
Retales
Moderadores: DMs de tramas, DMs
-
- Vive aquí.
- Mensajes: 5517
- Registrado: Dom Dic 17, 2006 6:00 am
- Cuenta en el servidor: --Tymora--
- Ubicación: Templo de Argluna
Re: Retales
Muchas gracias gatita!!!!!! jajajajajaja
Sobre todo gracias a todos por animarme el día (pero no la noche de keila) Que por cierto.. ¿Pegaste ojo o le diste la noche al peluche? jajajaja.
Muy buen relato.
Id comprando más linternas y unos buenos cascos, que si me dejais, calzaré mis botas para acompañaros con mi gato. jijijiiji
Sobre todo gracias a todos por animarme el día (pero no la noche de keila) Que por cierto.. ¿Pegaste ojo o le diste la noche al peluche? jajajaja.
Muy buen relato.
Id comprando más linternas y unos buenos cascos, que si me dejais, calzaré mis botas para acompañaros con mi gato. jijijiiji
"Lanzadora profesional de bolas infernales"
LARGA VIDA A MIS ENEMIGOS PARA QUE SUFRAN CON MIS VICTORIAS
LARGA VIDA A MIS ENEMIGOS PARA QUE SUFRAN CON MIS VICTORIAS
Re: Retales
jajajajajaja vaya soniditos vaya soniditos!!! y si, finalmente pude pegar el ojo XDD
-
- Sin vida social fuera del monitor.
- Mensajes: 1069
- Registrado: Vie Jul 16, 2010 7:52 pm
- Cuenta en el servidor: Wantu
Re: Retales
Retales (XX)
-Tanto-
…Tanto es lo que me llena que a veces me reconozco egoísta por querer aún más, pero es innato a mi sangre.
Estábamos inmersas desde hacía tiempo en la realización de un espectáculo propio, aunque por lo obvio, no iba a poder ser en la Villa. No obstante allí cerca estaba la colonia gnoma y si ellos nos daban permiso, daríamos el suficiente movimiento par un buen resurgir de la misma. Corrían las semanas intentando obtener las credenciales para tal empresa y quizá por pesadas, por insistentes…se nos otorgaron. Comenzaron entonces a surgir las ideas, las luces, el compás, el decorado, ¡todo ¡
Faltaban apenas unas deckanas para que nuestra presentación en la Marca se hiciese de forma oficial, ya hemos tenido varios escarceos con el espectáculo pero nada hecho por y para nosotras, las integrantes de La Pluma Negra. Yo me decidí antes del momento a adentrarme de nuevo en el desierto, quiero desterrar mis miedos y aunque conocía el riesgo, la sensación me cargaba de adrenalina, me gustaba sentir eso pero los dioses de nuevo parecen cuidarme y allí en el camino mi amado cambiante volvió a cruzarse.
Expliqué lo que pretendía y por supuesto no me dejó marchar sola, me acompañó y en el camino encontramos a un semi-orco conocido por él, yo ya le había visto antes aunque no tenía idea de quien era.
Se nos unió casi de inmediato o más bien se le unió a Malakai, porque a mí me ignoró por completo, pero no importa, ya me lo cobraré de a poco, que es como mejor saben mis pequeñas venganzas.
Nos adentramos en las dunas siguiendo el mapa, no fue difícil pero es que nada lo es si estoy con Humo, todo se torna fácil y me temo que me estoy acostumbrando demasiado a su presencia y si por mano de los dioses esto cambiase, yo no sé que haría.
Estoy completa, tanto en cuerpo como en alma y eso se lo debo a él y a la música. Volviendo a lo que acontece, sorteamos las dunas los tres, ellos delante y yo detrás lanzando lluvias de flechas a cada criatura hostil, por fin a lo lejos se empezó a ver el Oasis.
Malakai tramaba algo, por supuesto. Seguramente llevase tiempo estudiando al detalle a los nómadas. Como con todas sus transformaciones, debe estudiarlas una vez se siente atraído por la naturaleza de las mismas, cada ser vivo o sobrenatural en el que se transforma es porque antes los ha sentido como un imán. De mi mano llegó al Oasis ahora ya como uno de los guardias nómadas.
Estaba en pleno proceso de perfección, ocupado y ensimismado por lo que yo, me senté sobre la arena para escribir.
Iba observando cada cosa que hacía, cada gesto, cada detalle hasta lograr un detallado dibujo de mi Humo, y a su vez hice otro de Tau, mi pequeña y seguramente inofensiva venganza acababa de comenzar.
Al amanecer realicé unas compras y después a la caída del ocaso volví a sentarme junto al agua. Canté y toqué mi música. Lo que nos condujo al desierto había sido realizado y era el momento del regreso pero no sin antes mostrar el dibujo que de Tau había realizado… añadiendo que… ahora su alma estaba en el retrato y que yo de él mantendría el dibujo a salvo porque ¿Quién sabe? La duda pudo haber quedado sembrada, mi desquite por su ignorancia estaba hecho…
-Tanto-
…Tanto es lo que me llena que a veces me reconozco egoísta por querer aún más, pero es innato a mi sangre.
Estábamos inmersas desde hacía tiempo en la realización de un espectáculo propio, aunque por lo obvio, no iba a poder ser en la Villa. No obstante allí cerca estaba la colonia gnoma y si ellos nos daban permiso, daríamos el suficiente movimiento par un buen resurgir de la misma. Corrían las semanas intentando obtener las credenciales para tal empresa y quizá por pesadas, por insistentes…se nos otorgaron. Comenzaron entonces a surgir las ideas, las luces, el compás, el decorado, ¡todo ¡
Faltaban apenas unas deckanas para que nuestra presentación en la Marca se hiciese de forma oficial, ya hemos tenido varios escarceos con el espectáculo pero nada hecho por y para nosotras, las integrantes de La Pluma Negra. Yo me decidí antes del momento a adentrarme de nuevo en el desierto, quiero desterrar mis miedos y aunque conocía el riesgo, la sensación me cargaba de adrenalina, me gustaba sentir eso pero los dioses de nuevo parecen cuidarme y allí en el camino mi amado cambiante volvió a cruzarse.
Expliqué lo que pretendía y por supuesto no me dejó marchar sola, me acompañó y en el camino encontramos a un semi-orco conocido por él, yo ya le había visto antes aunque no tenía idea de quien era.
Se nos unió casi de inmediato o más bien se le unió a Malakai, porque a mí me ignoró por completo, pero no importa, ya me lo cobraré de a poco, que es como mejor saben mis pequeñas venganzas.
Nos adentramos en las dunas siguiendo el mapa, no fue difícil pero es que nada lo es si estoy con Humo, todo se torna fácil y me temo que me estoy acostumbrando demasiado a su presencia y si por mano de los dioses esto cambiase, yo no sé que haría.
Estoy completa, tanto en cuerpo como en alma y eso se lo debo a él y a la música. Volviendo a lo que acontece, sorteamos las dunas los tres, ellos delante y yo detrás lanzando lluvias de flechas a cada criatura hostil, por fin a lo lejos se empezó a ver el Oasis.
Malakai tramaba algo, por supuesto. Seguramente llevase tiempo estudiando al detalle a los nómadas. Como con todas sus transformaciones, debe estudiarlas una vez se siente atraído por la naturaleza de las mismas, cada ser vivo o sobrenatural en el que se transforma es porque antes los ha sentido como un imán. De mi mano llegó al Oasis ahora ya como uno de los guardias nómadas.
Estaba en pleno proceso de perfección, ocupado y ensimismado por lo que yo, me senté sobre la arena para escribir.
Iba observando cada cosa que hacía, cada gesto, cada detalle hasta lograr un detallado dibujo de mi Humo, y a su vez hice otro de Tau, mi pequeña y seguramente inofensiva venganza acababa de comenzar.
Al amanecer realicé unas compras y después a la caída del ocaso volví a sentarme junto al agua. Canté y toqué mi música. Lo que nos condujo al desierto había sido realizado y era el momento del regreso pero no sin antes mostrar el dibujo que de Tau había realizado… añadiendo que… ahora su alma estaba en el retrato y que yo de él mantendría el dibujo a salvo porque ¿Quién sabe? La duda pudo haber quedado sembrada, mi desquite por su ignorancia estaba hecho…
La verdad triunfa por sí misma, la mentira necesita siempre complicidad.
-
- Sin vida social fuera del monitor.
- Mensajes: 1069
- Registrado: Vie Jul 16, 2010 7:52 pm
- Cuenta en el servidor: Wantu
Re: Retales
Retales (XXI)
-Luces y sombras-
*En esta ocasión sobre el diario que Daya usa para plasmar sus memorias se aprecian algunos borrones en la tinta, quizá por efecto del llanto que a solas derrama desconsolada sobre las letras*
…Y por fin, “La Compañía de la Pluma Negra” dispuesta a mostrar a todos lo que guardaban celosamente.
Llegaron los permisos desde Sutchard, ahora solo quedaba organizarnos con los habitantes de la colonia, tratando de alterar lo menos posible a la población. Todo salía a pedir de boca, todo según lo planeado. Habíamos compuesto una canción de apertura en honor a nuestros anfitriones, algo alegre con seis estrofas, dos para cada una de nuestras voces, seis que se unirían en un canto acorde y acompasado, sencillo pero describiendo lo que a nuestro juicio era la aldea.
El arpa, el violín y el laúd, cada uno aguardaba dispuesto y afinado para que nuestros dedos los acariciasen como al más adorado de los amantes, dispuestos a llenar el aire con su trinar y así, las tres ataviadas con las galas confeccionadas para el momento, radiantes y llenas de inspiración, subimos las escalinatas del ricamente decorado escenario, entregándonos a quien ocupaba los rojos asientos de la platea.
Como antaño en nuestros días en Esmeltarán, Gwenn hizo de maestra de ceremonias presentándonos y presentando cada una de nuestras canciones, por mi parte sentía como a medida que se acercaba el momento de empezar mi cuerpo se iluminaba irradiando alegría por, al fin, estar en el mundo que amaba. Todo era perfecto. Las voces afinadas, el público entregado a la puesta en escena… Tymora, Laira y todos los dioses estaban con nosotras ese día.
Ya sí que habíamos hecho nuestro sueño realidad, ya sí que habíamos probado el veneno que te inunda al pisar un escenario, ya sí éramos una compañía de trovadoras. Recibimos el aplauso del público, sus felicitaciones, y aunque había grandes ausencias entre éste, nada pudo eclipsar aquel momento. Durante varios días fui flotando en una nube, recibía aun elogios por el recital en Sutchard y no podía estar más feliz. Como siempre dije, y sigue siendo así, mi vida es el arte por encima de todo y es mi trabajo y como todo trabajo se hace o no, y si se hace se cobra, da igual lo que sea si lo aceptas pero cuando mi prestigio o mi pellejo pueden estar en riesgo no atiendo a razones. No creo ser merecedora de juicios ni miradas enjuiciadoras, ni siquiera de mi amada Gwenn. Soy como soy, orgullosa y explosiva, llena de temperamento y para nada dócil. Hay días que me gustaría ser como Gwenn, días que me gustaría ser como Keila porque así no tendría que sentir lo que siento y todo sería mas sencillo. Me explicaré.
Hacía un tiempo, Relenar nos procuró un trabajo muy bien remunerado, solo se trataba de hacer unos versos para publicitar una de las organizaciones de la ciudad, se nos pagó bien por esto y cumplimos sin preguntas. Todo se revolvió cuando a las afueras me encontré con Keila exaltada, Calendor y Relenar, el tal Zechs o como quiera que se lo llamen se nos unió después.
Keila me llamó y me acerqué, cuando lo hice alguien estaba diciendo que por haber hecho nuestro trabajo podríamos estar en serio peligro, nos relataron algunos detalles que no conocíamos y ante las preguntas de Keila y mías al maestro, solo recibimos evasivas y un finalmente “Que os den”. Esto ya me pareció el colmo, Relenar me había fallado varias veces ya. Me había fallado como Maestro pues nunca recibí una sola clase por su parte tan solo era su aprendiz por costumbre, ahora fallaba con algo más grave. Canta como los mismos dioses pero siempre defrauda.
Mi cabeza es un lío, ahora conozco al detalle por boca de Relenar para quien nos consiguió el trabajo, dice que no lo supo del todo hasta hacía muy poco pero ya fue tarde, el trato estaba hecho y el trabajo entregado. Nuestro nombre como compañía se está viendo ensuciado y ahora nos tocará limpiar algo que no hemos enfangado nosotras. No sé que hacer, si le cuento todo esto a Malakai reaccionará y yo no quiero que se busque problemas ni pida cuentas por mí, si no se lo digo y algo sucediese pensaría que no pudo protegerme. Mi cabeza está demasiado embutida y por eso he huido de nuevo, pasaré días pescando hasta aclararme. No le deseo mal a Relenar pese a que por mi carácter todos crean que quisiera estrangularle. Sólo veo miradas que me enjuician y miradas que me hacen ver que la errada soy yo, pero después de lo que dejé atrás nunca podré ser como era hace unos años, es mi maldita herencia.
El destino siempre me guarda una de cada. Las mieles de la felicidad y el horror de pensar que quizá deba esconderme y huir de nuevo, luces y sombras , anverso y reverso ¿Por qué?
*Unos versos al pié sin acabar como reflejo del sentir actual de la trovadora*
Duele mi razón
Duele mi mente...
Duele la pérdida
porque causa tormento
Y causa estragos
Y pierdo,
Me duele ocultar
Mis sentimientos adentro
Me duele vivir
Entre mis lamentos.
-Luces y sombras-
*En esta ocasión sobre el diario que Daya usa para plasmar sus memorias se aprecian algunos borrones en la tinta, quizá por efecto del llanto que a solas derrama desconsolada sobre las letras*
…Y por fin, “La Compañía de la Pluma Negra” dispuesta a mostrar a todos lo que guardaban celosamente.
Llegaron los permisos desde Sutchard, ahora solo quedaba organizarnos con los habitantes de la colonia, tratando de alterar lo menos posible a la población. Todo salía a pedir de boca, todo según lo planeado. Habíamos compuesto una canción de apertura en honor a nuestros anfitriones, algo alegre con seis estrofas, dos para cada una de nuestras voces, seis que se unirían en un canto acorde y acompasado, sencillo pero describiendo lo que a nuestro juicio era la aldea.
El arpa, el violín y el laúd, cada uno aguardaba dispuesto y afinado para que nuestros dedos los acariciasen como al más adorado de los amantes, dispuestos a llenar el aire con su trinar y así, las tres ataviadas con las galas confeccionadas para el momento, radiantes y llenas de inspiración, subimos las escalinatas del ricamente decorado escenario, entregándonos a quien ocupaba los rojos asientos de la platea.
Como antaño en nuestros días en Esmeltarán, Gwenn hizo de maestra de ceremonias presentándonos y presentando cada una de nuestras canciones, por mi parte sentía como a medida que se acercaba el momento de empezar mi cuerpo se iluminaba irradiando alegría por, al fin, estar en el mundo que amaba. Todo era perfecto. Las voces afinadas, el público entregado a la puesta en escena… Tymora, Laira y todos los dioses estaban con nosotras ese día.
Ya sí que habíamos hecho nuestro sueño realidad, ya sí que habíamos probado el veneno que te inunda al pisar un escenario, ya sí éramos una compañía de trovadoras. Recibimos el aplauso del público, sus felicitaciones, y aunque había grandes ausencias entre éste, nada pudo eclipsar aquel momento. Durante varios días fui flotando en una nube, recibía aun elogios por el recital en Sutchard y no podía estar más feliz. Como siempre dije, y sigue siendo así, mi vida es el arte por encima de todo y es mi trabajo y como todo trabajo se hace o no, y si se hace se cobra, da igual lo que sea si lo aceptas pero cuando mi prestigio o mi pellejo pueden estar en riesgo no atiendo a razones. No creo ser merecedora de juicios ni miradas enjuiciadoras, ni siquiera de mi amada Gwenn. Soy como soy, orgullosa y explosiva, llena de temperamento y para nada dócil. Hay días que me gustaría ser como Gwenn, días que me gustaría ser como Keila porque así no tendría que sentir lo que siento y todo sería mas sencillo. Me explicaré.
Hacía un tiempo, Relenar nos procuró un trabajo muy bien remunerado, solo se trataba de hacer unos versos para publicitar una de las organizaciones de la ciudad, se nos pagó bien por esto y cumplimos sin preguntas. Todo se revolvió cuando a las afueras me encontré con Keila exaltada, Calendor y Relenar, el tal Zechs o como quiera que se lo llamen se nos unió después.
Keila me llamó y me acerqué, cuando lo hice alguien estaba diciendo que por haber hecho nuestro trabajo podríamos estar en serio peligro, nos relataron algunos detalles que no conocíamos y ante las preguntas de Keila y mías al maestro, solo recibimos evasivas y un finalmente “Que os den”. Esto ya me pareció el colmo, Relenar me había fallado varias veces ya. Me había fallado como Maestro pues nunca recibí una sola clase por su parte tan solo era su aprendiz por costumbre, ahora fallaba con algo más grave. Canta como los mismos dioses pero siempre defrauda.
Mi cabeza es un lío, ahora conozco al detalle por boca de Relenar para quien nos consiguió el trabajo, dice que no lo supo del todo hasta hacía muy poco pero ya fue tarde, el trato estaba hecho y el trabajo entregado. Nuestro nombre como compañía se está viendo ensuciado y ahora nos tocará limpiar algo que no hemos enfangado nosotras. No sé que hacer, si le cuento todo esto a Malakai reaccionará y yo no quiero que se busque problemas ni pida cuentas por mí, si no se lo digo y algo sucediese pensaría que no pudo protegerme. Mi cabeza está demasiado embutida y por eso he huido de nuevo, pasaré días pescando hasta aclararme. No le deseo mal a Relenar pese a que por mi carácter todos crean que quisiera estrangularle. Sólo veo miradas que me enjuician y miradas que me hacen ver que la errada soy yo, pero después de lo que dejé atrás nunca podré ser como era hace unos años, es mi maldita herencia.
El destino siempre me guarda una de cada. Las mieles de la felicidad y el horror de pensar que quizá deba esconderme y huir de nuevo, luces y sombras , anverso y reverso ¿Por qué?
*Unos versos al pié sin acabar como reflejo del sentir actual de la trovadora*
Duele mi razón
Duele mi mente...
Duele la pérdida
porque causa tormento
Y causa estragos
Y pierdo,
Me duele ocultar
Mis sentimientos adentro
Me duele vivir
Entre mis lamentos.
La verdad triunfa por sí misma, la mentira necesita siempre complicidad.
-
- Sin vida social fuera del monitor.
- Mensajes: 1069
- Registrado: Vie Jul 16, 2010 7:52 pm
- Cuenta en el servidor: Wantu
Re: Retales
Retales (XXII)
-Gentes, tejones y demás fauna local-
… La de cosas que pueden pasar en una simple jornada de pesca cerca de la villa, o la de cosas que jamás pensé que iba a poder superar, lo consigo no sin ayuda.
Corrían las primeras horas del ocaso, la tranquilidad se apoderaba de la Villa, apenas algún viandante, apenas un perro famélico o el gnomo dando trabajo a cuantos se lo pedían así que decidí tomarme una noche de relax en mi habitual punto preferido de pesca. Los salmones se atontan por las noches así que debe ser el momento idóneo para su pesca y yo, por supuesto, lo aprovecho. Me reporta singulares beneficios económicos pues de todos es sabido lo que le debe gustar el salmón a las gentes de la Villa y alrededores. En el Blasón los compran a demanda y los pagan bastante bien.
Sea como fuere, yo iba con mi caña de pesca preparada cuando me percaté de la presencia de un anciano aparentemente sexagenario. Los saludos de rigor cuando se dirigió a mí, entablamos una charla que sin duda me ha procurado algunas ideas para próximos eventos en el teatro, con permiso del caballero por supuesto.
Dijo llamarse Iruzar Hayden. Iruzar no era un aventurero cualquiera, tenía una conversación fluida, con esa impronta propia de alguien sabio a quien los años le han confinado en una madurez mental significativa. Apenas un rato después llegó sorprendido otro caballero. De este reconocí sus emblemas, era un caballero de la Orden de paladines. Por largo tiempo se halló patrullando caminos lejanos pero ahora, volvía a la Villa de Nuevo, su nombre Jonás Faithsword.
Así entablamos una conversación a tres bandas, habían sido maestro y aprendiz, el segundo debía casi todo lo que era a Iruzar.
Pedí que me acompañasen en la jornada de pesca, y que la amenizasen contándome cosas sobre sus vidas. Iruzar no lo dudó, Jonás se mostró mas reservado.
Empezó así un relato lleno de trazas, algunas muy duras, otras suaves y otras calmadas.
No había tenido una primera vida fácil, al contrario. Pasó de sentir la esclavitud de un mal padre a sentir la esclavitud y todo lo que conlleva, de un par de brujas, Escapó de ellas para llegar a la Villa donde su existencia dio un giro completo.
No sólo consiguió redimirse sino que entró formar parte de las filas de la Orden, conoció allí a su esposa, y después de una vida encontraba al fin la paz que sus muchos años le comenzaban a reclamar.
Gracias a Iruzar, la Orden pudo contar con miembros como Jonás, Lady Radhna, o Sir Kay, podía estar orgulloso y satisfecho por ello.
Al despedirnos, segura de volver a verles, hice una petición a Iruzar. Contar su vida en una representación teatral, pero eso es otra historia.
Seguían transcurriendo los días, y todo era una rutina a veces muy pesada, otras más liviana pero todas con el mismo ir y venir de caras que a la Villa llegaban en busca de una vida mejor o una vida anónima; conocí a Eldekar justo en una de esas rutinas.
No tengo idea del tiempo que llevaría deambulando por las calles de Nevesmortas porque no había sido la primera ez que le había visto pero en esta ocasión, cerca de la tienda de Jaskar, me hizo la primera de sus preguntas.
Ansiaba encontrar la ubicación de la Orden, no tenía nada mejor que hacer así que le acompañé hasta su entrada, el resto era cosa suya.
Es educado, diría que incluso galante, un detalle a agradecer entre tanto burro de dos patas.
Sin más me despedí de él hasta otra ocasión dirigiéndome hasta la bifurcación.
Por el camino encontré a un humano, Amendur, necesitado de algunos ingredientes para proseguir en la alquimia, más adelante hallé a mi amado Humo.
Malak tras esa apariencia o esas apariencias, es alguien noble, atento y dispuesto a ayudar sin nada a cambio y siempre que nada salga de donde debe y el equilibrio sea respetado, le puedes encontrar.
Fuimos en busca de lo que Amendur necesitaba, Malak sabía de mis deseos de afrontar lo que temo, los espectros ya no me helaban el alma, respetaba su poder simplemente. Abajo sería distinto, pero una vez más lo logré.
Suerte que la Dama Vildiara se cruzó en nuestro camino, ahora al verles entiendo muchas cosas, entiendo que es ella quien le encauza más que nadie, es su guia y es su amiga. Los cuatro llegamos hasta las profundidades del pozo, el elfo recogió lo que quería y volvimos a la superficie. El poder de Vildiara nos llevó justo al claro de Sylvanus y entre los dos tramaron enfrentarme a mi peor enemigo.
Hubiese querido salir corriendo, hubiese querido que Vildiara dijese que tenía mucho que hacer, pero… ¡maldita sea! No hacía más que asentir a lo que Humo decía y yo cada vez me veía más acorralada. Humo pretendía comenzar a desechar mi miedo a esas bolas de pelo con dientes, sí…a los tejones.
Me tranquilizó, fue paciente, me aseguró que no temiese, que ante todo recordase que era él. Tras esto, tomo la apariencia de un tejón. Sí si ya se que era él, que no iba a suceder nada pero me costó y mucho. Mientras me repetía quien era mi mano se acercaba hasta él, sin sobresaltos guió su cabeza a mis dedos, sin aspavientos ni obligaciones consiguió que abriese mi mano y ésta se pusiese abierta sobre su cabeza.
Fue un día grande, fue el comienzo de mi vida tras los tejones. Si algún día pudiese pagar a Humo todo cuanto me ha enseñado, todo cuanto le debo al hacerme superar mis miedos, todo lo que sin prisa pero con perseverancia ha hecho… no sé como pagarle, salvo con lo que le entregué con gusto. Mi ser. Estoy segura de que me hace mejor de lo que soy, de que me da un poder ilimitado que hará, que sea la Daya que yo quiero.
Tras días tratando de que me acostumbrase a ver a los tejones sin terror volvimos a Nevesmortas. Partió después, yo quedé allí.
En la puerta Norte se habían congregado algunas personas, Eldekar, Donall, Syra…y una criatura enorme pero bastante plana, por decirlo con amabilidad. Era un semiorco, una mula torda como todos ellos, un mastodonte para entendernos.
El mastodonte miraba sin centrarse en nada y en una ocasión uno de sus enormes dedos fue directo a una de sus fosas nasales, ¡Por los dioses que juro que eso que sacó fue parte de la roña de la uña del pie! Aquello no podía ser otra cosa porque de necesidad el tiempo y dedicación a hurgar fue, con creces, como para llegar al dedo del pie. Sus tripas sonaban, hasta los caballos se alejaban al escucharlas por miedo a que una de ellas se abriese paso hasta ellos y los engullese *Aquí Daya exagera bastante evidentemente* Definitivamente es “la Cosa”. Para completar la fauna local apareció por las puertas la otra mula torda, Mok.
No se cuando le ha dado por saludarme, si yo cuanto más lejos lo tenga mejor, ya se le huele estando en la otra punta de la Villa, así que con eso me conformo.
Al salir, abrió los brazos diciendo: Hola mujer bonita. Yo solo moví los dedillos con cierta ironía pero el bicho local, comenzó a andar. Y andaba hacia mí con los brazos abiertos, quería ¿un abrazo? Yo, con los ojos como platos, a punto de salirse de las órbitas no sabía en qué dirección correr, el mastodonte-bicho, me alcanzó, me levantó y me abrazó, bueno… aquello no era un abrazo, era exprimir y en algún momento ante mi sorpresa me puso sobre su hombro cual trofeo. Le conminé a bajarme, igual lo hizo Nerea que llegaba, y mi largo dedo índice con su alargada uña se estaba disponiendo a entrar por una oreja y salir por la otra aunque después tuviese que desinfectar el dedo una veintena de veces. Me bajó al suelo y aproveché para salir por pies.
Gentes, tejones y fauna local unidas en enseñanzas sin par. *Esta cantinela será muy usada por Daya desde entonces*
//Como siempre, perdón por no recordar los nombres jeje, prometo poner remedio!
-Gentes, tejones y demás fauna local-
… La de cosas que pueden pasar en una simple jornada de pesca cerca de la villa, o la de cosas que jamás pensé que iba a poder superar, lo consigo no sin ayuda.
Corrían las primeras horas del ocaso, la tranquilidad se apoderaba de la Villa, apenas algún viandante, apenas un perro famélico o el gnomo dando trabajo a cuantos se lo pedían así que decidí tomarme una noche de relax en mi habitual punto preferido de pesca. Los salmones se atontan por las noches así que debe ser el momento idóneo para su pesca y yo, por supuesto, lo aprovecho. Me reporta singulares beneficios económicos pues de todos es sabido lo que le debe gustar el salmón a las gentes de la Villa y alrededores. En el Blasón los compran a demanda y los pagan bastante bien.
Sea como fuere, yo iba con mi caña de pesca preparada cuando me percaté de la presencia de un anciano aparentemente sexagenario. Los saludos de rigor cuando se dirigió a mí, entablamos una charla que sin duda me ha procurado algunas ideas para próximos eventos en el teatro, con permiso del caballero por supuesto.
Dijo llamarse Iruzar Hayden. Iruzar no era un aventurero cualquiera, tenía una conversación fluida, con esa impronta propia de alguien sabio a quien los años le han confinado en una madurez mental significativa. Apenas un rato después llegó sorprendido otro caballero. De este reconocí sus emblemas, era un caballero de la Orden de paladines. Por largo tiempo se halló patrullando caminos lejanos pero ahora, volvía a la Villa de Nuevo, su nombre Jonás Faithsword.
Así entablamos una conversación a tres bandas, habían sido maestro y aprendiz, el segundo debía casi todo lo que era a Iruzar.
Pedí que me acompañasen en la jornada de pesca, y que la amenizasen contándome cosas sobre sus vidas. Iruzar no lo dudó, Jonás se mostró mas reservado.
Empezó así un relato lleno de trazas, algunas muy duras, otras suaves y otras calmadas.
No había tenido una primera vida fácil, al contrario. Pasó de sentir la esclavitud de un mal padre a sentir la esclavitud y todo lo que conlleva, de un par de brujas, Escapó de ellas para llegar a la Villa donde su existencia dio un giro completo.
No sólo consiguió redimirse sino que entró formar parte de las filas de la Orden, conoció allí a su esposa, y después de una vida encontraba al fin la paz que sus muchos años le comenzaban a reclamar.
Gracias a Iruzar, la Orden pudo contar con miembros como Jonás, Lady Radhna, o Sir Kay, podía estar orgulloso y satisfecho por ello.
Al despedirnos, segura de volver a verles, hice una petición a Iruzar. Contar su vida en una representación teatral, pero eso es otra historia.
Seguían transcurriendo los días, y todo era una rutina a veces muy pesada, otras más liviana pero todas con el mismo ir y venir de caras que a la Villa llegaban en busca de una vida mejor o una vida anónima; conocí a Eldekar justo en una de esas rutinas.
No tengo idea del tiempo que llevaría deambulando por las calles de Nevesmortas porque no había sido la primera ez que le había visto pero en esta ocasión, cerca de la tienda de Jaskar, me hizo la primera de sus preguntas.
Ansiaba encontrar la ubicación de la Orden, no tenía nada mejor que hacer así que le acompañé hasta su entrada, el resto era cosa suya.
Es educado, diría que incluso galante, un detalle a agradecer entre tanto burro de dos patas.
Sin más me despedí de él hasta otra ocasión dirigiéndome hasta la bifurcación.
Por el camino encontré a un humano, Amendur, necesitado de algunos ingredientes para proseguir en la alquimia, más adelante hallé a mi amado Humo.
Malak tras esa apariencia o esas apariencias, es alguien noble, atento y dispuesto a ayudar sin nada a cambio y siempre que nada salga de donde debe y el equilibrio sea respetado, le puedes encontrar.
Fuimos en busca de lo que Amendur necesitaba, Malak sabía de mis deseos de afrontar lo que temo, los espectros ya no me helaban el alma, respetaba su poder simplemente. Abajo sería distinto, pero una vez más lo logré.
Suerte que la Dama Vildiara se cruzó en nuestro camino, ahora al verles entiendo muchas cosas, entiendo que es ella quien le encauza más que nadie, es su guia y es su amiga. Los cuatro llegamos hasta las profundidades del pozo, el elfo recogió lo que quería y volvimos a la superficie. El poder de Vildiara nos llevó justo al claro de Sylvanus y entre los dos tramaron enfrentarme a mi peor enemigo.
Hubiese querido salir corriendo, hubiese querido que Vildiara dijese que tenía mucho que hacer, pero… ¡maldita sea! No hacía más que asentir a lo que Humo decía y yo cada vez me veía más acorralada. Humo pretendía comenzar a desechar mi miedo a esas bolas de pelo con dientes, sí…a los tejones.
Me tranquilizó, fue paciente, me aseguró que no temiese, que ante todo recordase que era él. Tras esto, tomo la apariencia de un tejón. Sí si ya se que era él, que no iba a suceder nada pero me costó y mucho. Mientras me repetía quien era mi mano se acercaba hasta él, sin sobresaltos guió su cabeza a mis dedos, sin aspavientos ni obligaciones consiguió que abriese mi mano y ésta se pusiese abierta sobre su cabeza.
Fue un día grande, fue el comienzo de mi vida tras los tejones. Si algún día pudiese pagar a Humo todo cuanto me ha enseñado, todo cuanto le debo al hacerme superar mis miedos, todo lo que sin prisa pero con perseverancia ha hecho… no sé como pagarle, salvo con lo que le entregué con gusto. Mi ser. Estoy segura de que me hace mejor de lo que soy, de que me da un poder ilimitado que hará, que sea la Daya que yo quiero.
Tras días tratando de que me acostumbrase a ver a los tejones sin terror volvimos a Nevesmortas. Partió después, yo quedé allí.
En la puerta Norte se habían congregado algunas personas, Eldekar, Donall, Syra…y una criatura enorme pero bastante plana, por decirlo con amabilidad. Era un semiorco, una mula torda como todos ellos, un mastodonte para entendernos.
El mastodonte miraba sin centrarse en nada y en una ocasión uno de sus enormes dedos fue directo a una de sus fosas nasales, ¡Por los dioses que juro que eso que sacó fue parte de la roña de la uña del pie! Aquello no podía ser otra cosa porque de necesidad el tiempo y dedicación a hurgar fue, con creces, como para llegar al dedo del pie. Sus tripas sonaban, hasta los caballos se alejaban al escucharlas por miedo a que una de ellas se abriese paso hasta ellos y los engullese *Aquí Daya exagera bastante evidentemente* Definitivamente es “la Cosa”. Para completar la fauna local apareció por las puertas la otra mula torda, Mok.
No se cuando le ha dado por saludarme, si yo cuanto más lejos lo tenga mejor, ya se le huele estando en la otra punta de la Villa, así que con eso me conformo.
Al salir, abrió los brazos diciendo: Hola mujer bonita. Yo solo moví los dedillos con cierta ironía pero el bicho local, comenzó a andar. Y andaba hacia mí con los brazos abiertos, quería ¿un abrazo? Yo, con los ojos como platos, a punto de salirse de las órbitas no sabía en qué dirección correr, el mastodonte-bicho, me alcanzó, me levantó y me abrazó, bueno… aquello no era un abrazo, era exprimir y en algún momento ante mi sorpresa me puso sobre su hombro cual trofeo. Le conminé a bajarme, igual lo hizo Nerea que llegaba, y mi largo dedo índice con su alargada uña se estaba disponiendo a entrar por una oreja y salir por la otra aunque después tuviese que desinfectar el dedo una veintena de veces. Me bajó al suelo y aproveché para salir por pies.
Gentes, tejones y fauna local unidas en enseñanzas sin par. *Esta cantinela será muy usada por Daya desde entonces*
//Como siempre, perdón por no recordar los nombres jeje, prometo poner remedio!
La verdad triunfa por sí misma, la mentira necesita siempre complicidad.
-
- Sin vida social fuera del monitor.
- Mensajes: 1069
- Registrado: Vie Jul 16, 2010 7:52 pm
- Cuenta en el servidor: Wantu
Re: Retales
Retales (XXIII)
-Tres curiosas, un Donall y un pedrusco-
… Y siempre en la Villa, como cada día saliendo de mi visita al teatro encontré charlando de forma animada y distendida a Donall, Beli, Shyra y el caballero Evon; pronto me uní a ellos interesándome por el tema que trataban.
No tardaron ante mis preguntas en contarme los planes del día, de los próximos días invitándome a acompañarles. Acepté tras saber de lo que se trataba, aunque no las tenía todas conmigo. Tiempo atrás Merlinius tuvo un percance en las profundidades de Felbar, concretamente en su cripta; Shyra, la chica del archimago con más días místicos que he visto en mi vida, quería saber qué era aquello tan terrible que le pasó a su enamorado y así, prestos y con buen humor los cinco fuimos hasta Felbar.
Atravesamos los fríos y oscuros pasadizos sin problemas, alguna que otra advertencia de Evon que fue, por nuestro bien, seguida al pié de la letra. Mucha y cruenta fue la lucha contra los moradores de las grutas pero aun así salimos victoriosos. Lo complicado iba a tener lugar un poco más adelante.
Ante nosotros vimos una amplia sala, en ella se podía adivinar un raído suelo en forma de tablero de ajedrez y en algunas de sus baldosas unas intrigantes figuras de piedra.
Más allá un sistema de desactivación. Logramos con dificultad extrema repeler lo que allí moraba, la desesperación hizo acto de presencia en el momento que yo caí mal herida rozando la muerte, llegué a traspasar sus umbrales pero gracias a la intervención de Shyra, la parca tendrá que seguir esperando la hora de llevarme al muro de Kelemvor. Cuando abrí los ojos de nuevo, una figura más había surgido en el tablero. Era Evon, ahora endurecido con su carne convertida en piedra. No sabíamos que hacer, los ataques estaban continuando y no podíamos dejar a nuestro insigne paladín allí por la eternidad, nadie conocía como contrarrestar el conjuro, nadie tenía uno de esos pergaminos que existen cautamente para tal fin, así que Shyra me pidió que abriese un portal a la villa y trajese la ayuda de un arcano. La magia no pudo canalizarse por lo que el portal que poseía a Nevesmortas se perdió como las cenizas del fuego en un vendaval.
No había más remedio que romperlo. Todos apuntamos nuestros tensos arcos hasta la piedra que ahora era Evon, al conseguirlo Shyra corrió hasta su posición, trayéndole gracias a un cetro imbuido de magia, a la vida. Volvíamos a empezar. De la misma forma fuimos haciendo lo ya hecho, de la misma manera Evon volvió a la piedra. Los dioses debían estar juguetones ese día. Ahora sí que supimos que hacer y tras hacerlo, logramos desactivar el mecanismo del damero.
Seguimos avanzando para contemplar la majestuosidad de una criatura, aunque era una criatura muerta seguía siendo igualmente imponente. No sin esfuerzo le vencimos, entre sus tesoros acumulados en la larga muerte, se encontraban los más valiosos objetos que pude imaginar, entre ellos un anillo que guardé para tiempos venideros. Shyra no entendía como Merlinius pudo haber sido secuestrado por la criatura que moraba allí, era todo un archimago pero sin más, y una vez saciada nuestra curiosidad, pusimos rumbo a la superficie. Entre cantos, lluvias de flechas de nuestros arcos y charlas, regresamos a Sundabar tres curiosas, un Donall y el desde ahora, Evon “el pedrusco”.
-Tres curiosas, un Donall y un pedrusco-
… Y siempre en la Villa, como cada día saliendo de mi visita al teatro encontré charlando de forma animada y distendida a Donall, Beli, Shyra y el caballero Evon; pronto me uní a ellos interesándome por el tema que trataban.
No tardaron ante mis preguntas en contarme los planes del día, de los próximos días invitándome a acompañarles. Acepté tras saber de lo que se trataba, aunque no las tenía todas conmigo. Tiempo atrás Merlinius tuvo un percance en las profundidades de Felbar, concretamente en su cripta; Shyra, la chica del archimago con más días místicos que he visto en mi vida, quería saber qué era aquello tan terrible que le pasó a su enamorado y así, prestos y con buen humor los cinco fuimos hasta Felbar.
Atravesamos los fríos y oscuros pasadizos sin problemas, alguna que otra advertencia de Evon que fue, por nuestro bien, seguida al pié de la letra. Mucha y cruenta fue la lucha contra los moradores de las grutas pero aun así salimos victoriosos. Lo complicado iba a tener lugar un poco más adelante.
Ante nosotros vimos una amplia sala, en ella se podía adivinar un raído suelo en forma de tablero de ajedrez y en algunas de sus baldosas unas intrigantes figuras de piedra.
Más allá un sistema de desactivación. Logramos con dificultad extrema repeler lo que allí moraba, la desesperación hizo acto de presencia en el momento que yo caí mal herida rozando la muerte, llegué a traspasar sus umbrales pero gracias a la intervención de Shyra, la parca tendrá que seguir esperando la hora de llevarme al muro de Kelemvor. Cuando abrí los ojos de nuevo, una figura más había surgido en el tablero. Era Evon, ahora endurecido con su carne convertida en piedra. No sabíamos que hacer, los ataques estaban continuando y no podíamos dejar a nuestro insigne paladín allí por la eternidad, nadie conocía como contrarrestar el conjuro, nadie tenía uno de esos pergaminos que existen cautamente para tal fin, así que Shyra me pidió que abriese un portal a la villa y trajese la ayuda de un arcano. La magia no pudo canalizarse por lo que el portal que poseía a Nevesmortas se perdió como las cenizas del fuego en un vendaval.
No había más remedio que romperlo. Todos apuntamos nuestros tensos arcos hasta la piedra que ahora era Evon, al conseguirlo Shyra corrió hasta su posición, trayéndole gracias a un cetro imbuido de magia, a la vida. Volvíamos a empezar. De la misma forma fuimos haciendo lo ya hecho, de la misma manera Evon volvió a la piedra. Los dioses debían estar juguetones ese día. Ahora sí que supimos que hacer y tras hacerlo, logramos desactivar el mecanismo del damero.
Seguimos avanzando para contemplar la majestuosidad de una criatura, aunque era una criatura muerta seguía siendo igualmente imponente. No sin esfuerzo le vencimos, entre sus tesoros acumulados en la larga muerte, se encontraban los más valiosos objetos que pude imaginar, entre ellos un anillo que guardé para tiempos venideros. Shyra no entendía como Merlinius pudo haber sido secuestrado por la criatura que moraba allí, era todo un archimago pero sin más, y una vez saciada nuestra curiosidad, pusimos rumbo a la superficie. Entre cantos, lluvias de flechas de nuestros arcos y charlas, regresamos a Sundabar tres curiosas, un Donall y el desde ahora, Evon “el pedrusco”.
La verdad triunfa por sí misma, la mentira necesita siempre complicidad.
-
- Sin vida social fuera del monitor.
- Mensajes: 1069
- Registrado: Vie Jul 16, 2010 7:52 pm
- Cuenta en el servidor: Wantu
Re: Retales
Retales (XXIV)
-Esperanzas y resultados-
…La primera vez que la ví me cayó mal, muy mal, pero siendo como es la persona que Merlinius "el místico" (ahora reconocido como el “bastante”) ama, no tuve más remedio que tratarla y ahora me alegro por eso.
Merlinius es… ¿cómo decirlo? Bueno, Merlinius es Merlinius y cualquiera que le conozca sabrá de lo que hablo, pero sin embargo le quiero como quiero a Gwenn, Keila o Beli, y por eso me gusta que sea feliz porque eso, me hace sentir bien y a fin de cuentas, es lo que cuenta. Como dije, Shyra es la chica del archimago y éste nos encargó algo para ella, a su vez ella me buscó tímida para pedirme un favor parecido.
Pidió que redactase una carta para ella, para hacerle saber al mago los sentimientos que tenía por él, lo hice gustosa e igual de gustosa investigué por petición de ella el color favorito del Archimago. Lo que yo no sabía, era lo difícil que eso iba a ser.
Es de lógica que si alguien te pregunta tu color favorito dirás uno y se acabó, pero no… Merlinius no se pudo limitar a eso y así, entramos en horas y horas de rodeos y cambios de opinión, juro por los dioses que le habría estrangulado. Al fin, pude sacar en claro algo, Shyra lo escuchó escondida en alguna parte cerca de nosotros. Nuestro plan estaba en marcha.
Casi paralelamente, yo decidí que era el momento de reconocerle todo lo que había hecho por mí a Malakai, a escondidas seguí enfrentándome cada vez con más éxito a mi miedo más hondo, los tejones. Recordé cómo años atrás las chicas y Serendil me regalaron un collar, éste te transformaba en un tejón y quizá si no hubiese sido por la mofa cruel del Bardo, ya haría tiempo que le hubiese perdonado igual que a ellas, pero eso me dolió en el alma. Han pasado bastantes años desde aquello, he aprendido a valorar sin juzgar a los demás, a enfrentarme a lo que temo y a olvidar. Eso, se lo debo a Humo en gran parte.
No conservaba aquel collar pero sabía donde encontrarlo, encargué a Beli uno nuevo y al cabo de unos días, de forma providencial, me lo entregó.
Humo quería que siguiésemos con el asunto de los tejones, estaba convencido de que lo iba a lograr, lo que no sabía es que ya lo había logrado.
Nos dirigimos al Refugio y allí le pedí que cerrase los ojos, comencé a hablar relatándole de dónde venía mi miedo, de cómo había estado haciendo los deberes imaginando que todos eran él, transformado en un tejón. Abrió los ojos justo cuando yo accioné el collar y ante él, me transformé voluntariamente en un tejón. Imaginad su cara y su sorpresa cuando vio aquello, sabía bien lo que me costaba, sabía cuánto valía esa acción y sabía que era mi ofrenda para él. Durante horas estuve en esa forma, jugando con Humo que a esas alturas ya se había transformado en un tejón para acompañarme.
Ese día, quedará marcado para siempre en mi mente y seguramente en la de él también.
Transcurrieron los días, y una vez más surgió algo extraño, el pasado siempre vuelve sea de una forma o de otra, sea para bien o para mal.
Shyra y yo estábamos forjando la amistad y nos encontrábamos bastante a menudo, y cuando en Sundabar, en su taberna, salió el nombre de Malakai y mi relación con él, sus preguntas comenzaron a pedir respuestas a gritos, no entendía muchas cosas y quería saber. A su vez, Humo tenía interés en conocerla y así fue, quizá ahora tenía una respuesta, pero sin embargo era una respuesta agria. Shyra no tardó en pedirme un encuentro con Malak, yo estaría presente. Lo conseguí salvando las reticencias de Humo y el encuentro tuvo lugar.
Shyra preguntaba y Shyra escuchaba. Obtuvo lo que quiso y Malakai también. Por primera vez en mucho tiempo, no se siente juzgado.
Nunca necesité de él su agradecimiento pero aun así lo tuve, nadie había hecho, según sus palabras, algo así por él, pero yo no hice nada, sólo moví los hilos que supe tejer…
//Gracias a los implicados por los días de roleo que este relato tiene detrás, paso por alto muchos detalles porque si no, sería interminable y además desvelaría cosas que por el momento son semisecretas
-Esperanzas y resultados-
…La primera vez que la ví me cayó mal, muy mal, pero siendo como es la persona que Merlinius "el místico" (ahora reconocido como el “bastante”) ama, no tuve más remedio que tratarla y ahora me alegro por eso.
Merlinius es… ¿cómo decirlo? Bueno, Merlinius es Merlinius y cualquiera que le conozca sabrá de lo que hablo, pero sin embargo le quiero como quiero a Gwenn, Keila o Beli, y por eso me gusta que sea feliz porque eso, me hace sentir bien y a fin de cuentas, es lo que cuenta. Como dije, Shyra es la chica del archimago y éste nos encargó algo para ella, a su vez ella me buscó tímida para pedirme un favor parecido.
Pidió que redactase una carta para ella, para hacerle saber al mago los sentimientos que tenía por él, lo hice gustosa e igual de gustosa investigué por petición de ella el color favorito del Archimago. Lo que yo no sabía, era lo difícil que eso iba a ser.
Es de lógica que si alguien te pregunta tu color favorito dirás uno y se acabó, pero no… Merlinius no se pudo limitar a eso y así, entramos en horas y horas de rodeos y cambios de opinión, juro por los dioses que le habría estrangulado. Al fin, pude sacar en claro algo, Shyra lo escuchó escondida en alguna parte cerca de nosotros. Nuestro plan estaba en marcha.
Casi paralelamente, yo decidí que era el momento de reconocerle todo lo que había hecho por mí a Malakai, a escondidas seguí enfrentándome cada vez con más éxito a mi miedo más hondo, los tejones. Recordé cómo años atrás las chicas y Serendil me regalaron un collar, éste te transformaba en un tejón y quizá si no hubiese sido por la mofa cruel del Bardo, ya haría tiempo que le hubiese perdonado igual que a ellas, pero eso me dolió en el alma. Han pasado bastantes años desde aquello, he aprendido a valorar sin juzgar a los demás, a enfrentarme a lo que temo y a olvidar. Eso, se lo debo a Humo en gran parte.
No conservaba aquel collar pero sabía donde encontrarlo, encargué a Beli uno nuevo y al cabo de unos días, de forma providencial, me lo entregó.
Humo quería que siguiésemos con el asunto de los tejones, estaba convencido de que lo iba a lograr, lo que no sabía es que ya lo había logrado.
Nos dirigimos al Refugio y allí le pedí que cerrase los ojos, comencé a hablar relatándole de dónde venía mi miedo, de cómo había estado haciendo los deberes imaginando que todos eran él, transformado en un tejón. Abrió los ojos justo cuando yo accioné el collar y ante él, me transformé voluntariamente en un tejón. Imaginad su cara y su sorpresa cuando vio aquello, sabía bien lo que me costaba, sabía cuánto valía esa acción y sabía que era mi ofrenda para él. Durante horas estuve en esa forma, jugando con Humo que a esas alturas ya se había transformado en un tejón para acompañarme.
Ese día, quedará marcado para siempre en mi mente y seguramente en la de él también.
Transcurrieron los días, y una vez más surgió algo extraño, el pasado siempre vuelve sea de una forma o de otra, sea para bien o para mal.
Shyra y yo estábamos forjando la amistad y nos encontrábamos bastante a menudo, y cuando en Sundabar, en su taberna, salió el nombre de Malakai y mi relación con él, sus preguntas comenzaron a pedir respuestas a gritos, no entendía muchas cosas y quería saber. A su vez, Humo tenía interés en conocerla y así fue, quizá ahora tenía una respuesta, pero sin embargo era una respuesta agria. Shyra no tardó en pedirme un encuentro con Malak, yo estaría presente. Lo conseguí salvando las reticencias de Humo y el encuentro tuvo lugar.
Shyra preguntaba y Shyra escuchaba. Obtuvo lo que quiso y Malakai también. Por primera vez en mucho tiempo, no se siente juzgado.
Nunca necesité de él su agradecimiento pero aun así lo tuve, nadie había hecho, según sus palabras, algo así por él, pero yo no hice nada, sólo moví los hilos que supe tejer…
//Gracias a los implicados por los días de roleo que este relato tiene detrás, paso por alto muchos detalles porque si no, sería interminable y además desvelaría cosas que por el momento son semisecretas

La verdad triunfa por sí misma, la mentira necesita siempre complicidad.
Re: Retales
Quería darte las gracias por estos relatos. Como te he dicho ya en el servidor, tú haces que nuestros pequeños roles se conviertan en historias épicas.
-
- Sin vida social fuera del monitor.
- Mensajes: 1069
- Registrado: Vie Jul 16, 2010 7:52 pm
- Cuenta en el servidor: Wantu
Re: Retales



Retales (XXV)
-La cueva-
… Desde que la ví con sus criaturas fantásticas pensé en lo que le gustaría a Humo poder estudiar a esos fantásticos animales. De naturaleza distinta a los que hasta ahora había visto, eran animales del medio sumergido entre la oscuridad de una caverna bajo el valle Rauvin.
Unas lunas antes Keila me avisó por si me apetecía explorar una cueva que Kashar había descubierto seguramente de casualidad. No me pude negar y acepté encantada.
Partimos desde Sundabar, atravesando el Paso de la Luna y tomando el sendero del puente de piedra gris. Nos adentramos en el Valle del Rauvin y entre lagos llegamos hasta la ubicación de la cueva.
Lo que allí descubrí me pareció maravilloso y supe que en cuanto viese a Malak, tendría que hacerle partícipe de mi aventura mostrándoselo.
Nos encontramos Malak y yo cerca del norte de las puertas de Sundabar, alguna broma, algún comentario cariñoso y alguna caricia formaban el preámbulo de lo que estaba a punto de suceder.
Compartí con él mi aventura con Keila y Malak, enseguida quiso que le guiase pero antes de nuestra partida, nos encontramos con alguien que habíamos visto ya en la Villa, Eraven Silverword. Éste, era una persona elegante, más tarde supimos que era un arcano aunque tampoco se le daba mal el uso del arco o el estoque, le ofrecimos acompañarnos y así pues se nos unió. La ventura quiso que se nos añadiese Úrsula, la había visto desde que era una niña casi y es verdad que aparte de crecer físicamente, había crecido en cuanto al manejo de la lucha. Iba a ser un bastión importante en esa aventura.
Casi a punto de partir, escuchamos voces y ruidos provenientes del pequeño campamento que se improvisa junto al puesto de caravanas, allí pudimos ver a un elfo.
El cochero le estaba hablando de nosotros, de nuestro recién formado grupo y curioso avanzó hacia nosotros.
Las presentaciones de rigor tuvieron lugar, era discípulo de la casi hermana de Rael y por supuesto amiga de Malakai, habían sido compañeros en la Flecha. El elfo hablaba y hablaba, nunca pensé que alguien podría charlar más que yo, está visto que la vida da sorpresas inesperadas, era patente su espíritu bárdico su nombre, Drail Liulau.
Cuando llegó Nerea estábamos casi preparados, en principio iba a acompañarnos pero otros asuntos la reclamaron teniendo que declinar nuestra invitación.
Con el ocaso comenzamos a caminar, antes de eso Malakai había advertido de su condición. No quería sorpresas cuando adecuándose al entorno, tomase otra apariencia.
Susurré a Humo que esperaba recordar el camino, deseaba hacerlo bien puesto que por una vez, sería yo la que mostrase un maravilloso lugar y no al contrario. Pero no soy una exploradora, soy una humilde trovadora y no se me dan bien los senderos ni los mapas, aun así… procuré recordar cada detalle hasta llegar a la zona.
Malakai y Úrsula formarían el grupo de defensa, en ocasiones ataque cuerpo a cuerpo, Eraven, Drail y yo daríamos el apoyo arquero tan útil en distancias largas. Eraven en ocasiones pasó a la lucha de frente, manejaba bien el estoque.
Drail por su parte no callaba, mira que el paso de luna es peligroso y cuanto más desapercibido se cruce, tanto mejor pero no… no callaba ni debajo del agua. Mi voz les impulsaba con más fuerza de la que naturalmente ya poseían envolviéndoles en un escudo de notas musicales. En unas horas atravesamos el frío paso. Descansamos cerca del campamento que los caballeros tenían allí.
Con las primeras luces de la mañana nos adentrábamos en el valle del Rauvin. Cerca del sendero se podía vislumbrar entre la neblina matinal el puente de piedra gris pero como en todos los caminos, grupos de ladrones y asesinos se apostaban vigilantes esperando que los incautos viajeros cayesen en su red. Esta vez no fue así, acabamos con algunos, otros se dispersaron al comprobar que su vida acabaría allí si seguían en sus trece.
Malak se había transformado ya en varias ocasiones, ni Drail ni Eraven pudieron evitar la sorpresa al ver tal cosa, sin embargo ni Úrsula ni yo nos extrañamos. Malakai es el mundo animal, no es druida no es explorador pero a su vez es todo eso y más; nunca sé como explicarlo.
La zona donde llegamos era un vergel, no había nevadas tan intensas, era como un microclima formado dentro del gélido norte. Era una zona semi-pantanosa donde los temibles trolls combatían a todo el que se atreviese a adentrarse allí. Como muestra vimos restos de caravanas, restos de viajeros a los que Tymora no había sonreído. Todo formaba un contexto terrible pero que invitaba a seguir. Era aquello que sabes bien que puede llevarte a la desgracia pero que aún así te despierta el instinto más básico… descubrir, avanzar y sobrevivir.
Como dije, era la segunda vez que pisaba esa zona y todo era demasiado parecido aunque había detalles que me aseguraban que estaba en el camino correcto.
Ante nosotros se abrían varios caminos, uno nos llevó a un círculo de columnas de piedra desde donde se escuchaban las mayores avispas que había visto en años defendiendo seguramente su colonia, otro nos llevaba hasta un inmenso bosque.
Nunca antes había visto algo así, de inmediato todos sentimos como si ojos se clavasen en nosotros, observándonos. Fue Eraven el que advirtió que guardásemos nuestras armas si queríamos salir con vida de allí. Juro por los dioses que le vi, juro que por un instante vi a un elfo ante mis ojos, su apariencia no era como un elfo de los que tanto abundan en el mundo civilizado, había oído historias sobre ellos a mi aya, eran los elfos salvajes por lo que el bosque debía ser el que tantas veces mencionaban mi madre y mi aya, El Bosque Alto. Siendo como eran las dos elfas de pura sangre y elfas que respetaban a pesar de todo, las tradiciones del pueblo elfo sus historias eran transcritas a mí de viva voz, siempre en el idioma gentil. No recuerdo ni a mi madre ni a mi aya usar el común cuando estaban conmigo, con mi padre todo era diferente, por supuesto.
Cuando el elfo salvaje desapareció ante mi atónita mirada comencé a buscarle, la hojarasca era espesa, grandes sombras se formaban al atravesar los rayos solares entre las copas de los enormes árboles rebosantes de hojas, éstas iban del verde al marrón oscuro formando un conjunto multicolor a nuestro alrededor. Mi curiosidad me llevó hasta el comienzo de un destartalado puente hecho con maderas y cuerdas, Humo no me dejó avanzar, en la forma que adoro, la del lobo, me miraba casi suplicante mientras tiraba de mi capa para alejarme. Obedecí, pero a nuestro regreso le pedí volver allí; accedió.
Nuevamente retomamos la búsqueda de la cueva, encontramos una pero para mi desilusión no era la que buscábamos. Eraven y Úrsula habían quedado en el bosque, Drail, Malakai y yo seguimos adelante.
Durante casi dos días no cesamos de caminar por el interior de la cueva, ya había estado en ella. Recordaba ese olor a cuerpos en descomposición, recordaba a los Trolls y a los cuerpos aun frescos que sembraban empalados cada recoveco de la caverna. Aquel sitio era aberrante. Pocas veces he pedido algo así, pero al igual que supliqué a mi amor que por nada del mundo dejase que me quedase viva en la infla-oscuridad en esta ocasión quise pedírselo igual. Antes que acabar devorada por los trolls prefería que él mismo me diese una muerte dulce.
Cuando salíamos de allí una figura enorme se acercaba con las armas en ristre, inmediatamente tensé mi arco tomando de mi bota las flechas mejores que poseo. Si era un enemigo, por los dioses que una de mis saetas acabaría entre sus ojos. Vimos, vi…que se trataba de ese semiorco, Taugrekk. Desde luego deambular por allí le iba como anillo al dedo. Le explicamos lo que andábamos buscando y por casualidad, él había dejado atrás algo así. Nos guió hasta allá.
Odio tener que estar bajo la dirección de un semiorco aunque reconozco que este parece listo. Desde luego aun me dura la sensación de peligro cuando ronda cerca. No suelo mantener la boca cerrada y casi siempre le dedico uno de mis comentarios más ácidos. Puedo afirmar que siente ganas de aplastarme cual mosca en su comida. Así pues, le seguimos Malak y yo. Drail dijo que debía marchar, estoy segura que fue a reposar su lengua tras tanta charla como tuvo. Unas horas después apareció la entrada a la gruta semi-sumergida.
Estaba deseosa de ver la cara de mi amado cambiante, no iba a tardar.
Las protecciones mágicas hicieron su cometido, permitiéndonos poder respirar bajo el agua. Toda la caverna se hallaba sumergida. Por el fondo se adivinaban restos de animales y restos de algún aventurero dispersos entre la arena del fondo, esqueletos de grandes tiburones se repartían tanto como restos de pecios de grandes barcos. Sin duda debía existir otra entrada a la cueva. Ante nosotros, ante Malakai, surgió la criatura que me había llevado a mostrarle aquel lugar, la estudió cuanto pudo, entro en comunicación con ella como lo hacía con tantas otras criaturas por las que sentía atracción. Su gesto … como describir su gesto, sencillamente no puedo hacerlo porque es tan único que no puedo compararlo con nada, quizá con su cara al verme convertida en un tejón de pelaje rojizo y con ojos del color del hielo.
Más allá, un gran galeón cuyos restos denotaban la grandeza que algún día poseyó. Nadamos con la certeza de que no debíamos quedarnos mucho tiempo o pereceríamos cuando las protecciones mágicas desapareciesen. Cuando salimos a la superficie yo arremolinaba mis pensamientos alegres en mi boca, surgían las palabras para afianzar lo que habíamos visto en la profundidad de la cueva.
Ahora íbamos a tomarnos un merecido descanso, era la hora de asimilar todo lo que habíamos visto y reunir fuerzas para adentrarnos en el espléndido Bosque Alto.
*A pie de página algunos dibujos sobre lo que vio en la aventura la semielfa*



La verdad triunfa por sí misma, la mentira necesita siempre complicidad.