Nacida en la bulliciosa ciudad de Aguas Profundas, su madre murió dando a luz sin haber dejado más descendencia. Así pues, Terinnen quedó a cargo de su padre, un clérigo del templo de las agujas de la mañana, quizá el mayor templo de Lathander, pese a ello, Terinnen tuvo una infancia feliz. Siendo educada por su padre en la fe del señor del Alba, pronto se convirtió en una despertada (novicia de la iglesia de Lathander).
Al poco tiempo de su ascenso a portadora del alba (miembro de pleno derecho del clero de Lathander), su padre cayó en una batalla contra un nigromante y sus hordas de muertos vivientes, pese a que siempre había considerado que las personas que formaban parte del templo eran su familia, sentía que su hogar había dejado de serlo. No tardó mucho en emprender un camino que le llevaría hasta Nevesmortas.
Cuando llegó a Nevesmortas, vió la Atalaya del Alba y entró a rezar, se arrodilló ante el altar y una bandada de mariposas de colores entraron con el viento revoloteando a su alrededor, entendió que había recibido una señal de Lathander para permanecer en Nevesmortas, percatándose pronto de que en estas tierras podría ser de gran utilidad.
Pese a ser una persona muy carismática, no es dada a grandes discursos y prefiere la acción a las palabras, como fiel servidora del Señor del Alba cree firmemente que el bien se debe llevar a cabo mediante la acción directa, combatiendo el mal en todas sus formas. Siempre dispuesta a ayudar a los demás con una sonrisa, no le resultó difícil hacer amigos en La Marca con los que compartir aventuras.
Terinnen, Portadora del Alba
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