Geloë

Los trovadores de la región narran la historia de sus héroes. (Historias escritas por los jugadores)

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Daan
Araña Terrible
Araña Terrible
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Geloë

Mensaje por Daan »

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Geloë es una mujer vieja, pero en sus ojos claros y cálida sonrisa brilla todavía con fuerza el espíritu fuerte de la juventud. El pelo cano y las arrugas enmarcan su rostro, que debió ser bonito años atrás, pero sus pasos son firmes aún y sus movimientos dan fe de una vida activa acostumbrada al bosque, las largas andadas y el trabajo duro. Alta, de espalda recta, con el cuerpo todavía fibroso y ágil, delgado pero no frágil, compensa con agilidad la fuerza perdida por los años.

Todo aquel que le pregunte de forma cortés puede conocer su historia sin demasiadas complicaciones, que relata con sencillez y sin dramatismos. Sus padres procedían de Nesmé, aunque pronto los continuos asaltos de bárbaros, trolls y gigantes los llevaron a migrar al sur de Bosque Acecho, integrados en una comunidad de leñadores y tramperos no demasiado boyante pero relativamente más segura. Acostumbrada desde niña a un bosque no carente de peligros, el de guardabosques fue su oficio desde muy temprano, dedicada a la protección de los pequeños poblados madereros de la región de los ataques de orcos, gigantes y trolls que descendían del Espinazo del Mundo, y la defensa del bosque de aquellos que abusaban de su hospitalidad. Su vida fue dura pero simple, solitaria pero no ermitaña y dada a placeres sencillos y vocación de servicio. No hay nada de lo que se arrepienta de ella y habla de su pasado siempre con calma y tranquilidad, consciente de que todo tiene su lugar en los grandes ciclos que Silvanus protege.

Sólo hay una cosa que entristece su mirada, en breves menciones que le traen los recuerdos de sus tres hijos. Cuando se inquiere sobre ellos, los describe con nostalgia: altos, guapos y fuertes como rocas, aunque la descripción sea la misma que la de todas las madres orgullosas. Tres hijos que habían sido el fruto de tres escarceos con tres aventureros de paso, a los que recuerda con cariño y que marcharon sin saber jamás que iban a ser padres, porque ellos no querían permanecer allí y ella no pretendió nunca retenerlos. Tres hijos, también, que murieron luchando como valientes ante las criaturas viles que infectan la faz de Faerun.

El primero, miliciano pendenciero y mujeriego pero de gran corazón, cayó muerto durante su guardia defendiendo el poblado de un ataque orco. El segundo, guardabosques retraído y viva imagen de su padre elfo, defendiendo los caminos de una patrulla hostil, con el arco que su madre le había tallado en la mano. Y el pequeño, que muy pronto adquirió el gusto por las armas grandes y siempre había guardado la memoria de sus hermanos, en batalla, asistiendo como soldado a su familia lejana de Nesmé, abrasado sin dejar rastro en lo más crudo de las incursiones orcas.

No lo suele mencionar, pero Geloë marchó tras la muerte de su último hijo porque había demasiados recuerdos en su bosque y algo había cambiado en ella completamente. Ahora, cuando lucha contra esos seres, cada vez hay menos seguridad y convicción y más odio y furia. Una chispa de ira que no conocía y que la agita y preocupa, que necesita apagar o saciar de alguna forma y que no termina por muchas cabezas enemigas que tale con sus hachas o asaetee a flechazos. Y lo que más le preocupa es que todavía duda qué es lo correcto, si alimentarla o extinguirla, si es designio de Silvanus o fruto de su arrogancia, y en lo que puede convertirla si se deja llevar por ella.

En cualquier caso la llama está allí y, en los pocos años de vida que le quedan, ha tomado una determinación: ponerla al servicio de algo más grande. Así, los rumores sobre los peligros de La Marca han llamado su atención. Aquel podía ser el lugar ideal para su último comienzo y poner a prueba su temple, y así finalmente, poder recuperar el equilibrio. Fuera éste en un nuevo hogar… o en la muerte hallada en batalla.
Daan - Perista profesional y lianta ocasional en paradero desconocido
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