Caminó con cuidado hasta llegar a aquella desconocida observándola curiosa cuando estuvo a su lado.
- sientate pequeña observadora y coge una caña de pescar - dijo señalando hacia otra caña de pescar.-
- yo no se pescar - respondió.-
- no importa - movió su mano indicando que se sentara a su lado.-
Iöna miró a su alrededor con curiosidad y se deleito con la hermosura del paisaje que la envolvía, la calma del lugar inundaba su corazón. La mujer sonrió mirándola, y señalo hacia una montaña que se alzaba imponente en el horizonte.
- Quien eres? Preguntó Iöna mirando hacia donde señalaba.-
- soy una parte de ti, tu destino no esta aun definido, eres aquella desdichada que fue arrojada en el infierno y cayo en el olvido de la eternidad, hasta que un demonio jugo con su alma y la hizo suya, le perteneces y estas condenada a estar atada a el, tienes su marca maldita.-
La mujer negó con la cabeza mirándola y volvió a señalar la montaña - ve allí, encuentra tu otra mitad, la que fue alejada y encerrada.-
Iöna asintió con semblante curioso sin saber muy bien que debería hacer, la mujer chasqueo sus dedos y el paisaje empezó a desdibujarse hasta desaparecer en un remolino de vacio.
“El tejido del destino se divide en multitud de hebras que forman un todo.”