Oklark Asnarl, el Oso

Los trovadores de la región narran la historia de sus héroes. (Historias escritas por los jugadores)

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Cnon

Oklark Asnarl, el Oso

Mensaje por Cnon »

En un lugar del amplio y basto norte de la marca argenta, el día se hizo noche, la noche pasó a gritos:

- Vamos cachorro, sí no sigues mi ritmo no mereces vivir.- el humano Vastiand junto a su hijo Oklark parecía correr en un frenético momento de lo que parecía una caza.

La vida con su padre había cambiado drásticamente hace muchos años, su madre había muerto a manos de otras tribus en un intento de luchar contra la enorme masa de poblaciones que asediaban su forma de vida en una cueva abandonada en el bosque por sus costumbres, todo era una mentira y eso lo sabían, esos sureños no entendían nada, una burbuja de la que no querían que nadie estallara con un alfiler, y se llevarían por delante como ya andaba haciendo con algunas tribus, haciendoles bajo presiones cambiar su forma de vida.

Todo esto antes no era así, antaño sus padres vivían en una tribu la llamada oso azul que había cambiado a ser algo mucho más , sus miembros seguían siendo los mismos en realidad, tan solo que más fuertes, respondían con una fiereza como nunca antes se había visto a lacivilización que invadía las zonas salvajes en búsqueda de explotarlas a niveles máximos, sin respeto alguno por la caza, montados en grandes caballos con más metal encima o telas caras que instinto por la vida y la muerte.

Pero aquella vida había cambiado, la tribu del oso azul en un movimiento para alzar a las demás tribus a unirse a ella bajo su mandato habían intientando derribar el contemplativo árbol anciano, aquello no era una cuestión ni de batallas, ni de guerra, era una cuestión de supervivencia, pero por aquel entonces el resto de tribus Utzgards se habían anticipado, bajo la unión del resto de tribus bajo las palabras de Utzgard, bajo las canciones para con su padre Tempus en sus grandes salas de hidromiel estos entonaban muerte contra la tribu del oso azul, pero sí bien aquello podría haber sido algo memorable para otros, bastantes utzgards portaban armaduras y armas de poblaciones civilizadas que deseaban tener un control sobre esas comunidades, haciendo que poco a poco sin que se dieran cuenta estuvieran encerranas en tierras cada vez más pequeñas, la gran mentira.

La batalla fué sangrienta, los osos azules superados en número perecieron ante aquella lucha con tantas tribus, los bárbaros de la tribu del oso azul pedian clemencia ya que no querían vivir una vida como esta, bajo maldiciones de muerte los vencedores cortaban la cabeza de la mayoría de la tribu, por aquel entonces Athor junto su hijo Vastiand se encontraban de caza por la zona, cuando encontraron el lugar a la vuelta devastado el gran Athor con los ojos inyectados en sangre golpeaba de rodillas una tierra destrozada y regada por la sangre de los suyos.

Ladridos de perros de caza desde el fondo del frondoso bosque.

- Vamos cachorro, sí no sigues mi ritmo no mereces vivir.- el humano Vastiand junto a su hijo Oklark parecía correr en un frenético momento de lo que parecía una caza.- estos sureños son una enfermedad, devoran todo sin saborear si quisiera primero la sangre de sus presas.

Vastiand apoyaba su cuerpo en un tronco intentando parecer oculto, no le hacía ningún gesto a su hijo, el joven Oklark sabía que tenía que hacer, su vida corría peligro, toda su vida fué así, estaba acostumbrado a estas situaciones, encontrándose agazapado tras un arbusto esperaba movimiento por su padre y silencio por el otro lado.

- Estos casi lobos tienen buen olfato, marchate cachorro, voy a despistarlos y quizás le lleve a la cueva de las piedras azules para emboscarlos y descuartizarlos- comentaba mientras asomaba su rostro a medias, observaba a caballeros montados a caballo siguiendo a sus perros de presa por la ladera cercana a ellos.- nos veremos en cinco lunas cerca de la cascada de la Luna Plateada, y sino.. . busca mejores presas o muere siendo una de ellas.

El padre le entregó una gran hacha a su hijo, una hacha que había derramado sangre tanto de animales como humanoides de poblaciones cercanas que habían intentando invadir estas zonas salvajes, y otras de asaltos asqueados porque personas tan débiles pudieran tener alguna oportunidad, lo sabían, no la tenían, por eso intentaban cambiar el entorno esos sureños a toda costa, pero la muerte acechaba, para aquellos que se escondían tras muros de falsa piedra.
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