Korissa
Publicado: Sab Ago 11, 2018 7:48 pm
Bien, no tengo ni pizca de ganas de hacer esto, pero Anfissa me ha insistido en que esto me puede ir bien. No sé para que pero si así se relaja un poco...
AVISO: Por si algún desgraciado entrometido lee esto, la de contar historias entretenidas es Anfissa, no yo, y si te pillo voy a meterte una a una las flechas por la caverna más oscura de tu ser
Al caso, mis primeros recuerdos son, como toda mi vida, aburridos.
Nacidas como Anfissa y Korissa Tabbart, nos criamos en... La verdad es que eso tampoco importa aquí, por si acaso.
Vivíamos en una casa enorme, y aunque en principio eso suena bien, para mi era horrible. Habitaciones y habitaciones llenas de criadas trabajando en silencio, normas, miradas de reproche y palizas.
Loretta es quien se encargaba de cuidarnos despues de la muerte de madre, y aunque ponía mucho empeño en que me mantuviese entretenida, la pobre nunca conseguía gran cosa. Era la única persona sin contar a mi hermana que no me resultaba desagradable.
Siempre me ha costado mantener mi mente entretenida con algo y tampoco es que haya sentido gran cosa por algo o alguien, aunque ahora hay veces que cuando pienso en ello, echo de menos lo fáciles que eran las cosas.... Y bueno, el hecho de vivir para ser enseñadas a comportarnos como unas estiradas y servir como moneda de cambio para enriquecer las arcas de la familia... No es algo que me apasionase en exceso ni que me ayudase.
Y esa falta de interés y sentimientos, el capullo Tabbart mayor, intentaba suprimirla a golpes, así tengo el cuerpo ahora lleno de marcas... Aunque tampoco sería justo decir que vienen todas de ahí...
En fin, respecto al interés, que me desvío... Aunque algo me resulte interesante, no pasa mucho tiempo hasta que acaba aburriéndome, palizas del Tabbart mayor incluidas. La parte buena de que me aburriese hasta eso, es que Anfissa no se enteraba, si no se habría puesto muy pesada con su sobre protección.
Bueno, una vez plasmados mis bonitos recuerdos generales, vamos a lo que importa
La semana antes a la venta de Anfissa como montura fue un autentico coñazo, aunque al menos la atención se centraba en ella y yo podía dedicarme a lo que me apasionaba de verdad, nada. Me quedaba en mi habitación y ya. Al menos podía estar tranquila
Pero el día de la boda, antes de la ceremonia, Loretta me vino contándome cosas raras y que tenía que meterme en una caja y que al final del día empezaría a divertirme de verdad... Admito que fue tentador, prefería quedarme en el cajón y no tener que aguantar la ceremonia, y si de verdad iba a divertirme despues... Bueno, quería comprobarlo. Y no tener que llevar un traje ridículo era el broche.
No sé cuanto tiempo me tiré ahí dentro, pero me pareció una eternidad hasta que Anfissa abrió la caja y dijo que íbamos a ser libres. Así que ahí estábamos, dos crías de... Yo tenía 12, así que Anfissa debería tener 15, y solo nos teníamos la una a la otra y una espada que tenía Anfissa, y sin más, nos largamos.
Tiempo despues Anfissa me contó que su noche de bodas había estado pasada por sangre, pero vamos, que no esperaba que se hubiese ido sin más.
De los siguientes años hasta llegar a Nevesmortas... No me gusta nada hablar de ello, así que aquí tampoco pienso contar demasiado... Aprendimos a sobrevivir como pudimos, cazamos, robamos, matamos... Pero así son las cosas, matar o morir y mejor otros que yo.
En una de esas conseguí un arco, era pequeño, aunque yo también lo era así que me iba bastante bien, y decidí aprender a usarlo. Mejor flechas que piedras. Con mucha práctica se me empezó a dar bien, y además nos complementábamos y nos hizo más fácil el sobrevivir, no es lo mismo cazar ciervos a flechazos, que corriendo detrás con una espada y tirandole piedras.
En una de nuestras incursiones, encontramos una cueva y decidimos ver que había. Nuestra curiosidad salió un poco cara porque al gigante que estaba de inquilino, no le hizo mucha gracia. Hicimos lo que pudimos pero cuando logró golpearme, de una sola me destrozó el abdomen y perdí el conocimiento.
Cuando desperté tenía un mejunje raro por encima, era una mezcla de hierbas y vete tú a saber qué para tratar mi herida, si al destrozo que tenía se le puede llamar herida. Lo bueno es que ya he sangrado todo lo que tenía que sangrar. Lo malo... Bueno, dado el don que tengo para llevarme bien con la gente como para encontrar alguien que quiera forjar locas en miniatura conmigo. Así que supongo que no hay parte mala
Bueno, no sé que pasaría, pero el gigante no nos mató e hizo por curarnos, nos acogió y nos instruyó. Al parecer su hermano le desterró o algo de eso, y pensó que podríamos ayudarle o algo, no sé, Anfissa puso más interés en todo eso, ellos dos estaban más unidos, pero tampoco es algo raro, nunca se me dio bien tratar con las personas, así que con los gigantes no iba a ser distinto. Durante los días que Anfissa estuvo inconsciente, yo empecé a aprender su lenguaje, y buscar rastros.
Le llamamos Raynor, era lo que mejor y más parecido sonaba al traducir al común su nombre. Más tarde decidimos adoptar su nombre como apellido, aunque ni esta parte ni ese nombre es algo que comparta con nadie.
Cuando Anfissa despertó también aprendió su idioma, pero ella aprendía despues otras cosas. De vez en cuando se iban y hacían cosas raras, pero al verdad es que tampoco fuese algo que me interesase.
Una vez nos dijo que teníamos que matar a un gigante en concreto, a saber por qué, pero fuimos a hacerlo sin más. Anfissa disfruta contando esa historia, le vi una vez deleitándose con sus palabras contándoselo a Noj. A mi me es más indiferente, espadazos, maldiciones, flechas, mierda en la cara y bueno. Lo mejor fue cuando le acuchillé las pelotas, se le llega bastante bien a un gigante a esa zona.
Después de eso, sé que hicieron algo con el cadáver esa noche, pero Anfissa no me ha dicho nada, y a mi tampoco me importa lo suficiente como para preguntar, y seguro que es un rollo, así que paso.
Al día siguiente nos fuimos una temporada y el día que volvimos... Bueno... No acabó demasiado bien y yo acabé en Nevesmortas, y me encontré con Anfissa unos días despues.
El sitio no está mal, quemaría la ciudad sin dudarlo porque está llena de capullos, pero al menos he descubierto cosas nuevas sobre mi, he logrado entretenerme de vez en cuando, y hasta tengo amigos y, bueno, alguien que me importa. *Rayajos y garabatos*
Odio escribir y lo estúpida que soy para algunas cosas
AVISO: Por si algún desgraciado entrometido lee esto, la de contar historias entretenidas es Anfissa, no yo, y si te pillo voy a meterte una a una las flechas por la caverna más oscura de tu ser
Al caso, mis primeros recuerdos son, como toda mi vida, aburridos.
Nacidas como Anfissa y Korissa Tabbart, nos criamos en... La verdad es que eso tampoco importa aquí, por si acaso.
Vivíamos en una casa enorme, y aunque en principio eso suena bien, para mi era horrible. Habitaciones y habitaciones llenas de criadas trabajando en silencio, normas, miradas de reproche y palizas.
Loretta es quien se encargaba de cuidarnos despues de la muerte de madre, y aunque ponía mucho empeño en que me mantuviese entretenida, la pobre nunca conseguía gran cosa. Era la única persona sin contar a mi hermana que no me resultaba desagradable.
Siempre me ha costado mantener mi mente entretenida con algo y tampoco es que haya sentido gran cosa por algo o alguien, aunque ahora hay veces que cuando pienso en ello, echo de menos lo fáciles que eran las cosas.... Y bueno, el hecho de vivir para ser enseñadas a comportarnos como unas estiradas y servir como moneda de cambio para enriquecer las arcas de la familia... No es algo que me apasionase en exceso ni que me ayudase.
Y esa falta de interés y sentimientos, el capullo Tabbart mayor, intentaba suprimirla a golpes, así tengo el cuerpo ahora lleno de marcas... Aunque tampoco sería justo decir que vienen todas de ahí...
En fin, respecto al interés, que me desvío... Aunque algo me resulte interesante, no pasa mucho tiempo hasta que acaba aburriéndome, palizas del Tabbart mayor incluidas. La parte buena de que me aburriese hasta eso, es que Anfissa no se enteraba, si no se habría puesto muy pesada con su sobre protección.
Bueno, una vez plasmados mis bonitos recuerdos generales, vamos a lo que importa
La semana antes a la venta de Anfissa como montura fue un autentico coñazo, aunque al menos la atención se centraba en ella y yo podía dedicarme a lo que me apasionaba de verdad, nada. Me quedaba en mi habitación y ya. Al menos podía estar tranquila
Pero el día de la boda, antes de la ceremonia, Loretta me vino contándome cosas raras y que tenía que meterme en una caja y que al final del día empezaría a divertirme de verdad... Admito que fue tentador, prefería quedarme en el cajón y no tener que aguantar la ceremonia, y si de verdad iba a divertirme despues... Bueno, quería comprobarlo. Y no tener que llevar un traje ridículo era el broche.
No sé cuanto tiempo me tiré ahí dentro, pero me pareció una eternidad hasta que Anfissa abrió la caja y dijo que íbamos a ser libres. Así que ahí estábamos, dos crías de... Yo tenía 12, así que Anfissa debería tener 15, y solo nos teníamos la una a la otra y una espada que tenía Anfissa, y sin más, nos largamos.
Tiempo despues Anfissa me contó que su noche de bodas había estado pasada por sangre, pero vamos, que no esperaba que se hubiese ido sin más.
De los siguientes años hasta llegar a Nevesmortas... No me gusta nada hablar de ello, así que aquí tampoco pienso contar demasiado... Aprendimos a sobrevivir como pudimos, cazamos, robamos, matamos... Pero así son las cosas, matar o morir y mejor otros que yo.
En una de esas conseguí un arco, era pequeño, aunque yo también lo era así que me iba bastante bien, y decidí aprender a usarlo. Mejor flechas que piedras. Con mucha práctica se me empezó a dar bien, y además nos complementábamos y nos hizo más fácil el sobrevivir, no es lo mismo cazar ciervos a flechazos, que corriendo detrás con una espada y tirandole piedras.
En una de nuestras incursiones, encontramos una cueva y decidimos ver que había. Nuestra curiosidad salió un poco cara porque al gigante que estaba de inquilino, no le hizo mucha gracia. Hicimos lo que pudimos pero cuando logró golpearme, de una sola me destrozó el abdomen y perdí el conocimiento.
Cuando desperté tenía un mejunje raro por encima, era una mezcla de hierbas y vete tú a saber qué para tratar mi herida, si al destrozo que tenía se le puede llamar herida. Lo bueno es que ya he sangrado todo lo que tenía que sangrar. Lo malo... Bueno, dado el don que tengo para llevarme bien con la gente como para encontrar alguien que quiera forjar locas en miniatura conmigo. Así que supongo que no hay parte mala
Bueno, no sé que pasaría, pero el gigante no nos mató e hizo por curarnos, nos acogió y nos instruyó. Al parecer su hermano le desterró o algo de eso, y pensó que podríamos ayudarle o algo, no sé, Anfissa puso más interés en todo eso, ellos dos estaban más unidos, pero tampoco es algo raro, nunca se me dio bien tratar con las personas, así que con los gigantes no iba a ser distinto. Durante los días que Anfissa estuvo inconsciente, yo empecé a aprender su lenguaje, y buscar rastros.
Le llamamos Raynor, era lo que mejor y más parecido sonaba al traducir al común su nombre. Más tarde decidimos adoptar su nombre como apellido, aunque ni esta parte ni ese nombre es algo que comparta con nadie.
Cuando Anfissa despertó también aprendió su idioma, pero ella aprendía despues otras cosas. De vez en cuando se iban y hacían cosas raras, pero al verdad es que tampoco fuese algo que me interesase.
Una vez nos dijo que teníamos que matar a un gigante en concreto, a saber por qué, pero fuimos a hacerlo sin más. Anfissa disfruta contando esa historia, le vi una vez deleitándose con sus palabras contándoselo a Noj. A mi me es más indiferente, espadazos, maldiciones, flechas, mierda en la cara y bueno. Lo mejor fue cuando le acuchillé las pelotas, se le llega bastante bien a un gigante a esa zona.
Después de eso, sé que hicieron algo con el cadáver esa noche, pero Anfissa no me ha dicho nada, y a mi tampoco me importa lo suficiente como para preguntar, y seguro que es un rollo, así que paso.
Al día siguiente nos fuimos una temporada y el día que volvimos... Bueno... No acabó demasiado bien y yo acabé en Nevesmortas, y me encontré con Anfissa unos días despues.
El sitio no está mal, quemaría la ciudad sin dudarlo porque está llena de capullos, pero al menos he descubierto cosas nuevas sobre mi, he logrado entretenerme de vez en cuando, y hasta tengo amigos y, bueno, alguien que me importa. *Rayajos y garabatos*
Odio escribir y lo estúpida que soy para algunas cosas