Bardin Bardinson

Los trovadores de la región narran la historia de sus héroes. (Historias escritas por los jugadores)

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Bardin Bardinson

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El Yunque y el Martillo

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Moradin es el padre y creador de la raza enana. Hónrale emulando sus principios y dedicación al trabajo en la herrería, la cantería y otras tareas. La sabiduría la da la vida y es templada con la experiencia. Mejora la raza enana en todos los campos de la vida. Innova con nuevos procesos y habilidades. Encuentra nuevos reinos y tierras para los clanes, defiendo los que existen de todas las amenazas. Guía a los enanos en las tradiciones instauradas por el Forjador de almas. Honra a los líderes de tu clan así como honras a Moradin
Los enanos son una raza orgullosa, honorable y de fuertes principios en su inmensa mayoría, y los enanos dorados son la máxima expresión de esos tres pilares. Desde que Moradin decidió darles la bendición del trueno su natalidad aumentó y empezaron a extenderse por las zonas del Norte de Faerûn tanto por la superficie como en el interior de la tierra y ahí es que, lejos, al Este de los Páramos Eternos, se encuentra la ciudadela fortificada de Felbarr desde dónde cualquier rincón se puede oír el repicar del martillo al golpear los yunques de sus forjas en lo más profundo de la ciudad, las mejores piezas salen de sus manufacturas, de las cuales depende su imperio, su oro y sus defensas. Entre los herreros y mineros allí abajo, hay uno que destaca, pues su piel, más bronceada tirando a marrón y de estatura algo más baja que sus primos los enanos Escudo del Norte, le delata como extranjero en esas tierras, aunque le acogieron de buena gana cuándo llegó a la fortelaza ya que se ofreció como experto minero y buen herrero para ayudar con la restauración de la ciudadela después del paso de las hordas de orcos que la mantuvieron bajo asedio, su actitud algo hosca para con sus primos y muchas veces su altivez le han hecho quedar excluido entre los suyos...pero eso a él no le importa, no llegó hasta allí para hacer amigos, sino para continuar con la labor de su padre, Bardin Undurr, miembro de la Orden del guantelete fallecido en combate en el asedio de la ciudadela, el cual fue hasta allí desde el Sur al enterarse de que una horda de orcos planeaba asaltar las ciudades de Felbarr, Sundabar y Adbar.
Bardin hijo <pues entre su linaje todos los primogénitos adoptan el nombre del padre para que perdure en la memoria> tiene un objetivo muy claro, y es continuar los pasos de su padre, perseguir el mal allá dónde esté y hacer así que este se sienta orgulloso de él. Con esa premisa ha estado ayudando en la reconstrucción de la ciudadela, pero recientemente ha llegado a sus oídos a través de los comerciantes que pasan por la ciudad que más al Sur, entre el paso de Sundabar hasta la ciudad de Nevesmortas hay un número creciente de Gigantes de las montañas y bandidos que están atacando a las caravanas y comerciantes, obstaculizando así el envío de las mercancías que se envían desde Feldbarr y Sundabar, y ése será su primer paso, limpiar el paso y hacerlo seguro de nuevo, aunque para esa tarea necesitará toda ayuda que pueda conseguir. El mismo comerciante le dijo que dentro de la ciudad de Nevesmortas hay una posada, "La Rosa y el Martillo" en la cual se reúnen aventureros de paso, tal vez allí pueda encontrar algo de ayuda en su empresa...y así, sin dudar un momento, recogió sus cosas y puso camino hacia la ciudad de Nevesmortas.

Él, Bardin Bardinson, un enano dorado del clan Undurr se ha jurado que no descansará hasta librar el mal de estas tierras y así cumplir con el honor de su clan para con su padre.
Última edición por cloudiar el Mar Jul 09, 2019 6:34 pm, editado 1 vez en total.
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Re: Bardin Bardinson

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Determinación inquebrantable
Después de unas cuantas jornadas de duro viaje, se encontraba en las cercanías de la ciudad de Nevesmortas -al menos según el mapa que pudo conseguir antes de partir, pues Bardin podía estar semanas dando vueltas dentro de una cueva o mina de cualquier tipo y saber encontrar la salida sin dificultad, pero allí, en la espesura del bosque, digamos que era como un pez fuera del agua- durante el trayecto tuvo que hacer frente a gigantes, bandidos y animales salvaje de todo tipo, al final tantas batallas empezaron a hacer mella en la resistencia física del enano y tuvo que parar a descansar. Mientras hacía un fuego para pasar la noche en un claro que había en el bosque, un oso pardo le atacó y él, aunque no gozaba matando animales tenía que defenderse, y cuando se disponía a lanzarle un fuerte mazazo al temible oso, de repente una pequeña criatura, de no más altura que el propio enano salió en defensa del animal y le dijo a Bardin que no le atacase que él se encargaría de todo y así fue, se interpuso entre ambos y miró fijamente al animal, al cabo de unos segundos -los cuales a Bardin le parecieron eternos- el animal se dio media vuelta y se marchó por dónde había venido. El pequeño gnomo -pues ahora bajo la luz de la luna podía verle claramente las facciones- se presentó como Tirkas, un druida de los bosques el cual se encargaba de proteger a los animales de las cercanías y evitar matanzas inútiles. Después de presentarse ambos y acordar que solo haría fuego para calentar la comida -el gnomo parecía muy consternado al ver las llamas - Bardin le pidió si podía guiarle hasta la ciudad de Nevesmortas, pues no conseguía orientarse correctamente -aunque eso nunca lo admitiría- Tirkas fue muy amable y le guió hasta más allá del bosque dónde ya se podía ver la entrada de la ciudad, agradecido cómo estaba le dijo al gnomo que si algún día necesitaba ayuda, no dudase en venir a buscarle. Se despidieron y Bardin continuó hacia la ciudad en busca de la posada.

La ciudad de Nevesmortas no era muy grande ni bulliciosa -lo cual era de agradecer después de tanto tiempo en la ciudadela atestada de enanos- llegó al alba y cansado por el viaje solo tenía un objetivo en mente, encontrar la posada y descansar plácidamente..pero las cosas no salieron cómo él deseaba -nunca ocurre así- por las calles se encontró mientras buscaba la dichosa posada a un joven mago que se presentó como Dam Fierz y le indicó cómo llegar a la posada pero antes le pidió ayuda -al ver a un enano robusto cómo era y armado con armadura completa pensó que sería el candidato perfecto para la tarea que tenía en mente- el joven le comentó que había por los alrededores un nigromante peligroso del que había que deshacerse, cuando empezó a contarle la historia, Bardin le detuvo pues no necesitaba escuchar más para dejar de lado su camino y ayudar al mago en su misión, no podía ignorar un mal cómo ese a su suerte, libre para hacer lo que gustase. Y así el enano empezó a ayudar a las gentes de la ciudad para castigar a todo ser malvado que fuese lo bastante estúpido cómo para ponerse en su camino y el de su maza de férrea justicia y fe inquebrantable, pronto la gente empezaría a conocer su nombre y su testarudez.

Tal vez en este nuevo lugar consiga llenar el vacío que ha dejado su padre y encontrar la determinación para llegar a ser miembro de una orden de caballeros cómo su padre, o al menos eso creía él.
Última edición por cloudiar el Mar Jul 09, 2019 6:34 pm, editado 1 vez en total.
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Re: Bardin Bardinson

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Un alto en el camino

Parece que fue hace solo unos días cuando llegó a la ciudad de Nevesmortas, pero han pasado ya varias estaciones y aunque el paso hacia Felbarr ya vuelve a ser más transitable gracias a sus incansables patrullas recorriendo el paso acabando con todos los bandidos y gigantes que se cruzan en su camino y el de sus nuevos camaradas de aventuras, algo le retiene en la ciudad, podría haber vuelto con los suyos hace ya tiempo, pero desde que empezó a acercarse a las gentes de nevesmortas y fue estrechando lazos con sus nuevos camaradas -La enigmática pero siempre leal Daan, el amnésico y aun así irreemplazable Logan el del sombrero grande, el pequeño druida de los bosques Tirkas y sus compañeros animales, Danowl de férrea voluntad e indispensable en la batalla y no por ser pequeña menos importante Amatista la incansable aventurera- todos ellos y más que están por llegar han hecho que esa ciudad pueda ser un hogar para Bardin, uno al que merezca la pena defender. Y eso es lo que ha estado haciendo, participando en todo tipo de aventuras y batallas -algunas más fructíferas que otras- pero siempre sin desviarse de su camino, el de la justicia.
En las últimas dekhanas terribles sucesos acontecieron en la pequeña ciudad de Nevesmortas, la más grave de todas ellas sin duda la aparición de una terrible maldición al Sur de la ciudad cerca de uno de sus árboles más grandes dónde Bardin y sus compañeros se reunieron para ver que podían hacer...y en cuanto se acercaron demasiado al árbol -el cual parecía emitir una aura de maldad- todos empezaron a sentirse mal, con náuseas y ganas de vomitar por el terrible olor...pero parecía que a Bardin le estaba afectando de otro modo, estaba pálido, casi parecía un cadáver de lo pálido que estaba, de la frente le caían largas gotas de sudor frío y en su interior empezó a notar como algo -una especie de presencia- le rozaba su propia alma e intentaba arrancársela o eso hubiese sucedido si no hubiese sido por Danowl que en verle en semejante estado corrió hacía él para sacarle del trance y alejarle de ese árbol pestilente. En cuanto recobró la consciencia intentó explicarles a los demás -Daan, Logan y compañía- lo que había sentido al entrar en contacto con el árbol, cómo lo que fuese el ser que había entrado en contacto con él parecía reclamar su alma. Entre todos consiguieron averiguar que una especie de demonio estaba intentando colarse a través de ese árbol usándolo como portal hacia ese plano y que estos buscaban una especie de moneda especial la cual poseía uno de los medianos más buscados últimamente por la guardia de la ciudad -Percival, maestro conseguidor- buscado por asesinato al parecer. El primer paso para solventar este misterio seria buscar la susodicha moneda, pero no iba a ser nada fácil encontrar al mediano y sonsacarle la información, antes debían de trazar un plan, uno sólido y sin fisuras que asegurase la obtención de la moneda y la captura sin incidentes del mediano para así poder entregarlo a la justicia -al menos, esa era la idea que tenia Bardin en la cabeza-. Sin más dilación fijaron una hora para reunirse en casa de Danowl y así preparar un plan de acción, pero Bardin antes debía buscar a un joven al cual conoció en un caso de secuestro y que demostró ser recto y honorable, Rendar un escudero de la orden de caballeros que seguro podría ayudarle a tomar una decisión y así informar a sus superiores de lo que estaba ocurriendo en la ciudad.
Gracias al joven Rendar, Bardin consiguió una reunión en persona con la comandante Iruss de la orden de caballeros -la cual causó gran impresión a Bardin con su porte y majestuosidad- la reunión fue breve y concisa y Bardin recibió más de lo que esperaba -los libros con el códice de los caballeros y sus máximas- estos los llevaría siempre con él para no olvidar nunca el camino que había decidido tomar, el de un caballero -cómo lo fue su padre-. Con la información entregada y sus órdenes recibidas, se encaminó hacía su otra reunión con sus compañeros para decidir su curso de acción más inminente...mientras caminaba en dirección a la Casa de Danowl no puedo evitar pensar, ¿que opinión tendría su padre si pudiese verle desde el salón de Moradin? ¿era este el camino correcto a seguir? solo el tiempo podría responder sus preguntas.
Última edición por cloudiar el Mar Jul 09, 2019 6:34 pm, editado 1 vez en total.
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Re: Bardin Bardinson

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La moneda, el árbol y la maldición inexorable
Era ya entrada la noche y no quedaba un alma en pie por las calles de Nevesmortas, volvía satisfecho de la reunión en casa de Danowl, todos habían dado su punto de vista y aportaron su granito de arena para idear un plan que nos consiguiese la maldita Moneda de las manos de Percival y poder terminar así con la maldición que acechaba a la ciudad. El plan era sencillo, reunirse con el mediano en el reservado de Vándar en Villanieve y coger a Percival con la guardia baja para conseguir la Moneda, Daan se acercaría a él sigilosamente mientras los demás nos reuníamos con él y en el momento oportuno ella abriría un portal hacia Nevesmortas y una vez allí...bueno, entonces llegaría la hora de las tortas. Así que quedaron con Percival al día siguiente, se despidieron y cada cual se fue por su lado y prepararse para lo que vendría, pero antes Bardin tenía otros planes, debía informar a la orden de caballeros de lo que iba a suceder para mantenerles al tanto de todo, por precaución claro, nunca se sabe por dónde te puede salir un mediano...
Era oscuro ya cuándo llegaron al local de Vándar -el lugar olía un poco a cloacas pensó Bardin, pero no le importaba, pronto se hallaría en la ciudad y el mediano pagaría por sus crímenes-, al fondo del local había una mesa grande y en ella estaban Percival y para sorpresa de Bardin, también estaba Santino allí, mientras se acercaban hacia ellos Bardin solo podía imaginar donde estaría Daan en ese momento pues ella se había adelantado por su cuenta -cómo era habitual en ella- y ahora debería estar escondida cerca del lugar dónde se encontraban ellos, esperando el momento ideal. Bardin solo pudo soltarle un bufido a modo de saludo a Percval -ya era imposible esconder la animosidad que le guardaba al mediano- y le hizo un leve asentimiento con la cabeza a Santino antes de situarse justo detrás de Percival -por si decidía intentar escapar sin previo aviso- y allí se quedó, esperando mientras Danowl intentaba negociar con él que le entregase la moneda por la vía civilizada y Logan...bueno, nadie sabe realmente lo que pasa por su cabeza, se quedó sentado en frente de ellos todo el rato como absorto en si mismo -seguramente ocupado con algún conjuro arcano-. Después de lo que a Bardin le pareció una eternidad, la negociación parecía haber llegado a un punto muerto y él solo podía pensar en arrastrar al mediano el mismo hasta la cárcel de Nevesmortas cuando de repente, un portal se abrió en frente suyo y casi por instinto intentó agarrar al mediano y empujarlo hacia el portal, aunque los demás hicieron lo propio y al final pareció como si una avalancha de carne y metal se abalanzase hacia el mediano y le empujase -o más bien aplastase- contra el portal. Cuando se pudo incorporar y ubicarse, se hallaba en la ciudad de Nevesmortas y el mediano se encontraba un poco aturdido en el suelo, tempo que aprovecharon todos para agarrarle y evitar que usase su anillo de invisibilidad y se marchase tan fresco. Bardin lo primero que hizo fue lanzar un grito a la guardia para avisarles de que habían atrapado al asesino, el mediano intentó engañar al guardia por activa y por pasiva, para hacerles creer que se equivocaban, que él no era ése al que buscaban pero su mala reputación ya le perseguía por casi todas las ciudades y su cara era ya conocida de sobras, fútiles intentos de fuga y unas pataletas, pero inexorablemente el guarda se lo llevó a la cárcel a la espera de que la comandante Iruss le hiciese una visita -una que a Bardin le hubiese encantado presenciar- pero el muy estúpido, al verse atrapado y sin escapatoria, decidió guardar la moneda dónde nadie la pudiese encontrar fácilmente y mientras nadie le veía se tragó la moneda. Los demás acompañaron al guarda hasta la cárcel, por si acaso tenía algún otro plan de escape. Una vez encerrado, decidieron que ya se reunirán de nuevo una vez tuviesen la moneda, el trabajo estaba cumplido -al menos para Bardin que había cumplido con lo que se esperaba de él, que era entregar al criminal- solo quedaba esperar a que viniese la comandante de la orden a interrogar al mediano y así poder conseguir de una vez la maldita moneda.

Al día siguiente Bardin tuvo que partir a Felbarr, pues le habían requerido para una reunión con su clan y eso no lo podía rechazar bajo ningún concepto -Maldijo para si mismo su mala suerte, pues no quería perderse el interrogatorio de Percival- a la vuelta ya le informarían Daan y compañía de cualquier novedad...

Pasaron varios días hasta que regresó ala ciudad, y no podía imaginarse las novedades que se iba a encontrar...Lo primero que hizo al llegar, fue acercarse a la Rosa y el Martillo para ver si podía ver alguna cara familiar, y más pronto de lo que esperaba se encontró con Daan bebiendo en la taberna -esto también era habitual en ella- cuando terminó de contarle todo lo ocurrido en su ausencia, Bardin estaba furioso y con los ojos echando chispas -Mainandie la mujer loba, había entrado en la prisión de la ciudad y había liberado al mediano, no sin antes acabar con la vida de incontables guardas- se marchó casi sin despedirse y pisando fuerte, se dirigió a la forja para descargar su furia contra el Yunque y con cada martillazo que le daba al metal candente, solo podía imaginar cómo le aplastaba la cabeza a ese maldito engendro de mujer-loba que era Mainandie -Percival también patrocinó alguno de esos furiosos martillazos, pero en menor medida- No iba a descansar hasta que todos y cada uno de ellos pagasen por sus crímenes, no podía soportar cómo los malvados de corazón se salían con la suya mientras que la ciudad sufría las consecuencias -la zona sur cada vez estaba peor, la maldición de ese árbol estaba consumiéndolo todo-, y allí se quedó, agotando sus fuerzas contra el yunque hasta quedar rendido y así olvidar su fracaso para defender la ciudad de los engendros, no podía permitirse a si mismo fallar en su misión autoimpuesta sino, sería cómo fallar a sus ideales y a su padre...
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Re: Bardin Bardinson

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La purificación
Era medianoche y la única luz que había en el hospicio de Márzhammor era la que proporcionaba la luna. Allí estaban todos -Logan, Daan, Gregor, Danowl, Liliana, incluso Percival y treintaisiete- se habían reunido con el ex-arpista Yrvin, el cual había abordado a Logan mientras pescaba días atrás para proponerle un encuentro, pues él también buscaba la maldita moneda para sus propios fines -según les dijo el día anterior, el era un vampiro y quería librarse de la maldición. Según él la única forma era usar la moneda...aunque no dijo cómo- hoy les había vuelto a reunir allí, en el hospicio para guiarles hasta el cubil de las Sagas, así acabarían con ellas de una vez por todas y podrían al fin liberar Nevesmortas de la corrupción de la semilla maldita.

Se dividieron en dos grupos, uno iría con Yrvin a acabar con las Sagas mientras el otro iría al sur de Nevesmortas, por dónde aparecieron la última vez los demonios Bálors por si las Sagas intentaban un nuevo ataque mientras ellos estaban distraídos. Bardin no podía hacer otra cosa que confiar en sus compañeros para acabar con las Sagas, pues él no abandonaría la ciudad indefensa -la guarnición de Nevesmortas no era suficiente en esos días ni para detener un grupo organizado de bandidos, como habían comprobado-. Les deseó suerte a todos ellos y partió con su grupo -compuesto por Gregor, Eregul, Danowl y Logan- en cuanto llegaron a la linde del bosque con Villanieve vieron que la zona estaba aún peor que cuando marcharon ese mismo día por la mañana, la corrupción se había extendido por el suelo y había empezado a afectar las cosechas y los árboles colindantes. Se distribuyeron por la zona, a la espera, aunque no tardaron mucho en entrar en acción, pues a las pocas horas de llegar, del mismísimo árbol se abría una especie de agujero hacia el infinito por el cual empezaron a entrar toda clase de engendros repugnantes -Bálors, sagas menores y múltiples súbditos los cuales desconocía sus razas-, Bardin empezó a murmurar una letanía en nombre de Moradin pidiendo su favor para defender las tierras de sus aliados y su poder para proteger a sus amigos y acto seguido se lanzó en cabeza contra los demonios que iban apareciendo sin cesar a través del portal, lo único que podían hacer todos era luchar hasta su último aliento y confiar en sus compañeros los que habían partido hacia el cubil de las sagas, esperando que triunfasen en su empresa.

Parecía que hubiesen pasado jornadas enteras luchando, pues los demonios parecían no tener fin en sus números mientras que ellos cada vez estaban más agotados y cada vez paraban menos golpes y ya no se coordinaban como al principio, que parecían un reloj bien engrasado. Justo cuando parecía que ya no podía ir a peor, una especie de dragón -pues en tamaño y forma se parecía a uno, pero su color era grisáceo y desprendía un olor a podredumbre- emergió a través del portal. No tenían fuerzas, apenas podían sostenerse en pie pero aun así, plantaron cara al dragón con todo lo que tenían -lo cual era ya de por si escaso, agotados cómo estaban, aún más- cuando ya creían que no iban a poder defender por más tiempo el terreno, de no se sabe dónde empezaron a aparecer por todos lados los miembros del otro grupo. Con su ayuda, pudieron superar al dragón, pues ahora lo superaban en número, eran tantos golpeándole que ya no sabía a quién atacar el dragón ni cómo defenderse de semejante ataque, no duró mucho más la batalla después de eso. Fueron eliminando a los últimos reductos de demonios que quedaban y entonces se quedaron mirando fijamente el portal que se había abierto en el árbol cómo ahora se iba comprimiendo y lo que parecía un agujero negro que succionaba todo lo que había alrededor, Liliana que se encontraba cerca del portal fue succionada por este aparentemente y antes de que pudiesen actuar, ya no estaban allí ni ella, ni el portal.

Ayudaron a recoger y limpiar -pues el lugar parecía una zona de guerra- intentaron entender que había ocurrido, cómo era posible que Liliana hubiese sido absorbida por el portal siendo ella una arcana de gran poder -no tenían claro si había entrado a través del portal por voluntad propia o la habían arrastrado a la fuerza- debatieron sobre el tema largo rato pero no llegaron a ninguna conclusión y además estaban exhaustos, no podían hacer ahora nada más por ella, se reunirían al día siguiente y trazarían de nuevo un plan de acción, pero antes Bardin tenía que redactar otro informe de sucesos para la orden, debían saber que al menos, la amenaza inminente sobre la ciudad había sido eliminada -o eso creían ellos-. Primero había que descansar, limpiarse y purificarse después de luchar contra tantísimos demonios, luego ya tendría tiempo de escribir...
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Re: Bardin Bardinson

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Viaje y Regreso


Tiempo ha desde que partió hacia su hogar, sin tiempo para despedidas y practicamente sin recuperarse de sus heridas emprendió la marcha hacia la Gran brecha, y mas allá le esperaba el hogar...esa palabra le recordaba todo lo bueno que añoraba mientras estaba lejos de casa, han pasado años desde que partió para descubrir que le había ocurrido a su padre en las lejanas tierras del Norte y ahora esa palabra, hogar ya no le recordaba lo mismo, su significado se había distorsionado, era una mezcla de añoranza, pena y frustración...aunque poco podía hacer por cambiarlo ya...el camino le daba tiempo a pensar y darle vueltas a las cosas.

Esta claro que su estancia en La Marca le ha cambiado, eso y su ingreso en la Orden de caballeros y su recién ascenso a Escudero de pleno derecho, han hecho que mas que una vuelta al hogar sea una partida de este hacía lo que antiguamente fue su casa y su familia...para un enano es raro el distanciamiento con su clan, pero pasar tanto tiempo fuera y gracias a los lazos afectivos que ha desarrollado allí...la vuelta al hogar ya no es lo mismo. Volvía por deber, por muy miembro de una Orden de caballeros que sea, su clan y su familía siempre irán por delante. Tenían que escoger a su líder de clan, y el primogénito de cada família debía dar su voto, así que le correspondía a él ese honor.

El viaje fue largo y tuvo mucho tiempo para analizar los cambios que habían tenido lugar en su vida en tan poco lapso de tiempo. Sus nuevas amistades y enemistades, adaptarse a vivir entre humanos, elfos y otras razas menores -era curioso cómo un lugar mayoritariamente poblado por enanos según sus conocimientos, estaba tan atestado de elfos- todo eso fue un desafío al principio para él, añadiendo por encima que debía aprender todas las leyes que regian esa zona ahora y aprender sus costumbres para no dejar en mal lugar a la Orden que ahora representaba...por su reluciente calva se perlaban enormes gotas de sudor de solo imaginar cómo se enfadaría la comandante si dejase en mal lugar a su queridíssima Orden de caballeros.

Llegó a lo más profundo de la Gran Brecha y cuando se quiso dar cuenta ya estaba rodeado de enanos dorados que comerciaban y llevaban largos fardos cargados con mercancías, otros que simplemente charlaban sobre el tiempo y la mala suerte en las minas buscando oro...se respiraba un ambiente totalmente distinto -quitando el hecho de que ya no se veian las estrellas en el firmamento sino piedra dura tallada y pulida con una habilidad que solo un enano es capaz de reproducir- pero no sabía decir si le gustaba o le incomodaba ese ambiente ahora...se sentía como un extranjero en su propia tierra. Cuando por fin llegó a la puerta de lo que había sido su casa, no sabía si llamar a la puerta o bien entrar directamente...alguien abrió la puerta antes y le ahorró el bochorno. Un enano de su misma estatura aunque claramente más joven, rollizo y con una sonrisa bien ancha se le abalanzó encima rugiendo de alegría.

-Bardin! querido primo! ¿Cómo estas? ¿Has tenido un buen viaje espero?. Saludó a su primo Goinar al reconcoerle en el acto devolviéndole la sonrisa y estrechándole una mano mientras con la libre le palmeaba la espalda. - Ha sido un viaje largo sin duda, algo cansado pero nada que una buena cerveza de nuestro tío el viejo Rompecráneos no pueda solucionar. - Respondió Bardin mientras se colocaba la barba debajo del cinto nuevamente. - Ya hablaremos luego por eso, tengo mucho que contarte...pero antes, ¿Dónde está madre? me gustaría hablar con ella antes de ir a por la cerveza o nos pasaremos el resto de nuestros días fregando el suelo con nuestras barbas! - dijo soltando una risotada. Goinar le hizo un gesto con la mano indicando que bajase la voz y le señaló las escaleras que subían al piso superior - Te está esperando, aunque no está de buen humor - le advirtió muy serio. Con paso lento pero decidio, Bardin subió las escaleras y al llegar a la puerta, empujó con delicadeza y entró en la habitación, como tantas otras veces había hecho cuando su madre le esperaba para regañarle por no cepillarse la barba. El día iba a ser largo...
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