Sangre y Sombra.

[Tymora]

.......Un grito, y después un oscuro silencio. Su sangre derramada por todo el cuarto cubría la fina capa que poco antes llevaba sobre sus hombros. Un escalofrío...... Y después esa sombra danzaba a su alrededor con la daga que puso fin a su corta vida. ...

Solo un llanto rompió aquel terrible silencio. Un hombre avanzó hacía el centro de la sala donde su amada esposa yacía muerta. Un corte en su cuello y una daga clavada en su pecho. Con rabia le sacó la daga y metió en su bolsillo, y con ambas manos atrajo a Eline hacía sus brazos. Lloró durante horas y juró a todos los dioses que vengaría la muerte de su dulce esposa.



Varias semanas antes, al calor de la lumbre un feliz matrimonio descansaba tras un largo día de trabajo en su pequeño puesto de joyería. Y aunque Roncor era un mero aprendiz podían ganarse la vida y el pan que les daba alimento con pequeños trabajos.

Eline siempre fue una chica muy jovial. Disfrutaba ayudando a los demás sin recibir nada a cambio. Roncor era algo más introvertido pero eso no le quitaba de hacer cosas buenas por el resto de la gente.

Advertida en varias ocasiones por Roncor de que no todo el mundo responde a las ayudas de la misma forma, Eline decidió ayudar a un tipo que encontró a la puerta de la Recompensa del héroe. Unas simples monedas pidió de primeras, más tarde cobijo para pasar la fría noche y Eline sin saber decir que no aceptó a meterse en la boca del lobo y trabajar para aquel tipo.
A la mañana siguiente, un símbolo tallado en la madera del marco de su puerta apareció. Dos SS entrelazadas y engarzadas en una daga. Un trabajo pequeño al principio a cambio de unas monedas y prestigio en Fuerte nuevo. La pequeña joyería se abría paso -Aunque siempre a la sombra de la piedra verde- Una cosa llevó a la otra y cuando Eline se dió cuenta, había matado a un anciano adinerado para complacer a sus "jefes".
Se convertiría así en uno de ellos......



//Quest abierta a todo tipo de niveles. Se harán escenas sueltas a lo largo de la semana y los fines de semana una escena más grande. Se avisará por discord o en el mismo servidor. Escribir en el foro no es obligatorio pero si recomendado.

[Tymora]

......Un grito, y después un oscuro silencio. Su sangre derramada cubría de nuevo toda la habitación. Entre el corte de su cuello se colaba un pequeño colgante medio arrancado y una daga aparecía a sus pies. Otra víctima a la que no solo le habían arrancado su corazón sino también su libertad...




Tras un dura noche de trabajo, Ohen, después de despedirse del herrero, entró en su casa alquilada y comenzó los preparativos del día siguiente. Siempre la misma rutina. Noches en vela, picando en la mina y realizando trabajos para Trente que nadie quiere hacer. Extraer carbón, probar los picos y martillos para los herreros, pequeños encargos que por unas pocas monedas de oro le ofrecía el herrero. Lo justo para sobrevivir.

Dias en vela y noches de trabajo. Nada de tabernas, ni de viajes de placer. Sin amigos ni familia conocidos, Ohen era un tipo tranquilo y bastante introvertido.

[Tymora]

....Un grito, y de nuevo ese silencio oscuro que inunda la amplia habitación. Su sangre cubre parte de la cama y suelo, y tras el último suspiro de vida, la sombra asiente satisfecha. Una daga.... un amuleto. La lista se hace pequeña..

El arpa deja de sonar y las voces se apagan. El silencio se hace presente en la taberna.
Sundabar se tiñe de Sangre y Sombras....



Nadine, es una joven tímida a simple vista y bastante solitaria. Llevaba muy poco tiempo en Sundabar cuando se enteró de que los Sangre y sombras conocían su paradero. Corrió la misma suerte que sus antiguos compañeros. Cuervo rajó su cuello y depositó en la madera de la cama el colgante que la identificaba como la rata que era. A sus pies reposaba la daga de la cofradía y finalmente extrajo su corazón. Cambió sus ropas y aguardó en la habitación hasta que llegase el grupo de aventureros.

[Rodb]

A cierta distancia del agua, sentado a la sombra de un peñasco, Santino trazaba líneas sobre una página de su cuaderno, plasmando fielmente el paisaje del valle fluvial que se extendía a sus pies, mientras Lobo correteaba ladera arriba y abajo excitado por la abundancia de aromas propia del bosque.
En algún momento y lugar se produciría un cambio que pondría fin a sus temores, al menos por ahora. No se atrevía a acercarse más, no de forma innecesaria; Hurón se lo advirtió, estos asesinos danzan mejor que muchos.
Bajo la coraza de cuero, envuelta en un trozo de tela negro, guardaba la daga que acabó con la vida de Ciervo. Fue el pago exigido por un acto de venganza, un contrato verbal que debía cumplir quisiera o no, siempre que esos tres no se adelantaran. Daba igual que lo hiciera en su nombre, si alguien quisiera usarlo contra la cofradía, lo haría igualmente; pero no era eso lo que le mantenía en vilo últimamente.
A lo lejos, una delgada columna de humo empezó a brotar de una chimenea solitaria. Se le escapó un suspiro de alivio, era la señal de vida que estaba esperando.

[Tymora]

... Sangre, oscuridad, silencio... No hay gritos, solo susurros ahogados. La dama ha dejado de danzar y las sombras se apagan a su alrededor...
... Una mirada perdida, una vida más que se lleva la daga sombría..





Y esta vez una sombra avanza por el pasillo y a su paso todas las luces de las velas cercanas se apagan. Sin hacer ni un ápice de ruido, se adentra en la habitación. Cierra la puerta despacio y se acerca a su presa.
A los pies de la cama deja una mochila y mientras la mujer duerme tranquila, la sombra saca una daga y con gran habilidad le corta la gartanta. Un susurro.. tal vez un lamento.. quizás una despedida..
Continúa con el ritual y haciendo presión sobre su pecho, extrae el corazón. Lo guarda en la mochila previo envuelto en un pañuelo de seda azul , y después le cambia las ropas a la joven Dantina. Acomoda las ropas de la cama para dejar después la daga sombría que le arrebataría la vida.

El hurón no volverá a escabullirse.......

[Tymora]

...... Se abre el telón, una dulce y tierna melodía provoca que todo el teatro descanse y disfrute con cada nota... Un pianista toca una nana.. un único recuerdo de su niñez. Las horas pasan despacio pero toda su vida avanza a pasos agigantados por su cabeza... Se acerca el final y el lo sabe...
Sobre el piano una caja, tal vez sus recuerdos... Una mano se posa encima de la cola del instrumento y observa sin perder detalle los gestos del pianista. Parece disfrutar.. aunque solo unos segundos después interrumpe en aplausos...



Los alagos duran poco... Su voz le incita a abandonar el teatro y acompañarla fuera para charlar.. Receloso declinó la invitación y su desconfianza hizo que el nerviosismo se apoderase de el....

No hay tiempo.... y que mejor momento para la improvisación.. Atravesó la tarima del escenario y avanzó con porte elegante hasta tener contacto visual. Un susurró bastó para que el pianista se desvaneciese.. Tal vez aquel sería su último sueño...

-¿Y ahora...?.. -

Abrió sus ojos y contempló sorprendido sus rostros. ¿Sombras? ¿Sangre? O simplemente el camino hacía la libertad..
Tras contar todo lo acontecido y crear dudas e incertidumbre en sus pensamientos, su última voluntad se vió cumplida.
La caja se abrió.. y en fila de a uno comenzaron a cantar..



Un filo oscuro nace, pero también muere si lo que desea es la libertad.

[Tymora]

Y así es como empieza..... Cinco vidas encontrando la muerte.. Cinco sangres cerrando el pacto.. Cinco secretos....

[Tymora]

Descalza recorrió los últimos pasos hacía la posada. Apenas sin fuerzas trató de empujar la puerta y entrecerró sus ojos cegada por el repentino cambio de luz. Observó a su alrededor y buscó despacio con su mirada un lugar apartado. Caminó hacía un rincón, arrastrando sus cansados pies, y mirando de reojo los rostros que la rodeaban memorizándolos mientras se abría paso hacía la mesa.

Descolgó de su hombro el arco y junto al carcaj ya vacío lo dejó caer al suelo mientras ella lo hacía en aquella destartalada silla. Parpadeó.. consiguió volver a abrir por completo sus ojos y con un pequeño cabeceo le señaló al posadero que le trajese una jarra de cerveza. Con la cabeza a media altura movió dos dedos por la mesa y tras un largo suspiro una última moneda cayó de su mano.

Vencida por el cansancio volvió a cerrar sus ojos aunque como siempre una parte de ella se mantuviese alerta. Permaneció en silencio tras largos segundos, concentrándose en no volver a sentir su abrazo. Debía ser fuerte y conseguir ser su propia dueña.

Se hizo el silencio, un largo y espantoso silencio ahogado. Parpadeó una vez más y alzando la vista comprobó que la posada estaba vacía. Trató de coger su arco aunque solo fuese para lanzarlo a la cabeza de alguien, pues sus flechas se habían agotado tras el paso por el pantano. Nadie había..nadie hablaba... nadie bebía..
Cuando sus ojos volvieron a centrarse en su mesa una moneda rodó hacía sus manos y una figura encapuchada tomaba asiento frente a ella.

- Es tuya.. cógela.

Permaneció en silencio mirando fijamente la moneda.

- Solo tienes una oportunidad. Cógela la moneda y sígueme. Podrás multiplicarla tantas veces como desees.

Muy despacio levantó la cabeza, recogió su moneda y aguardó un instante tratando de apreciar cualquier rasgo que asomase bajo aquella capucha.

(No pienses, solo actúa) - ¿Qué hay que hacer?

El hombre se alzó de la silla y extendió su mano invitando a la muchacha a cruzar el umbral de la puerta. Su viejo arco no volvería a ver la luz del sol y descansó por fin en aquella abandonada posada.
Caminaron pocos pasos y desviaron su movimiento hacía un oscuro callejón. De su abrigo sacó un pergamino que rezó en alguna extraña lengua. Ambos cruzaron...

[Tymora]

Mofeta, gusano, serpiente, león..

-Son solo estos 4 nombres los que debes recordar por el momento. Ellos serán aquí tus nuevos maestros.

Le mostró el gran salón y caminaron durante horas por los subterráneos de aquel castillo. Largos y apestosos pasillos casi interminables que iban mostrando celdas donde aquellos cuatro nombres que sólo debía recordar usaban para los entrenamientos. Grilletes, sogas.... La muchacha tragó saliva una y otra vez según avanzaban y el olor a sangre se hacía más presente.

Una puerta se abrió y notó como su cuerpo era empujado hacía dentro de forma brusca. Chocó contra una húmeda pared y solo después la puerta volvió a cerrarse, escuchando el giro de tres vueltas a una llave.

- Aquí morirás.

Palpó con sus manos las 4 paredes que la rodeaban, caminó tres pasos de izquierda a derecha, y comprobó que lo que cubría aquellas paredes, era sangre y oscuridad. Dejó su cuerpo caer al suelo y exhaló un suspiro. Echó la vista atrás tratando de recordar por que había huido, por que ya no estaba en su hogar y que había pasado para querer hacer borrón y cuenta nueva. Pero al instante una voz retumbó por todos y cada uno de los pasillos de aquel lugar haciendo que una vez más Alanna se olivdase de todo.

- No te está permido dormir, ni pensar, ni hablar, ni ver... ni reir, ni llorar.. Solo escucha.

¿Pero que debía de escuchar?. Acercó su cabeza a la pared y colocó su odio en ella tratando de concentrarse, pero nada..
Lo mismo hizo en el suelo y después en la puerta, pero solo pudo escuchar como el latido de su corazón se aceleraba al sentirse sola y desprotegida. ¿Donde se había metido?
Exhausta se dió por vencida y nuevamente volvió a cerrar sus ojos.

[Rodb]

A pesar del sol de mediodía, la carpintería de Nevesmortas se hallaba en semioscuridad, con el aire cayendo a plomo sobre sus cabezas y los truenos relampagueando muy cerca de la superficie. Esel dedicaba su atención a tallar una rama de fhandar para darle la forma adecuada, mientras Santino amontonaba otra brazada de flechas recién fabricadas, cuando algo interrumpió su labor. Desde el este, avanzando subrepticiamente, se acercaba una figura femenina, con sus plumas de cuervo adornando hombreras y brazales.
- Hay alguien ahí - señaló Esel con la rama todavía en la mano.
Santino hizo un gesto para dar a entender que también la había visto.
- Qué haces aquí - preguntó a Cuervo, cruzando los brazos sobre el pecho.
- Pasear... ¿Acaso está prohibido?
- Ya... - no era creíble.
- Si quieres.. puedes unirte a mi paseo...
Santino dudó un momento antes de decidirse, por norma general actuaba de forma prudente, sin buscarse problemas innecesarios, pero esta vez la curiosidad venció al pragmatismo.
- Ahora vengo, Esel - echó a andar tras la mujer.
Se alejaron de la carpintería adentrándose en la arboleda una decena de metros, Cuervo mantenía las distancias en todo momento.
- Será suficiente - dijo, deteniéndose entre un grupo de árboles que mecían sus ramas perezosamente, lejos de ojos y oídos curiosos.
- ¿Encontraste lo que buscabas en casa de la elfa? - preguntó el mestizo, apoyando las manos en los pomos de sus espadas.
- Oh si.. de gran ayuda fue. Y en la habitación del grillo equivocado también.
Santino echó un vistazo alrededor - No veo a tu compañero por aquí.
- Tranquilo, el si te ve a ti - la risa de Cuervo espantó a una alondra, y alertó los sentidos de Santino.
- Podemos llegar a un acuerdo... - comenzó a decir Cuervo de nuevo.
- Habla.
- Entrégame la cabeza de todos los sombras danzantes que conozcas y nos iremos. Es un buen acuerdo.. ¿Cuantos son? Dos.. tres tal vez..
- Ya acabasteis con todos.
- No querido, no me refiero a nuestras sombras. Vamos.. Se mueven a tu alrededor. Se de algunos por la zona - miró sus dedos, contando - Tres...
- ¿Quieres a los que nunca han sido Filo Oscuro?
Cuervo movió la cabeza despacio afirmativamente, lo cuál provocó que al mestizo le diera la risa.
- ¿Y qué opina la Gran Sombra sobre eso?
Hubo una pausa, antes de que Cuervo reaccionara.
- Oh vaya.. Esto si que no me lo esperaba. ¿Que has oído de la Gran sombra?
- Rumores... - respondió Santino de forma evasiva, no muy seguro de cuanto sabían sobre el asesinato de Buitre.
- Bueno, su opinión es importante. Más lo es su palabra y su órden. Tú entrégame la cabeza de los tres danzantes y yo haré que la Gran sombra nos ordene marchar.
- Lo pensaré.
Cuervo se echó a reír al tiempo que negaba con la cabeza.
- No hay tiempo para pensar. He dado una orden.. En dos días habrá otra limpieza. Y yo necesito una respuesta aqui mismo.
Hubo una nueva pausa, Santino miró a uno y otro lado con la esperanza de hayar la posición de Lobo, si es que realmente estaba allí.
- ¿Y bien? - Cuervo se envolvió en la capa.
- Siento decepcionarte, pero no sé de qué tres me hablas - era una pobre excusa, él lo sabía.
- Una cosa es no saberlo, y otra diferente no querer reconocerlo.
- ¿Sabes sus nombres?
- Es posible.
- Eso es que no.
Ambos rieron.
- Prestas poca atención... Santino - dijo Cuervo sonriendo de lado.
- Lo reconozco, me aburrís - no se molestó en negarlo.
- Entonces estarás de acuerdo conmigo en que todo esto termine pronto.
- Solo estoy esperando a que os mostreis. No soy amigo de palabras ni medias tintas.
- Tienes dos días para traerme sus cabezas. Y entonces, me mostraré y nos iremos.
- Dos días - repitió Santino - ¿Dónde estarás?
- En Ascore.. como dicen los rumores.
Ambos asintieron dando por finalizada la conversación.
- Buena noche, Santino.
- Buena noche, Cuervo.