El Mirlo Negro

Los trovadores de la región narran la historia de sus héroes. (Historias escritas por los jugadores)

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Zai
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El Mirlo Negro

Mensaje por Zai »

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“Oye su canción y despierta.”

Y entonces abrí los ojos y le vi. Estaba sentado en una piedra junto a mi cuerpo tendido en el suelo, con su larga melena negra ondeando al compás del viento, recortada su silueta contra la luna llena que nos observaba, pero que jamás nos juzgó. Tan solo tenía en sus labios la flauta de los yermos, el son de quienes amaron y olvidaron cómo hacerlo, la dulzura de quienes perecieron por la desdicha, de quienes fueron traicionados, héroes o villanos que creyeron que la muerte hallarían el descanso...

Quise pensar en cuantas veces me habían dicho aquello de que sus artes estaban prohibidas. Quise maldecirle y correr, ¿denunciarle? Sí, quizá hubiese sido lo más acertado. Mas no pude hacer nada que no fuese respirar con la noche y la música mientras dos discretas lágrimas recorrieron mis mejillas. Fue una de las canciones más hermosas que he oído nunca y no solo los vivos se dieron cuenta. Desvié la mirada y vi dos siluetas fantasmales formarse frente a sus respectivas tumbas. Una pareja que jamás pudo despedirse en vida, decirse "te quiero" una vez más, ese último beso en el que piensas cuando sabes que tu final está cerca… Una pareja que aquella noche, al son de una flauta, se abrazaron, sintieron sus labios y lloraron, y rieron y bailaron juntos una última vez. Cómo se miraban fue algo que no se puede describir con palabras y tras la despedida, se desvanecieron de nuevo.

Recuerdo mirarle entonces y no poder borrar una sonrisa de mis labios. Aquella noche, con mi cuerpo lleno de heridas y al borde de la muerte, cansada y con el corazón acelerado, lejos de sentir miedo a que mi vida terminase me invadió el sosiego. Una calma como jamás había sentido pues incluso tras la muerte, podría oírle tocar una vez más.

Recuerdo que aquella noche me enamoré de él, de El Mirlo Negro.

Y fue allí donde empezó todo.


Trovador, cuentacuentos y escultor de sueños.
La Voz del Camino.
La Sacerdote Fúnebre.
Zai
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Re: El Mirlo Negro

Mensaje por Zai »

Un gemido de dolor quedó ahogado por el crepitar de las llamas que brotaban sinuosas de un barril de hierro. Sumergida en el mismo, yacía la hoja de una espada mellada al rojo vivo.

- ¿Cuántas veces más tenemos que pasar por esto? - Murmuró el guardia, negando- ¿Dónde está…? Dime donde está o…

La Voz del Camino chasqueó la lengua molesta y escupió sangre en el suelo. -¿O qué? ¿Qué vas a hacer estúpido humano? ¿Golpearme? ¿Romperme algún hueso? - Dibujó una media sonrisa- Y piensalo… ¿Para qué? ¿Para conseguir una recompensa? Disfrutar… ¿Cuánto puede quedarte? ¿10? ¿20 años de vida? No merece la pena el esfuerzo…

-Son muchos más de 20 años, elfa… Por mis venas corre también la sangre de los tuyos -Dijo él con cierto orgullo en sus palabras. - Así que voy a disfrutar ese oro durante mucho tiempo.

Una sonora carcajada resonó en la estancia- ¡Ja! ¿Eres un semielfo? ¿Y estás orgulloso de ello? -escupió sangre una vez más a un lado y lo miro a los ojos, con un brillo de odio en ellos - No eres más que un error. El maldito fruto de un acto de violencia o de un acto de amor por el que tus padres conocerán la peor de las condenas: El desasosiego de un corazón roto. Además, aquel que tiene el amuleto jamás los despertará al compás de su música porque si hay algo que desprecia más que a los vivos… Es a los bastardos.

-¡Callate! -Gritó el guardia, asestándole varios golpes cegado por la ira.- ¡Cierra esa maldita boca de una vez!

Tras un prolongado silencio y con una mueca de dolor, Azar negó con la cabeza. Cerró los ojos y un par de lágrimas emprendieron el largo camino a través de sus mejillas - ¿Y sabes lo peor de todo niñato? Que te entiendo perfectamente… -Suspiró. -Sé lo que es mirarte al espejo y maldecir tu reflejo y hacerlo añicos una y otra vez cegada por la ira. Sé lo que es que aquel que se ha convertido en tu razón de ser ni siquiera te preste la atención que te gustaría… Ya que tu rostro está caliente y tu corazón palpita. Sé lo que es levantarse cada día deseando ser perfecta… Y desviar la mirada hacia ese oscuro rincón de la habitación donde reside la tentadora idea que tanto te aterra. Esa huida fácil…

El guardia la mirada con los ojos abiertos de par en par, sin saber muy bien cómo reaccionar -Eh… Yo… Y-yo no me siento así… Yo estoy orgulloso de se..de ser quien soy. ¡He conseguido mucho! -Dijo finalmente, aunque dudaba de cada palabra.

-¿Qué has conseguido? ¿Qué ocurrirá cuando los últimos granos de arena se precipiten al vacío? ¿Sabes? Todo hombre muere tres veces. La primera vez, cuando deja de soñar y el pesar consume su alma. La segunda, cuando su último aliento abandona su cuerpo…

-Y la tercera cuando alguien pronuncia tu nombre por última vez. -Sentenció una voz aterciopelada desde el pasillo.


Ambos, tanto la elfa como el guardia desviaron rápidamente la mirada en esa dirección. Allí, la silueta de un hombre pálido y de largos cabellos negros observaba la escena con ojos tristes.

-¡Pero qué! ¿Quién demon…!? -Empezó a exclamar el guardia.
-¡Silencio! -Aquella silueta alzó la voz un instante y las palabras del guardia se ahogaron por completo, perdiendo todo su poder. Tras ello, con renovada calma, continuó -He venido a por aquello que me pertenece y que tú has manchado con tu infame mirada. -

Azar le miró con los ojos de quien camina entre la admiración, el amor y la locura. Sus labios se entreabrieron pero contuvo sus palabras. Aquel hombre ladeó la cabeza y apoyó en su hombro un violín de hueso.


-Yo te condeno a la primera y más dolorosa de las tres muertes que ha citado mi descuidada aprendiz.-


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