La Partida.

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--Talos--
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La Partida.

Mensaje por --Talos-- »

Hace unos días...


Avanzaba hundiendo los pies en la fresca nieve.
Entre sus petates cargaba un paquete. Atrás quedaba el antiguo cementerio y ante él se abrían los minaretes que daban acceso a la entrada de la ciudad.

Notó como el aire se volvía denso, como una gruesa capa de humedad.
No le dio mayor importancia.
El paquete era lo importante. Y el pago, por supuesto.

Avanzó saludando a los guardias con un leve gesto de cabeza los cuales con amabilidad le indicaron las normas de la ciudad.

Ni armas desenvainadas, ni conjuros, ni actos hostiles.. Lo típico que cualquier ciudad o pueblucho anhela.

Las caravanas dejaban a mercaderes charlando entre ellos de la tranquilidad de la zona, de la calma desde hacía años en la que los trasgos parecían mantenerse lejos de los muros de la ciudad.
Hablaban de rumores de grandes bestias, de criaturas fantásticas merodeando la ciudad, historias de ángeles orando, de demonios negociando,…
Historias. – Pensó el mensajero mientras dejaba atrás las caravanas de carromatos y se adentraba en el núcleo de la ciudad.

La gente iba y venía.
Los huertos prosperaban incluso ante la supuesta inclemencia del lugar.
Desde luego se respiraba quietud y tranquilidad.
Quizás era un pueblo demasiado alejado de todo. No parecían saber nada de Gnolls, ni de asesinos, ni de los extraños sucesos en la cercana Eterlund.

El mensajero se paró ante las puertas del Cabildo, se presentó a los guardias que el dieron acceso y se acercó al Alcalde, quien se afanaba en cotejar un mapa de la zona.

- Traigo un paquete desde Nevesmortas. De la Casa de Arlheza.
El Alcalde levantó la vista mirando confuso al mensajero.

- ¿De la casa de…? ¡Ah, por supuesto! Excelente, jovencito. – Sacó un saco de monedas de uno de los cajones y se lo tendió. – Ve a tomar algo caliente a la posada, muchacho. Seguro que ha sido un viaje largo y helado. Descansa. Eres bien recibido aquí.

Con un gesto de agradecimiento el mensajero cogió la bolsa y salió del Cabildo.
La mañana era fresca, el sol brillaba y sin duda había sido una noche larga y fría.
Si, quizás merecía la pena pasar unos días de descanso.
Y de los cielos surgiran rayos que iluminaran hasta la más oscura sombra... y los truenos acallaran los gritos de panico y dolor.
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--Talos--
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Re: La Partida.

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Meses atrás...

La explosión sacudió los puertos de Ascore.
La brillante luz que generaba el Portal escupió uno a uno a una serie de aventureros.
Todos parecían maltrechos, cubiertos de heridas y un extraño polvo ceniciento dorado.

Los Umbras parecían observar sin alejarse de sus dominios.

Inconscientes, los aventureros iban cayendo unos sobre otros cuando eran escupidos o lanzados por el Portal.
Enanos, humanos, semiorcos y elfos.

Por último, una figura alta apareció a través del Portal.
Pasó por el lado de los caídos sin prestarles ya su atención. Habían cumplido con interesantes resultados.
Habían llegado lejos, muy lejos. Más de lo que él hubiese siquiera imaginado.

A través de las vendas alzó la voz y los brazos.
La arenas del desierto cobraron vida nuevamente, introduciendose violentamente en el Portal en forma de tornado.

Cosas antiguas salieron.
Cosas que los aventureros habían visto en confines lejanos de tiempo y espacio.
Cosas que ahora volvían a un Plano y un Tiempo en donde el Emperador tendría su momento.
Sin embargo, tenía una deuda con su Libertador.
Luego, llegaría su momento de nuevo.

Las arenas silbaron con fuerza llevándose lejos aquello que habían sacado del Portal.
La Figura se volvió al Portal sin bajar aún las manos y volvió a entonar en un idioma antiguo. Olvidado por el tiempo y las arenas del desierto.

El Portal vibró, se estremeció y perdió cohesión hasta desaparecer.

El Emperador bajó los brazos, examinó los Puertos, los aventureros, los Umbras en la distancia.

Hundió la mano izquierda en la arena y en respuesta el desierto escupió agua. Poco a poco. Hasta formar un minisculo pozo de agua fresca en medio del erial del desierto que antiguamente había estado cubierto por las aguas.


Las arenas bajo los pies oscilaron por el viento, ascendiendo y cubriendo la alta figura, moviendo los vendajes que cubrían su fisiología.

El Emperador había regresado.
Pero no era su momento.
Tendría que esperar.


Y de los cielos surgiran rayos que iluminaran hasta la más oscura sombra... y los truenos acallaran los gritos de panico y dolor.
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Re: La Partida.

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Hace unas horas...

- Volveré a preguntar ¿Habéis comprendido el mensaje?

- Si. Pero no eres bienvenido aquí. Ni por la Guardia, ni por la Orden, ni por nadie.

Las armas y escudos se sostenían con firmeza.
Valen EnThur no pudo reprimir una ligera mueca semejante a una sonrisa.

- En tal caso, el cometido encomendado lo doy por terminado. - Retiró las manos de las anchas mangas y vió como Angela se removía aún más nerviosa y alerta.
Los oscuros ropajes crujieron cuando la figura se giró y se alejó de la Puerta Norte de aquella población. A los pocos pasos las llamas azules brotaron a su paso, engullendolo y dejando tras de si el rescoldo de una pequeña llama azulada.


-Valen EnThur. ¿Te han comprendido?
Valen apoyó la rodilla en el suelo.
- Amo, lo han entendido. Y esa humana ha regresado tal y como dijisteis.

Sentado en el trono miró por encima de Valen hacia los rescoldos de llamas.

-Vaya. -Se inclinó hacia delante.- Un experimento notable... he oído hablar de ti.

Valen miró por encima del hombro hacia la llama azul, que bailaba turbadamente.
- ¿Algo más, Amo?

- Retírate por ahora Valen EnThur.





Casi un año atrás...
--Talos-- escribió:
Epílogo:


- Valen EnThur.
Los oscuros ropajes crujieron cuando el citado clavó la rodilla en el suelo y dejaba en el suelo, a su lado, su espada.

- Tu encargo se ha hecho, mi Señor.
- Te ha llevado tiempo.
Los ojos de Valen se alzaron hacia su interlocutor, el cual golpeaba el reposabrazos del trono una y otra vez con la uña del indice.
- Eran magias de custodia antiguas. Ya solo eso me hubiese llevado dos o tres días si hubiese ido ahora.
- ¿Consideras algo inapropiado haberte mandado recién liberado?

Valen volvió a bajar la mirada al suelo.

- No pongo en duda vuestro plan, mi Señor. Solo que hubiese sido más eficiente.
- Ya has jugado bastante, EnThur. - Los ojos se desviaron hacia dos cuerpos inertes que permanecían sobre el frío suelo.
- Presentes, mi Señor. Estos tiempos siguen teniendo almas que confunden pureza y bien con locura. SIgue siendo igual de divertido.

Con un gesto de la mano, el Capitán salió tras el trono y se acercó a los cuerpos de Neloz y Deilara para retirarlos.
- Luego nos encargaremos de tus presentes, EnThur. ¿Tienes lo que quería?

De los ropajes oscuros sacó una pequeña vasija de cerámica que sujetó con una mano.
Pequeñas llamas azules lamieron la superficie de la vasija y esta desapareció solo para reaparecer en la mano del ocupante del trono.

- Al fin. Una de las últimas piezas. - dijo con una amplia sonrisa.

Valen EnThur recogió la espada, la envainó y se encaminó a la salida.
- Libre. Al fin.

- Si, eres libre de irte. O de quedarte.

Valen miró por encima de su hombro hacia el trono.

- Hay cosas divertidas que hacer, EnThur.

La risa de Valen resonó con fuerza mientras asentía antes de retirarse.
- A tu servicio, mi Señor.

La pequeña vasija estaba sellada con un tapón y un lacre con un glifo. El último de los sellos que mantenía alejado lo que contuviese del mundo.
Las llamas azules lamieron el sello, se quebró, el tapón saltó y la vasija quedó abierta.



Horas después Neloz y Deilara recorrían Nevesmortas.
El primer grupo reapareció también.

El Bosque volvía poco a poco a ser regido por el grandioso y venerable Ent.
El Bosque de Turlang volvía a ser de Turlang.
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Re: La Partida.

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Hace unos años...
La criatura engullía.
Tejones, jabalis, trasgos, ciervos, osgos...
Ella ,al igual que otras como ella, tenían una misión simple. Cazar y recolectar.

Con cuerpos deformes, se movían.
Desgarraban con sus extraños apendices.
Engullían con malformadas bocas plagadas de dientes.
Rezumaban el hedor de la carne muerta y putrefacta. Quizás proveniente de la que ingerían. Quizás era su propio y nauseabundo olor.

Aparecían a través de extraños e inestables portales de energía azulada.
Algunos aventureros les dieron caza.
Otros fueron cazados.
Algunos las miraban con curiosidad.
Unos pocos... fueron más allá.


Y así la Caza y la Recolecta dio pie a que unos pocos aventureros... se aventurarán a través de uno de aquellos portales azulados.

Internándose en un camino. Un largo camino que daba comienzo.
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Re: La Partida.

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4 Fueron los sellos y anclas.
Brillantes como el sol y la luna.
Eternos como el poder.
A plena vista y ocultos.

Manos y almas trabajaron juntas.
El primero se doblegó con el más puro brillante Azul.
El segundo teñido por el sacrifico carmesí de un Puro.
El tercero bañado por la pintura de un Inocente.
El cuarto mancillado por la Oscuridad.

Y así, por obras y manos de aventureros... una celda quedó vacia.
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Re: La Partida.

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Ascore, tiempo atrás.

Como una bruma movida por un viento huracanado, el jirón de humo se desplazó hacia el interior de la oscura ciudad custodiada por los Umbras.

En una de las salas, el humo se arremolinó con fuerza.
Los Umbras, avanzaron sin dilación hacia la amenaza recién llegada.

En medio del negro humo, dos ojos incandescentes los observaron.

Los umbras detuvieron sus pasos.

Por un tiempo, aceptarían al nuevo huésped... Y a sus invitados.
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Re: La Partida.

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Dekhanas después, en un nuevo emplazamiento.

Envuelto en llamas la figura del Ifrit se alzaba imponente ante el convocador.
- Son tesoros del Sultán.
- Pagaré bien por ellos. Ahora que los tiempos me serán propicios.
- El coste sera elevado. El Sultán no se desprende de sus tesoros.
- Habla con él y dile que estoy interesado. SI no quiere desprenderse de los cuatro, me conformare con la mitad.
- Esperaras la respuesta - El Ifrit se desvaneció mientras las llamas menguaban en el brasero.
El tridente sesgó una tela de araña y la cola levantó algo de polvo al golpear el suelo de baldosa. Había pasado las últimas dekhanas en Ascore, buscando aliados o algo interesante. Licantropos, drows y esa genasi de aire tratando de liberar a ese otro demonio.
- Esperare. Tengo tiempo y no tengo prisa.

A su alrededor, la sala parecía cobrar vida, desvelando un lugar olvidado por el tiempo y que pronto, volvería a tener un uso.


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Re: La Partida.

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En un tramo del Camino de la Bifurcación.
La criatura observó al aventurero afanarse en sobrevivir al combate.
Las fuerzas de los bandidos eran superiores y remataron al viajero. Comenzaron a saquear su cuerpo cuando otros tres viajeros llegaron.

Lanzándose nuevamente al combate, en esta ocasión fueron los bandidos quienes hallaron su fin.

La criatura observó como los tres viajeros observaban y hablaban sobre el cuerpo. Lo arrastraron no muy lejos de donde ella estaba.

- Regalar.

Cuando los tres aventureros se alejaban, salió de su escondite y comenzó a devorar el cadáver.
Vió como los tres se giraban.
Continuó comiendo.

Si ellos le daban un regalo. Quizás mereciesen otro.

La criatura hundió su mano en su propio gaznate, rebuscando en su propio estómago hasta que sacó una gema translúcida de él. La limpió sobre su grotesca piel y se la ofreció al trio.

- Regalar. Amo, regalar. Usar.

Los tres se hicieron cargo de la gema.
La criatura volvió a su búsqueda.




Días después, tras un trato...

Un corazón fresco y semi palpitante era ofrecido por los tres aventureros al Amo de la criatura.
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Re: La Partida.

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La Alarma de una patrulla de Legionarios desmembrados mantenía en alerta a todo viajero que transitaba entre la Bifurcación y Sundabar.
Los rumores hablaban de grandes huellas aquí y allá a lo largo del Camino. De bandidos asustados. De cuerpos machacados en una pulpa sanguinolenta.

En medio del bosque de Nevesmortas unos aventureros se encontraron con un extraño golem aparentemente dañado, sin un brazo, carente de un ojo pero de ágil paso.
Las acciones orientaron.
Los pasos abrieron el camino.

Y así, dejando el bosque atrás, el séquito de curiosos y el golem se introdujeron en la Flecha del Destino.
Allí, en el viejo laboratorio del gnomo Tuii, el golem se enfrentó con una araña mecánica guardada bajo llave.
Los curiosos vieron como se llevaba la cabeza de la misma.
Como el golem retornaba al bosque para ser engullido por una llamarada azulada... que dejó como recuerdo una pequeña llama azul que a las horas acabó apagándose.
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Re: La Partida.

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Extracto de orden de trabajo 15789. Flecha del Destino.

El cliente ha especificado la construcción en adamantita de la estructura de un brazo de grandes dimensiones.

Se ha estipulado una media de 30 a 40 lingotes del susodicho metal para llevarlo a cabo.
Las acciones de juntas y biselado del metal se harán bajo coste estándar.

Coste estima
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