Parte I - El Cazador Cazado.
El venado, completamente ajeno a su presencia, rumiaba tranquilamente un puñado de hierbajos que se habían abierto paso a través del frió suelo del bosque.
Sin perder de vista al animal, Aku sacó una flecha del carcaj y lentamente la colocó en el arco. Tomó aire, tensó la cuerda y apuntó al objetivo esperando el momento idóneo para liberarla, pero en el último instante el animal dio un brinco haciéndole errar el disparo, y antes de poder preparar una segunda flecha el venado había desaparecido.
Aku se maldijo a si mismo, colgó su arco al hombro y caminó hasta el lugar donde había estado el animal, buscando con la mirada la flecha perdida. En aquel momento lo vio: un sutil movimiento entre la maleza, una forma oscura deslizándose... y al instante sintió un impacto sordo en el pecho.
Bajó la mirada y vio la flecha ahí clavada, acompañada de un dolor lacerante que recorrió su cuerpo desde la nuca hasta los dedos de los pies. Se desplomó de rodillas, su visión se tornó borrosa y un sabor metálico le subió por la garganta.
El último pensamiento que recorrió su mente antes de perder el conocimiento fue sobre aquella flecha que le atravesaba de lado a lado.
Era una flecha Drow.
Las desventuras de Aku Stachel
Moderadores: DMs de tramas, DMs
Re: Las desventuras de Aku Stachel
Parte II - Látigos y Grilletes
No podía mas...
Había picado a oscuras durante horas aquella pared de roca y los grilletes parecían pesar más con cada golpe que daba. El sudor cubría su rostro y tenía la boca seca. No lograba recordar cuando le habían dejado beber agua por última vez.
Extenuado, dejó caer el pico a sus pies sin fuerzas para sujetarlo y en cuanto escuchó los gritos en aquella horrenda lengua se arrepintió profundamente de su error.
El primer latigazo le alcanzó en la espalda, obligándole a doblarse hacia atrás a causa del intenso dolor. El segundo latigazo le alcanzó en pleno rostro, se le enrolló alrededor del cuello, y con un tirón seco lo derribó de espaldas en el frío y duro suelo del túnel. Mientras tanto los gritos del capataz no cesaban.
Se arrastró por el suelo tratando de escabullirse, pero una bota se interpuso en su camino y con una fuerte patada lo devolvió al suelo. Sus manos palparon a ciegas y hallaron el pico. Podría haber usado ese pico como arma, haberse defendido de su atacante, pero en su lugar se quedó allí quieto, recibiendo una brutal paliza que le haría mear sangre durante las próximas dos semanas.
Hacía 3 meses que había sido capturado por aquella partida de incursores Drow y ahora era un esclavo de aquel mundo extraño y abrumadoramente hostil.
Fue en aquel momento, ahí tirado, cuando comprendió que ya había abandonado toda esperanza de volver a ver la superficie.
No podía mas...
Había picado a oscuras durante horas aquella pared de roca y los grilletes parecían pesar más con cada golpe que daba. El sudor cubría su rostro y tenía la boca seca. No lograba recordar cuando le habían dejado beber agua por última vez.
Extenuado, dejó caer el pico a sus pies sin fuerzas para sujetarlo y en cuanto escuchó los gritos en aquella horrenda lengua se arrepintió profundamente de su error.
El primer latigazo le alcanzó en la espalda, obligándole a doblarse hacia atrás a causa del intenso dolor. El segundo latigazo le alcanzó en pleno rostro, se le enrolló alrededor del cuello, y con un tirón seco lo derribó de espaldas en el frío y duro suelo del túnel. Mientras tanto los gritos del capataz no cesaban.
Se arrastró por el suelo tratando de escabullirse, pero una bota se interpuso en su camino y con una fuerte patada lo devolvió al suelo. Sus manos palparon a ciegas y hallaron el pico. Podría haber usado ese pico como arma, haberse defendido de su atacante, pero en su lugar se quedó allí quieto, recibiendo una brutal paliza que le haría mear sangre durante las próximas dos semanas.
Hacía 3 meses que había sido capturado por aquella partida de incursores Drow y ahora era un esclavo de aquel mundo extraño y abrumadoramente hostil.
Fue en aquel momento, ahí tirado, cuando comprendió que ya había abandonado toda esperanza de volver a ver la superficie.
Re: Las desventuras de Aku Stachel
Parte III - Cicatrices.
Con un movimiento furtivo capturó el escarabajo y se lo llevó a la boca. Al masticarlo un fluido templado y amargo le invadió el paladar.
"Callahin", pensó para sí, y acto seguido murmuró, como corrigiendose a si mismo: -"Comida...".
Ya estaba empezando a pensar en aquella horrible lengua.
Tres años como esclavo en la antípoda oscura habían regalado a Aku unas manos callosas, una espalda encorvada y saturada de cicatrices, y un excelente dominio de la lengua drow, perfeccionada a base de una estricta disciplina de golpes y latigazos.
Era el único humano que trabajaba en aquella mina. Los demás esclavos eran principalmente Osgos, Trasgos y un puñado de Duergars. Las únicas palabras que escuchaba en su lengua natal desde que fue capturado eran aquellas que el mismo pronunciaba.
Terminó de masticar y se incorporó con esfuerzo, haciendo tintinear los grilletes que le mantenian encadenado al muro, y se quedó allí parado, mirando fijamente al insondable abismo de oscuridad que lo rodeaba y que parecía extenderse hasta el infinito.
¿Cuando había sido la última vez que había visto algo de luz?
La superficie era ahora un recuerdo doloroso y lejano que procuraba evitar, así que buscó a tientas el pico y continuó trabajando para olvidar.
Con un movimiento furtivo capturó el escarabajo y se lo llevó a la boca. Al masticarlo un fluido templado y amargo le invadió el paladar.
"Callahin", pensó para sí, y acto seguido murmuró, como corrigiendose a si mismo: -"Comida...".
Ya estaba empezando a pensar en aquella horrible lengua.
Tres años como esclavo en la antípoda oscura habían regalado a Aku unas manos callosas, una espalda encorvada y saturada de cicatrices, y un excelente dominio de la lengua drow, perfeccionada a base de una estricta disciplina de golpes y latigazos.
Era el único humano que trabajaba en aquella mina. Los demás esclavos eran principalmente Osgos, Trasgos y un puñado de Duergars. Las únicas palabras que escuchaba en su lengua natal desde que fue capturado eran aquellas que el mismo pronunciaba.
Terminó de masticar y se incorporó con esfuerzo, haciendo tintinear los grilletes que le mantenian encadenado al muro, y se quedó allí parado, mirando fijamente al insondable abismo de oscuridad que lo rodeaba y que parecía extenderse hasta el infinito.
¿Cuando había sido la última vez que había visto algo de luz?
La superficie era ahora un recuerdo doloroso y lejano que procuraba evitar, así que buscó a tientas el pico y continuó trabajando para olvidar.
Re: Las desventuras de Aku Stachel
Parte IV - Thalack Qu'ellaren
Se despertó de golpe, alertado por un grito lejano, y miró a su alrededor. Escudriñó la oscuridad de la pequeña celda en la que estaba encerrado, y gateó hasta los barrotes de la puerta arrastrando sus cadenas y agudizando el oído.
Se escuchó un segundo grito seguido de un alboroto lejano... sonaba como un tumulto o una... ¿batalla?, parecía venir de la planta superior. Los demás prisioneros empezaron a incorporarse en silencio dentro de sus celdas, alertados también por el ruido.
El primer pensamiento de Aku fue que se trataba de un motín de esclavos, pero pronto descartó la idea. Estaban todo allí abajo encerrados en sus celdas, y ninguno de ellos parecía saber que estaba pasando.
Una explosión no tan lejana sonó sobre sus cabezas interrumpiendo sus pensamientos, seguida de un crepitar eléctrico que se desvaneció rápidamente. Alguien estaba usando hechizos poderosos ahí arriba.
Uno de los prisioneros de enfrente murmuró: -"Thalack Qu'ellaren"
"Guerra de Casas"... pensó Aku. Había oído hablar de aquella retorcida "costumbre" Drow: Las guerras encubiertas. Se aprovechaba el momento de flaqueza de una Casa rival para realizar un ataque sorpresa, que tenía como objetivo aniquilar a todos los miembros de dicha Casa. De esta forma pasaban a ocupar el lugar de la Casa eliminada dentro de la jerarquía social, como si esta nunca hubiese existido. Lo mas normal era que los esclavos pasasen a la propiedad de los nuevos miembros, pero no era raro que fuesen exterminados junto a sus dueños.
Mientras pensaba en su destino inmediato, una segunda explosión hizo estallar el techo en mil pedazos, y una lluvia de cascotes y mampostería alcanzó de lleno a Aku, arrojándolo de bruces contra el suelo y haciéndole perder el conocimiento. El resto del techo se desplomó sobre él, sepultándolo por completo.
Se despertó de golpe, alertado por un grito lejano, y miró a su alrededor. Escudriñó la oscuridad de la pequeña celda en la que estaba encerrado, y gateó hasta los barrotes de la puerta arrastrando sus cadenas y agudizando el oído.
Se escuchó un segundo grito seguido de un alboroto lejano... sonaba como un tumulto o una... ¿batalla?, parecía venir de la planta superior. Los demás prisioneros empezaron a incorporarse en silencio dentro de sus celdas, alertados también por el ruido.
El primer pensamiento de Aku fue que se trataba de un motín de esclavos, pero pronto descartó la idea. Estaban todo allí abajo encerrados en sus celdas, y ninguno de ellos parecía saber que estaba pasando.
Una explosión no tan lejana sonó sobre sus cabezas interrumpiendo sus pensamientos, seguida de un crepitar eléctrico que se desvaneció rápidamente. Alguien estaba usando hechizos poderosos ahí arriba.
Uno de los prisioneros de enfrente murmuró: -"Thalack Qu'ellaren"
"Guerra de Casas"... pensó Aku. Había oído hablar de aquella retorcida "costumbre" Drow: Las guerras encubiertas. Se aprovechaba el momento de flaqueza de una Casa rival para realizar un ataque sorpresa, que tenía como objetivo aniquilar a todos los miembros de dicha Casa. De esta forma pasaban a ocupar el lugar de la Casa eliminada dentro de la jerarquía social, como si esta nunca hubiese existido. Lo mas normal era que los esclavos pasasen a la propiedad de los nuevos miembros, pero no era raro que fuesen exterminados junto a sus dueños.
Mientras pensaba en su destino inmediato, una segunda explosión hizo estallar el techo en mil pedazos, y una lluvia de cascotes y mampostería alcanzó de lleno a Aku, arrojándolo de bruces contra el suelo y haciéndole perder el conocimiento. El resto del techo se desplomó sobre él, sepultándolo por completo.
Re: Las desventuras de Aku Stachel
Parte V - Sin mirar atrás
Aku se arrastró entre los escombros, tratando de alejarse de la batalla que estaba teniendo lugar a sus espaldas, mientras los destellos purpúreos de los hechizos iluminaban las paredes de las viviendas cercanas, instantes antes de desvanecerse.
Por todas partes se escuchaban gritos cargados de dolor y odio. Algunos esclavos liberados se habían unido a la batalla, pero la mayoría había huido aprovechando el caos reinante, y Aku pensaba hacer exactamente lo mismo.
Se incorporó con gran esfuerzo y miró a su alrededor buscando una salida. Se había roto el brazo bajo el derrumbe de escombros y ahora le colgaba inerte a un lado del cuerpo. Trató de ignorar el dolor punzante que lo invadía, y tras comprobar que sus piernas aun funcionaban, echó a correr calle abajo, tratando de evitar tropezar con los obstáculos que surgían en medio de la oscuridad.
Tras unos interminables minutos corriendo a ciegas, se detuvo para recuperar el aliento y pudo escuchar el rumor del agua. En ese preciso instante supo donde estaba. Avanzó hasta que sus manos palparon un murete de piedra de apenas un metro de altura y se asomó por encima. Unos metros más abajo podía escuchar la corriente del río subterráneo que pasaba bajo aquel puente.
Mientras escudriñaba hacia abajo tratando de averiguar la distancia de la caída, escuchó unos pasos que se aproximaban a toda prisa. Empujado por el pánico y la desesperación, Aku se subió al murete y saltó al vacío sin pensárselo dos veces.
Cayó como una piedra sobre las gélidas aguas, y se sumergió completamente a causa de la inercia de la caída. La corriente era fuerte, mucho mas de lo que Aku había esperado, y lo arrastró sumergiéndolo de nuevo antes de que pudiese volver a tomar aire, lanzándolo contra las afiladas rocas del fondo. Con mucho esfuerzo, y un solo brazo, logró emerger el tiempo justo para tomar una bocanada de aire antes de que la corriente lo sumergiese de nuevo.
Iba a ser un viaje largo.
Aku se arrastró entre los escombros, tratando de alejarse de la batalla que estaba teniendo lugar a sus espaldas, mientras los destellos purpúreos de los hechizos iluminaban las paredes de las viviendas cercanas, instantes antes de desvanecerse.
Por todas partes se escuchaban gritos cargados de dolor y odio. Algunos esclavos liberados se habían unido a la batalla, pero la mayoría había huido aprovechando el caos reinante, y Aku pensaba hacer exactamente lo mismo.
Se incorporó con gran esfuerzo y miró a su alrededor buscando una salida. Se había roto el brazo bajo el derrumbe de escombros y ahora le colgaba inerte a un lado del cuerpo. Trató de ignorar el dolor punzante que lo invadía, y tras comprobar que sus piernas aun funcionaban, echó a correr calle abajo, tratando de evitar tropezar con los obstáculos que surgían en medio de la oscuridad.
Tras unos interminables minutos corriendo a ciegas, se detuvo para recuperar el aliento y pudo escuchar el rumor del agua. En ese preciso instante supo donde estaba. Avanzó hasta que sus manos palparon un murete de piedra de apenas un metro de altura y se asomó por encima. Unos metros más abajo podía escuchar la corriente del río subterráneo que pasaba bajo aquel puente.
Mientras escudriñaba hacia abajo tratando de averiguar la distancia de la caída, escuchó unos pasos que se aproximaban a toda prisa. Empujado por el pánico y la desesperación, Aku se subió al murete y saltó al vacío sin pensárselo dos veces.
Cayó como una piedra sobre las gélidas aguas, y se sumergió completamente a causa de la inercia de la caída. La corriente era fuerte, mucho mas de lo que Aku había esperado, y lo arrastró sumergiéndolo de nuevo antes de que pudiese volver a tomar aire, lanzándolo contra las afiladas rocas del fondo. Con mucho esfuerzo, y un solo brazo, logró emerger el tiempo justo para tomar una bocanada de aire antes de que la corriente lo sumergiese de nuevo.
Iba a ser un viaje largo.
Re: Las desventuras de Aku Stachel
Parte VI - Penumbra
Dicen que cuando miras largo tiempo el abismo, el abismo también mira dentro de ti.
Había vagado sin rumbo por los interminables túneles de la antípoda oscura, hasta perder por completo la noción del tiempo. Apenas recordaba como había llegado hasta allí. La fuga de la ciudad Drow y su accidentado descenso por el río subterráneo no eran más que un recuerdo difuso e irreal.
¿Cuanto tiempo llevaba caminando a través de aquella oscuridad absoluta?, ¿Días?, ¿Semanas?, ¿Meses quizás?. Se sustentaba gracias a los líquenes, insectos y charcos de agua estancada que encontraba en su camino, y que le proporcionaban las fuerzas necesarias para seguir adelante. Y se adentraba cada vez mas en aquel mundo de tinieblas que lo engullía, como a una moneda lanzada dentro del pozo más oscuro de Faerûn. ¿Hacia donde caminaba?, ¿Que estaba buscando?.
Tampoco recordaba en que momento había empezado a escuchar las voces, ¿Habían estado siempre ahí?. Aquellas voces usaban una lengua sin palabras, silenciosa y susurrante como la misma oscuridad. ¿Lo estaban siguiendo o era al contrario?.
Dicen que cuando miras largo tiempo el abismo, el abismo también mira dentro de ti...
Con la oscuridad pasa lo mismo.
Dicen que cuando miras largo tiempo el abismo, el abismo también mira dentro de ti.
Había vagado sin rumbo por los interminables túneles de la antípoda oscura, hasta perder por completo la noción del tiempo. Apenas recordaba como había llegado hasta allí. La fuga de la ciudad Drow y su accidentado descenso por el río subterráneo no eran más que un recuerdo difuso e irreal.
¿Cuanto tiempo llevaba caminando a través de aquella oscuridad absoluta?, ¿Días?, ¿Semanas?, ¿Meses quizás?. Se sustentaba gracias a los líquenes, insectos y charcos de agua estancada que encontraba en su camino, y que le proporcionaban las fuerzas necesarias para seguir adelante. Y se adentraba cada vez mas en aquel mundo de tinieblas que lo engullía, como a una moneda lanzada dentro del pozo más oscuro de Faerûn. ¿Hacia donde caminaba?, ¿Que estaba buscando?.
Tampoco recordaba en que momento había empezado a escuchar las voces, ¿Habían estado siempre ahí?. Aquellas voces usaban una lengua sin palabras, silenciosa y susurrante como la misma oscuridad. ¿Lo estaban siguiendo o era al contrario?.
Dicen que cuando miras largo tiempo el abismo, el abismo también mira dentro de ti...
Con la oscuridad pasa lo mismo.
Re: Las desventuras de Aku Stachel
Parte VII - El Pacto
*Esta parte de la historia de Aku estará de momento en blanco hasta que logre llenar las lagunas de su memoria. Llegado el momento la actualizaré*
*Esta parte de la historia de Aku estará de momento en blanco hasta que logre llenar las lagunas de su memoria. Llegado el momento la actualizaré*
Re: Las desventuras de Aku Stachel
Parte VIII - Madera de Deriva
Se despertó de pronto, con una extraña sensación de hormigueo por todo su cuerpo. Palpó el suelo sobre el que estaba tumbado y lo que sintió lo dejó aturdido. Hierba y tierra...
Se incorporó y miró a su alrededor con una mezcla de sorpresa e incredulidad. Era noche cerrada pero eso no era un problema para sus ojos. Se encontraba en un bosque, rodeado de árboles y maleza, e incluso podía escuchar el canto lejano de un ave nocturna... ¿Que demonios estaba sucediendo?
Miró hacia arriba y al ver el estrellado cielo, una incontrolable sensación de vértigo estuvo apunto de devolverlo al suelo. Se quedó allí de pie, completamente paralizado e incapaz de reaccionar.
No había duda alguna, había vuelto a la superficie.
Se despertó de pronto, con una extraña sensación de hormigueo por todo su cuerpo. Palpó el suelo sobre el que estaba tumbado y lo que sintió lo dejó aturdido. Hierba y tierra...
Se incorporó y miró a su alrededor con una mezcla de sorpresa e incredulidad. Era noche cerrada pero eso no era un problema para sus ojos. Se encontraba en un bosque, rodeado de árboles y maleza, e incluso podía escuchar el canto lejano de un ave nocturna... ¿Que demonios estaba sucediendo?
Miró hacia arriba y al ver el estrellado cielo, una incontrolable sensación de vértigo estuvo apunto de devolverlo al suelo. Se quedó allí de pie, completamente paralizado e incapaz de reaccionar.
No había duda alguna, había vuelto a la superficie.
Re: Las desventuras de Aku Stachel
Parte IX - Hogar
No le costó demasiado averiguar donde se encontraba: La nación de Cormyr, no muy lejos de las Tierras de los Valles, su tierra natal.
Sin nada que perder partió al noreste, rumbo al Valle de la Sombra.
Lo más complicado fue adaptarse de nuevo a la superficie, y en especial a la cegadora luz del sol, que lo deslumbraba y le causaba unas molestas jaquecas, por lo que no tardó en adoptar un estilo de vida nocturno, descansando de día y viajando de noche.
En pocas semanas alcanzó al Valle de la Sombra, donde algunos recuerdos de juventud comenzaron a aflorar. Llegó a la granja de su familia y la imagen que allí encontró fue desoladora. La hacienda parecía llevar abandonada años, y había sido invadida por la maleza y las alimañas del campo.
El interior de la vivienda donde se crió no presentaba un mejor aspecto. El lugar parecía saqueado, y la humedad y el abandono habían causado daños irreparables. Registrando el lugar, tropezó con un viejo y desgastado arco largo, deshilachado y quebrado por la mitad. El mismo arco que llevaba cuando fue capturado por los Drow.
Indagó en las granjas de los alrededores y pudo conocer la triste historia de la familia que había habitado aquel lugar. La historia de como su primogénito había desaparecido un día en los bosques sin dejar rastro, de como años después sus padres habían fallecido a causa de la misma enfermedad, y de como el hijo menor había abandonado la granja para buscar fortuna en tierras extranjeras.
Sin nada que lo atase a aquel lugar, Aku agarró su viejo arco y partió, dejando atrás la tierra que lo había visto crecer.
No le costó demasiado averiguar donde se encontraba: La nación de Cormyr, no muy lejos de las Tierras de los Valles, su tierra natal.
Sin nada que perder partió al noreste, rumbo al Valle de la Sombra.
Lo más complicado fue adaptarse de nuevo a la superficie, y en especial a la cegadora luz del sol, que lo deslumbraba y le causaba unas molestas jaquecas, por lo que no tardó en adoptar un estilo de vida nocturno, descansando de día y viajando de noche.
En pocas semanas alcanzó al Valle de la Sombra, donde algunos recuerdos de juventud comenzaron a aflorar. Llegó a la granja de su familia y la imagen que allí encontró fue desoladora. La hacienda parecía llevar abandonada años, y había sido invadida por la maleza y las alimañas del campo.
El interior de la vivienda donde se crió no presentaba un mejor aspecto. El lugar parecía saqueado, y la humedad y el abandono habían causado daños irreparables. Registrando el lugar, tropezó con un viejo y desgastado arco largo, deshilachado y quebrado por la mitad. El mismo arco que llevaba cuando fue capturado por los Drow.
Indagó en las granjas de los alrededores y pudo conocer la triste historia de la familia que había habitado aquel lugar. La historia de como su primogénito había desaparecido un día en los bosques sin dejar rastro, de como años después sus padres habían fallecido a causa de la misma enfermedad, y de como el hijo menor había abandonado la granja para buscar fortuna en tierras extranjeras.
Sin nada que lo atase a aquel lugar, Aku agarró su viejo arco y partió, dejando atrás la tierra que lo había visto crecer.
Re: Las desventuras de Aku Stachel
Parte X - Oasis
Los pasos de Aku Stachel lo llevaron al oeste, más allá de las Montañas de la Boca del Desierto, hasta el Gran Mar de Arena, el Anaurokh.
En este interminable páramo de tierra yerma, hostil y desolada, Aku comenzó una nueva vida dejando atrás el pasado.
Durante 2 largos años trabajó como escolta de caravanas, poniendo su arco al servicio de aquellos que querían atravesar el desierto usando el Camino Negro: la ruta comercial que zigzaguea hacia el oeste desde las ruinas del Valle de Teshen hasta Lorkh, cruzando el Gran Mar de Arena.
En sus 2 años en el Anaurokh, Aku mejoró notablemente en el manejo del arco largo, aprendió a detectar emboscadas en la distancia y a moverse entre las dunas sin ser visto. Viajó y vivió junto a los Bedín, las tribus nómadas del desierto, y aprendió su lengua y costumbres, así como el modo de vida sencillo que practicaban, cuya riqueza se podía medir según el tamaño y bienestar de los rebaños que uno poseía.
Por primera vez en años, Aku pudo experimentar algo parecido a la felicidad. Pero todo eso estaba a punto de cambiar.
Los pasos de Aku Stachel lo llevaron al oeste, más allá de las Montañas de la Boca del Desierto, hasta el Gran Mar de Arena, el Anaurokh.
En este interminable páramo de tierra yerma, hostil y desolada, Aku comenzó una nueva vida dejando atrás el pasado.
Durante 2 largos años trabajó como escolta de caravanas, poniendo su arco al servicio de aquellos que querían atravesar el desierto usando el Camino Negro: la ruta comercial que zigzaguea hacia el oeste desde las ruinas del Valle de Teshen hasta Lorkh, cruzando el Gran Mar de Arena.
En sus 2 años en el Anaurokh, Aku mejoró notablemente en el manejo del arco largo, aprendió a detectar emboscadas en la distancia y a moverse entre las dunas sin ser visto. Viajó y vivió junto a los Bedín, las tribus nómadas del desierto, y aprendió su lengua y costumbres, así como el modo de vida sencillo que practicaban, cuya riqueza se podía medir según el tamaño y bienestar de los rebaños que uno poseía.
Por primera vez en años, Aku pudo experimentar algo parecido a la felicidad. Pero todo eso estaba a punto de cambiar.
