Una serie de pisadas se dibujaban en la nieve, hasta detenerse justo delante de ellos. Varios miembros del Puño de Hierro estaban allí reunidos, en el Bosque Frío. Calendor, Arkh, Kashar y Nihilath pronto sabrían que no estaban solos.
- Es un placer verte, Maranwë. Llegas justo a tiempo.
La elfa se hizo visible entre la niebla, jadeando, al disipar el conjuro. - Precavido como siempre. Es bueno saber que no pueden tomarte por sorpresa, Arkh.- sonrió.- ¿Cuál es el encargo esta vez? - El mercader nos encargó una excursión al Palacio de Hielo. Al parecer está interesado en los objetos que custodian los gigantes...- respondió Calendor. - Un encargo peliagudo. Espero que sea algo importante. - Vamos, el tiempo apremia y las protecciones no son para siempre.- la voz alterada por la magia de Nihilath se hizo oír sobre las demás. Sin mucho más rodeo, el ahora más numeroso grupo se adentró en la guarida de los gigantes.
Como era de esperarse, la batalla se libró ni bien llegaron a las húmedas cuevas. El martillo de Arkh y los estoques de Kashar impactaban certeros en los cuerpos enemigos. Detrás de ellos, los tres arcanos evocaban desde la una pequeña chispa hasta llamas que eran capaces de abrazar a más de uno de los gigantes.
Sin embargo, parecía ser que uno de ellos no tenía precisamente una preferencia por la escuela de magia elemental. Maranwë notó este detalle después de varios encuentros. "Llanto de sangre ¿eso no era acaso Nigromancia?... Una fulminacion instantánea con un toque... Eso definitivamente es Nigromancia." Pensaba, mientras miraba a Nihilath conjurar. Sin embargo, el momento requería que se concentre en sus conjuros. No era buena oportunidad para sus tan recurrentes accidentes mágicos.
- ¡Vamos, rápido! Tramperos adelante, esta zona es peligrosa-. Poco faltaba para que llegasen al extenso pasillo que antecedía al palacio. - ¿Oyen eso? Ahi vienen... ¡A la carga!
Pero entre la niebla, los gigantes que arremetían contra ellos no eran de hielo... - ¡¿Qué demo...?!- No llegó a decir Calendor. Una mano mágica enorme lo aprisionó antes de que terminara de hablar. Los arcanos reconocieron en seguida a la Mano Aferradora, lo cuál los descondertó aún más. - ¡Gigantes de fuego!- Maranwë gritó lo obvio. Un numeroso grupo de ellos se defendian con espadas, puños y magia. El pequeño grupo de aventureros redobló esfuerzo, iluminando a la cueva con la más amplia gama de hechizos y conjuros, al compás del movimiento de los estoques y las mazas.
Había caído el último gigante a la vista. - ¿Qué diantres hacen esos seres aqui? - No venía preparado contra esto... - Murmuró Nihilath a unos metros de distancia. - Ese objeto... ¿Qué es? ¿Qué es lo que buscamos?- Preguntó Maranwë recuperándose. - ¿Creen que vengan por eso? Pensaba que las criaturas de fuego no toleraban lugares como estos... al menos no con gusto. - No sé que demonios buscan, pero quizás deberiamos descansar. Parece que la expedición será más dificil de lo previsto...- Sugirió Calendor, liberándose al fin de la Mano que lo apresaba.
Intentó asentarse un momento en el suelo, quizas para revisar su libro de conjuros, pero un temblor sacudió la cueva poniendo a los cinco aventureros en marcha nuevamente. - ¡No podemos quedarnos aqui! - chilló Maranwë. -¡No tenemos opción! - ¡Avanzamos! -dijo Nihilath finalmente y atravezaron la entrada hacia el pasillo que conducía al Palacio.
Pero lo que les esperaba era aún peor.
Gigantes de dimensiones colosales, mefits de fuego, canes que se abalanzaban contra ellos. Las puertas del Palacio de Hielo eran, ahora, el más siniestro de los infiernos.
Los gritos de batalla de Arkh y Kashar parecieron mudos en cuanto mágicos de ambos bandos comenzaron conjurar. Lluvia de fuego, calor abrazante. Rayos y trombas que pintaban el aire y se desvanecían en segundos, para volver a mostrarse. Maranwë veía a sus compañeros recibir los golpes, alcanzada por una Mano Aferradora que la había sentenciado a ser una mera espectadora de la masacre.
Trombas mágicas impactaban contra ella, su cuerpo se destrozó en pocos segundos, segundos que le bastaron para ver a sus compañeros caer... Y oír a Nihilath repetir "No estaba preparado..."
No estaba preparada.
Un sueño, eterno y fugaz al mismo tiempo. La suplica de una nueva oportunidad a la Dama de los Misterios. Sueño que se resumía en esa simple frase...
Abrió los ojos, quizo moverse. Un dolor punzante que veía de todos los rincones de su cuerpo la dejó en el suelo varios minutos. Un quéjido de abatimiento se oyó a sus costados. - Apenas puedo moverme...- musitó Calendor. Arkh aún no había dicho palabra, incorporándose con una expresión de dolor.- ¿Los otros? ¿Están... vivos?
Kashar avanzó a su lado, parecía haberse incorporado hace rato. Pero su cuerpo se mantenía en pie de milagro. Todos estaban destrozados. Todos menos uno... - ¿Donde está Nihilath? - preguntó Maranwë, que no lo encontraba. De hecho recordaba que el mago había estado allí en la lucha. - No está aquí - dijo Kashar.- Al menos no lo he visto. Solo quedamos nosotros.
Con ayuda de su bastón, Maranwë se incorporó. Buscando alrededor, solo encontró una moneda de oro recubierta de ceniza. Quizás algun diablillo la había perdido al caer. - Vamonos ya de aquí- se limitó a decir. - Tomense de los brazos y aferrénse.
Una vez en la puerta norte de Neves, la elfa no esperaba más sorpresas para esa noche, pero se equivocaba. - ¡Por Lathander! ¿Qué les sucedió?- una voz conocida les regaló un dichoso momento de amparo. Era Dana, para fortuna de los combatientes que penosamente habían llegado a entradas de la villa.
Intentaron hablar. Calendor y Kashar apenas pudieron explicar lo ocurrido. Maranwë sin embargo, estaba en otra cosa, pensando... Solo rompió el silencio para negarle a Dana su pertenencia al Puño.
Dana los atendió uno por uno. La bendición del Dios del Alba no se hizo esperar por sus plegarias. Sus heridas cerraron en unos instantes. Calendor y Arkh fueron abatidos a la posada ni bien sus musculos se lo permitieron, no sin antes agradecer a la clériga por su atención. - Un tipo encapuchado me dijo que estaban en grave peligro. Corrí en seguida para ayudarles. ¡Pero están aqui! - ¿Un tipo encapuchado dices? - Mara alzó la vista a la pelirroja. - ¿Qué tipo encapuchado dices... exactamente?
Y por obra de la casualidad o el destino, Nihilath apareció a unos metros de ellos. - ¡Él mismo!- Afirmó Dana nomás verle. - Ninguno de nosotros esperaba encontrar a esos gigantes- dijo Nihilath al acercarse. -Nos tomaron por sorpresa y nos vieron divididos en el combate. Apenas pude salir con vida para buscar ayuda-. Era imposible adivinar si había sufrido heridas, pues esa túnica solo ofrecía especulaciones sobre el estado físico de su portador. "Eramos cuatro caídos. El peso de cuatro personas hubiera hecho imposible el viaje por los planos... Si lo he comprobado. ¿Pero nos dejó allí? ¿Siendo destrozados? Tampoco estaba corriendo trás nosotros con vendas en la mano..." - Cuando voltié, todos yacían en el suelo- continuó Nihilath - Como devoto de Kelemvor, no puedo resucitar a los caídos... "¿Devoto de QUÉlemvor? Un devoto de Kelemvor que fulmina gigantes con nicromancia? Jah, me recuerda en algo a Ilfirin..." La elfa le dirigió una mirada de desconfianza a Nihilath que le fue imposible dismular. - Digale a los otros que salí con vida. - Terminó por decir. - Descuide - replicó Maranwë - Un "detalle" como ese no se me olvidaría por nada...
La risa de Kashar al comentario puso fin a la charla. La joven elfa giró sobre sus talones, y tras escuchar las palabras mágicas que pronunció Nihilath desapareciendo, entró a la villa naufragando entre sus propios pensamientos.
-Con esto bastará *Dijo Nihilath, tras salir del bosque maldito. Había estado realizando investigaciones en ese lugar, desconociendo que una pequeña criatura estaba observándolo oculta... El arcano, luego de exorcisar a las apariciónes, terminó por colocar su mano en un árbol, llevarse un par de ramas, y alejarse hacia la bifurcación.
En ese mismo lugar, quiso el destino que se encontrase con tres de los miembros del Puño de Hierro. Calendor, Arkh y Kashar, quien recientemente había sido admitido entre sus filas -Que los trae por este camino en una noche tan fría como esta? Preguntó curioso el arcano. No eran los primeros aventureros que se había cruzado en su viaje, habiéndoles advertido a los anteriores que tuviesen cuidado, pues algo más que solo bandidos acechaba en la noche. -Nos encontramos en una misión Dijo Calendor, informando al arcano sobre la razón de su viaje. -Una misión para un cliente importante, un comerciante Retrucó Arkh, poniendo aún más luz en el asunto.
Kashar, por su parte, se mantuvo distante, observando al arcano. Casi no se habían visto en ocasiones anteriores, y no confiaban aún el uno del otro lo suficiente como para intercambiar más que algunas palabras. -Supongo entonces que quereis contar con mi poder... Verdad? Dijo el arcano de negras túnicas, mirando alternadamente a los tres mercenarios. -Nos dirigimos al Templo de Hielo, y vamos en busca de una runa... Pero no sabemos donde queda, mencionó Arkh. -Ya he estado en ese lugar... Y los peligros que os encontraréis son inimaginables terminó por mencionar el arcano. -Entonces, podrías guiarnos? Somos compañeros del Puño. insistió Calendor.
Entre tanto, un pequeño ser observaba a los aventureros conversar, desde detrás de una roca, su presencia era casi indetectable, y ninguno de ellos lo había notado.
-Claro que puedo escoltarlos... Aunque no me interesa la runa, sí estoy interesado en los artefactos que protege el guardián del templo.... Era claro que el arcano quería algo a cambio de escoltarlos. -Sabes bien que los tesoros los repartimos equitativamente entre todos los miembros Impuso firmemente Arkh. No permitiría que tal punto fuese cuestionado bajo ningun concepto. -Ya lo arreglaremos dentro del templo... Ahora seguidme, el camino mas cercano es por Adbar... Pero tomad esto antes, no me sirven muertos... Con esas frías palabras, Nihilath les arrojó a los mercenarios amuletos que les protegerían contra el frío, y entre todos emprendieron marcha hacia el Templo de Hielo. Nada más se supo de la criatura que los observaba desde las sombras.
El viaje fue largo, y el clima muy hostil... El frío calaba los huesos, el viento hacía sacar lágrimas de lo fuerte que era, y los constantes ataques de osos polares y gnolls hicieron que los aventureros tengan que viajar con cautela.
Kashar y Arkh despejaban el camino a martillo y espada, mientras que Calendor utilizaba su poder en evocación para incinerar a los enemigos.
Nihilath, por otra parte, parecía acabar con ellos solo con tocarlos con sus manos.
Una vez cruzado el Pantano de Hoscaluz, decidieron atravesar el territorio bárbaro, aún tras haber leído las advertencias que presagiaban muerte y desmembramientos a los forasteros.
Nihilath guiaba al grupo... -Rodead el río... Tened cuidado con los tigres Eran las palabras que el misterioso arcano tenía para ofrecer.
Casi en la entrada del Templo de Hielo, la figura de Maranwe sorprendió a los aventureros... -Es un placer verte, Maranwë. Llegas justo a tiempo. Dijo Calendor, saludando amablemente a la otra arcana.
Maranwe fue informada de la misión de aquel avaro comerciante, que había contratado a un grupo de mercenarios para tomar ciertas runas para su colección de artículos estrafalarios.
Guiados por el misterioso Nihilath, protegidos por Arkh y sus conjuros, y las espadas de Kashar, y con el poder ofensivo de Maranwe y Calendor, los cinco aventureros se adentraron a los peligros del Templo de Hielo.
Pasadizo por pasadizo, puente por puente, pasaje por pasaje, lucharon contra los gigantes de hielo... Era un grupo bien equilibrado, muy poderoso, que resistió a los ataques de los gigantes, incluso atravesando su campamento... Kashar fue un factor importante para lograr todo esto, pues era el trampero del grupo.
Pero ellos no esperaban encontrar diablillos, demonios y gigantes de fuego al otro lado del campamento... Los arcanos habian preparado sus conjuros para combatir contra criaturas débiles al fuego... No para criaturas inmunes al mismo, por lo que éste combate fue mucho más duro que los demás...
Tras haber derrotado a la primera oleada, los mercenarios comenzaron a dudar. Sería mejor volver y prepararse? Deberían descansar? O ya que estaban allí, seguir adelante?
Nihilath, con una sola palabra, indicó que debían proceder. ¡Avanzaremos!
Una vez adentrándose y acercándose a la entrada al Palacio, un buen grupo de demonios y gigantes de fuego los esperaba. En medio del combate, el grupo fue separado en la batalla por los demonios... Solo se veía fuego y sombras, y se sentía el olor a cenizas en el viciado aire de la caverna.
Uno a uno, los aventureros del Puño de Hierro fueron cayendo... Nihilath sabía que no triunfarían con el poder que tenían, pero esperó al momento idóneo para escapar teleportándose... Una vez que todos los aventureros cayeron, algunos inconscientes, otros quizás muertos, el arcano escapó de ese lugar...
Bien sabía que solo eran mercenarios, eran prescindibles en su plan, solo fichas de un tablero peligroso, de una partida que en ese momento ya estaba perdida.
Por algo que quizas haya sido obra de los dioses, al otro lado del portal lo esperaba Dana Patson, conocida clériga de Lathander. Nihilath reconoció su armadura y sus símbolos, y enseguida le informó de algo que un alma bondadosa no podría dejar pasar...
-En el Palacio de Hielo... Cuatro aventureros han caído... Por alguna razón que desconozco se encontraban demonios y gigantes de fuego... Apenas he podido salir con vida yo... Aún están alli abajo... La siniestra voz del arcano, alterada por la magia y por el paso de los años, presagiaba terribles infortunios para sus compañeros de grupo.
Dana Patson sabía que debía hacer algo... No podría dejar a esos pobres aventureros moribundos en ese frío lugar... Se apresuró para partir, esperando quizás la ayuda del arcano, pero tuvo que partir sola... -Con mi poder actual no podré ayudarla... Solo esto puedo hacer por usted Dijo Nihilath, conjurando una pequeña protección hacia Dana, la valiente Dana... Esa Dana que no sería la primera vez que se lanza hacia las mismísimas fauces del mal solo por ayudar a un desprotegido.
Una vez Dana dejó Sundabar, el arcano reveló sus verdaderas intenciónes para sí... -Te he enviado a una muerte segura, devota de Lathander... Tu dios no te protegerá allí abajo, y los mercenarios probablemente estén muertos... Parece que ahora necesitaré nuevas marionetas que poder controlar... El perverso arcano soltó una risa estruendosa y siniestra que cubrió todo el lugar, y se dispuso a partir a Nevesmortas.
En el camino se encontró con Dana, aquella pobre mujer que él había enviado a una muerte casi segura, que ahora venía a informar que no habia podido atravesar las gruesas puertas congeladas del Palacio de Hielo. Nihilath, le agradeció por sus esfuerzos, maldiciéndo para sí mismo que su plan había fracasado... Era la oportunidad perfecta de deshacerse de una seguidora de Lathander poderosa, y había fracasado...
Tras esto, siguió hasta Nevesmortas, donde al cabo de algunas horas y para su sorpresa, encontró a Dana conversando con Maranwe y Kashar. Dos de los cuatro aventureros que había dejado morir allí abajo se encontraban con vida.
El arcano de tunicas negras se acercó para demostrar su leve sorpresa ante el hecho de que habían sobrevivido... Maranwe, algo recelosa, pensó que el arcano los había abandonado a su suerte, a pesar de que Dana explicó que él la había enviado a rescatarlos, pero que no tuvo éxito.
Quizás Maranwe tenía razón, pero también era consciente de que un arcano cuya salud siempre ha sido mala como la de Nihilath, no podría cargar con cuatro cuerpos y conjurar exitosamente un teletransporte, por lo que terminó por guardarse sus quejas y agradecer a Dana de todas formas. -Avisad a Calendor y Arkh que estoy con vida. Dijo fríamente Nihilath, y tras despedirse, pudo ver cómo un paladín se acercaba al grupo. William, con crucifijo en mano, realizaba su patrulla como de costumbre, cuando encontró a los aventureros y se acercó amistosamente a saludar. No era la primera vez que los paladines, por órdenes de la Dama Lanzagelida, y tras los ataques pasados de vampiros, salían a bendecir las calles.
Tras mencionar unas palabras de despedida, el arcano de tunicas negras se teleportó lejos de Nevesmortas, maldiciendo porque su plan había fallado esa vez...
Se habría quedado sin los artefactos mágicos del templo... Y sin haberle causado muerte a una devota de Lathander.
Pero si la misión realmente era importante, sabía que volvería a ser convocado... Esa podría ser la oportunidad de realizar la jugada perfecta...
// Bueno, mas o menos asi fue la cosa. Puse algunos dialogos y otros los omiti para no hacer un tochopost, pero la verdad es que muy buen rol de parte de todos los presentes, tanto Arkh, Calendor, Maranwe, Kashar, Malakai (Que observó desde las sombras las primeras conversaciones) y Dana, que la encontré luego del viaje.
También especial mención a los aventureros que encontré antes de ir al Bosque Maldito, Aikanaro y otros que no recuerdo bien sus nombres, disculpen por ello.
Y a William y Hugen, que están llevando un excelente rol con los Kelemvoritas.
Por supuesto, mención especial a Garl que convirtió un viaje peligroso al Templo de Hielo, en un viaje peligroso y ahora relacionado con una trama!
Todos me comentaron que quedaron contentos con la escena, asi que gracias en parte a todos por un rato de rol bien llevado!.
"Les tengo un encargo peligroso... algo que no cualquier grupo de aventureros puede conseguir..."
Dijo el mercader Hagane a Arkh cuando en el blazon decidio contratar al Puño de Hierro.
- Bien sabes que eso no nos asusta mercader *dice con tono firme al recibir tantas advertencias*
*luego de esto Hagane se encargo de explicar que el es un gran coleccionista de artefactos magicos y que desea ciertas runas que se encuentran ocultas en el templo de hielo y de fuego respectivamente, lugares mas que peligrosos para cualquiera ya que estan protegidos por enormes gigantes y que por esto se nos contrata, luego de pedir ciertas indicaciones del lugar y de las runas en cuestion el grupo fija un encuentro con algunos de sus miembros para asi emprender viaje*
*ya en el hospicio al norte de Nevesmortas Arkh se encuentra con Calendor y Kashar*
- Bien me alegro que hayan acudido a mi llamado... pues este encargo es algo complicado. Ademas no conosco bien el sitio al que vamos, alguno de ustedes fue alguna vez al templo de hielo que hay pasando el bosque frio?
*Calendor y Kashar niegan*
- Bien. Supongo que tendremos que recurrir a él... *recuerda que Nihilath le comento que iba a encontrarse haciendo unas investigaciones en el bosque maldito*
- Vayamos a buscar al arcano Nihilath, no estamos muy lejos de donde suele investigar, de seguro en alguno de sus experimentos ya estuvo por ese sitio y nos servirá de guia.
*Kashar pregunta si es el arcano que decidio tomarle una prueba extra haciendolo luchar contra un Balor para medir su poder cuando ingreso al puño y Arkh asiente mientras se prepara para partir*
*ya llegando a bifurcacion se cruzan con el arcano Nihilath con unas protecciones arcanas muy notorias*
(vaya... me pregunto que tanto se habra adentrado en ese bosque para su investigacion para necesitar tanta magia encima...)
- He descubierto mas cosas de las que pensaba en ese bosque! jajajaja creo que mis investigaciones aqui han finalizado. Que precisan de mi Puños de hierro? *dice Nihilath*
- Nihilath... conoces tu que te la pasas investigando cosas para aumentar tu poder, conoces algo del templo de hielo? *dice Arkh*
- Oh si... He estado ahi, podria serviros de guia si me dejan quedarme con algunos artefactos magicos que se encuentran alli
*Luego de de ponerse de acuerdo con el arcano sombrio sobre como dividir las ganancias del viaje todo el grupo guiado por Nihilath comienza el viaje hacia el famoso templo que Nihilath parecia conocer muy bien*
*En el camino se libraron varias batallas contra Gnolls y pequeños grupos de barbaros que protegian sus territorios... pero casi llegando al sitio donde se encontraba el templo notan unas pisadas en el hielo delatando una presencia que los seguia*
*Arkh quien por precaucion suele ir siempre con V verdadera inmediatamente reconoce de quien se trata*
- Asi que tu tambien has venido... *Dice Arkh a Maranwe quien se hace visible al instante*
- Es bueno saber que no se puede tomarte por sorpresa Arkh, que clase de trabajo estan haciendo esta vez? *responde Maranwe*
- Un encargo algo peligroso, un mercader quiere una runa que se esconde en el templo de hielo que hay mas adelante, si gustas puedes unirte... no nos viene mal la ayuda.
*Nihilath interrumpe la charla diciendo que es mejor avanzar rapido pues los barbaros ya saben que estamos en su territorio y no tardaran en volver a vengar a sus camaradas caidos y las protecciones magicas no son eternas*
*Asi es como el grupo conformado por Arkh, Calendor, Kashar y ahora Maranwe se adentra en el palacio de hielo y a medida que avanzan van barriendo a los gigantes de hielo uno por uno... El grupo entero esta mas que feliz con el desempeño del "nuevo" Kashar, ya que es su primera mision para el Puño de Hierro, quien con agiles ataques a dos armas pelea a la par de Arkh mientras los arcanos conjuran potentes magias desde atras*
*Tanto Calendor como Maranwe notan en el combate que las magias que usa Nihilath no son para nada similares a las que usan ellos, es ciertamente un nigromante... uno muy poderoso, tanto que hasta Calendor reconoce su poder*
Aun sin conocer el terreno Arkh y Kashar fueron al frente todo el camino hasta que algo no encajo con los datos proporcionados por Hagane ni por lo que esperaba Nihilath...
Enormes seres de fuego se avalanzaron contra el grupo de aventureros, dejandolos sordos, ciegos, reduciendole su resistencia magica e inmovilizandolos con manos aferradoras.
Aun sin sus sentidos e inmovilizado siguio luchando devolviendo redoblados los golpes que sentia iba recibiendo su cuerpo que como siempre iba regenerandose monstruosamente de toda herida que recibia cosa que le hacia resistir mas de lo normal en batalla, cuando se sentia cerca de la muerte se conjuraba restablecimientos mayores que le devolvian brevemente sus sentidos *procurando racionar lo mas posible su uso* y poder para continuar luchando y curando a sus compañeros en esta desafortunada e inesperada vuelta del destino...
Cuando finalmente el ultimo ser cayo muerto por su martillo vio a su alrededor e inmediatamente fue a curar a los heridos... y mientras esperaban desaparesca la mano que aferraba a Calendor el grupo se puso a discutir que cosa es lo que pasaba en ese lugar.
"Gigantes de fuego en el templo de hielo?" no paraban de preguntarse que logica tenia eso...
Cansados por la dura batalla Calendor propuso descansar para recobrar fuerzas... pero el lugar parecia desmoronarse por lo que no hubo tal chance... y luego de muchas dudas se decidio avanzar.
Poco mas sabe Arkh de que sucedio de ahi en adelante... solo recuerda ser apresado por mas de 5 o 6 manos aferradoras y tener encima a 3 gigantescos seres atacandole e impidiendole ir a ayudar a sus compañeros... en esta lucha Arkh uso todos los recursos que tenia, curaciones restablecimientos y demas... pero ni eso basto, y luego de un tiempo de resistencia finalmente cayo inconsciente...
*Arkh despierta lentamente y nota como todo su cuerpo esta hecho pedazos al igual que el de sus compañeros, exceptuando a Nihilath que no se encontraba e el lugar*
- Que... que es lo que sucedio? las criaturas esas ya no estan *dice con mucha dificultad mientras intenta reincorporarse*
- Lo siento, no pude hacer nada contra esos seres *dice Kashar*
- Lo has hecho mas que bien, estas criaturas no son de este sitio... no estabamos bien preparados *dice Arkh y Maranwe le asiente*
Calendor pregunta si continuamos investigando, pero viendo el estado en el que despertamos todos y sin entender bien como o porque seguian con vida, se llego al acuerdo de que lo mejor sera volver teletransportandonos lejos para curarnos y volver mejor preparados la proxima vez
Asi es como maranwe con las pocas fuerzas que le quedaban llevo a todo el grupo sobreviviente a nevesmortas... donde casi al instante encuentran a Dana, que dice que cierto hombre encapuchado les dijo que los ayude.
Arkh ni bien es restablecido por Dana, le agradece y vuelve a reconocer el inmenso respeto que tiene por ella *ella le ha salvado la vida en cierta ocasion cuando era mas joven* y luego de contarle brevemente lo ocurrido decide ir a preparar pociones elementales para la proxima vez que decida ir, pues el Puño de Hierro jamas deja una mision sin completar.
//pongo una captura que tengo de cuando terminamos con la primera oleada de seres de fuego ^^ divertido rol y mil gracias a Garl por estar en horarios nocturnos y meternos en una trama!
- Hace unas lunas, durante mi primera clase de arquería con Hidan, tuve un nuevo encuentro con esos seres de fuego, los mismos que atacaron Fuerte Nuevo.
Sus amigas parecían sorprendidas a la par que preocupadas, y Gwenn continuó el relato.
- Así es, esos seres demoníacos han vuelto a aparecer. Doy gracias a Corellon de que conmigo se encontraran Hidan y su increíble puntería, ya que así pudimos derrotarles con cierta facilidad. Ciertamente no eran una cantidad importante de demonios. Pero lo más extraño fue...- como toda trovadora que se precie, Gwenn mantuvo unos segundos de silencio para crear cierta espectación en la audiencia, aunque fue un acto realizado más por hábito que conscientemente- ... que en medio de la senda de tierra que conduce a Adbar apareció una enorme escultura con forma de dragón. Y esa estatua se deshizo delante de nuestros ojos, creando una nube de polvo, en el centro de la cual Hidan encontró una esmeralda...
Las mujeres pasaron horas elucubrando sobre el posible significado y la relación que pudiera tener ese suceso con otros que se estaban produciendo esos días en al Marca.
// Por cuestiones de gente yéndose a dormir y otros a cenar hemos dejado pausada la escena de hoy. Ark, Aegón, Aikanaro y Amith (el equipo 4A) estáis citados para el domingo allá a las 22:30~23:00 hora española. Si todo va bien necesitaremos la participación de los bárbaros y de todos aquellos que hayan luchado contra gigantes y méfits de fuego que quieran unirse. Pero eso será si la escena lleva hacia ello
PD: soy becario, y de ambientación sé más bien poquito, así que trato de ir aprendiendo (*)... donde habéis visto demonios y diablos digamos que eran méfits de fuego, porque no pueden ir de la mano y los mezclé al aleale que se dice. Pero bueno, fogosos son todos...
El Genasi de Fuego aprovecho la desolada caverna para su ritual, junto varias ramas y tomando una piedra en sus manos la calento hasta que se convirtio en un brasero fogoso. La piedra cayo en la pequeña hoguera que habia armado y comenzo a arder rapidamente iluminando la cueva, dibujando extrañas formas en las paredes desnudas y frias....aunque no por mucho tiempo.
Zaph levanto sus manos y las llamas comenzaron a crecer acompañando sus movimientos, el fuego crecia hasta tocar el techo de la cueva y la temperatura subio rapidamente. Cualquier vigilante que hubiese pasado esa noche por ahi, habria jurado que dentro de la cueva se habia hecho de dia, mientras que la poca vegetacion que habitaba en la cueva comenzaba a marchitarse y morir calcinada ante el calor que el Genasi obligaba a salir del fuego.
Finalmente Zaph, desnudo, solamente usando su mas precioso collar, se sumergio en el centro de la hoguera y extendio las llamas hasta que estas escaparon fuera de la cueva, y un segundo despues las absorvio todas dentro de el, dejando escapar un bufido parecido al de un dragon.
El esfuerzo le dejo exhausto pero habia realizado el ritual con exito. Salio de la caverna, vistiendose tan solo con una tunica, observando las marcas negras que habian dejado las llamas en las rocas y el cesped...
Miro las estrellas y sintio su fulgar a la distancia
-"El tiempo de la renovacion ha llegado, y el fuego eterno de Kossut les quemara..."
Se encontraba Tallando unos diamantes, Que hacía apenas unas horas ayudada por la dulce Silivren y el elfo Aikanaro, había recogido del temible pozo.
Cuando escuchó unos fuertes tambores provenientes de la puerta Sur, recordaba qué alguna vez había oído aquello, no podía ser otros que los Bárbaros y corrió en post de saber que podía estar sucediendo.
En la puerta encontró al jovial mediano Merem el cual brevemente asintió a la pregunta de la joven Syra, sobre aquellos tambores.
la joven descolgó el arco, ya no sólo preocupada por los bárbaros, sino por sus amigos y ahora compañeros Del puño de Hierro. -Dioses!- Exclamó –Se fueron por ese camino, corramos Merem- Apremió la muchacha al pequeño mediano.
En el camino encontraron a Arkh,Aegón y aikanaro, respiró más aliviada al verlos bien, aunque buscó con la mirada a Calendor, al cual no vio, pero aseguraron que se encontraba en una misión y estaba bien.
Igual seguían sonando aquellos estridentes tambores y corrieron hacía el sur del Bosque de Nevesmortas para averiguar que ocurría.
Al llegar al campamento Bárbaro, syra recordó al viejo Dragón esmeralda que hacía un tiempo se encontraba junto a ellos y por el cual empezaba a sospechar de todos aquellos ataques de gigantes de fuego en los alrededores. - Bien valientes- Se giró al oír al Bárbaro Anager, que se presentaba ante ellos con aquel temible porte, su voz rugió por encima de los tambores, habló de ataques de mefits en las proximidades y de la necesidad de agrupar a algunos aguerridos valientes para investigar y descubrir quien se dedicaba a quemar los bosques y a atacar a los caminantes de dichos lugares.
Poco a poco empezaron a aparecer algunos valientes, le pareció ver a algunos que ni siquiera recordaba conocer, como un elfo vestido de negro, también pudo ver al fondo entre los árboles a Kas, la Bárbara e hija de anager, la cual no Había cambiado en
Su modo de hablar y de cada frase que soltaba 3 eran palabros mal sonantes, pero ahí estaba apoyando la causa y dispuesta a proteger a su padre, algunos más aparecieron, como la pequeña Selena que se acercó a Syra sonriente.
Tomando a Anager como líder, comenzaron la marcha…… Syra no parecía estar preocupada y mirando a sus compañeros del puño, acarició el broche, orgullosa de pertenecer a esa Orden de buenos camaradas.
En el camino encontraron un pequeño sendero cubierto por ramales y hojas secas por el cual el líder de ese equipo y abriéndose camino con sus armas, animó a todos a seguirle
Al rato de tropezar y cansados de retirar ramas y arbustos vieron una pequeña hondonada despejada y llana….. - Miren!!- Zenky señaló y todos giraron para ver lo que atraía la atención del joven. Anager se lanzó el primero y enfrentó a un ser, al cual para syra se le parecía un Elfo debilucho y enclenque, pero protegido con poderosa magia le fue difícil distinguir bien, dándose cuenta más tarde de que se trataba de una mujer y no un hombre. Anager la increpó señalándola con un dedo, quiso saber que hacía en ese lugar a lo que con voz estremecedora y con una sonora carcajada, advirtió a todos que el bosque no era propiedad de nadie.
Todos querían saber quien era, qué hacía en ese lugar y si ella era la causante de los ataques. - Díganos, vos sois amiga de esos mefits?- Se atrevió a preguntar Syra a lo que aquella mujer levantando las manos, auguró.
- Ellos vendrán cuando yo los llame, sí – inmediatamente aparecieron sin más, terribles monstruos, gigantes, mefits y unos extraños bestias de humo y fuego. Syra apenas pudo ver como aquella mujer desaparecía tras un portal rodeado de unos pentagramas, cuando recibió el ataque feroz de un gigante.
Dura fue la lucha en ese instante, sorprendentemente aparecían de la nada aquellas bestias, Arkh incansable atizaba con fuerza, sin olvidarse de los heridos y corría de un lado a otro sanando a cuantos podía. ( Vaya Esto me hace sentir mejor, el señor Arkh no piensa en sí mismo, ahí está curando a todos) Más orgullosa de estar a su lado repartía pequeños estoques combinado con su arco, sin dejar de mirar por el rabillo del ojo a cualquiera que la necesitara más.
Por desgracia y ante el repentino ataque, Aikanaro había caído mal herido al igual que la pequeña Selena y Aegón.
Poco a poco los gigantes, mefits y demás criaturas cayeron bajo las armas del valiente grupo, Arkh se hizo cargo de sanar a los caidos, quedando él bastante debilitado por el esfuerzo.
Tras recuperar a los heridos anager volvió a tomar el mando e hizo que todos le siguieran a través de aquel extraño portal que ninguno sabía donde iba a acabar, pero aún así, había sido su opción y le seguirían al fin de mundo.
Al llegar a aquél lugar un golpe de calor sacudió al grupo, Arkh se tambaleó agotado por el esfuerzo de sanar a todos, Anager y unos cuantos más se adelantaron, el calor era sofocante, ríos de lava en un lugar lleno de pentagramas, dibujos macabros y sonidos entremezclados con el crepitar de aquel líquido hirviente, mientras borbotaba impetuosamente haciendo más peligroso el caminar por ese estrecho pasillo.
Syra saco su capucha y se abanicó con ella….ese lugar era asfixiante, apenas si podía meter un hilo de oxigeno en sus pulmones, pero decidida y cercana a Arkh siguió a los demás.
La sorpresa fue mayúscula al encontrarse en diferentes esquinas de aquel lugar, cuatro portales, todos se miraron incrédulos, sin saber que hacer o hacía donde dirigirse, incapaces de tomar una decisión sin ser comentada esperaron a que el líder en aquel momento decidiera, escuchó que algunos hablaban de no separarse y asintió inconscientemente, pues quizá eso era lo que pretendía aquella extraña y desconocida mujer.
Ayudados por aikanaro, pero sin tenerlo muy claro, Anager eligió el portal más cercano para adentrarse, todo era mejor que soportar aquel calor que parecía quemar la piel por momentos.
Al llegar un viento fresco azotó a todos lo suficiente para despejarlos de ese letargo, tampoco pudieron disfrutar mucho de esa sensación, pues se encontraban en lo que parecía un paso entre las montañas, rodeados de algunas casas y como no, rodeados de guardias….
- Quien sois?- vociferó un guardia acercándose a los aguerridos valientes. Anager sabedor de su posición se acercó a él, pero el tacto de estos Bárbaros deben tenerlo en alguna uña del pie y sin más soltó
-Venimos a por los gigantes de fuego- Craso Error líder de los Bárbaros, aquel guardia viendo que acababan de aparecer ante sus ojos un grupo armado de guerreros, llamó presuroso a sus compañeros y en un instante los tenían rodeados.
Miró el portal con la boca abierta y un ceño cada vez más fruncido sin dejar de señalar con su arma al bárbaro. -Decidme, quien sois y que buscais?-Arkh más sabio y educado en sus palabras intentó hacerle ver al guardia que estaban allí buscando a unos seres que estaba atacando los bosques y su villa.
El guardia habló de que habían sido atacados por gigantes de fuego y que se fueran por el mismo portal que habían llegado. Anager rugió enfadado cuando el guardia seguía apuntándole con sus armas, pero viose que intentó calmarse y dando la vuelta se hizo seguir por sus compañeros de batalla, cruzando el portal de regreso a aquel sofocante lugar.
De nuevo en ese lugar que impedía la respiración por falta de oxigeno, aquel golpe de calor volvió a hacer temblar las extremidades de los jóvenes haciéndoles más vulnerables y lentos.
Caminando tras Anager hacía otro portal una burbuja de lava borbotó cercana a ellos e hizo saltar una lluvia de liquido hacía sus cuerpos, algunos aún más diestros consiguieron salvar sus cuerpos de recibir el impacto, pero algunos gritos sonaron por el lugar, especialmente el alarido de Anager, al cual syra no miró preocupada en ver como unas gotas de aquello, atravesaba el duro cuero de su pierna y la quemaba.
Después de curarse levemente Anager abrió la partida hacía el nuevo portal y blandiendo todos ellos sus armas e intentando olvidar el dolor de sus cuerpos, siguieron al Bárbaro.
Al llegar syra se dejó caer en la fría nieve, increíble!! Estaban en las altas montañas, rodeados de nieve, cada cual según llegaba hacía acopio unos instantes de nieve para refrescar sus cuerpos.
Despues de esos instantes se miraron, Merem habló de que le resultaba curioso que habían estado en las montañas, ahora en las cumbres llenas de nieve y venían del fuego, habló de los cuatro elementos como forma curiosa y dato a tener en cuenta.
Volvieron a mirarse percatándose de lo que hablaba el mediano, aika también dijo algo de que había oído hablar de que en los ataques de esos gigantes, siempre había un lugar desde donde partían, algo que también hizo mostrar interes, pues estaba claro que si ese era el portal que podía conducirlos a las altas cumbres, el otro a las montañas. - Entonces los otros dos portales, deben ser acaso el paso que tienen hacía Neves y…sundabar?-Anager no esperó más y con rapidez hizo que todos entraran de nuevo por el portal.
Apenas ya notaron con tanta fuerza el cambio, pues llegaban empapados de fría nieve que mantuvo sus cuerpos más frescos hasta llegar al fondo de pasillo, dónde.
Oh!! Aquella mujer parecía esperarlos con sorna.
Apenas la vieron corrieron tras ella, pero era demasiado hábil para los jóvenes y desapareció ante ellos, dubitativos y preocupados se lanzaron por ese portal para encontrar a esa endemoniada mujer.
Al llegar se sorprendieron, el portal estaba asentado junto a un pequeño reguero de tumbas, todos reprimieron un gesto. -donde estamos?- preguntaron todos, Anager caminó hacía el fondo dónde parecía vislumbrarse unas casas.
- Parece Fuerte nuevo – Dijeron algunos…al verlos llegar un guardia, este más amable que el anterior se acercó a ellos, dándoles el pésame por la perdida de sus seres queridos.
Todos se miraron sin comprender, pero pronto se percataron de que llegaban del pequeño cementerio y aquel guardia entendía que venían de enterrar a algún familiar.
Anager y Arkh hablaron con el guardia, preguntaron si había visto a la mujer, dando señas de su aspecto, mientras los demás recorrían el lugar cautelosos. - Lo siento aquí pasa mucha gente, suelen venir a la tienda- Señaló tras él, aún así se acercó a los portalones a preguntar a sus compañeros que hacían guardia, volviendo con una negativa como respuesta.
- Syra cada vez estaba más preocupada, y si el portal que habían dejado como ultimo, era el que les llevaba a su villa, y si aquella mujer los había engañado, mientras ese ser, destruía nevesmortas, con esta y más dudas, se despidieron del amable guardia y corrieron a volver por el portal, seguros de que neves les necesitaba.
Sin ánimos de hablar más y ansiosos cruzaron el ultimo portal, seguros de encontrarse cerca de Neves, pero no fue así y en su lugar encontraron un oscuro pasillo, los pentagramas inundaban aquel sitio….pentagramas quizá realizados con sangre, se agruparon a sabiendas que la unión les daría la fuerza y siguieron al Bárbaro por los anchos pasillos, ahora más iluminados, por las magias de los compañeros y alguna antorcha que otra….
En uno de los pasillos alguien gritó y todos corrieron a ver que pasaba, Zenky había encontrado un libro, aquel libro parecía relatar la forma de crear golems con esmeraldas,
Ahora todo empezaba a encajar….el Dragón herido, que anager les había contado horas antes, parecía haber sido agredido por esos seres, ya que según contaba zenky en lo que leía, la piel de los dragones Esmeralda, estaban hechos de eso mismo….de pura esmeralda, así que las cosas iban tomando forma… Kalimach, el dragón al cual le habían entregado más de 300 Esmeraldas, no sólo poseía en su haber aquello, sino que su propia piel era cotizada por aquellos monstruos para crear golems indestructibles. Anager bufó, maldiciendo al dragón que tantos problemas le estaba dando, pero se podía sentir que también andaba preocupado por Kalimach. Syra recordaba que junto a su Maestro Alud, había tallado algunas de aquellas esmeraldas, no muchas pero la ayuda de los joyeros fue primordial para acabar de entregar dichas gemas al dragón y dejara partir a los bárbaros.
Aganer volvió a rugir y caminaron hasta encontrar una puerta que Syra abrió con sus dotes de cerrajera, misteriosamente al intentar abrir la puerta saltó una trampa que ni ella misma había visto, lo cual sirvió a ankea, la bárbara hija de Anager, para despotricar contra ella. Syra la miró enojada, pero sonrió, que podía esperarse de una niña mal hablada e irrespetuosa?. Anager las llamó al orden y siguieron caminando.
Corto fue le viaje por aquel pasillo, pues pronto tormentas de fuego comenzaron a caer, hiriendo a los valientes, mefits, gigantes, bichos de humo y más que apenas llegaron a ver, pues los rodearon de sombras, perdiéndose algunos y chocando contra los demás.
Los ruidos de batalla y alaridos eran ensordecedores, lucharon con todas sus fuerzas, pero aquel lugar les superaba, llegaban cansados y agotados de anteriores luchas con esos seres y apenas podrían aguantar mucho más, así que Anager rompió aquellos ruidos de batallas con un fuerte rugido.
- Retiradaaaaaa….volved por el portal…- gritó una y otra vez, mientras más que otra cosa se preocupaba en curar a su hija y arrastrar los cuerpos de los que caían a su paso.
Corrieron mientras el fuego abrasaba sus cuerpos hasta llegar a las escalinatas, por donde volvieron a pasar, dejándose caer agotados y sofocados.
- Bien, ahora descansemos aquí-Arkh en un ultimo intento volvió a sanar a los heridos que Anager arrastraba, dando el alma y la piel en curarlos.
Después de esto, prepararon el lugar para poder descansar y mientras algunos vigilaba las puertas otros dormitaban intentando coger el aliento que habían perdido, pero ahora sí…….estaban seguros de que todo iba encajando, pues aquellos seres, especialmente esa extraña mujer, deseaban las esmeraldas y peor aún, deseaban la piel de los Dragones Esmeraldas……
P.D. siento si no va aqui, pero como he leido el relato de todos....intuyo que debe ser...por cierto mis felicitaciones a todos, *aplaude* grandes relatos, si, si.
Última edición por Syra el Mar Dic 14, 2010 1:45 am, editado 1 vez en total.