Re: Los orcos que están por venir
Publicado: Dom Ene 17, 2021 12:25 am
Con un suspiro, Lavainn se dejó caer sobre una cama en una posada de Fellbarr, abatido. No pudo soliticar una audiencia con el monarca, pero por una vez en su vida prefirió no discutir la gravedad del asunto, y se contentó con que le dijeran que ya habían recibido el mensaje, incluso si eso le hacía pensar que acababa de perder el tiempo.
Cerró los ojos, echado sobre la cama. Cuando decidió volver a la Marca, lo hizo a sabiendas de que se encontraría peligros. Demonios, es por ello que quiso volver, para tratar de apoyar al lugar contra las amenazas, para ello estuvo tanto tiempo meditando, mentalizándose... Y, aún así, nada evitó que su cuerpo temblara al ver los cadáveres rodeando Sundabar, los orcos apostados en el puente, al imaginarse cuántos estarían ahí dentro si tantos había fuera. Por suerte, no llegaron a entrar para investigar, si lo hubieran hecho, dudaba que ninguno hubiese salido de la ciudad, del mismo modo en que dudaba que los orcos hubieran tomado rehenes, aunque no se atrevió a decirlo mientras observaban la entrada.
Era la mejor decisión, informar al resto, asegurarse de que nadie fuera cogido por sorpresa. Maximillian había sido sensato al aceptar ese método de acción, y lo mismo el resto. Así, quizás sería posible formar algún tipo de coalición para retomar la ciudad-fortaleza, después de todo, actuar en unidad era la mejor manera de actuar.
-Creo que los enanos no le deben nada a Sundabar- El pensamiento lo asaltó de improviso, recordándole palabras que habían sido pronunciadas horas atrás.
Lavainn hizo una mueca y abrió los ojos, mirando al techo de piedra, asfixiante, y pensó que aunque no quisiera admitirlo aquellas palabras albergaban cierta verdad. ¿Se movilizó acaso toda la Marca para defender Sundabar del asalto del Liche? Puede que su memoria no fuera la mejor entre los de su raza, pero creía recordar que no. Por supuesto, la situación no era la misma, pero aún así...
-Has de confiar, Lavainn, ya has avisado, sabes que lo sabían, han de estar preparándose... No tiene sentido preocuparse, sólo piensa en cómo actuar- Se dijo a sí mismo, respirando hondo, tratando de calmarse. Maximillian y los otros se estaban moviendo también, si alguien podía hacer algo, estaría informado, y como mínimo podría evitar que otra ciudad más cayera.
...Y, aún así, no podía evitar pensar que, si el tal Talonar lideró a los orcos para tomar una fortaleza como Sundabar, pocas posibilidades albergarían el resto. Del mismo modo, no podía quitarse de la cabeza todos aquellos nombres que había mencionado Maximillian, y que ninguno de los que los acompañaron pudieron decir con exactitud qué era de ellos. Algunos de ellos los conocía, no había pasado tanto...
-Anghárradh, vos que sois una y tres, ayudadnos, a mis compañeros y a mí, en estos tiempos de necesidad...-
Sus rezos duraron desde altas horas de la noche hasta entrada la madrugada, y sólo entonces fue incapaz de atrasar más la llamada del cansancio y entró en trance, buscando el reposo, y pensando en cuánto podrían hacer ahora y, más aún, cuánto habría hecho ya el tal Talonar que él no supiera, cuánto habría conseguido mientras él pasaba el rato paseando y meditando por los caminos lejanos.
Se preguntó, cuánto de ello podrían deshacer.
Cerró los ojos, echado sobre la cama. Cuando decidió volver a la Marca, lo hizo a sabiendas de que se encontraría peligros. Demonios, es por ello que quiso volver, para tratar de apoyar al lugar contra las amenazas, para ello estuvo tanto tiempo meditando, mentalizándose... Y, aún así, nada evitó que su cuerpo temblara al ver los cadáveres rodeando Sundabar, los orcos apostados en el puente, al imaginarse cuántos estarían ahí dentro si tantos había fuera. Por suerte, no llegaron a entrar para investigar, si lo hubieran hecho, dudaba que ninguno hubiese salido de la ciudad, del mismo modo en que dudaba que los orcos hubieran tomado rehenes, aunque no se atrevió a decirlo mientras observaban la entrada.
Era la mejor decisión, informar al resto, asegurarse de que nadie fuera cogido por sorpresa. Maximillian había sido sensato al aceptar ese método de acción, y lo mismo el resto. Así, quizás sería posible formar algún tipo de coalición para retomar la ciudad-fortaleza, después de todo, actuar en unidad era la mejor manera de actuar.
-Creo que los enanos no le deben nada a Sundabar- El pensamiento lo asaltó de improviso, recordándole palabras que habían sido pronunciadas horas atrás.
Lavainn hizo una mueca y abrió los ojos, mirando al techo de piedra, asfixiante, y pensó que aunque no quisiera admitirlo aquellas palabras albergaban cierta verdad. ¿Se movilizó acaso toda la Marca para defender Sundabar del asalto del Liche? Puede que su memoria no fuera la mejor entre los de su raza, pero creía recordar que no. Por supuesto, la situación no era la misma, pero aún así...
-Has de confiar, Lavainn, ya has avisado, sabes que lo sabían, han de estar preparándose... No tiene sentido preocuparse, sólo piensa en cómo actuar- Se dijo a sí mismo, respirando hondo, tratando de calmarse. Maximillian y los otros se estaban moviendo también, si alguien podía hacer algo, estaría informado, y como mínimo podría evitar que otra ciudad más cayera.
...Y, aún así, no podía evitar pensar que, si el tal Talonar lideró a los orcos para tomar una fortaleza como Sundabar, pocas posibilidades albergarían el resto. Del mismo modo, no podía quitarse de la cabeza todos aquellos nombres que había mencionado Maximillian, y que ninguno de los que los acompañaron pudieron decir con exactitud qué era de ellos. Algunos de ellos los conocía, no había pasado tanto...
-Anghárradh, vos que sois una y tres, ayudadnos, a mis compañeros y a mí, en estos tiempos de necesidad...-
Sus rezos duraron desde altas horas de la noche hasta entrada la madrugada, y sólo entonces fue incapaz de atrasar más la llamada del cansancio y entró en trance, buscando el reposo, y pensando en cuánto podrían hacer ahora y, más aún, cuánto habría hecho ya el tal Talonar que él no supiera, cuánto habría conseguido mientras él pasaba el rato paseando y meditando por los caminos lejanos.
Se preguntó, cuánto de ello podrían deshacer.