca, finalmente se sentó a su lado, clavando el cayado que siempre llevaba con ella en la hierba y dejando que unas enredaderas mágicas lo sujetaran. Otro elfo aguardaba allí en la última fila, vistiendo unas ropas grises y con un capuchón que nada dejaba ver de su rostro. Los siguientes momentos transcurrieron en silencio, y como pequeñas migas que caían de una hogaza de pan, aparecieron hermanos del Pueblo Gentil: el primero fue Zildion, quien Cyrohn recordaba hacía varias lunas en su viaje a Fuerte Nuevo, cuando la dama Xaelerys había encontrado su cadáver y devuelto al plano mortal; casi a la vez que él llegó un joven longevo de cabellos negros y ropas azules, quien por su expresión parecía maravillado por todo lo que veía; y finalmente una elfa de ropajes verdes amarronados, que aún a pesar de no conocerla, Cyrohn pensó que correspondía a aquello que un día le habían contado sobre la druida Rael. Finalmente el guardián de cabellos y mirada rojiza se unió, aunque en un segundo plano y sin tomar asiento, vigilante.

Transcurrido un tiempo prudencial en el que, sin éxito, podían haber aparecido más hermanos, la Celestial se tornó hacia los presentes y comenzó a alzar su voz en un cántico por el Pueblo Gentil concebido y conocido. Cyrohn acompañó en esa tarea como si de devoción para él se tratase, coreando en un segundo plano con una voz menos clara y más débil que la de la sacerdotisa, la cual inundaba el lugar a la par que la luz lunar, que poco a poco invadía a los presentes. Aquellos salmos nombraban al panteón élfico en calidad de tutelares, alabándolos como se merecían por parte de aquella raza que crearon y que aquel día se reunía para honrarlos.

Cuando la voz de la elfa pelirroja cesó gradualmente, observó a los presentes con su gesto sereno y tranquilo y extendió los brazos hacia ellos. Cyrohn conocía ese ritual, y se alzó del asiento para tomar una de las manos de Xaelerys y extender su otra mano que quedaba libre. Poco a poco, todos los presentes se unieron, formando un círculo en el que todos debían concentrarse para la llamada de la Diosa Madre. La luz lunar cobró aún más poder en el lugar, llegado a un punto en el que parecía espesa, como si se pudiese tocar con las yemas de los dedos, o se pudiese respirar y dejarla fluir hasta lo más profundo del ser. Todos cerraron los ojos en pos de encontrar la concentración y la calma, y la dama sacerdotisa volvió a alzar un salmo, esta vez en solitario. Transcurridos unos pocos minutos, su cuerpo comenzó a moverse de una manera errática, que fue acompañada de aquellos que tomaban sus manos, y a su vez de quienes continuaban la cadena, hasta que el movimiento se hizo uniforme, y luego calmó.

Cyrohn, quien se creía conocedor de la calma, nunca había experimentado una sensación como aquella; oía los latidos de un corazón, y aunque sabía que bien podía ser el suyo, también tenía la sensación de que podía ser el de cualquiera de ellos, o el de todos a la misma vez. Todos se mantenían en absoluto silencio, buscando en su interior y tan vulnerables que habían sucumbido totalmente al ritual.

Entonces el elfo de cabellos negros notó una perturbación. Primero fueron sus manos, que quedaron a merced de quienes las agarraban, y después su cuerpo, que aún a pesar de mantenerse en pie, parecía que en cualquier momento podía desmoronarse. Había algo que lo desconcentraba, notó como si su fuerza se desvaneciese, y dejó de controlar el Ki que fluía en su interior.

Entonces, abrió los ojos.

"La calma bien hallada en ti, pero la soledad no es descanso de nadie, sigue tu senda y busca en ella a los que se merezcan ver... ver la luz."

Y entonces, como si un rayo cayera sobre el lugar, la conexión finalizó.


// Agradecimientos a los presentes y en especial a Xaelerys y Lurue. A ver cuando repetimos

//Gracias a ti por escribirlo. Y a Lurue que, aunque se le avisó en el último momento debido a un contratiempo, lo organizó todo la mar de bien
¡A ver si para la próxima se apuntan más orejudos!

Yo estaba apuntada ..snif snif...pero no hubo forma de saber donde se celebraba ni durmiendome