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Publicado: Mié Ene 30, 2008 3:25 am
por Horacio
X. Negro azabache.




Noche cerrada, caían los primeros copos de nieve sobre la vasta extensión de prado, perladas las briznas de hierba por las recientes lloviznas. Una figura se mantenía agazapada en las ramas bajas de un viejo pino, silenciosa y paciente. No estaba sola... las sombras a su alrededor se congregaban para abrazarla, fundiéndose con la corteza del árbol.


La muchacha arrugó la nariz... el hedor de la muerte, ese olor fruto de los cientos de cadáveres en descomposición aglutinados bajo la tierra de aquel bosque, habíase pegado a sus fosas nasales. Los gases de los mismos agrietaban la tierra allí abajo, abriendo pequeños agujeros de los que asomaban huesos masticados por pequeños roedores. Pero ella se mantenía impasible... un solo destello, rojizo como el corazón de un volcán, coronaba aquel árbol en penumbra, vigilando el estrecho sendero que conducía hasta el enclave.


Plenilunio... -Susurró, dejándose caer grácilmente a tierra, acariciando la misma con la punta de sus botas. Una silueta se dibujaba en el camino, caminando a largas zancadas. Tampoco iba sola... pues a diferencia de la primera, esta mujer había preferido la compañía de un arácnido, del cual ni se había percatado. El vello de la nuca se le erizó a la sombra, confirmando sus peores temores: Ella le había seguido. La segunda figura finalmente dio media vuelta, enzarzándose en una violenta batalla contra el gigantesco insecto.

¿Ayuda, querida...? - La voz siseante de la sombra rompió el silencio de la noche, perturbando incluso el danzar de la oscuridad a su alrededor. No esperó una respuesta... Cortagargantas y Muerte Relámpago habían saltado a sus manos y corrían a la pelea en manos de su portadora.



Dos segundos y todo terminó, entre chillidos agonizantes del insecto y estertores que amenazaban con manchar los ropajes impolutos de ambas mujeres, ataviadas las dos de blanco inocencia. Afortunadamente para la sombra, no era la primera araña que tenía que exterminar. Llevaba semanas siendo perseguida sin cuartel por la reina arácnica, la madre de los drow. La madre de lo que era: una traidora. La segunda figura se desencapuchó, dejando libres los largos, rojizos y rebeldes cabellos de la elfa lunar.

Sígueme, Vadianne... - dijo, sin darle tiempo a contestar. Quién sabe si por la curiosidad o por el no tener elección, pero la sombra le siguió. Uno, dos, tres... diez, veinte, treinta.. la drow contaba los árboles que iba dejando atrás en su marcha por el bosque. Hubiese jurado haber visto el cómo le cambiaba la piel de negro obsidiana a blanco marmóreo en apenas un parpadear, ya que, a unos metros, habían encontrado otra traidora... otra elfa maldita... otra dhaerow. Se quedó boquiabierta... y la sangre llamaba a la sangre, asi que sus temerarias quedaron desnudas al instante.

¡¿Una trampa?! -La sombra dio rienda suelta a su lenguaje natal por una vez en mucho tiempo, cruzando miradas con la que ahora se presentaba como congénere suya. No quedaba otra... debía ser una emboscada.

¿¿Qué significa ésto, gris?? - Alzó la voz, dirigiéndose en perfecto común a la elfa de tez pálida.

Me llamo Layla, soy la Dama de la danza... - Respondió calmada la desconocida. No parecía preocupada por el hecho de que alguien esgrimiese los aceros ante ella, al contrario, en su rostro se dibujó un mohín de comprensión.

Ella.. -La elfa lunar prosiguió, nerviosa... demasiado había arriesgado, mucho había tentado a la suerte, para que ese día a esa hora se congregasen ambas drow en aquel lugar- ... va a ayudarte. Ambas lo haremos.

No hay tiempo, seguidme. - Murmuró la mentada como Dama, adentrándose por los recodos del bosque al terminar la frase. La sombra le siguió finalmente, dudosa, espadas en ristre y nervios a flor de piel. Hubiese podido atravesar a cualquiera que le saliera al paso en aquel momento. Al poco, la sacerdotisa drow se detuvo y danzó alrededor de un roble, entonando una canción para deleite de la pelirroja y confusión de la sombra. El árbol se retorció... y dejo a la vista un pequeño pasaje, angosto y oscuro, por el que se adentró el trío.

La luz volvió a sus ojos, deleitándoles con la visión de un lugar de belleza inigualable. En el centro, presidiendo un pequeño altar, había otra elfa que, a juzgar por el color de su piel, era "hermana" de la pelirroja. Así lo confirmó al encomendarse a Sehanine y comenzar una plegaria silenciosa, a la cual se le unió la que acompañaba a la sombra.


-Vadianne, traes la muerte y la oscuridad a tu paso.. -Dijo esa misma elfa lunar, arrodillándose durante el ensalmo. Pareció examinar a la sombra de arriba a abajo varias veces antes de cerrar los ojos. Pero todo se volvió negro, negro azabache... la oscuridad se extendía más allá de lo que los ojos de un humano podrían ver. Tan solo los destellos rojizos de ambas drow permanecían visibles, escrutándose mutuamente con la mirada. - Ella... Ella te ha seguido!!!!!!! - Gritó la sacerdotisa. La oscuridad regresó de inmediato a la inexistencia absoluta de la que había crecido. La sombra no supo si reir o llorar cuando vio a la sacerdotisa gris en trance, con los ojos en blanco y una expresión de dolor encogiéndole el rostro.


Crack... un crujido y un chillido de terror, interrumpido por el temblar de la tierra que se produjo... al hacer aparición un demonio araña gigantesco junto a la sacerdotisa. Se llevó las manos al cinto, pero era demasiado tarde... las mandíbulas del engendro se habían cerrado en torno a la mujer, devorándola en unos segundos. Quizá no pudiera hacer temblar el suelo, pero al desenvainar, la sombra era capaz de erizar el vello de la nuca a la mismísima Parca. Así lo hizo, abalanzándose contra la cabeza de la bestia. Una pirueta y subió a lo alto, esquivando la dentellada mortal. Tres... cuatro... diez y hasta veinte puñaladas se llevó, más de cien palmos de acero repartidos en pequeñas aguijoneadas que hicieron morir finalmente al demonio.

¡¡¡Escúpela!!!! -Gritó tras tirar sus armas para abrirle las fauces al insecto, pero nadie le respondió. La visión del interior era horrenda... cadáveres, de los que seguramente uno era de la sacerdotisa, habían sido incinerados y quemados vivos por los ácidos de la araña en el intestino de la misma -¡¡¡He dicho que la escupas!!! -Un hilo de verdosa sangre saltó al hundir los aceros una vez más en el cadáver del bicho, en rápida descomposición por sus propios jugos gástricos.

Ya es tarde... -Al otro lado del altar, la pelirroja había ocupado el lugar de la sacerdotisa con el rostro compungido por la tristeza. Era cierto, la habían seguido, habían conseguido rastrear a la sombra sin rastro. Qué ironía. - ¿deseas cambiar, Vadianne? Debes olvidar tu pasado, dejar de lado el odio que corre por tus venas... ¿Renuncias al odio para comenzar una nueva vida? - Le tendió una mano a la drow.

Ella ya se había acercado al altar, cabizbaja. Se sentía acorralada: no le quedaba más alternativa. Era una presa que no tardarían en cazar. - Renuncio... - Murmuró, quedándose junto a la elfa lunar.

- Deberás hacerlo de corazón. Borrón y cuenta nueva. -La drow de la danza se pronunció, espectadora antes de la trágica escena demoníaca. Nada pudo hacer ella tampoco.
- Sí, de corazón... -Secundó la pelirroja.
- He dicho que renuncio. - La sombra alzó la voz, cerrando los ojos antes de tomar la mano de la que se había convertido en principal sacerdotisa. - Renuncio... - Y al decirlo, como si de un mal presagio se tratase, la imagen del oficial Veldruk apareció en su cabeza. Las palabras de M'aeve tomaron forma... - Me costará olvidar, pero renuncio a mi pasado.


Renunciaba al odio que quemaba su sangre, que le ardía en las venas... renunciaba al rencor, a su condena como drow, a la rabia y al dolor. Renunciaba a su pasado, por bueno o malo que fuese. Renunciaba al cinismo que solía caracterizarla... renunciaba a la ponzoña con la que impregnaba siempre sus palabras, fueran para aliados o para enemigos. Renunciaba a todo....






... a todo, menos al negro azabache de su piel y el rojo fuego de sus ojos.

Publicado: Mié Ene 30, 2008 5:38 pm
por Elenthyl
*clap clap clap clap*
Bravo!!!

Elenthyl Quart´Hadast