Asesinatos en Nevesmortas

[Bane]

PARTE I

El sonido de los latigazos quebraba el silencio en la macabra sala de torturas. Su silbido al cortar el aire, solo interrumpido por el estallar contra su espalda, era una dulce melodía para los oídos de Ashram. Piel desgarrada, salpicaduras de sangre, punzadas de dolor que recorrían su columna hasta otorgarle una buena dosis del placer que solo los fieles de la dama saben apreciar.

-Oh Dama del Dolor, perdona a este humilde servidor, pues es débil

La plegaria de nuevo se vió interrumpida por otros tantos minutos de auto flagelo.

Ante el acolito de Loviatar, un cuerpo yacía inerte sobre la mesa, se trataba de una mujer joven y hermosa, desnuda y con cortes por toda su piel. Una vez más el joven aspirante se había dejado llevar por sus instintos primarios y había acabado con su “invitada” mucho antes de lo que pretendía.
Tal y como su dogma indicaba, las torturas debían ser extensas, interminables, crueles,… pero Ashram ya era la tercera vez que fallaba en su empeño de realizar un trabajo digno de la Diosa.

El característico solido de la puerta de piedra oculta al abrirse, interrumpió el rezo y el autocastigo.

-Lord Ashram, ¿me ha llamado? –preguntó, con voz fría e indiferente ante la situación, la nueva figura que entraba en escena.

-Así es, Thanos – respondió Ashram, la sangre manaba de las heridas de su espalda, y recorría con calidez el camino hasta el suelo de mármol – necesito que te deshagas de esta también.

-Como ordene – Thanos sabía que Ashram era joven e inexperto, pero pronto sería un gran clérigo de la dama, y por ello le servía con devoción y fidelidad. Tomó a la muchacha en brazos y luego la cargó sobre uno de sus hombros.

-Procura dejarla más lejos, hay rumores en la villa sobre un asesino de mujeres, parece que han encontrado alguno de los cuerpos.

-Así se hará, Lord Ashram – Thanos inclinó la cabeza antes de salir de nuevo de la sala con la mujer muerta.

Una vez la puerta de piedra se encontraba cerrada de nuevo y el silencio inundaba la sala, Ashram retomó el proceso de purificación. Le quedaban aún varias horas hasta poder sentirse libre del pecado de su debilidad, y debía estar preparado para afrontar una vez más el desafío de un ritual digno de Loviatar con el próximo envió. Sus ojos brillaron de emoción mientras aumentaba la fuerza con la que se golpeaba, ¿por dónde comenzaría con la siguiente invitada?