La Marca Argéntea

Estimado Venerable,

Escribo esta misiva para manteneros informado sobre el transcurso de la investigación que encomendasteis, depositando vuestra confianza en mí en un gesto que siempre apreciaré. Espero que disculpéis el uso de este medio primitivo de comunicación, pero con ello nos aseguraremos de que el contacto de nuestro ladrón no intercepta nuestros mensajes, aunque perdamos la inmediatez que la Urdimbre proporciona.

La investigación me ha llevado a Calimport, donde unos cuantos sobornos y las credenciales que me proporcionasteis me han permitido contactar con Hakim, jefe de los amlakkar del lugar, una especie de guardia, que han visto al sujeto en un barco dirección Athkatla. Por el equipaje que llevaba, mantenía los libros con él.

Halahm y yo partiremos tras la pista inmediatamente, y aprovecho para agradecer que me otorgarais su presencia. Es un guardián respetuoso y efectivo aunque su dominio de la Urdimbre sea elemental. Recomendaría su ascenso inmediato a su regreso a la capital.

Sin más, que Mystra proteja al Venerable y su sagrado cometido,
Mornëi Sessay.

Estimado Venerable,

Las noticias en esta misiva son tristes para comenzar ya que tengo que informar de la muerte en combate de Halahm, tras sufrir una emboscada en el puerto de Athkatla contratada a los Ladrones de Sombras, según me ha comunicado la guardia de la ciudad. La estricta reglamentación de la ciudad impidió que pudiera ayudarle con mis medios y su cuerpo se perdió entre las olas. He esperado sin éxito su reaparición con la marea, pero parece ser que Úmberli lo ha llamado a su lado y no puedo esperar más, ya que cada día perdido es un día de ventaja para nuestro objetivo.

He podido averiguar que se dirige todavía en dirección norte por barco, así que le sigo la pista, espero que no con muchas semanas de diferencia. Mantiene los libros con él, por lo que he podido averiguar. Os juro que me encargaré personalmente de recuperarlos y hacer pagar al sujeto por la muerte de mi compañero, o no regresaré jamás a la capital.

Con mis más sinceras disculpas por este fracaso, y deseando que Mystra proteja al Venerable y su sagrado cometido,
Mörnei Sessay.

Estimado Venerable,

Espero que la ausencia de información durante estos meses no haya provocado inquietud en vuestra persona, asegurándoos que ha sido la imposibilidad y no la negligencia la que ha retrasado esta última misiva. Desde la última carta continué la persecución de nuestro sujeto en dirección norte, quien ha hecho un recorrido por las islas Moonshaes hacia Aguas Profundas y después Argluna a través del río, conservando por lo que he podido averiguar los libros robados e incrementando con más robos su biblioteca mágica. Desconozco todavía el propósito de sus acciones, aunque parece actuar por la temática similar de los robos con un patrón que podría asegurar parece predefinido.

Lamentablemente, la investigación se ha complicado. Una tormenta llevó hacia las rocas el barco en la ruta hacia Aguas Profundas, haciéndolo naufragar. Logré salvar la vida, aunque todo lo demás se perdió bajo las aguas, incluyendo a los guardaespaldas contratados para el camino y el equipaje al completo. Ese equipaje incluía las credenciales firmadas por el Venerable, pérdida terrible que ha complicado mis relaciones con las autoridades locales en Aguas Profundas y el resto del camino.

Las heridas sufridas durante el naufragio han retrasado mi viaje, la escritura de esta comunicación y mi uso de la urdimbre, al haber fracturado mis manos, que ahora apenas comienzan a recuperarse. La ausencia de medios económicos también está siendo problemática, pero no osaría solicitar más recursos y es probable que, cuando recibáis esta misiva, ya no me encuentre en esta ciudad.

No he estado ociosa y comienzo a sospechar que nuestro objetivo trabaja para alguien dentro de la Marca Argéntea. Tengo una nueva información que me dirige más hacia el interior. Espero que las próximas misivas incluyan mejores noticias, ya que jamás osaría defraudar la confianza puesta en esta humilde semielfa.

Que Mystra proteja al Venerable y su sagrado cometido,
Mornëi Sessay.

Estimado Venerable,

Me encuentro actualmente en la villa de Nevesmortas, un lugar peculiar que, a pesar de su carácter de mero villorrio, cuenta con un tránsito y afluencia de aventureros notable. La aparición de oro dentro de sus minas ha atraído a numerosos buscadores de fortuna, creando una villa paralela, llamada Villanieve, llena de matones y gente de mal vivir adjunta al pueblo donde se ha visto a nuestro sujeto recientemente. Lamentablemente, ya no cuenta con el paquete, con lo que se cumplen mis sospechas de que la figura detrás de estos robos se encuentra en esta región.

Actualmente, la investigación es complicada. He intentado contactar con la dama Arlheza Lanzagélida, que gobierna la villa y sus alrededores, pero el acceso a ella es difícil sin las credenciales del Venerable. He intentado conseguir información en Villanieve, pero carezco del oro suficiente como para que mis indagaciones sean efectivas en un lugar donde las preguntas no se responden con facilidad. Así que los últimos días he estado observando a la población y las estructuras dentro de Nevesmortas. Voy a intentar contactar, en cuanto me sea posible, con las autoridades de la región. Espero poder ganar una reputación que permita suplir vuestros informes, mientras continuo con la búsqueda de los libros robados, el ladrón y el contratista. Espero que a través de esas personas sea posible localizar al traidor dentro del Consejo de Ancianos y ajusticiarlo como corresponde.

Seguiré informando en cuanto posea más información. Que Mystra proteja al Venerable y su sagrado cometido,
Mornëi Sessay.

La semielfa terminó de escribir la última misiva, doblando el pergamino pulcramente y asegurando el encaje de las esquinas. Con la llama de la vela prendió el lacre y la selló, dejándola preparada para su envío. Era por su precisión, atención y cuidado con los detalles por lo que un Venerable del Consejo de Ancianos la había involucrado a ella, a pesar de su origen mestizo, en la búsqueda de cinco tomos mágicos robados de la Bilbioteca del Consejo, unos tomos que, por su contenido –nigromancia, demonología y convocaciones–, podían causar auténticos desórdenes en malas manos.

Mornëi odiaba el desorden.

Por ello, Nevesmortas dejaba mucho que desear en comparación con la mágica Halarahh. Hacía frío y llovía a perpetuidad. Barro. Caminos llenos de asaltantes. ¡Una plaga de tejones, y ratas en los edificios! Y Villanieve, auténtico ejemplo del caos encarnado, donde se encontraba su ladrón. Varón, rondando la treintena, pelo rubio muy corto, labios finos y ojos extremadamente claros. Claro acento iluskano. No podía negar que era inteligente, pero confiaba en que no supiera que ella había sobrevivido a la emboscada de Athkatla, por la que le iba hacer pagar entre sus otros delitos llevándolo ante la justicia halruaana. Y junto a él, al contratista que estaba haciendo acopio de semejante colección de libros y al traidor que había facilitado el robo en la capital.

Pero, para ello, debía comenzar desde abajo sin más remedio. Agitó sus dedos, cuya precisión en el uso de la Urdimbre había perdido fuerza tras ser aplastadas entre la madera del naufragio. Lamentó la pérdida de las credenciales e informes que debían facilitarle contactos allí donde fuera. Y miró el feo uniforme de la guardia sobre su cama.

Mornëi Sessay suspiró. Si para conseguir los objetivos que la habían llevado allí debía patrullar callejones de aquella villa de mala muerte, así sería. Por Mystra, Azuth, Savras y todos los dioses de la magia, cumpliría con su deber. Eso lo tenía muy claro.