La Marca Argéntea

Teralion nacio en la isla de Lantan, en el seno de una acomodada familia . Ya en su juventud demostró poseer poderes arcanos sobrenaturales que despertaron la curiosidad de las mentes mas brillantes del reino. Cuanto mas investigaban los poderes del joven Teralion, mas crecian sus temores acerca de los origenes de tales poderes. Tras muchas investigaciones, encontraron dar con la clave: sus antepasados, maestros arcanos ansiosos por alcanzar nuevas cotas de poder, llegaron a hacer pactos con demonios para lograrlo, lo que contamino la sangre y el alma de su linaje, hasta manifestarse siglos despues en el joven Teralion.
Tras descubrirlo, fue instruido para conseguir dominar esos poderes para hacer el bien.
Pero el legado oscuro de sus antepasados no logro enturbiar su brillante futuro en el mundo del espectáculo; Teralion se paso casi toda su vida entre bambalinas, ofreciendo actuaciones a los curiosos gnomos que se acercaban a verle. Llegado el ocaso de su carrera, tomo una decision que llevaba decadas meditando: irse a recorrer mundo. Tras varios años de viaje y hacer su sueño realidad, decidio asentarse en Stuchard, la colonia gnoma situada cerca de Nevesmortas, y ofrecer sus espectaculos a los transeuntes. De vez en cuando se acerca a Nevesmortas, puesto que es muy frecuentada por viajeros y aventureros. Alli comparte historias con los jovenes de la zona, y con cualquiera al que le sobre tiempo para deleitarse con sus trucos de magia o escuchar una de sus historias.

"¡Hoy es mi tricentésimo quincuagésimo tercer cumpleaños! Que se dice pronto... Cuando pienso en todos los años que he pasado en Lantan siento cierta nostalgia, pero admito que no había vivido tantas aventuras en mi vida hasta que llegué a la increible villa de Nevesmortas. Por muy sosa que parezca, habita en ella gente de lo mas interesante; mi primer contacto con tan animada gente fue mi viejo amigo Yerillan, un elfo de Siempre Unidos de lo mas encantador, con el que he vivido innumerables aventuras, o Grendal, ese bribón de lo mas inquieto. Sepherus, un brujo no tan poderoso como yo (por supuesto) pero con un pelazo que vuelve locas a las chiquillas *rie tratanto de no toser*. Felipín, el gnomo mas cuiroso que he conocido nunca, incapaz de separarse de su libro de apuntes, o Daan, una mujer llena de sorpresas (y de artículos de lo mas fascinantes). Iöna, una dulce niña que oculta un poderque no puede controlar, o Ram, una enana tan testaruda como me imaginaba que eran las enanas... Sefiriya, Gregor, Danica, Lola... son muchos, y mi memoria ya no es lo que era (¡quien tuviera 200 años!). ¡Incluso he oido que hay un martinico! Si, como los de las historias que me contaba mi yaya *hace una pausa llena de nostalgia a la vez que suspira*
Deseaba no perder la vista hasta ver las maravillas que contiene este mundo, y puedo decir que mi deseo se ha cumplido. Fui incapaz de imaginar las maravillas del desierto del Anaurokh hasta que pasé abrasadoras horas recorriendo sus arenas malditas. ¡Incluso me enfrente a un temible dragón! Nadie de Lantan lo creería si se lo contase. Todos pensaron que no llegaría lejos por el oscuro linaje que porto en mis venas, pero gracias a él, he sido capaz de alcanzar metas que otros jamás lograrían (¡chúpate esa profesora Bilop!). *rie mientras se atusa el bigote*
Los páramos helados del Bosque Frío no son baladí, las tribus que alli habitan no son nada amistosas. Puede que un día, cuando te armes de coraje, puedas descubrir por ti mismo los horrores que te esperan alli.
Oh si... el Paso Tornapetra... ni en mis peores pesadillas he visto cosas tan horribles como allí... *traga saliva*
Y todo lo que me dejo en el tintero: orcos tan grandes como árboles, trolls tan apestosos como mil ciénagas, palacios de fuego tan abrasadores como el mismísimo infierno, tabernas de mala muerte llenas de tipos peligrosos y siniestros, ¡incluso experimentos científicos de gnomos dementes! Bueno, eso último no es tan fascinante (me atrevería a decir que bastante común)
En fin, espero no haberte aburrido con los desvaríos de un viejo chocho *le da el último trago a su copa y te obsequia con una ámplia sonrisa* ¡Ah, no te he dicho mi nombre! Disculpa mis modales, soy Teralion, Teralion Mondragón *agarra su bastón y se marcha lentamente, sin poder escuchar el suspiro de alivio del pobre ayudante del tabernero*"