Corazón de piedra | Eilethya .ID.

Los trovadores de la región narran la historia de sus héroes. (Historias escritas por los jugadores)

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Araushnee
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Corazón de piedra | Eilethya .ID.

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Nombre del PJ: Eilethya.
Cuenta: Araushnee.
Clase: Mago.
Raza: Elfa Solar.
Lugar de Procedencia: Evereska/Eternôska.
Alineamiento: Caótico Bueno.
Deidad: Labelas Enoret. El Dador de vida, el Señor del continuo, el Sabio de la puesta de sol.
Características base:
Fuerza: La habitual en una mujer elfa joven. Si bien el entrenamiento previo con las armas raciales para los elfos le dejó un vientre plano y tonificado.
Destreza: Está muy lejos de ser una eminencia de las acrobacias, pero sus movimientos son fluidos y elegantes.
Constitución: Luce la figura espigada de los elfos y un aspecto especialmente saludable.
Inteligencia: La cualidad en la que más destaca. Ha nacido con una inteligencia superior a la media. De mente despierta, clara y analítica. Habilidosa en el estudio y curiosa en todo tipo de conocimiento que pueda aportarle experiencia. Amante de los libros y los laboratorios. No sólo se dedica a los estudios arcanos, sino que también estudia medicina élfica y es buena escribana.
Sabiduría: Tiene la intuición y orientación de una persona común y corriente. Es fácil pillarla desprevenida teniendo en cuenta que casi siempre tiene la nariz metida en un libro.
Carisma: La segunda cualidad en la que más destaca es su lengua afilada y el encanto y facilidad con la que se escuda en el sarcasmo y la crítica poco afable. Sin embargo su voz es particularmente hermosa y aflautada, como también son atractivos sus rasgos físicos, destacando un perfil de nariz recta y mentón orgulloso, con unos ojos del color de la esmeralda que contemplan todo con desdén y astucia. La piel bronceada de los elfos solares luce sonrosada en sus labios y mejillas, dotando de un aire encantador la habitual frialdad con la que contempla el mundo.
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Descripción física detallada:
Eilethya es una mujer elfa joven que no hace mucho alcanzó su mayoría de edad. No obstante esto ya es mucho en los Solares, cuya raza es la más longeva de todos los elfos. Su piel posee el bronceado típico de la estirpe, si bien ha perdido color en el tiempo que lleva en la Marca Argéntea debido a las inclemencias bajo las que viven todos sus ciudadanos. Las mejillas y los labios tienen un tono sonrosado que destaca en medio de la piel morena, dotándole un aire encantador a su apariencia generalmente fría y altiva. Los ojos son de color verde esmeralda, algo también muy común en su raza, si bien el pelo, que debió haber sido cobrizo, posee un tono más similar al de las castañas nuevas, liso y brillante, algo de lo que está especialmente orgullosa y que se nota por cómo lo cuida por encima de cualquier otra parte de su cuerpo. La mayor parte de las veces lo lleva recogido en un pulcro moño en la nuca que le permita parecer aún más solemne de lo que ya es de por sí, pero en estado natural, es decir, completamente suelto, sus cabellos llegan a la altura de las rodillas. Siempre lleva redecillas, pasadores y adornos que embellezcan aún más sus mechones castaños. Aunque de gustos sencillos, no es austera en absoluto, y siempre tratará de dejar una imagen inalcanzable y superior ante quienes la rodean. Su color favorito es el azul, una tonalidad que suele vestir la gran mayoría de sus ropas.

Personalidad y metas:
Lo primero que puede percibirse de Eilethya a simple vista es que es una persona arrogante. Lo peor de ella no es que sea tan inteligente, sino que sabe que lo es, y con frecuencia eso es motivo para que trate con desdén y desprecio a quienes no logran seguir el ritmo de su raciocinio. Le cuesta hacer amistades por culpa de su egocentrismo, aunque eso es algo que no preocupa demasiado a la elfa, quien tiene sus objetivos y metas tan claros que no necesita banalidades tales como el amor o la amistad para sentirse idealizada o completa. De hecho tiende a pensar que tales sentimientos conducen a la locura primero y la desgracia después, motivo por el que los evita o cuanto menos los dificulta en demasía para protegerse a sí misma con un falso muro de piedra y hielo. Lo cierto es que los elfos tardan mucho más en entablar amistad y Eilethya es un claro ejemplo de que apresurar las cosas nunca es bueno. Esta Elfa Solar ha sufrido en sus carnes las consecuencias de un holocausto y no puede olvidar el dolor sufrido por su pueblo a garras de los Phaerimm. Por cuenta de esto desconfía enormemente de los humanos, a quienes culpa de todas y cada una de las desgracias del pueblo gentil a lo largo de los siglos, pero especialmente culpables para ella de la caída de Evereska/Eternôska. Su desconfianza roza el odio cada vez que oye hablar de elfos que mantienen relaciones sentimentales e hijos con los humanos, contemplando a los semielfos con una mezcla de asco, resentimiento y lástima. Su desprecio para con la raza humana (o la enana, ya que comparte el recelo de los elfos por el pueblo robusto) sólo puede ser aplacado con el obsequio de conocimiento, nuevos libros que no haya leído o remansos de paz en medio de la naturaleza que le permitan ensoñar y revivir los recuerdos de su familia en días felices.

Los objetivos de Eilethya, por otro lado, tienen mucho que ver con la magia y la religión. En su caso ambas cosas son lo mismo, dado que nació y creció bajo el estandarte de Labelas Enoret, dios del conocimiento élfico por excelencia. Los miembros de su familia han sido escribas, maestros y hombres y mujeres de leyes por igual, senda que seguirá Eilethya a través de sus estudios. Entre sus planes está introducirse en algún gremio o academia de magos que le permita el avance de sus estudios y experimentos para, algún día, poder adentrarse en los secretos bien guardados de la Alta Magia élfica, como también convertirse en Archimaga. También desea aprender el Alto Espruar, la lengua perdida de los elfos, para poder desentrañar los escritos más antiguos de su raza, perdidos a lo largo y ancho de Faerun y esperando por alguien que los encuentre y custodie. Para ella el Legado de los elfos lo es todo, y por eso luchará por preservarlo y por proteger a cada elfo que considere merecedor de preservar la sangre y la estirpe. A su llegada a la Nevesmortas conoció a uno de los escasos Avariel que quedan en el mundo, Azhraël, algo que como pía ha considerado una señal de su dios para que ayude al alado a sobrevivir y encontrar un lugar para que los hijos de Erdrie Fenya no acaben de extinguirse por la crueldad de los dragones y la codicia de los humanos. Lo que nadie sabe, porque es algo que Eilethya esconde amargamente en su corazón, es que todos sus esfuerzos para preservar a los elfos no son más que un homenaje hacia sus padres. Su padre, sacerdote de Labelas Enoret, murió durante la caída del mythal y la destrucción de Evereska luchando contra los Phaerimm y los Umbra. Su madre, una maestra de magia, fue afectada físicamente por la honda provocada por el mythal y emocionalmente por la muerte de su compañero y esposo, quedando desde entonces inválida y con la mente perdida en un eterno ensueño del que no puede despertar. Eilethya almacena cada recuerdo de ellos en su corazón y está dispuesta a honrarles como merecen, así como, quizá, encontrar una cura para su madre y un lugar en el que pueda descansar.
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