Zalcor, un joven que sigue los pasos de su padre.

Los trovadores de la región narran la historia de sus héroes. (Historias escritas por los jugadores)

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Rasechimba
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Zalcor, un joven que sigue los pasos de su padre.

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*El hombre se inclinó en el suelo plantando una rodilla, y con el índice, mostró sobre el verde prado la pisada*
- P. ¿La ves, pequeño?
*El mestizo se acercó ilusionado, tumbándose súbitamente sobre el suelo, dejando sus verdes ojos a una mínima distancia del rastro*
- H: ¡Aquí había una piedra!
-P: *Lo mira incrédulo* ¿Me tomas el pelo? *Le da una colleja cariñosa* ¿Crees que una piedra aparecería repetidas veces una y otra y vez dejando su huella? *Señalando las marcas contiguas*
- H: *El muchacho no puede evitar reír* Sé lo que es. Un jabalí, las pisadas llevan hasta la arena húmeda que hay unos pasos adelante. Removida, se estaba refrescando.
-P: *Mira a su hijo, con sus labios mostrando una sonrisa de aprobación, y con sus ojos mostrando una clara compasión* Me alegra verte bromear.
-H: ¿Eh? ¿A qué viene eso? *Achina los ojos mirando a su padre*
-P: Sé que paso poco tiempo contigo, pero soy tu padre, y procuro saber sobre todo lo que te rodea. Tú madre me ha comentado que estás algo distante con todos.
-H: *Mira a otro lado* Son solo niños, y algunos se burlan de mi sangre. No quiero saber nada de ellos.
-P: *Sonríe amable* Hijo mío *le da un golpecito con un par de dedos sobre su pecho* Creces rápido, te estás haciendo todo un hombre. No tardarás en entender lo que pasa y sentirte estúpido. Recuerda que eran tus amigos, pero tu ciclo fluye con mayor rapidez.

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-H: ¡Vamos, vamos, vamos! *Mientras metía lo necesario en el petate*
-M: Tu padre no va a irse a ningún lado sin ti, no seas impaciente *mientras metía en el mismo petate las raciones necesarias para un par de días* Ya tienes edad para comportarte y calmarte.
-H: *Ríe* Nunca he estado en Sundabar, tengo ganas de verlo.
-M: ¿Dónde os vais a reunir?
-H: En el cauce del río, al comienzo del paso. Y siiiiiiii, tranquila, iré con cuidado. *Cogió el petate y salió corriendo* No tardaré, buena luna madre *Salió con una sonrisa a toda prisa*
*El tiempo pasaba y sus pasos le llevaban hasta el lugar acordado. Ya había estado allí, pero había algo diferente, un sentimiento que le erizaba el pelo de la nuca. Su padre siempre le dejaba alguna señal para indicarle el punto exacto. Revisó árboles y rocas, pero no encontró nada. Decidió que lo mejor era esperar un tiempo prudente. Aunque el nerviosismo se iba apoderando de sus pensamientos, se mantuvo quieto, posado en el suelo junto a un árbol. La noche se echaba encima. La ansiedad se apoderó de él, comenzó con cortos paseos por la zona, pero entonces recordó unas palabras de su padre cuando entrenaban el uso de las espadas: “Cuando la lógica no sea suficiente sigue tu instinto”. Cerró los ojos unos segundos tratando de meditar que estaba ocurriendo. Al no encontrar respuesta salió corriendo a través del paso de la luna.* (Padre, ¿es una prueba? No, no lo es, no haría algo así) *Las lágrimas comenzaron a brotar en sus ojos, su paso se aceleraba a la par que la observación de lo que le rodeaba disminuía. Tenía un fuerte presentimiento, no podía dejarlo a un lado. Tras una larga carrera, agotado, no tuvo otra opción que tomarse un descanso. La noche era ya plena, su sangre mestiza le permitía cierta visión. Fue entonces cuando reparó en unas tenues huellas marcadas en la escasa arenisca sobre el pétreo suelo. Había pisadas humanoides, por el tamaño parecían de humanos, pero no eran las que le preocupaban, también había otras que parecían arrastrar los pies, y otras más extrañas, eran del mismo tamaño, pero no tenían sentido, parecían marcas de pies sin carne. (¿Ciclos interrumpidos?)*
*Tras un leve descanso se incorporó y reanudo la marcha, nuevamente movido por la preocupación, pero algo más lento debido al desconocimiento del terreno. Aún no había señales de su padre, conocía su pisada, sabía de los dibujos que podían dejar, pero no era el terreno adecuado para sacar esas conclusiones. Tenía claro que había humanos, pero no tenía por qué ser su padre uno de ellos. Además, había escuchado historias de su padre, sabía lo que podía encontrar allí, no era el mejor lugar para ser descuidado.*
*Su solitario viaje continuaba, Lathander le indicaba que una nueva mañana había llegado. Su cuerpo se quejaba, la fatiga era grande, sus descansos eran escasos y cortos. Ya había dejado el paso atrás, y tras él, había podido distinguir, por fin, la peculiar huella de su padre, una mal dibujada figura de cabeza de unicornio en la parte central. Dio gracias a la arena mojada por permitirle saber que su padre estaba bien, y que estaba siguiendo al mismo grupo. Sus pisadas iban y venían del camino, como si estuviera verificando el rastro a seguir pero caminando en paralelo. A lo lejos, al oeste, podía divisarse Sundabar, su destino original. ¿Qué podría ser tan preocupante para dejar a su hijo y partir tan lejos? Siguió un poco más hacia el este, siguiendo el cauce de un río que más tarde conocería como el Río Lanzagélida. No tardó en escuchar choques metálicos. Comenzó a correr con todas sus fuerzas hacia los sonidos. A su paso divió algunos huesos caídos, de todo tipo, claramente alzados habían vuelto a caer. Fijó su vista en el horizonte y corrió y corrió hasta que por fin lo divisó. Rodeado de huesos por los suelos y cuerpos podridos sin movimiento alguno, su padre, en postura ofensiva, espadas en mano, totalmente quieto, estaba frente a tres figuras humanas. Una de ellas comenzó a hace dibujos con sus manos en el aire y a pronunciar una letanía que no comprendía. El brillo negro comenzó a emerger de sus manos.
-H. ¡Padre! *Echó a correr hacia él, pero apenas tuvo tiempo de dar un par de pasos cuando un rayo oscuro impactó sobre el cuerpo paralizado, tumbándolo de inmediato* ¡Padre no! *La ira se apoderó de él, todo lo que le rodeaba desapareció ante sus ojos, sólo podía ver el cuerpo tendido de su padre y las tres figuras, de ropas oscuras que ahora se orientaban hacia él y comenzaban a conjurar nuevamente. El suelo se removía a su alrededor. Se detuvo, cuerpo esqueléticos comenzaban a rodearle* ¡Mielikki! *desenvaino rápidamente sus dos espadas cortas* ¡Protege el cuerpo de mi padre! *No dudó en lanzarse contra los alzados. Sus espadas, en manos inexpertas impactaban con poca eficacia, la poca que podía darle su ira. No tardó en verse superado, cada vez más cuerpos esqueléticos aparecían a su alrededor. Poco a poco tuvo que ir cediendo terreno. Recibió varios cortes considerables, hasta llegar al punto que entre lágrimas tuvo que retirarse a toda velocida.*
*Con el desconocimiento del terreno fue al sitio más cercano donde podían atender, Sundabar. Allí fue atendido y forzado a descansar, avisó a las autoridades pertinentes, y en cuanto tuvo las fuerzas suficientes para seguir salió de la ciudad. Volvió al mismo lugar. Salvo restos de alzados no quedaba nada allí, ni el cuerpo de su padre. Pero ahora el terreno ayudaba, las lluvias eran comunes y el terreno blando, y pudo ver que las huellas de su padre volvían a aparecer, pero ahora sin cuidado alguno y a la par que las otras huellas humanas. Estaba claro, ahora no los estaba siguiendo, iba con ellos. No tardó en dibujarse en su mente la idea de que su padre, de algún modo había sido alzado, y por lo tanto se había interrumpido su ciclo. Las pisadas habían cambiado de rumbo, se dirigían al norte, y por supuesto, allí fueron sus pasos. Agotado y aún por terminar de recuperarse de sus heridas, su paso era lento, la lluvia comenzó a transformarse en nieve y pronto se vio sin un rastro que seguir, la nieve lo estaba ocultando. Frustrado y con el corazón herido, tuvo que tomar la decisión de ir a algún lugar cercano, reponerse, y rezar para encontrar a su padre. Y fue así como sus pasos le llevaron hasta Neves.*
Rasechimba
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Re: Zalcor, un joven que sigue los pasos de su padre.

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El tiempo va pasando. Hace ya bastante de mi llegada a Nevesmortas y nada ha cambiado. Sigo sin saber nada de él ni de los que se lo llevaron. Me pregunto si algún día volveré a verlo. Según avanzan los días, poco a poco voy perdiendo la esperanza. Nada me hace pensar que siga por la zona.
Con todo lo que ha ocurrido no he averiguado nada, al final son demasiadas, cosas, demasiadas distracciones. Pero por suerte o desgracia, como todos, tengo una mente y un corazón. Aunque mi mente se mantenga centrada en un sólo objetivo, mi corazón domina mis acciones y aletarga mi cometido.
Han pasado tantas cosas… Desde la búsqueda de las piedras del topo hasta el encuentro con Liara. Cuantas aventuras, cuantas distracciones. Los innumerables problemas con la garra oscura, todo lo acontecido con los licántropos, las muertes de las pixies, mi visita al abismo por cortesía de una noble, lo líos del canijo ese martinico, los ataques de alzados por no sé qué pacto roto, la dríada que perdió su camino, el ent, el brote, estupideces de amores perdidos, el rapto del recién nombrado capitán, los niños idénticos… y muchas cosas más.
Tanto hecho y tan poco progresado. Sé que no soy justo, he ayudado en todo lo que he podido, y mi corazón siente alivio por ello. Pero vine a este lugar con un objetivo, y cada día parece más lejano. Sé que me quejo mucho de él, pero algo he de agradecerle. Me mostró algo que me dio una idea, el libro que trata sobre Vildiara. Sé de sobra que yo no soy importante, y no pretendo serlo, pero quizás, si me animo a escribir mis sucesos, en caso de que yo no pueda, alguna buena alma pueda seguir los pasos que yo no pude. Romper ese ciclo interrumpido.
He de centrarme, ser egoísta, ceñirme a mi meta. No paro de hacer cosas por otros, pero… ¿qué hay de mí? Por mi condición pensé que podría buscar apoyo en el círculo druídico, a la par que yo lo ayudaba, pero parece un caso perdido. Aunque de palabra se me ha aceptado, parece que no llega el momento de que sea así realmente. “Ten paciencia”. Lo siento, no tengo tiempo, precisamente éste está en mi contra. Además, ¿quién iba a ayudarme? Hace muchas lunas que no encuentro a nadie del círculo. Tengo la sensación de que estos bosques han sido abandonados. Muy a mi pesar tendré que ser yo quien se encargue de ello. A saber… quizás encuentre a alguno más interesado en mantener el equilibrio. De momento tendré que contar únicamente conmigo mismo.
Sigue tu corazón… no va bien padre.
Rasechimba
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Re: Zalcor, un joven que sigue los pasos de su padre.

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*Va pasando un pergamino en blanco tras otro* (Creo que me he emocionado con esto de escribir. ¡Si no me gusta! Quizás otro día.)
*Acaricia lentamente el árbol de la sala, apoya su espalda en él y se deja caer hasta acabar sentado acomodando su espalda. Cierra los ojos y comienza a recordar*
*Una primera y fugaz imagen se dibuja en su mente. Animales que caen dormidos en la ciudad, a simple vista, sanos, pero bajo un sueño profundo. El debate sobre qué hacer comienza entre quienes están junto a la fuente.*
*Una segunda imagen se dibuja. Un druida enviado por Vildiara pregunta por él. Bajo su petición parten camino del refugio*
*Una nueva imagen aparece. Junto a sus compañeros luchan contra seres de ceniza, de humo. El bosque está en silencio, algo perturba su estado. Una toxina que puede afectar a cualquiera de los presentes. Todos toman precauciones, pañuelos, evitar movimientos innecesarios…*
*La imagen cambia. Todos reunidos en la misma sala en la que se encuentra sentado. Él mismo hace de intermediario, entre un elemental de agua y sus compañeros. Había un remedio, pero requería un elemento poco común. Por suerte se encontraba en lugar recientemente investigado.*
*La imagen vuelve a tornar varias veces. Se introducen en la oscuridad, en lo profundo de la ciudad enana. Avanzan bajo el agua. Luchan contra criaturas increíblemente fuertes.*
*En su mente aparece como recoge el singular hongo. Había sido peligroso, pero gracias a sus compañeros, desde los dos enanos hasta el molesto seguidor de malar, todos habían sido necesarios, todos habían participado.*
*Un último escenario se dibuja en sus recuerdos. El druida le cede lo que tanto había estado esperando. Un presente de Vildiara, la llave del refugio. Ya era oficial. Una vez más, aunque esta vez debido al recuerdo, en su rostro se dibujó una sonrisa. Una sonrisa bañada por la tristeza de que seguía sin avanzar en sus propósitos personales.*
*Abrió los ojos y miró hacia arriba siguiendo los surcos de la corteza del árbol* ¿Paciencia? ¿Sigue tu corazón? Mi tiempo es más corto que el del bosque y mi corazón sufre por ello. Por favor, ayúdame.
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Re: Zalcor, un joven que sigue los pasos de su padre.

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*Entraba con su calmado caminar en el refugio. Su mirada al suelo, no había nada que seguir, simplemente no había por qué alzarla. Como solía ser habitual, acostumbrado a ello, nadie se encontraba en el lugar. Una vez más, sus pasos le guiaban al interior, lento, en silencio, ¿en paz? Sus lentos y pesados pasos le llevaron hasta la sala central, acercándose al árbol que señalaba el epicentro del lugar. Con lentitud alzo su brazo derecho hasta acabar posando la mano sobre la corteza. Miró a un lado y a otro, quizás buscando un apoyo. No lo encontró. Cansado dejó impactar su frente contra la corteza.*
(¿Debo renunciar? Pronto hará un año, y aquí estoy, buscando en la nada, y encontrando nada. ¿Debo olvidarlo? Me conoces, no puedo hacerlo, y aunque pueda no lo haré. Ayúdame. ¡Por favor! ¡Ayúdame! ¡Estoy aquí por él! Todo lo que he hecho… todo por lo que he luchado… es por él… Él me ayudó a conocerte, él me ayudó a idolatrarte. No te lo pido por mí, te lo pido por él, por mi padre, por tu fiel sirviente cuyo destino, contra su voluntad, se aleja de tus dictámenes. ¡Su ciclo fue interrumpido! ¡Permíteme orientarlo de nuevo!)
*Tras cerrar los ojos, en calma, casi en meditación, una vez más, las imágenes comenzaron a dibujarse en su mente.*
Primera situación:
- Elfo: Satelle, necesitamos que vengas.
- Zalcor: Ni caso, ¡Me lo prometiste!
- Padre: Lo siento pequeño, otro día será. *El humano, de pardo y corto cabello, con una sonrisa en sus labios, miró fijamente con sus ojos de marrón claro a su hijo* Ya habrá otro momento.
- Zalcor: ¡Nadrian! *imitando las regañinas de su madre* ¡Se lo prometiste a tu hijo!
- Padre: *ríe* Será pronto, de momento descansa.
Segunda situación:
- Zalcor: ¡Yo quiero unos iguales! *agitando una bota de pie adulto con su mano derecha*
- Padre: Esas botas hay que ganárselas. Eres muy joven aún. Te faltan unos años para comprender por qué es así.
- Zalcor: *Mira algo confuso la bota, dándola vueltas* Están viejas, y salvo el dibujo del unicornio en la suela son como cualquier bota. ¡Eso lo dibuja cualquiera! *Le lanza la bota a su padre y sale corriendo inmediatamente hacia el* ¡Toma joven!
- Padre: *evita sin problemas la acometida del infante a la par que agarra la bota* Pequeñajo *Le da una colleja según se le cruza al evitarle* Un respeto por las creencias. Estas botas son más de lo que crees. Dibujan los pasos de un guardián. *Ríe* Canijo cabezadura.
- Zalcor: *Pone marros y vuelve a correr hacia él*
Tercera situación:
- Zalcor: ¡¡No has dejado huellas, estás haciendo trampas!! *Mirando a todos lados sin encontrarle*
- Padre: Los sentidos pueden engañarnos. Cuando dudes sigue tu instinto *suena la voz entre los arboles*
- Zalcor: bla bla bla. ¡Ya podrás con un niño! *Suspira y cierra los ojos, no hay huellas que seguir. Se mantuvo quieto unos segundos hasta que algo llamó su atención. Reconocía ese sonido. Lo había escuchado cientos de veces. El tintineo de la punta metálica de una de las vainas golpeando un aro metálico a la altura de las rodillas. Un regalo que su madre le hizo a su padre hace tiempo. No pudo evitar sonreír mientras sus ojos se dirigían en dirección a la procedencia del sonido*
- Padre: Buen trabajo pequeñajo. No todo puede seguirse con la vista.
*Una tras otra, diferentes imágenes de su vida se dibujaban en su mente. ¿Por qué? ¿Melancolía? ¿O una ayuda de Mielikki?*
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Re: Zalcor, un joven que sigue los pasos de su padre.

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TRAS LOS PASOS DE NADRIAN

*Al final la rápida visita a Nevesmortas, como solía ocurrir se alargó más de lo que esperaba. Al pasar cerca de la fuente se encontró con las imprevisibles mujeres de la cofradía gélida y la caballero. Nuevamente escuchando relatos “inventados” de Vadania, y nuevamente dispuestos a perder el tiempo para verificarlos. Pero para su sorpresa un elfo de agreste apariencia saludó al joven guardián. Al parecer le conocía desde año atrás, al igual que a su padre. De hecho, le cedió un preciado regalo, las antiguas botas que antiguamente le había lanzado a su padre. Las botas de su héroe y amigo. Por fin, tras tanto tiempo, pero por el esfuerzo de otro, una luz brillaba en la oscura e infecunda búsqueda. Las alocadas le esperaban fuera. Algo consternado, con la nostalgia azotando su mente y corazón, salió de la ciudad. Allí también estaba su buen amigo Lucian, la archidruida Vildiara y Sirion. Agitado, le comentó lo que sucedía, el enlace de esas botas y su pasado. Drum había cumplido con su palabra. ¿Hasta qué punto un miembro de la cofradía iba a ayudarlo sin reparos? No era la primera vez que alguna de esas mujeres le sorprendía con semejantes gestos, y probablemente no sería la última. Tras un breve relato de como acabó en Nevesmortas y de que ocurrió con su padre, sus compañeros le ofrecieron su ayuda, y con ella, las posibles pautas que podía seguir y sus opiniones.*
*Tras una leve meditación decidieron ir al claro de Mielikki de Argluna. Allí visitarían a ese elfo, el cual, había estado velando por su padre y también por él, el cual, además, ya había hablado con Vildiara pocas lunas atrás. Ante la insistencia del joven seguidor de Mielikki el viaje fue rápido, un portal a Sundabar, y de ahí una carrera para poder tomar el último barco del día a Argluna. Una vez en la inmensa ciudad se encaminaron hacia el claro, epicentro del crecimiento de la ciudad según Lucian. Allí estaba esperándoles el mismo elfo. Tras varios reproches al joven por no haber estado allí antes y su falta de paciencia. Le mostró que las botas contenían un mensaje escrito en élfico que sólo podía verse en determinadas situaciones.*
“Mira en tu interior, busca tus raíces. Siempre estaré ahí.”
*Tocaba volver a Bosque Alto, un viaje que esperaba hacer pero no en esa situación. Nuevamente le llamaron la atención por su falta de paciencia y también le dieron varios consejos. No debía ir solo, tenía amigos para recorrer el camino. Debían prepararse bien, no sabían que podían encontrarse. Tras esos detalles, nueva información fue revelada, dicha información alteró visiblemente al joven mestizo. Su padre seguía vivo, no era un ciclo interrumpido. Mediante la ayuda de un sacerdote, al parecer, el elfo pudo ver la situación en la que se encontraba Nadrian. Maniatado y amordazado junto a una doncella, claramente maltratado. Parecía un ritual en un templo, al cual Nadrian se resistía como podía ante la poderosa magia que envolvía el lugar. Su padre estaba débil y no podría aguantar mucho más. Tras una buena pregunta de Sirion sobre los causantes, el elfo les mostró un libro. Eran seguidores de Talona. La agitación podía con Zalcor, le costaba mantenerse sentado, totalmente tenso, inundado de sensaciones que removían su corazón y su mente.*
*Tras finalizar la reunión el joven guardián se marchó en silencio visiblemente alterado. En su corazón un objetivo claro, salvar a su padre. En su mente se dibujaba su preparación, lo más importante era conseguir controlarse o podría poner en peligro a todos. Si casi estalló con un simple relato… ¿Qué pasaría al encontrase a su padre? Necesita meditar, necesitaba controlar sus impulsos.*
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Re: Zalcor, un joven que sigue los pasos de su padre.

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LA UNIÓN HACE LA FUERZA

*Llegó el momento, era la hora de partir. Estaban a las puertas de Nevesmortas. Al lado del joven mestizo estaba el guardián. Le avisó de que le viaje podría ser sólo de ida y que les esperaría en Sundabar. Sincero como siempre, advirtió a sus compañeras de las palabras. Aún así, ninguna dudó en ayudarle. Partieron sin demora en dirección a Bosque Alto. Tras una buena caminata, no tardaron en hacer el primer alto. El guardián quería mostrarle algo a Zalcor. Para llegar a ello, el camino fue curioso, rodeados de vigilantes de Mielikki indicándoles el camino. Claramente su diosa trataba de ayudarle. Ante la mirada atónita de Zalcor y algunos de los presentes, el guardián llevó a cabo el ritual necesario para mostrar al mestizo la misma visión que tuvo, con la esperanza de que él alcanzara a ver algo más. El guardián le indico a Zalcor que se acerca al caldero y cerrara los ojos. El joven guardián, aun nervioso, accedió a la petición. Tras un intento de relajarse, el guardián golpeo con su bastón el suelo un par de veces. La sangre que contenía el caldero comenzó a burbujear. Mientras sus compañeros (Vadania, Juliette, Drappi, Annie y Korissa) le observaban, los nervios hacían presa de él. Aún con los ojos cerrados, no podía evitar mover las pupilas de un lado a otro tratando de ver algo. Poco a poco, los vigilantes influían en él, su cuerpo se relajaba y el movimiento ocular se iba reduciendo. El guardián tomó con una mano su cabeza y la empujó al interior del caldero lleno de sangre burbujeante.*
*Con la cabeza sumergida, por fin abrió los ojos. A su alrededor se dibuja un lugar oscuro, una cueva. El suelo estaba bañado de cadáveres. Pero más allá de ellos pudo ver algo. Un hombre al que conocía, moribundo y malherido, entre rejas. A su lado, otro humano, con la calva y cara tatuadas. Un escalofrío recorrió el cuerpo del montaraz.*
*El joven mestizo conseguía mantener las visiones, a pesar de lo duras que eran para él. Los vigilantes le ayudaban a mantenerse concentrado. Pero era imprudente, sus ansias de ver más le impulsaron a sumergir aún más la cabeza, necesitaba saber todo lo posible. Antes de que se terminar pudo escuchar algo que se quedó grabado en su cabeza: “He conseguido lo que quería aunque no tenga en mi poder tus preciadas botas, pero tu hijo viene de camino y verá como su padre muere, pues será el mismo quien te matará cuando sepa la verdad”. La mente del joven mestizo quebró, su cuerpo se puso tenso, acomodó las manos en los bordes del caldero tratando de impulsarse para sacar la cabeza, pero su cuerpo no respondía. Claramente algo iba mal. El guardián, alertado por la reacción, instó a los compañeros a ayudarle, formando un círculo. Con la nueva magia druídica del guardián junto con sus compañeros, por fin, Zalcor consiguió sacar la cabeza con un titánico esfuerzo, cayendo al suelo de culo, con la respiración agitada y ojos de preocupación mirando a sus compañeros. La sangre bañaba sus cabellos y su rostro. No parecía importarle.*
- Juliette: “No quieras terminar el viaje antes de llegar, hombre.”
*Tras comentar lo visto, y bajo petición del guardián, dejó las botas de su padre en el suelo. El druida no pudo evitar reír y elogiar a Nadrian (el padre de Zalcor) sobre su inteligencia. Había algo diferente en las botas. Tras un movimiento de bastón un pequeño resquicio de las botas quedó a la vista. Dentro de este, un diminuto frasco con un extraño contenido. Otro secreto que su padre le había ocultado, un raro elixir, un brebaje que podía curar cualquier mal, veneno, enfermedad o a saber qué. Eso fue lo que causó el mal de su padre, era por lo que le perseguían los Talonitas con desesperación. Un elixir que se dice que sólo los dioses otorgan a sus fieles. Con cuidado, el joven mestizo lo guardó en un pequeño bolsillo bajo su cinto, dejando claro a sus compañeros que si le pasaba algo ya sabían dónde estaba.*
*Largo viaje y mucha información. Tocaba descansar, tocaba prepararse para lo peor. Ya sabían que los esperaban y que no sería sencillo. En el corto descanso Vadania le mostró su preocupación sobre todo lo que sabía el guardián. Zalcor zanjó el asunto dejándola ver que viene de largo, que los ayudaba desde tiempo atrás vigilando sus pasos. Miró a sus compañeros, parecían optimistas. Había que continuar. Avanzaron dirección de Bosque Alto, tratando de dejar a un lado La Roca, El Gran Roble, y cualquier cosa que pudiera entretenerlos o detenerlos. El viaje era claro y directo, no había tiempo que perder. Pronto vieron las consecuencias de que los esperaran. Cruzando un pequeño puente tuvieron que enfrentarse a numerosos y poderosos enemigos. Hombres de túnicas negras de capacidades mágicas indeseables, junto a enormes criaturas corruptas. El combate fue largo y duro. Cuando todo terminó, por suerte sin baja alguna, varios del grupo incluyendo al propio Zalcor trataban de recobrar el aliento. Cientos de vuelos metálicos habían reflejado la tenue luz del sol en una tediosa y sangrienta danza de armas. Ya estaban cerca. Una pequeña cripta subterránea les esperaba.*
- Zalcor: “Estamos cerca. No hay tiempo que perder.” *El joven mestizo aunque agotado, estaba claramente nervioso, agitado por lo que podía suceder con su idolatrado padre.*
*El pequeño grupo, convencido de sus posibilidades, se adentró bajo tierra. Allí Zalcor, pudo refutar lo que vio, oscuro, huesos por todas partes, y su padre, en condiciones lamentables, maniatado y enjaulado. Sus compañeros pudieron ver su inestabilidad. Su respiración se aceleraba, las espadas se balanceaban en sus manos, su cuerpo se encogía mientras sus pies se acomodaban para lanzarse. Pero sobre todo, pudieron ver como emitía sus palabras, sin miedo, sin temblores, sin dudas. Su padre le necesitaba. Sus compañeros trataban de calmarle, pero era inútil.*
- Orthudos: “¡El gran Zalcor hace su entrada en mi humilde cubil!
- Zalcor: “¡El gran Zalcor va a acabar con tu vida! *La situación le superaba*
- Orthudos: “¿Has venido a darme lo que me pertenece?”
-Zalcor: *Unas lágrimas bajan de sus vidriosos ojos* “He venido a acabar contigo. ¡Con tu maldita existencia!”
- Orthudos: “A estas alturas imagino que el chivato del druida te habrá dicho que el alma de tu padre me pertenece. Es el precio que pagas cuando me desafías, y él lo hizo.
- Zalcor: *Como única respuesta, colgó sus mazas para rápidamente agarrar sus espadas, su especialidad. Su actitud y su cuerpo lo dejaban claro, no iba a ser sutil*
*Varios de sus compañeros acompañaron su movimiento con amenazas, dejando claro que no habían venido precisamente a hacer amigos. El hombre los infravaloró acercándose a Nadrian para darle una patada*
-Zalcor: *Giró su rostro, rojizo, bañado por la sangre del ritual, con unos pequeños surcos claros dibujados por sus lágrimas. Les sonrió a modo de disculpa y se lanzó contra el hombre tatuado.*
*Sus compañeros no tardaron en reaccionar, ya estaban avisados por la tensión de Zalcor. Pronto los magos cogieron posiciones y los combatientes le siguieron. El primero golpe de Zalcor, con el codo, para desestabilizar al hombre, para su sorpresa afectó a su padre. Tras lo cual, dio un salto atrás. Ante la confusión, Korissa dejó parte de sus habilidades, apareciendo tras el hombre.*
- Orthudos: “¿Y bien? ¿Dónde están mis botas?
- Zalcor: “No son tuyas, esas botas hay que ganárselas. *Repitiendo las palabras de su padre*
*Mientras tanto Korissa trataba de abalanzarse sobre el hombre.
- Orthudos: *Ríe* “Me encanta.” *Mirando a Korissa* “¿No has encontrado nada mejor?”
*Tras el ineficaz intento de Korissa, una mano mágica se dibuja sobre el hombre tatuado, dejándolo inmóvil*
- Juliette: “Zalcor, debes actuar rápido.”
-Zalcor: “Korissa, abre la jaula y saca a mi padre de aquí, la magia tiene límites, quizás sirva.“ *Mientras se echa sobre el hombre para inmovilizarlo para cuando se acabe el efecto de la magia, aprovechando también para registrarle por si encuentra algo que pueda solucionar el entuerto. Mientras Vadania y Drappi revisaban un círculo mágico dibujado en el centro de la sala, a la vez que Annie se preparaba como apoyo para cualquiera de las dos situaciones. El guardián se acercó también al círculo. Los que lo revisaban vieron que había una trampa. Algo estaba atado al cuello de Nadrian. Había que tener sumo cuidado, o nadie podría contar lo sucedido. Tras las advertencias de los cuidadosos miembros del grupo, los ojos de todos comenzaron a moverse, viendo peligrosas trampas a su alrededor. Mientras tanto, la magia se disipaba, y el Talonita comenzaba a forcejear con Zalcor, tras lo cual, éste pidió perdón a su padre para clavarle una espada en la mano a su rival inmovilizado.*
*Aunque consiguieron disipar la magia del círculo, no pudieron evitar la activación de algunas trampas. Algo normal ante semejante situación. Heridos, y con el tatuado que por fin se había zafado de Zalcor, comenzó un combate a muerte. El vínculo entre el Talonita y Nadrian había sido disipado, no había por qué contenerse. La lucha fue dura, el Talonita se centró en Zalcor, usando sus magias contra él. Pero los amigos están para esas situaciones. Si no puedes mover un arma, ellos lo hacen por ti. Todo terminó. Arrastrándose, mientras la magia de lo que llevaba encima iba cerrando sus heridas, Zalcor se acercaba a su padre. Lo importante era él. Cuando lo alcanzó, manipuló la poca energía natural que podía manejar en ese momento para sanar lo que podía sus heridas. Los vigilantes de Mielikki llegaron y terminaron de sanarle.*
*Cuando todo se calmó, el joven guardián avasalló a su padre con preguntas.*
- Nadrian: “Te lo contaré todo, pero debes prometerme algo.
- Zalcor: *Frunce el ceño* ¿De qué se trata? *Cualquier diría que es un trágico reencuentro de padre e hijo*
- Nadrian: “Es el único elixir que queda. Yo no tengo fuerzas para seguir protegiéndolo. Lo único que espero es poder regresar a casa y descansar. Debes protegerlo con tu vida. Debes ser su guardián, como yo lo fui durante todos estos años.”*
- Zalcor: “Padre, soy un seguido de Mielikki. Tú me inculcaste esa fe. Yo cuidaré del elixir. El círculo me ayudará. Toda mi vida he seguido tus pasos. Será un honor seguir haciéndolo. Pero…”
- Nadrian: “Hay más como él que tratarán de buscarte y quitártelo. *Mirando el cuerpo caído del Talonita.* “La marca está en peligro y…“ *miró a todos* “Ahora está en vuestras manos que las plagas no se extiendan.”
- Zalcor: “Cómo decía, hay unas palabras que no paran de sonar en mi cabeza.”
- Nadrian: “Lo que habéis visto hoy no es nada en comparación con lo que puede suceder si el elixir cae en sus manos.”
- Zalcor: “Eso no pasará, pero escúchame un momento. Vi algo que me inquieta.“
*Mientras Vadania y Annie hablaban del comienzo de una leyenda y que seguirán unidos como ha sido en esta situación.*
- Zalcor: “Vi como ese Talonita dijo que cuando supiese la verdad yo mismo te mataría. ¿A qué se refería con esa verdad?”
- Nadrian: “¿Cómo sabes eso?”
- Zalcor: “Simplemente lo vi. Dime de qué se trata.”
- Nadrian: *Suspira angustiado* “Porque yo fui uno de los creadores del elixir. Y aun sabiendo que su poder podría curar cualquier enfermedad, también sabía que podría romper el equilibrio si se usase invertido.”
- Zalcor: “¿Con qué motivo lo creaste? Responde.”
- Vadania: “¿Pueden crear más como ese?
- Nadrian: *Niega a Vadania* “No, sus ingredientes ya no existen.” *Baja la cabeza* “Yo los destruí.”
- Zalcor: *Suspira* “¿Entonces sólo está esta muestra que tengo? Cumpliré con mi cometido”
- Nadrian: “Espero que sepas perdonarme”
- Zalcor: *Tiende la mano a su padre para ayudarle a levantarse, y cuando lo hace le abraza.* “No soy quien para juzgarte. Hiciste lo que considerabas correcto.” *Se aferra a él con fuerza.* “Te daba por muerto.”
*Acabaron por salir del lugar. Sus compañeros marcharon de vuelta a Nevesmortas, mientras que él acompañaba a su padre, para ver por fin, tras largo tiempo a su madre, sin poder evitar un tema peliagudo azuzado por sus compañeros antes de separarse. Novia o no novia, que ya iba tocando… bla bla bla. Dada su nueva responsabilidad, no pudo más que aceptar con tristeza un sencillo día en familia, contando todo lo acontecido tras llegar a Nevesmortas por primera vez y correspondiendo al cariño familiar faltado tras tanto tiempo fuera del hogar.*
Rasechimba
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Re: Zalcor, un joven que sigue los pasos de su padre.

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EL TIEMPO NO SE DETIENE

*Hacía ya bastantes días que había vuelto de su retiro, centrándose sólo en los bosques. Más calmado, con fuerzas renovadas, y por suerte olvidado. Ya no sería ese foco de atención. No más piedras con forma de mano, no más héroe de Nevesmortas, no más reuniones con varias personalidades de la villa. Llegó un periodo de calma para su cuerpo y su mente. Poco duró. Tras sus recientes actividades cerca de la villa nuevamente los problemas azotaban su mente, y como era costumbre, no podía dejarlo a un lado.*
*Plantó las rodillas en el suelo, metió las manos en el lago y empujó agua contra su rostro. Dejó la mirada fija en la superficie, la cual se iba calmando poco a poco. La noche era profunda y pocas cosas reflejaba. Aún así él dibujo sus recuerdos. Ante sus ojos una escena reciente cobraba vida.*
(Joder Vildiara, menudas palabras, fueron muchas muertes, no se puede tolerar que roben algo que supuso tanto sacrificio y esfuerzo. Es como si las vidas de esas personas no te importasen. ¿Pensarías igual si yo hubiese sido uno de ellos? De no pensar igual... ¿sería por mi labor en el bosque o por ser yo?)*suspiró y dio un manotazo al agua agitándola*
*El agua ahora reflejaba al semiorco llamado 37 peleando con Danowl en el suelo de la taberna.*
(La culpa es mía. No quería involucrarme en problemas de ciudad y me limité a poner una denuncia, debí actuar, acabar por mi cuenta con todo ese asunto. De ser así el asunto del hospicio y la llave no estaría igual. Un triste anillo de invisibilidad no le hubiera servido para escapar si hubiese actuado.) *Otro golpe altera nuevamente la superficie del agua*
*Diferentes imágenes se le dibujan en el agua. Su promesa al guardián del hongo. Su promesa a su padre. Eregul y él haciendo frente a un gran dragón azul, con varios caídos por la supuesta enfermedad en el ataque a Adbar. Otro dragón arrancándole el brazo. Un caballero transformándose en ceniza.*
*Un tercer golpe agitó el agua y cerró los ojos. Varios rostros se dibujaron en sus pensamientos. Muchos amigos habían desaparecido. Annie también. Eran muy pocos los que quedaban en quienes pudiese apoyarse y por pura amistad sólo quedaban dos. Agitó la cabeza, abrió los ojos y alzó la vista, varios despiertos estaban alrededor del lago. Debía seguir cumpliendo con su labor. Habría que esperar a que el señor despertase. Echó un rápido vistazo al reloj roto. Las horas seguían reduciéndose.*
*Demasiados problemas que atender*
Rasechimba
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Re: Zalcor, un joven que sigue los pasos de su padre.

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UNA VEZ MÁS, PUEDE QUE LA ULTIMA

*Con un lento caminar se acerca a la hoguera recién encendida, tras sentarse comienza a expulsar humo de la pipa que sostiene con los labios. Su mirada atraviesa los surcos del humo y se centra en el baile de las llamas*
(Me lo he tomado a broma, pero cada momento que pasa me hace dudar. He tratado de no darle importancia para no preocupar a Ángela, pero... menuda carga que he aceptado. Según me entero de cosas soy más consciente de que es una locura. Hay magia muy poderosa en todo esto, y en ese aspecto sólo puedo confiar en la suerte. Cada palabra, cada gesto de quienes saben del asunto están grabados en mi cabeza. Hablar con Cañamo me ha reconfortado, pero no puedo dejar de lado las palabras de Maelis. ¿Y si lo estropeo todo por arriesgar? No creo que pueda descansar en condiciones hasta que llegue el momento. Mucho depende de mi.)
*Baja la mirada hacia sus manos. Un pequeño temblor se apodera de ellas. Las dudas y el miedo empiezan a afectarle. Suelta una gran bocanada de humo tratando de relajarse, de centrar su mente en como salir de esa.*
(Hay mucho por lo que luchar, pero también arriesgo demasiado. Un terreno desconocido, poderes desconocidos, enemigos desconocidos. Va a ser muy complicado. Además, dependo del uso de un medallón que tampoco tengo claro como funciona y si los que lo han investigado conocen todo sobre sus capacidades. No tengo claro que Ángela haya hecho bien en confiarme esto. Nadie ha ido antes, y por usar la magia para ver algo casi sucede algo trágico. Ahora lo han dejado en manos de inconsciente que no sabe decir que no.)
*Se frota los ojos y la frente con una de sus manos*
(Céntrate, paciencia, tienes tiempo para analizar, para buscar alternativas, lo importante no es que pasa contigo, es la información. El equilibrio, los bosques y la ciudades están en peligro. Céntrate en buscar caminos para que la información avance hasta llegar a su destino. No importa lo que veas, lo que encuentres, lo importante es que lo transmitas. Te has jugado la vida muchas veces, esta es una de tantas. Con menos información, y un ambiente lejos de tu comodidad, pero una más. Piensa, piensa... recuerda tu deber, recuerda lo que dicta tu corazón. Alguien tiene que hacerlo. No puedes permitirte perderlo todo. Sobrepasa tus límites si es necesario, pero cumple con lo que debes hacer. !Protege todo lo que te importa!)
*Emite un fuerte rugido mientras la pipa resbala de sus labios hasta caer al suelo*
Rasechimba
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Re: Zalcor, un joven que sigue los pasos de su padre.

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*El trabajo había terminado. Tocaba meditar sobre lo sucedido. Tras el agotador combate se marchó al claro de Amendur. Como era costumbre cuando sólo estaba de paso, saludo al druida con una sonrisa amable y se marchó a un árbol cercano, donde se dejó caer.*
(Lo que he visto no ha sido agradable, pero he de reconocer que me lo pintaron mucho peor. Aunque tuvimos suerte, ya que parecer ser o eso creo yo, que era necesario destruirlo en su totalidad, contábamos con el clérigo de Shondakul. Ahora podré entender las palabras de Cáñamo. Un ciclo de una semana. No me queda claro si del mismo avatar o de otro. El tiempo dirá.
Han sido muchas cosas en poco tiempo. Soy consciente de la falta de ideas. Shallan y yo nos tomamos nuestro tiempo por falta de conocimiento, pero parece que la llegada del otro grupo no solucionó esa carencia. Aún hay mucho por saber de esos avatares. Pero aún con esas, no comprendo, cómo hasta el último momento los involucrados no sueltan prenda. Un libro. Energía mental. Dos piezas nuevas para mi en este puzzle. Aún con esas, lo que mas me ha llamado la atención es la pasividad. Esta cosa atacaba a la pequeña y nadie movía un dedo. Tuve que meterme en esa cosa asquerosa dando golpes a diestro y siniestro para llamar su atención y que dejara a la pequeña. Todo seguía igual, todoa miraban sin hacer o decir nada, salvo Cañamo que me pedía que no acabase con esa cosa ahí. Tuve que gritar una y otra vez que alejasen a la pequeña hasta que lo hicieron. Tras eso hice que la cosa me siguiera. En cuanto no lo hacia... golpe que la daba, una y otra vez. Pero todo seguía igual. Hasta que llegó un momento de dolor para mi corazón. La pequeña, que supongo que se debió acercar fue abatida por la criatura. Ahí se acabó el ganar tiempo para pensar un plan, me lancé a por esa cosa. Me quedé sorprendido cuando el primero que me siguió fue Shannihs, luego el sacerdote, y otro ayudaron como pudieron.
Sé muy bien que no soy el más apropiado para juzgar, pero entre la pasividad, y el hecho de que no se comparta información ante algo que nos atañe todos, en mis ojos sólo puedo ver indiferencia. Todo está bien mientras no les afecte a ellos personalmente. Aventureros sin escrúpulos y sin valores.
Hay cosas que no me gusta hacer, pero por el bien todos, si no funcionan las buenas maneras, tocará presionar.)
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Re: Zalcor, un joven que sigue los pasos de su padre.

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LA PAZ NO CALMA LOS CORAZONES

*Tras encenderse la pipa se sentó junto al lago*
(Por primera vez en mucho tiempo reina una especie de paz. Aún así no siento calma. Hay pensamientos que me alteran. Se intercalan con las pesadillas de las torturas.)
*Centra su mirada en la mansa agua del lago*
(Que la superficie se vea tranquila no quiere decir que no suceda nada en su interior. Llevo días sin saber de Lussure. Solemos coincidir bastante, y si no es así, al ser tan inseguro tiende a buscarme. ¿Habrá encontrado algo en lo que centrarse? ¿Su destino le habrá llevado a otro lugar? El tiempo dirá. Espero verle pronto, no conozco a muchos fieles de Mielikki en la marca. Tampoco he sabido nada del asunto de la egocéntrica druida y guardián del pantano. No he contado a Vildiara mi último encuentro con ella. Espero que no hiciese caso a mis peticiones. Quizás debería buscar a Vildiara. Quizás ella tenga respuestas a estas dudas, pero siempre me lleva tiempo dar con ella. Además, últimamente no actúa como ha hecho siempre conmigo. Me da la sensación que le han disgustado mucho mis últimas acciones. Aunque no me ha echado una bronca en sí, cuando ha podido me ha recordado como tomo mis decisiones. Antes me pedía que vigilara a la gente del bosque que no conocíamos. Que viese de que pie cojeaban. Ahora ni ofreciéndome he de hacerlo. Luego están las comparaciones. Tampoco salgo bien parado en ellas. Supongo que un guardián, y más un guardián como yo, es menos relevante para el equilibrio que un pastor.)
*Da una profunda calada a la pipa*
(Hubiese estado bien conocer a ese tal Malakai y haber podido aprender de él. Supongo que tengo que dar el paso. Tengo que dejar de actuar como un cachorro. Debo ser más independiente. Debo ser consecuente con mis acciones. Lo que ofrezco de corazón no voy a recibirlo de nadie. Para muchas cosas he estado, estoy y estaré solo. He de aceptarlo.)
*Mientras fuma, varios recuerdos de su padre y su madre se pasean por su mente. A la vez, sus ojos, inconscientemente, se centran en sus botas*
(Os echo de menos.)
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