Nadim-Extranjero en busca de Fama
Publicado: Dom Abr 26, 2020 1:47 pm
Nadim era hijo de una familia de mercaderes, de cierta fama pero no demasiada, que habitaba en una de las ciudades del norte del país de Amn, una pequeña y de carácter rural, pero buena para el comercio igualmente. Nadim fue educado para ser un comerciante, como fueron también sus hermanos y hermanas. Pero mientras ellos trataban de resolver cuentas y aprender las dotes de la elocuencia, él nunca mostró demasiado interés en tales asuntos. En su lugar, Nadim perseguía ratas y zorros, y sus noches las dedicaba a robar pequeños objetos de sus vecinos. Fueron muchas las veces que Nadim fue regañado, decenas las ocasiones en que fue descubierto en sus artes nocturnas, y cuando finalmente le preguntaron por la causa, el origen de tales hábitos, él respondió simplemente “es mi entrenamiento de aventurero”. Y es que, allá donde sus hermanos estudiaron libros para crecer hasta ser comerciantes, Nadim encontró y leyó cientos de historias sobre temerarios, espadachines, héroes y viajeros, y las estudió para crecer hasta ser cómo ellos. Según crecía, quedó claro que la condición de Nadim no tenía remedio, cambió la madera por el acero de un estoque, las ratas y zorros por criaturas que se alojaban en los límites de la ciudad, y los robos se volvieron más sutiles y variados. Corría la voz de que uno de los hijos de Haidar el Saab era el mercenario de la ciudad, y Nadim no podía estar más contento. Y se enardeció, confiado, de tal manera que un día encaró a sus padres y, para horror suyo, declaró que iba a viajar al norte, muy muy al norte, y que allí se labraría una reputación tal que no tardarían en volver a oír hablar de él.
La respuesta fue terrible, una condena al joven que le prohibió no ya el ir al norte, sino salir de la ciudad, e incluso de su casa si continuaba con sus artimañas. Pero Nadim no había formulado una petición, simplemente informaba de su intención. Esa misma noche, hizo acopio de todas las cosas que pudieran resultarle útiles, tomó su estoque y se enfundó en una armadura de cuero que había encargado unas semanas atrás, y se dio a la fuga, no sin antes echar mano a algo de la fortuna familiar, para asegurarse el poder pagar sus necesidades en el camino. Para cuando los guardias se enteraron Nadim ya los estaba despachando y dejando dormidos, sin duda para que al día siguiente recibieran una notificación de despido. Pero a Nadim no le importaba, mientras corría por el camino lo más rápido que podía, rezando por encontrar pronto un carro o caravana en el que subirse, sacó de su bolsa un papel que extendió frente a él, y observó la zona que tenía marcada con un círculo de carboncillo: la Marca Argéntea, el lugar en donde sus ansias de aventura se harían realidad.
La respuesta fue terrible, una condena al joven que le prohibió no ya el ir al norte, sino salir de la ciudad, e incluso de su casa si continuaba con sus artimañas. Pero Nadim no había formulado una petición, simplemente informaba de su intención. Esa misma noche, hizo acopio de todas las cosas que pudieran resultarle útiles, tomó su estoque y se enfundó en una armadura de cuero que había encargado unas semanas atrás, y se dio a la fuga, no sin antes echar mano a algo de la fortuna familiar, para asegurarse el poder pagar sus necesidades en el camino. Para cuando los guardias se enteraron Nadim ya los estaba despachando y dejando dormidos, sin duda para que al día siguiente recibieran una notificación de despido. Pero a Nadim no le importaba, mientras corría por el camino lo más rápido que podía, rezando por encontrar pronto un carro o caravana en el que subirse, sacó de su bolsa un papel que extendió frente a él, y observó la zona que tenía marcada con un círculo de carboncillo: la Marca Argéntea, el lugar en donde sus ansias de aventura se harían realidad.