Estación de nieblas

Los trovadores de la región narran la historia de sus héroes. (Historias escritas por los jugadores)

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Deep Sleep

Estación de nieblas

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Todas las historias empiezan con un pasado trágico, o algo sorprendente que te cambie la vida para siempre. No es así en la de Denoroth, que tuvo una infancia de lo más normal únicamente enturbiada por las quejas continuas de su padre, un elfo bastante estirado que no aguantaba que su mujer, la madre del pequeño, se pasara más horas de su vida de aventuras que en el hogar familiar.

La figura del padre del pequeño semielfo le proporcionaba sentimientos enfrentados. Él es un elfo solar, un hojacantante de la comunidad élfica de Argluna que siempre había llevado su responsabilidad como un orgullo que mostrar ante el resto de seres a los que trataba con cierto aire de superioridad muy propio de su raza. Sin embargo había cometido el error de enamorarse de una aventurera humana que le había salvado la vida y de esa unión nació un hijo más cercano a las aventuras de su madre que al deseo de servir a la comunidad de su padre.

Denoroth amaba el combate: consideraba la esgrima un arte y le fascinaba ver a su padre entrenar, pero cuando veía a todo esos elfos con sus formalidades y sus responsabilidades solo pensaba en salir corriendo: y así fue, el joven semielfo siempre salía corriendo de los deberes que su padre le asignaba, buscándose sus propios problemas durante toda la niñez y la adolescencia.

Sus andaduras como contador de historias y leyendas comenzaron en sus grupos de amigos cuando era un crío donde se inventaba cosas para que sus compañeros hicieran lo que él deseaba y continuaron en las tabernas y plazas, donde se subía a cualquier mesa o lugar elevado para atraer la atención de los desafortunados que tenían que escucharle. Aunque la magia corría por sus venas y su destreza con las armas no era del todo desdeñable, Denoroth no siguió los pasos que su padre esperaba para él y pasaba más horas en tabernas, armando jaleo e inventando absurdas historias que empapándose de la cultura élfica.

Un día una de sus compañeras de problemas y soluciones más habituales, la hechicera Ivae, le dijo que quería irse a una aventura lejos de allí. Sin pensar muy bien en las consecuencias que tenía eso y centrado únicamente en irse a alguna parte sin saber dónde iba a caer Denoroth aceptó, cogiendo el brazo de Ivae mientras ella usaba aquel pergamino de teleportar. Pergamino que fracasó estrepitosamente, llevándolos de lleno hacia la villa de Nevesmortas.

Desde entonces y aprovechando la oportunidad que se había abierto ante ellos, Denoroth ha dedicado sus horas a darse a conocer en la región y seguir practicando más y más su habilidad con el estoque. El combate le apasiona incluso más que el arte, considerando a éste la mejor manera de conocer a tu rival a través de la hoja de tu arma. En sus andanzas lejos de la Joya del Norte Denoroth ha tenido que enfrentarse a torres llevadas por criaturas planares que le han puesto en jaque, a carreras por toda la región, plagas de no-muertos, organizado una subasta de un poderoso pergamino e incluso ha visto su ser atado de manera mágica al de una criatura demoníaca a la que jamás habría querido tener cerca suya. Sin embargo y pese a todas las trabas que se está encontrando en el camino… Denoroth tiene un objetivo en mente. Uno que va más allá de su propia condición individual.
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