Aderion

[Tellhar]

Aderion nació en Eternion, e ingresó en la guardia élfica como maestro armero, allí fue donde conoció a su esposa, Elia, una guerrera habilidosa con espíritu aventurero.

Estuvieron casados unos años, hasta que Elia falleció en una escaramuza contra un pequeño grupo de drows. Fue entonces cuando, desesperado y ante la respuesta negativa por parte de los dioses a devolverla a la vida, Aderion decidió abandonar la isla y su puesto en la guardia para poder encontrar algún método para revivirla.

No pasó mucho tiempo hasta que dio con la tumba de un mago, y ahí es donde encontró un viejo libro ajado, con algunos hechizos nigrománticos, aprovechando sus dotes innatas hacia la magia, como todos los elfos, trató de conjurar un hechizo para revertir la muerte sobre un trozo de cabello de su esposa fallecida. Sabía que no podría devolver a la vida sin pagar un preció, así que intentó sacrificar parte de su vida para crear un cuerpo y traer el alma de Elia, fracasando estrepitosamente.

Cayó inconsciente mientras la muerte le consumía poco a poco. El destino quiso que otro elfo que estaba cerca de la cueva dónde canalizaba la magia oscura oyese el componente somático, y llevado por la curiosidad entró en la cueva para ver qué era lo que había oído.

Cuando Berrian encontró a Aderion, pudo ver como el brazo se le iba muriendo. Casi como un acto reflejo lanzó un hechizo disipador para detener el efecto de la magia que iba consumiendo poco a poco al elfo tendido en el suelo. Se quedó con él y le cuido hasta que éste despertó.

Unas horas después Aderion abrió los ojos, y vio a Berrian, un elfo lunar de mayor edad que él, con aspecto algo desaliñado. El salvador le contó como lo había encontrado y lo que había visto, se ofreció a cuidar a Aderion hasta que este estuviera recuperado totalmente. Y así fue como después de unas dekhanas de cuidados acabaron haciéndose amigos, y lo tomó como aprendiz.

Le enseñó a usar el arte de la magia, y a moverse con soltura y gracilidad en combate, a aprovechar la magia para beneficiarse a uno mismo.

Pasó el tiempo y Aderion nunca cejó en su empeño de mejorar sus artes nigrománticas para poder devolver a la vida a su esposa fallecida. Es entonces cuando tuvo una discusión con su amigo y maestro, al decirle éste que lo que intentaba era imposible y le costaría la vida si volvía a hacerlo. Aderion cegado con su idea y haciendo caso omiso de las advertencias de su maestro se fue, necesitaba más conocimiento para poder llevar a cabo su tarea, no servía de nada vivir 1000 años más sin el amor de su vida.

Así fue como vagó por el continente buscando hechizos que o bien emplear, o bien mejorar para poder usarlos como él quería. Después de 80 años, sigue sin haberlo conseguido, y da ya por imposible poder lograrlo, pero es ahora cuando ha llegado a una pequeña villa llamada Nevesmortas, dónde se oyen rumores de liches y poderosos magos, de los que quizá pueda aprender algún hechizo para su propósito.