Nuevas voces se escuchaban en los pasillos del cubil, “Ring Ring” llegaron los elfuchos oscuros, venían a ver la mercancía nueva que tenía Qaobux.
Nos observaron y empezaron a negociar entre ellos, el Azotamentes parecía contento, algo bueno consiguió por nosotros, pero no íbamos a estar quietos dejando que estos insensatos nos mantuvieron como esclavos.
Poco a poco nos empezaron a sacar de las celdas, y dispuestos a ponernos grilletes, contraatacamos.
Egim, tomó la iniciativa, claramente era el mejor en combate directo, consiguió desarmar a un drow con sus propias manos, se nota que esos días dedicó su entrenamiento a los puños, acto seguido Mar intentó escabullirse con éxito, tenía que recuperar nuestras cosas. Serdor hizo un buen trabajo dando apoyo, al principio.. Egim me lanzó la espada con la que empecé a combatir, la fatiga era notoria, del total de 8 Drows, vencimos a 2, serán duros. Ehlad mantenía un forcejeo con Qaobux directamente, pero su suerte se acabó, el Azotamentes lo atrapó con sus tentáculos, empezando a succionar su cerebro así que aproveché la oportunidad, corrí hacia él, me abalancé por la espalda y le atravesé la cabeza de arriba hacia abajo, también la espada atravesó la cabeza de Ehlad, pero no lo dudé, ya no se podía salvar.
Ante ese acto mis compañeros reaccionaron de mala manera, imbéciles, ya estaba muerto, su moral estaba por los suelos, y los Drows remontaron la batalla, tras los últimos intentos de hacerlos frentes nos vencieron, aunque no caímos en combate.
Una vez arrodillados y encadenados, decidieron darnos una lección, analizaron nuestro estado físico y se decantaron por Serdor, fue un corte limpio no sufrió, suerte para él.
Tan solo quedábamos Droldek, Jien Ju,Egim, Mar, que estaba desaparecido, y por último yo.
Los Drows saquearon el lugar ya con Qaobux muerto y mar ni nuestras cosas aparecieron, seguro que el cobarde estaba oculto a la espera…
Nos trasladaron a lo que parecía un fuerte o ciudadela drow, al principio no les entendía, pero poco a poco fui comprendiendo su forma de hablar, como no, por nuestras aptitudes seríamos gladiadores.
Nuestros “aposentos” eran tal como te esperabas, sangre, heces, algún cadáver en el suelo.. al menos nos pusieron junto a otros humanoides.
Cuando nos pusimos cómodos, por fin, Droldek estalló, y eso que, mantuvo silencio en todo el viaje. Sin esperarlo me sujetó y me puso contra los barrotes de la celda, tenía una nueva cara de enfado para mí desconocida, - No has traído más que ruina desde que te conozco- , le contesté… -ya estaba muerto- Me soltó un puñetazo y me derribó. Droldek – No es momento de discutir, pero ese acto no fue noble por tu parte y lo pagarás… cuando hayamos salido de aquí, ya he tenido suficiente paciencia contigo -. Y oculté mi sonrisa.
Y tras incorporarme, sentí un leve mareo… -Te has hecho fuerte…- escuché en mi cabeza, me agité y busqué a mi alrededor, localice a un anciano, no puede ser el.. ¿el maldito Ferver aquí? Corrí hacia él y lo sujeté.. el anciano famélico y notablemente enfermo me miró… se parecía mucho, pero no era él.. o eso creo.